PÉRDIDAS MILLONARIAS POR COMPRAS DE MEDICINAS EN LA CAJA

Por Jorge Corrales Q.

Normalmente la Caja del Seguro Social, como casi todas las entidades públicas, compra sus suministros mediante licitaciones públicas. Digo normalmente pues hay otras formas legales para adquirirlos, como si el monto es bajo, o por otras razones especiales, que se permiten sin mediar la licitación usual con diversos participantes.

Hace poco, producto de una comparecencia de altos funcionarios de la Caja ante la Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público de la Asamblea, se logró conocer que, según una estimación de la Caja, “las pérdidas patrimoniales atribuidas al desorden en la compra de medicinas y otros insumos médicos para hospitales públicos superan los $2 millones.” (En el gobierno ese número parece estar salado: es, más o menos, lo que costó la lujosa soda del Ministerio de Agricultura. Aún los ciudadanos no sabemos si ya se sentaron las responsabilidades de los altos funcionarios que aprobaron ese desperdicio con los fondos de todos los costarricenses).

Lo referente a la Caja lo informa La Nación en su edición del 12 de octubre, bajo el titular “Desorden en compra de medicinas de Caja supera los $2 millones.”

Ese ente público hace compras directas (ordinariamente la mayoría de las adquisiciones las hace por licitación pública) cuando ha habido problemas, que van desde un descuido de programar bien el uso de medicinas, imprevistos, incumplimientos de proveedores que han sido objeto de sanción, etcétera. En esos casos, la Caja debe básicamente obtener la aprobación de la Contraloría General de la República, para alejarse del proceso normal ordinario de compras.

Claro que mayores costos suelen surgir pues es posible que sean compras en cantidades menores a las hechas ordinariamente o bien por la urgencia de contar con el medicamento, entre otras razones. No obstante, es una suma que, con un mejor manejo, podría reducirse sustancialmente, lo cual es deseable siempre en la buena administración y, más ahora, en este período de vacas flacas para los ciudadanos, quienes son siempre los que terminan pagando ese de más.

Desde mayo pasado la Caja había intervenido a su Dirección de Aprovisionamiento, pues detectó “que la falta de medicinas aumentó un 40% en 10 meses,” por lo que tuvo que hacer compras de emergencias de manera directa, obviamente costando más.

Lo más grave es que, señala el medio, “actualmente hay 13 medicamentos en ‘cero’ en los hospitales” y 5 “productos industriales, entre ellos varios sueros.” Eso sí, es una mejoría con respecto a mayo, pues en ese momento la escasez era de 28 medicinas y 38 insumos médicos.

Pero, en este momento se trata de otro “daño colateral legítimo,” parafraseando lo dicho por un líder sindical en otro contexto, que sufre la Caja (el contribuyente) como resultado de la huelga reciente, en que funcionarios de esa entidad suspendieron las labores usuales: “Se tuvieron (sic) que comprar sueros. Se dejaron (sic) de producir 390.000 sueros de diferentes tipos y presentaciones. Cada bolsa anda en $1. Es un producto que no se consigue fácilmente en la región, hay que trasladarlo por barco. Sí nos pueden generar huecos en el abastecimiento,” declaró ante aquella Comisión, la gerente interina de Logística de la Caja, señora Gabriela Murillo.

Es indispensable restaurar el orden ante este caos. Y que se cumpla la promesa hecha por el presidente ejecutivo, señor Román Macaya, de sentar las responsabilidades por este mayor costo inducido, pues enfatizó que “La Caja es demasiado importante para que no haya consecuencias.” Ojalá que no pasen de ser otras palabras lindas. Es esencial que en el sector público se asuma la responsabilidad cuando hay acciones indebidas como esas. Una vez más: quien sale perdiendo siempre son los ciudadanos, pues con sus aportes es como se financia el funcionamiento de la Caja.

Publicado en mis sitios de Facebook, Jorge Corrales Quesada y Jcorralesq Libertad, el 3 de noviembre del 2018.