EL MUNDO PARADÓJICO DEL ICE

Por Jorge Corrales Quesada

Se han dado a conocer recientemente los problemas financieros del ICE en el contexto de la devaluación del colón y de la decisión de cerrar su proyecto multimillonario conocido como Diquís. Según lo informa La Nación del 2 de noviembre, en su comentario “ICE cancela megaproyecto hidroeléctrico El Diquís,” para el 2018 la entidad gubernamental tendría pérdidas por ¢314.000 millones por la devaluación del tipo de cambio y por el gasto en el proyecto cerrado de Diquís. Comparativamente, el año previo las pérdidas ascendieron a ¢51.706 millones.

No obstante, en este mar de pérdidas, según lo informa el mismo medio en un artículo titulado “ICE triplica gasto en pagos de alta gerencia,” lo cual lo deja a uno deslumbrado ante la paradoja de cómo una alta administración, en el marco de esta situación de enormes pérdidas, más bien, según lo afirma la institución, crece en tamaño, de forma que se elevaron sustancialmente las erogaciones por salarios del grupo administrador. Ese aumento de las remuneraciones se dio en el primer semestre de este año, pasando de ¢3.688 millones en el primer semestre del 2017 a ¢10.498 millones en el correspondiente del 2018. O sea, en 12 meses se incrementaron en 2.8 veces. ¡Casi nada!
Incluso si se compara el gasto del segundo semestre del 2018 con el total del año previo, que ascendió a ¢8.135 millones, hubo un aumento del 29%.

Para la administración del ICE, dicho aumento se debió a que consideró como “personal clave los puestos de coordinadores de proceso y asistentes ejecutivos de la administración superior.”

Por su parte, la planilla general del ICE pasó de ¢63.430 millones en el primer trimestre del 2017 a ¢78.812 millones en el primer trimestre del 2018; un incremento de ¢15.382 millones, lo cual equivale a un aumento en la planilla general de un 24%. Lo notable es que, desde el 2015, el ICE había iniciado “un proceso de reducción de sus empleados para equilibrar sus finanzas,” habiendo pasado “de 15.151 trabajadores, hace seis años, a 13.331 al cierre del 2017,” lo que parece señalar que, además de que el queque de las remuneraciones creció mucho, las tajadas fueron a dar a menos trabajadores (supuestamente en la cúpula administrativa). ¡Buen premio!

Y recuerden, todas esas pérdidas las terminamos pagando los consumidores cautivos. De hecho, hace unos meses el ICE solicitó un aumento en las tarifas del 13% (muy superior a la inflación nacional) que pagarán sus 780.000 abonados a partir del 2019.

Entre tanta “parsimonia” con los gastos no puedo ocultar mi desagrado pleno -y como para echar sal en una herida- por una publicidad en un folleto de 6 páginas que vi en estos días en un medio escrito nacional, celebrando los 55 años (¿desde cuándo se celebran los 55 años de algo?) de la telefonía del ICE. Ese autobombo lo pagaremos los ciudadanos, ¿no lo duden?

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 26 de noviembre del 2018.