LE LLEGARÁ LA HORA DEL JUICIO A LA INEFICIENTE ECONOMÍA CUBANA

Por Jorge Corrales Quesada


Hace muchos años, cuando iniciaba mis estudios de economía en la Universidad de Nuevo León, llegó a mis manos un artículo que cautivó mi interés. Era de un connotado economista soviético de esa época, llamado Yevsei Liberman, y se titulaba “El plan, las utilidades y las naciones socialistas y no-socialistas,” en que señalaba los serios problemas de las economías socialistas ante la falta de mecanismos de mercado que les facultaran lograr la eficiencia económica. Aquel artículo apareció en Pravda, en setiembre de 1963.

Tiempo después, llegó a mis manos el libro de Ludwig von Mises, El Socialismo, originalmente escrito en 1922. En él pude leer (p. 111, 113 y 155):

“Sin cálculo económico no puede haber economía. El hecho de que el cálculo económico es irrealizable en la sociedad socialista, tiene por consecuencia que no sea ahí posible actividad económica alguna, en el sentido en que entendemos esta palabra… Todo esto falla necesariamente en la comunidad socialista. La dirección de la economía socialista puede fácilmente saber qué bienes necesita con mayor apremio, y, al hacerlo, no se halla todavía en posesión sino de uno de los dos elementos que se requieren para el cálculo económico. Le falta el segundo elemento, la evaluación de los medios de producción… En la comunidad socialista cualquier transformación económica se convierte así en una empresa cuyo resultado es igualmente imposible de prever como de apreciar. Todo se desarrollará aquí en la obscuridad. El socialismo es la supresión de lo racional y, por ende, de la economía.”

La vieja Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas desapareció entre 1985 y 1991, siendo en diciembre de ese último año en el que oficialmente se “desvaneció.”

¿Por qué me interesa sacar esas fechas a colación? Que tuvieron que pasar 69 años para que se formalizara lo que Mises había predicho -al menos en el caso más connotado de un estado socialista marxista- y 28 años después de aquel punzante artículo del economista Liberman, tratando de dar vida a lo que Mises había predicho 41 años antes.

El desvanecimiento, la extinción, la desaparición de la nación (y bloque socialista) de mayor dimensión en la historia de la humanidad, tardó muchos años desde que se consideró aquel inevitable resultado. No hay duda de que tal desaparición no fue lo pronto que se pudo desear que se diera: tristemente las tiranías socialistas con sus males económico endémicos son difíciles de erradicar una vez implantados.

Un caso más actual es el de la tiranía comunistas de Cuba, que fue instaurada al puro inicio de 1959; esto es, lleva ya en existencia 59 años. La Rusia comunista vivió 74 años -desde la revolución de 1917 hasta su cierre en 1991. O sea, que alguien ilusamente podría pensar que a la Cuba comunista le faltan por ahí de 15 años (y que, a la empobrecida Venezuela, le esperarían muchos años de estancamiento y pobreza que le esperan), pero esas esperanzas de vida son difíciles de definir. De hecho, el profeta Marx consideraba que la dictadura del proletariado significaría el final de la lucha de clases y, por ende, sería eterna.

Ante lo expuesto, quiero mencionar algunas medidas que se han venido tomando en los últimos tiempos en Cuba, lo cual, a la vez que nos sirve para señalar los resultados del modelo socialista marxista de producción, también significa un acercamiento hacia las virtudes del mercado como sistema productivo. Esta vez, espero que no sean como la Nueva Economía Política (NEP), que Lenin impuso a partir de 1921, cuando se dio cuenta del fracaso de la política económica marxista que se había proseguido después del derrocamiento de la vieja economía apenas capitalista de Rusia. La NEP de Lenin duró hasta 1928, ante la poca apertura a la empresa y propiedad privada que se dio bajo la NEP, terminó cediendo su lugar a la profundización comunista de Stalin, bajo el llamado Primer Plan Quinquenal, de una economía de decisión totalmente centralizada y en donde todos los medios de producción estaban en manos de estado (en realidad, de las manos de un cuerpo superior de planificadores centrales).

Recientemente se anunció que en Cuba se promulgaría una nueva constitución. Incluso en un inicio la propuesta contenía la desaparición del “comunismo” como objetivo meta de la sociedad cubana, así también del papel de predominio y dirigencia política del partido comunista cubano. Pero, ambas propuestas se descartaron del documento final de aprobación, pues podían haber dado la idea de que la nueva dirigencia estaba abandonando el dogma ideológico. De todos modos, hay tantos “socialismos y comunismos” que vale la pena, para algunos, que políticamente se conserven, aunque sean más de nombre que el esquema puro anhelado por Marx (y casi todos los gobiernos marxistas en sus inicios).

Pero, se reactivó el impulso iniciado desde hace ya algunos años (¿influencia china?) de abrir espacios a actividades privadas para que la economía pudiera crecer. De hecho, se ha señalado que la apertura de una economía socialista a una “mixta,” antes de esta nueva propuesta o profundización, ha permitido que en la actualidad casi 600.000 cubanos está trabajando “por cuenta propia” y no para el estado. Ello equivale a, más o menos, un 13% de la fuerza de trabajo de esa economía. No hay duda que la libertad entra por rendijas; lo bueno es que en Cuba aquel pequeño espacio de libertad se va haciendo cada vez más amplio, si bien aún está lejos de los principios de libertad básicos de una economía competitiva de mercado o capitalismo. (E incluso, en el proyecto de reforma se considera la introducción de políticas de impuestos ante la generación esperada de riqueza privada, para “evitar la concentración de la propiedad.” Ya veremos si esa imposición no termina ahogando cualquier esfuerzo por generar la nueva riqueza).

Igual de importante es el hecho de que refuerza la fe (enfatizo “fe”, porque por aquí hay quienes ahora le hacen la señal de bienvenida al imperialismo capitalista) en la inversión extranjera, para que venga a compensar la exigua formación de capital doméstico, indispensable para que la economía crezca. Lo crucial, en mi opinión, es que ahora los gobernantes marxistas ya hablan de la importancia que tienen el mercado (alguien en Cuba está leyendo a Mises y a Liberman) y la propiedad privada, como forma de dinamizar el crecimiento de esa economía.

Cuando uno trata de obtener cifras actualizadas del crecimiento de la economía cubana o de su PIB per cápita, en las bases de datos de organismos internacionales especializados, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, entre otros, suelen aparecen, en contraste con casi todos los otros países del mundo, espacios en blanco o un “NO HAY DATOS.”

A pesar de ello, y provenientes de un estudio del prestigioso economista e historiador Angus Maddison, he aquí algunos datos interesantes, ajustados por diferenciales de precios y en términos del poder adquisitivo: a fines de 1959, el PIB per cápita de Cuba era de $2.067 al año, que era muy cercano del correspondiente al Ecuador ($1.975), al de Jamaica ($2.541) y al de Panamá ($2.541) y de 2/3 del de Puerto Rico ($3.239). Para 1999, tras 40 años de revolución y políticas económicas socialistas, el PIB de Cuba aumentó muy poco, llegando hasta $2.307 (un promedio de crecimiento anual del PIB per cápita de sólo el 0.3%), pero Ecuador aumentó a $3.809 (un promedio de crecimiento anual del PIB per cápita de poco más de 2.3%), Panamá a $5.618 ((un promedio de crecimiento anual del PIB per cápita de más del 3%)y Puerto Rico a $13.378 ((un promedio de crecimiento anual del PIB per cápita cerca del 7.8%). Estimaciones recientes del crecimiento del Producto Interno Bruto Real de Cuba señalan que excede por poco más del 1% anual.

Al acabarse los subsidios que le otorgaba la vieja Unión Soviética y al tenerse problema con los subsidios la otrora rica nación petrolera de Venezuela, ahora tienen que ir gradualmente adoptando lo que Adam Smith vislumbró hace más de 200 años y que ha enriquecido a la humanidad (esto es, sacando a la gente de la pobreza): sistemas basados en el mercado, la propiedad privada y los incentivos para que los individuos desarrollen por sí mismos la posibilidad de que el bienestar de sus familias sea realizable en plazos más cortos… y en libertad.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 8 de enero del 2019.