Deseo que Venezuela vuelva a tener una Navidad feliz y que el año entrante sea el renacimiento de la libertad en ese pueblo hermano, hoy bajo la tiranía hambreadora del socialismo del siglo 21.

LOS MERCADOS RESTAURARÍAN CASI DE INMEDIATO LA PROSPERIDAD A VENEZUELA-PREMIO NOBEL EN ECONOMÍA VERNON SMITH

Por Barry Brownstein

Fundación para la Educación Económica
Lunes 17 de diciembre del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/nobel-laure...t-immediately/

Venezuela debe restablecer la libertad revirtiendo sus políticas socialistas.


¿Usaría usted a un doctor o a un dentista que no creyeran en la teoría de los gérmenes y que usaron todo el día los mismos instrumentos sin esterilizarlos? ¿Qué diría usted, cuando sus pacientes desarrollan infecciones, si el doctor o el dentista insistieran en que tenían buenas intenciones y si afirmaron que el capitalismo, no los gérmenes, es la causa de las infecciones?

Permitir que tal practicante tenga permiso para poder ejercer esa profesión sería una locura. A pesar de ello, nosotros apoyamos a políticos que creen que, algo distinto del socialismo, causa la crisis humanitaria en proceso en Venezuela.

LA HAMBRUNA ES LA NORMA BAJO EL SOCIALISMO

En su reporte para el Wall Street Journal, "Venezuela is Starving" [“Venezuela Está Muriendo de Hambre], Juan Forero relata la tragedia que empeora:

“Jean Pierre Planchart, de un año de edad, tiene el rostro constreñido de un anciano y un llanto que no es más que un quejido. Las costillas se muestran a través de la piel. Pesa sólo 11 libras.

Su madre, Maria Planchart, trató de alimentarlo con lo que pudo encontrar al buscar en la basura ̶ restos de pollo o de papas. Finalmente lo llevó a un hospital en Caracas, en donde ella reza para que una mezcla de arroz con leche mantenga vivo a su hijo.

‘Le vi dormir y dormir, debilitándose, todo el tiempo perdiendo peso,’ dijo la Sra. Planchart, de 34 años de edad. ‘Nunca pensé que yo vería a Venezuela así.’”

Venezuela “en una época fue la más rica de América Latina, produciendo alimentos para exportar. Hoy Venezuela no puede cosechar lo suficiente para alimentar a su propio pueblo, en una economía dañada por la nacionalización de las fincas privadas y por los controles de precios y de la moneda.”

En el 2010, muchos en Venezuela ya estaban pasando hambre, en momentos en que 120.000 toneladas de alimentos se pudrían (120,000 tons of rotting food) abandonadas en el puerto manejado por el gobierno, Puerto Cabello. Esa fue una advertencia ominosa de lo que habría de venir. Quienes en Occidente apoyaban a Chávez aparentemente no se dieron cuenta o no les importó. Thor Halvorssen, presidente de la Fundación de Derechos Humanos (Human Rights Foundation) notó y escribió (wrote) que, “entonces, no es una sorpresa, cuando la política agrícola de Venezuela se moldeó en la de otro país con escaseces crónicas de alimentos ̶ la Cuba comunista.”

Vernon L. Smith es premio Nobel en economía. Hace poco hizo estas observaciones informales (informal observations) en Facebook, acerca del reporte de Forero:

El gobierno de Venezuela, en nombre de su pueblo y para beneficio del pueblo, se incautó de las compañías petroleras grandes y malas y que se apropiaban de las utilidades, pensando que cualquiera de la calle podría manejar una empresa. Empezaron a redistribuir la riqueza hacia el pobre, dando gratis la electricidad y por reducir la desigualdad fueron alabados por algunos (bueno, al menos por uno) de los economistas estadounidenses ganadores del Nobel.

Este pequeño e increíblemente rico país petrolero, ya no puede alimentarse por sí mismo. Los mercados, cuyos precios coordinan e incentivan la creación de riqueza, no pueden funcionar. Los agricultores no pueden comprar semilla o fertilizante, las importaciones de alimentos han descendido en un 70% y la gente no puede encontrar suficiente comida en los tarros de la basura. El funcionamiento invisible para el ojo de la economía compleja de la abundancia -lo cual, por supuesto, no puede asegurar que todos serán lo suficientemente productivos como para compartir en la abundancia- ha colapsado totalmente.”

Smith continúa con estas palabras atormentadas: “REVIERTAN todas esas políticas, y sus efectos serían inmediatamente revertidos y la abundancia restaurada tan rápidamente como desapareció.” Deje que las palabras de Smith surtan efecto ̶ el sufrimiento humano casi que terminaría inmediatamente, tan pronto como la libertad en Venezuela se restaure.

EL ENGAÑO CON LA PLANIFICACIÓN CENTRAL

Dado que la tragedia de Venezuela es causada por el hombre, es difícil sopesar por qué políticos como Jeremy Corbyn (quien podría ser el próximo primer ministro del Reino Unido) y Bernie Sanders, quien socorrió al régimen de Hugo Chávez, no son hazmerreír de la política. Corbyn también ha apoyado (has also supported) al sucesor de Chávez, Nicolás Maduro. Maduro apoyó a Sanders en el 2016, llamándolo un “amigo revolucionario” (revolutionary friend).

En el 2011, ignorando las escaseces de alimentos, dijo Bernie Sanders (In 2011, ignoring food shortages, Bernie Sanders said): “En estos días, hay más posibilidades de que el sueño americano se lleve a cabo en América del Sur, en lugares como Ecuador, Venezuela y Argentina…”

En el 2013, Jeremy Corbyn dijo: “Saludamos a Chávez y al pueblo de Venezuela por darle vuelta completa al reloj de la historia… Estoy deseoso del desarrollo de Venezuela, de la eficiencia de Venezuela, para que brinde buenos servicios y decencia a toda la gente de ese país.”

Cuando Hugo Chávez, el padre de la pesadilla de Venezuela, murió en el 2013, el presidente Carter alabó las buenas intenciones de Chávez (President Carter praised Chavez’s good intentions), diciendo “Aunque no hemos estado de acuerdo con todos los métodos seguidos por su gobierno, nunca hemos dudado del compromiso de Hugo Chávez de mejorar las vidas de millones de sus compatriotas.”

Hitler, Mao, Stalin, Pol Pot y todos los despóticos asesinos en masa también han alegado que ellos tenían buenas intenciones. ¿Cuánto valen las buenas intenciones? (What are good intentions worth?) Milton Friedman escribió famosamente, “El poder concentrado no es transformado en algo inofensivo por las buenas intenciones de aquellos que lo crearon.”

La hambruna es una característica inherente a las economías manejadas por el estado: En la actualidad, Corea del Norte, China bajo Mao, y Rusia bajo Stalin, son sólo unos pocos ejemplos. Creer que los planificadores centrales pueden coordinar y ajustar nuestras actividades individuales, es un engaño.

No obstante, muchos comparten el engaño de que la planificación central es posible. Una encuesta de la Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo encontró (A survey by the Victims of Communism Memorial Foundation found) que “[s]eis de cada diez estadounidenses encuestados desconocía casi totalmente al dictador socialista venezolano, Nicolás Maduro, y la crisis económica y de abusos de derechos humanos que habían ocurrido bajo su gobierno.” Con este nivel de ignorancia, no es de extrañar que “más miembros de la generación del milenio preferirían vivir en un país socialista (44%) que en uno capitalista (42%).

En su libro Mistakes Were Made (But Not By Me), los afamados psicólogos Carol Tavris y Elliot Aronson, escriben:

“La frase ‘se cometieron errores’ es un esfuerzo tan patente por absolverse uno mismo de la culpa, que se ha convertido en un chiste nacional ̶ lo que el periodista político Bill Schneider llama el tiempo ‘pasado que exonera’. ‘Bueno, está bien, se cometieron errores, pero no fueron míos, sino de alguien más, alguien que quedará sin nombrarse.’”

Cuando sea escrita la historia de esta tragedia de Venezuela, se asignará la responsabilidad. A pesar de lo anterior, pocos hurgarán en las fallas inherentes al socialismo. Los verdaderos creyentes dirán “se cometieron errores, pero no por mí.” Luego, ellos harán una promesa de que aquellos errores no volverán a cometerse. Y, posteriormente, los mismos errores se volverán a cometer. Este patrón se repetirá hasta que más gente crea que el socialismo causa el sufrimiento humano y que la cura es la libertad personal y económica.

Este artículo fue reimpreso de Intellectual Takeout.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es autor de The Inner-Work of Leadership [The Inner-Work of Leadership]. Para recibir los ensayos de Barry, suscríbase en Mindset Shifts.