Estos son planteamientos interesantes acerca de la pobreza tal como es definida en los Estados Unidos. Es interesante hacer notar que hace pocos días se legisló en torno a lo que se denomina “justicia judicial” en aquel país, con el objetivo señalado por Tanner.

¿POR QUÉ HAY GENTE POBRE?

Por Michael Tanner

National Review
5 de diciembre del 2018


Debemos rechazar al paternalismo tanto de la Izquierda como de la Derecha.

¿Por qué hay gente pobre? Los conservadores y los liberales (Nota del traductor: en los Estados Unidos a los estatistas se les llama liberales, lo cual es totalmente diferente en nuestro medio, y a los liberales clásicos se les agrupa dentro de los conservadores) ofrecen explicaciones muy diferentes.

Los conservadores apuntan hacia una “cultura de la pobreza” y sugieren que mucha de la privación es resultado de elecciones y comportamientos errados de los propios pobres. Ellos señalan una fuerte correlación entre pobreza y un fracaso en seguir la así llamada “secuencia del éxito”: terminar la escuela, obtener un empleo, casarse y, sólo después. tener hijos. Relativamente poca gente que hace esas cosas termina en condición de pobreza. [Nota del traductor: Mientras que la ONU y el Banco Mundial suelen referirse a condiciones de pobreza extrema cuando se ganan menos de $1.90 al día por persona, la cifra en los Estados Unidos que define pobreza es cuando una persona gana aproximadamente $16 al día. Si se aplicar la medición de pobreza de la ONU o el Banco Mundial a los Estados Unidos, casi no habría pobreza en este último]

Los liberales, por otra parte, dicen que todo eso está bien, pero que las elecciones se ven siempre constreñidas por las circunstancias en que vive la gente. Por tanto, se equivocan los conservadores cuando descuentan los factores estructurales, tales como racismo, discriminación basada en el género y el desarraigo económico, que pueden ayudar a conformar las elecciones de la gente.

Hay verdad en ambas explicaciones. Un no puede despojar al pobre de responsabilidad por sus acciones, tratándolo como si fuera poco más que paja soplada por el viento, sin responsabilidad ante sus elecciones. Pero, tampoco deberíamos ignorar el contexto en los cuales se toman esas decisiones. Con todo el progreso que hemos logrado, no todo mundo empieza con una oportunidad igual.

A pesar de lo anterior, en mi nuevo libro The Inclusive Economy: How to Bring Wealth to America’s Poor (disponible a partir de este viernes 7 de diciembre), ofrezco una tercera explicación: Muy a menudo, las políticas gubernamentales ayudan a empobrecer o a mantener pobre a la gente. En vez de mantener otro debate estéril acerca de si este programa debería aumentarse en X miles de millones de dólares o que aquel programa debería ser recortado en Y miles de millones de dólares, deberíamos luchar por una reforma fundamental de esas áreas del gobierno que mayor daño le causan al pobre:

JUSTICIA CRIMINAL: Académicos de la Universidad Vanderbilt han estimado que la sobrecriminalización [Nota del traductor: “overcriminalization,” convertir errores o hechos civiles que no deberían ser crímenes, en actos criminales] y el sesgo contra el pobre y la gente de color en nuestro sistema de justicia criminal, han elevado las tasas de pobreza en tanto como un 20 por ciento. Otro estudio encontró que la probabilidad de una familia de llegar a ser pobre es 40 por ciento superior, si el padre está en prisión. Dado que 5 millones de niños tienen un padre en prisión, ese es un contribuyente enorme para la pobreza, tal como es definida, en los Estados Unidos.

El Consejo de Asesores Económicos del presidente Obama señaló en el 2016, que:

“Tener un registro criminal o una historia de encarcelamiento es una barrera para el éxito en el mercado laboral y un empleo limitado o salarios deprimidos pueden asfixiar la habilidad de un individuo para llegar a ser autosuficiente. …Todavía más, las sanciones criminales crean presiones financieras y emocionales que desestabilizan los matrimonios y tienen consecuencias adversas sobre los niños.”

Además, los conservadores, que advierten acerca de los peligros de nacimientos fuera de matrimonio, deberían tomar nota de la investigación de William Julius Wilson de Harvard, quien señala que casi 1.5 millones de jóvenes afro-estadounidenses han pasado a ser esencialmente no aptos para matrimonio, por su vinculación con la justicia criminal. Esto inevitablemente ha conducido a un aumento en el nacimiento de niños fuera de matrimonio.

EDUCACIÓN: Numerosos estudios muestran que el logro educativo es clave determinante del éxito financiero. Al mismo tiempo, las escuelas manejadas por el gobierno están haciendo un trabajo crecientemente malo en la educación de los niños, en especial de aquellos quienes crecieron en un ambiente de pobreza. Las escuelas adonde mayoritariamente asisten niños que viven en pobreza, tienden a producir resultados educativos más débiles que como lo hacen escuelas a las que asisten estudiantes más afluentes. Esto ha continuado, a pesar de incrementos masivos en el gasto en escuelas públicas. Aún así, las familias pobres a menudo se quedan con poca opción al tener que asistir a esas escuelas gubernamentales, De hecho, en varios estados, es ilegal que su hijo asista una escuela pública fuera del distrito al que fue asignado.

Un programa contra la pobreza efectivo quebraría el monopolio de la educación gubernamental y limitaría el poder de los sindicatos de maestros. Uno puede debatir los méritos exactos de escuelas autónomas [del inglés, charter schools] versus bonos escolares [vouchers en inglés] versus créditos impositivos por los gastos de matrículas, pero, al final de cuentas, le debemos dar a los padres un control mayor sobre la educación de sus hijos.

POLÍTICA DE VIVIENDA: Las políticas gubernamentales, desde barreras al comercio hasta los impuestos, pueden aumentar el costo de vida de aquellos que ya está luchando. Una de las peores ideas es la política sobre vivienda. El alquiler puede comerse una parte desproporcionada del ingreso del pobre; aun así, las políticas de zonificación y de uso de la tierra les pueden agregar tanto como un 40 por ciento al costo de la vivienda en ciertas ciudades. En lugares como Nueva York o San Francisco, el costo de la zonificación es todavía mayor, llegando a un 50 por ciento o más.

Y estas regulaciones no sólo incrementan el costo del alquiler; efectivamente dejan por fuera a pobres de ciertas áreas que tienen más empleos o mejores escuelas. Históricamente, las leyes de zonificación fueron, a menudo, explícitamente diseñadas para perpetuar la segregación racial. Hoy todavía ellas tienen ese impacto.

AHORROS: La ruta para salir de la pobreza pasa por los ahorros, no por el consumo. Aun así, muchas políticas gubernamentales son diseñadas perversamente en formas que desalientan el ahorro. Entre más una persona mira hacia el futuro -entre más retrasa la gratificación inmediata en favor de la inversión a largo plazo- más trabaja el gobierno en su contra.

Leyes sobre bancos dificultan que el pobre pueda tener acceso a nuestro sistema bancario. Las pruebas de recursos para participar de los programas públicos, penalizan al pobre por ahorrar. Y la Seguridad Social estruja las oportunidades para que el pobre ahorre para sí mismo. Necesitamos reconfigurar una variedad amplia de políticas vigentes para estimular la frugalidad, el ahorro y la inversión.

UN CRECIMIENTO ECONÓMICO INCLUYENTE: Tal como lo señaló en una ocasión el presidente Obama, “El libre mercado es el mayor productor de riqueza en la historia ̶ ha sacado a muchos de la pobreza.” Eso significa que necesitamos proseguir políticas tales como bajos impuestos, una menor deuda gubernamental, y la desregulación, políticas que impulsen la inversión, la empresa y el crecimiento económico que aumentará la riqueza de la sociedad.

A pesar de lo anterior, no es suficiente con estimular el crecimiento económico, si los pobres continúan alejados de participar en esa economía creciente. Esto significa que eliminemos barreras, tales como reglas para permisos de trabajo, zonificación de las ocupaciones y el salario mínimo. Por ejemplo, se ha estimado que más de 1.100 diferentes profesiones (entre 25 y 30 por ciento de todas las categorías laborales) requieren de una licencia o permiso en, al menos, un estado, desde floristas a asistentes de funerarias, desde los que recortan árboles a artistas del maquillaje. La remoción de barreras a las profesiones no solo libera el empleo y las oportunidades empresariales para los pobres en ocupaciones de bajas calificaciones, sino que también reducen los precios. Similarmente, la zonificación laboral puede impedir que una persona pobre pueda empezar un pequeño negocio en su comunidad. Y las leyes de salarios mínimos pueden bloquear a que trabajadores poco calificados logren su primer empleo y, por tanto, que den el primer paso en la escalera de la economía. Al igual que con la zonificación, muchas de estas leyes tienen una historia explícitamente racial y continúan desproporcionadamente siendo una desventaja para los pobres y la gente de color.

Una agenda antipobreza, edificada en el empoderamiento de la gente pobre y permitiéndoles tomar un mayor control de sus propias vidas, ofrece la oportunidad de un nuevo consenso bipartidista que rechaza al actual paternalismo, tanto de la Izquierda como de la derecha. Más importante, es una agenda que hará más que nuestro fallido estado de bienestar para, en la realidad, sacar a millones de estadounidenses de la pobreza.

Michael Tanner es compañero sénior en el Instituto Cato. Es autor de The Inclusive Economy: How to Bring Wealth to America’s Poor.