CONAVI A LOS OJOS DE LA CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA

Por Jorge Corrales Quesada

¡Sacó menos de 7! Se acuerdan cuando eso significaba que uno se quedaba, que no aprobaba pasar al siguiente año de escuela. Francamente, ante el facilismo de mucha cosa en la actualidad, ya uno no sabe si pasar con 7 significaba que uno aprobaba y, si sacaba menos, que no avanzaba en la escuela o colegio.

Pues bien, me imagino que ese ente tradicional llamado Contraloría General de la República, cuando determina que alguien a quien examinó no sacó más de 7, pues que no pase de grado, que se quede adonde está, pero, lamentable, no llega a decirnos que, ante una mala calificación, le entidad debe cerrarse. En realidad, no es porque exista la esperanza, que en la vida real se suele hacer eterna, de que la próxima vez sacará más de 7 y así seguir en su mediocridad, sino porque en el estado nada se cierra, nada quiebra, no hay forma de liberar recursos usados ineficientemente para que se usen en opciones verdaderamente productivas.

Resulta que una de las funciones esenciales del CONAVI (Consejo Nacional de Vialidad) es mantener y conservar el buen estado de nuestras carreteras, pero, apenas fue calificado con un 6.4, menos del 7 y lejos del óptimo 10. El análisis de este fracaso -ya sé, dirán que es un aprendizaje, o que el maestro (el gobierno) no cumplió con las clases (que le dio menos plata de la pedida)- pero, lo cierto es que, como lo señala La Nación en su comentario del 19 de octubre, titulado “CONAVI reprueba “examen” aplicado por la Contraloría,” el ente público encargado del estado de nuestras vías nacionales, no pasó; se quedó; fracasó.

Entre los diversos aspectos evaluados por la Contraloría en su informe, señala que, si bien “un 77% de las carreteras está en condición ‘buena, funcional y estructuralmente,’ ese porcentaje está por debajo del nivel mínimo recomendado para dar adecuado servicio a los usuarios.”

Asimismo, indica que las estrategias de intervención de CONAVI “no son las más apropiadas” y que los gastos de administración, control y supervisión de las obras son “elevados en función del costo de las obras.” (Mucho cacao para poco chocolate).

La Contraloría indica que, de acuerdo con el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (LANNAME), el 28% de la inversión hecha por CONAVI “fue en intervenciones de carreteras que no lograron una mejoría.” Esto es, un pobre cumplimiento del objetivo básico de lograr mejorar las vías nacionales; un 72% de la inversión hecha por CONAVI no logró mejorarlas.

Adicionalmente, se “halló que algunos laboratorios de control de calidad fueron usados” tanto por CONAVI como por constructoras de las carreteras, “para verificar calidad.” Eso se complementa con que “se encontraron debilidades en la cantidad y frecuencia de los ensayos de autocontrol y verificación de los materiales que se utilizan en las obras y la ausencia de pruebas para la aceptación final de los trabajos.” Uno esperaría que ese control fuera estrictamente formulado, pues esa es parte esencial de la labor para la cual existe CONAVI, además de que, ¿creen que esos laboratorios pueden servir a dos amos en posiciones naturalmente encontradas?

Hubo otras observaciones, pero, en resumen, fracasó CONAVI en este examen. Y el nuevo jefe de esa entidad, sólo “dijo que acatarán todas las disposiciones de la CGR;” esto es, voy a repetir el grado y espero pasarlo el próximo año.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 11 de noviembre del 2018.