Siempre hay que tener presente que actuar con base en nuevas intenciones, puede conducir a enormes daños, incluso a aquellos que se dijo defender con las medidas propuestas. Esto hay que tenerlo presente cuando lean este comentario.

7 COSAS QUE YO HARÍA SI QUISIERA MANTENER POBRE A LA GENTE POBRE

Por Brian Balfour

Fundación para la Educación Económica
Domingo 26 de agosto del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/7-things-id...r-people-poor/

Un aguafiestas: ya estamos haciendo todas estas cosas.

Si yo quisiera mantener pobre a la gente pobre, hay varias políticas gubernamentales que favorecería. Veámoslas.

1.- UN ESTADO DE BIENESTAR QUE SE EXPANDE

Para empezar, promovería un estado de bienestar robusto y siempre en expansión ̶ programas como Medicaid, cupones para alimentación, seguro de desempleo, etcétera.

Aceptaría que una receta efectiva para mantener pobre a la gente pobre es crear incentivos que los impulse a tomar decisiones que les impiden salir de la pobreza.

Un ejemplo: Un estudio del 2012 del Departamento de Bienestar Público de Pennsylvania (A 2012 study by Pennsylvania’s Secretary of Public Welfare), analizó las decisiones que enfrentaban los individuos y las familias que formaban parte de diversos programas gubernamentales de ayuda de bienestar. Específicamente, el estudio concluyó que, en el caso de una madre soltera con dos hijos de edades entre 1 y 4 años y que ganaba en su trabajo $29.000 anuales, sería elegible para subsidios gubernamentales (como Medicaid, bonos de vivienda y guardería subsidiada) por un monto más o menos equivalente a $28.000 al año.

Tal escenario pone a esta mujer en un problema. Si ella encuentra un trabajo en donde le pagan más, o si escoge trabajar un número de horas mayor, corre el riesgo de perder cantidades sustanciales de subsidios. Ella haría que la familia estuviera financieramente peor, aunque el sueldo que obtenía fuera más alto. Para “salir tablas,” una vez que se toman en cuenta los impuestos, necesitaría encontrar un empleo que le pague alrededor de $69.000 al año, para así compensar los subsidios de bienestar perdidos. No muchos trabajadores con poca calificación pueden dar ese salto.

A este escenario comúnmente se refiere como el abismo del bienestar. Confrontados con esta situación, muchos individuos, entendiblemente, optan por continuar recibiendo los beneficios gubernamentales. En vez de ayudar a los individuos, los incentivos económicos perversos creados por la “red de seguridad social,” atrapan a los receptores de ayuda de bienestar. Y, entre más tiempo permanecen fuera de la fuerza de trabajo, o en niveles de empleo inferiores, llegan a ser menos empleables. Es un círculo vicioso, que se refuerza a sí mismo, el cual mantiene a la gente pobre y dependiendo del estado.

Es más, está el impacto que el estado de bienestar ocasiona a la unidad familiar. Los programas de bienestar disuelven las familias, al reemplazar el cheque por el salario del padre con un cheque gubernamental y subsidios. Nacionalmente, desde que el programa de la Gran Sociedad de Lyndon B. Johnson aumentó los programas de bienestar a mediados de la década de 1960, la tasa de nacimientos fuera de matrimonio se ha triplicado (rate of unmarried births has tripled.)

En mi estado natal de Carolina del Norte, es más o menos cinco veces posible (roughly five times as likely) que las familias sean pobres cuando no hay un padre en la casa.

2.- POLÍTICA DE IMPUESTOS PROGRESIVOS

Si yo quisiera que la gente pobre se mantuviera siendo pobre, también financiaría la trampa de la pobreza del estado de bienestar por medio de impuestos punitivos sobre los creadores de empleo y riqueza en la sociedad.

El ingrediente clave para el crecimiento económico, y, por ende, de un estándar de vida más alto para los pobres en la sociedad, es por la vía de ganancias en la productividad hechas posibles por la inversión de capital. Tasas marginales elevadas sobre empresas rentables y pequeños negocios, por igual, desalientan la inversión de capital. Cuando un negocio decide no expandirse o llevar su negocio hacia países más amistosos, las oportunidades de empleo se secan.

3.- AUMENTE EL SALARIO MÍNIMO

Si yo quisiera que la gente pobre siguiera siendo pobre, promovería que hubiera salarios mínimos más altos impuestos por el gobierno. La ley de la oferta y la demanda nos dicen que, entre más alto sea el precio de un bien o servicio, menos se demandará de él (por supuesto, manteniendo constantes otras cosas). La demanda de mano de obra no-calificada no es una excepción. Salarios mínimos más altos harán que más y más gente no-calificada quede fuera del mercado laboral.

A su vez, los salarios más altos atraerán gente en busca de empleos, dispuestos a ofrecer su trabajo al salario mayor. Los patronos estarán en capacidad de ser más selectivos en su contratación, y, como tales, los trabajadores menos calificados en busca de empleo serán desplazados por candidatos más calificados, y menos menesterosos. Las leyes de salarios mínimos son una herramienta efectiva para eliminar de la capa más baja de la escala profesional, a aquellos que tienen mayor necesidad de establecer una experiencia laboral.

4.- APOYE POLÍTICAS DE “ENERGÍA VERDE” RESTRICTIVAS

Si yo quisiera que la gente pobre continúe siendo pobre, apoyaría las iniciativas gubernamentales de “energía verde” que producen una energía más cara. Las iniciativas estatales y federales de los Estados Unidos, que ordenan que haya una energía “renovable” más cara significan que -en palabras del presidente Obama- “necesariamente se disparen” los precios de los servicios públicos (utility bills “necessarily skyrocket.”) Gente pobre, tratando de salir de aprietos, difícilmente puede pagar tarifas de electricidad más caras.

5.- INCREMENTE LA CARGA REGULATORIA SOBRE LAS EMPRESAS

Si yo quisiera que los pobres permanecieran siendo pobres, vería que el gobierno impusiera muchas regulaciones costosas sobre las empresas. Tales restricciones estrictas desalientan a empresas para empezar o expandirse, significando menos aperturas de empleos para aquellos que más necesitan una oportunidad. Y montañas de papeleo obligan a las empresas a gastar recursos escasos para cubrir los costos de cumplir con las obligaciones, en vez de invertirlos en las empresas y crear empleo. Los trabajos de los funcionarios para dicho cumplimiento requieren de mayores habilidades, consumen la plata de la planilla que potencialmente se habría dirigido a dar oportunidades a trabajadores menos calificados que andan en busca de empleo.

6.- INFLE LA OFERTA MONETARIA

Si yo quisiera hacer que la gente pobre continuara siendo pobre, apoyaría las políticas de “facilitación cuantitativa.” Bajo tales programas, la Reserva Federal crea dinero del aire. La inflada oferta monetaria luego erosiona el valor de los dólares que están en su billetera o en la cuenta de su banco comercial. Los pobres son golpeados más fuertemente por esta inflación, debido a que su conjunto limitado de habilidades hace que sea más difícil que sus ingresos aumenten para compensar el costo de vida creciente.

7.- IMPONGA ALTOS ARANCELES

Si yo quisiera que la gente pobre permaneciera siendo pobre, impondría fuertes aranceles a los bienes importados para limitar las importaciones. Ciertamente, prosperarían las industrias domésticas protegidas de la competencia por esos aranceles, pero ¿a qué costo? Por ejemplo, los aranceles al acero extranjero (tariffs on foreign steel) pueden ayudar a los 170.000 trabajadores estadounidenses empleados en la industria del acero, pero precios más altos del acero dañarán a aquellas industrias que utilizan al acero como insumo ̶ y a los 6.5 millones de trabajadoras que ellas emplean. En última instancia, hay más posibilidad de que se destruyan más empleos, que los que se salvan.

Aún más, los incrementos en los precios (price increases) que son trasladados a los consumidores dañan desproporcionadamente a las familias de bajos ingresos. La combinación de menores oportunidades laborales y un costo de vida más alto, ciertamente hace más difícil que los pobres puedan salir de la pobreza.

Finalmente, si yo quisiera mantener empobrecida a la gente pobre, definitivamente no apoyaría una economía competitiva de libre mercado. Como en una ocasión famosamente se lo enseñó Milton Friedman a Phil Donahue:

“De forma que el registro de la historia es absolutamente claro en que no hay un camino alternativo, hasta el momento descubierto, para mejorar la suerte de la gente común y corriente, que pueda compararse con las actividades productivas desencadenadas por un sistema de libre empresa.”

Brian Balfour es vice-presidente ejecutivo del Instituto Civitas, una organización promotora del libre mercado en Raleigh, Carolina del Norte. Es autor del libro de economías para escuelas secundarias iBook Economics in Action, creador del App educativo sobre Economía Austriaca y ha servido como instructor adjunto de economía en la Universidad Mount Olive.