Pensar que algunos de por aquí siguen anhelando con implantar en nuestro país el sistema económico venezolano.

LOS TRABAJADORES Y LOS CAPITALISTAS NO SON ENEMIGOS Y LA TRAGEDIA DE VENEZUELA LO COMPRUEBA

Por Daniel J. Mitchell

Fundación para la Educación Económica
Viernes 16 de noviembre del 2018



NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/workers-and...edy-proves-it/

El queque económico crece cuando se permite funcionar a los mercados.

Con periodicidad explico que el trabajo y el capital son los dos factores de producción (the two factors of production) y que nuestra prosperidad depende de qué tan eficientemente sean asignados.

Pero, probablemente no paso el tiempo suficiente destacando cómo es que ellos son complementarios they are complementary), dando a entender que ambos, trabajadores y capitalistas, se benefician cuando los dos factores se combinan. Sencillamente, los trabajadores se hacen más productivos y ganan (and earn) más, cuando los inversionistas compran máquinas y mejoran la tecnología.

En otras palabras, los marxistas y los socialistas están equivocados al afirmar que los trabajadores y los capitalistas son enemigos. Rayos, miren alrededor del mundo y comparen (and compare) la prosperidad de los trabajadores en naciones orientadas hacia el mercado, con la privación de los trabajadores en naciones estatistas.

El cuadro mencionado se encuentra en
[IMG]file:///C:/Users/jcorr/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image001.jpg[/IMG]

Fuente:
Cafe Hayek

Esto se hace dolorosamente claro cuando usted lee esta historia (story) del Wall Street Journal, acerca del infierno estatista de Venezuela:

“La gigante empacadora irlandesa Smurfit Kappa recientemente se unió a otras compañías multinacionales en abandonar Venezuela… el gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro. Pero este caso viene con un giro. Cientos de empleados, que contaban con la empresa irlandesa para el transporte, la educación, la vivienda y la alimentación, continúan presentándose a trabajar. Toman turnos protegiendo la maquinaria pesada ociosa para que no se roben lo que se ha convertido en algo generalizado, al hundirse Venezuela en la hiperinflación y el caos económico.… “Auxilio, necesitamos un jefe aquí. Estamos desesperados,” dijo Ramón Mendoza, un trabajador de la división forestal de Smurfit durante 17 años. “Tenemos mucho temor porque sabemos que todo lo que el gobierno hace es destruir todas las cosas, cada negocio.” Su llamado subraya la devastación que las comunidades rurales de Venezuela encaran cuando las empresas privadas abandonan un país, que en una época fuera la nación más rica de América Latina. La economía se ha reducido a la mitad durante los últimos cuatro años.”
Vaya, el Sr. Mendoza dio en el clavo, cuando explicó que “todo lo que el gobierno hace es destruir todo.”

Tal vez él puede reemplazar a Obama (replace Obama) como el Libertario del año. Excepto que él obtendría el premio meritoriamente, en vez de ser una burla.

Pero, no divaguemos. He aquí más malas noticias del artículo.

“Trabajadores que viven en la vecindad han recibido préstamos sin intereses de Smurfit para sus casas. Los residentes dicen que ya no pueden contar más con las cuatro ambulancias, que la compañía paga para que sirvan a comunidades de chozas con techos de hojalata. En la Escuela Técnica Agrícola de la vecina comunidad de Acarigua, que fue financiada en su totalidad por Smurfit, casi 200 niños que viven en pobreza extrema solían recibir una educación, hospedaje, así como comida caliente, que se han convertido en un lujo al colapsar las escuelas públicas. En el curso de dos décadas, muchos de sus graduados han ido a trabajar para Smurfit. Se suponía que el año académico empezara el 1 de octubre. Pero, sin dinero para alimentar y transportar a los estudiantes, hay silencio en las aulas… ‘Es como si puf,’ dijo la señora Sequeira, chasqueando sus dedos. ‘Todo nuestro futuro nos lo quitaron.’”

Es innecesario decirlo, el gobierno matón de Venezuela (thuggish government of Venezuela) no tiene ni idea de cómo arreglar el desastre que ha ocasionado:

“En días recientes, la administración sin dinero en efectivo de Maduro, dijo que había llegado a una solución acerca de la planta de Smurfit: Que la manejarían sus propios trabajadores. El gobierno dijo que la nacionalizaría, pero nombró a una junta directiva temporal para ayudar a volver a empezar las operaciones. El ministerio de Trabajo no ofreció detalles acerca de cómo reemplazaría la red de distribución de Smurfit, por medio de la cual la empresa suplía a sus propias subsidiarias en el extranjero. ‘Sabemos cómo mover la madera de aquí a las plantas. Pero, ¿qué sabemos acerca de las finanzas y de mercadeo?’ dijo el Sr. Mendoza.”

Mi corazón se compadece por los antiguos trabajadores de Smurfit.

Ellos simplemente quieren hacer un trabajo honesto a cambio de una paga honesta. Pero, las políticas despreciables de los socialistas venezolanos (wretched policies of the Venezuelan socialists) han hecho que eso sea imposible.

A propósito, no estoy dando a entender que los patronos están motivados por un amor hacia los trabajadores, Ni tampoco estoy dando a entender que los trabajadores están motivados en crear ganancias para las empresas. Los dos lados están en un tira y encoje constante acerca de cómo dividir el queque.

Pero, el hecho clave de entender es que el queque aumenta cuando se permite que los mercados funcionen.

Esta es la razón por la cual esta vieja caricatura política británica (this old British political cartoon), es una descripción poderosamente exacta de la economía del mundo real:

La caricatura mencionada puede verse en

[IMG]file:///C:/Users/jcorr/AppData/Local/Temp/msohtmlclip1/01/clip_image002.jpg[/IMG]

De hecho, debo agregarla a mi colección de imágenes que enseñan economía.


Este artículo se reimprimió con el permiso de International Liberty.

Daniel J. Mitchell es compañero sénior del Instituto Cato, quien se especializa en política fiscal, particularmente en reforma tributaria, competencia internacional en impuestos y en el peso económico del gasto del gobierno. También sirve en el directorio editorial de Cayman Financial Review.