Desnudando la buena vida de los totalitarios socialistas, mientras su pueblo está hambreado al máximo.

EN LA VENEZUELA SOCIALISTA ALGUNOS SON MÁS IGUALES QUE OTROS

Por Jarret Stepman

Fundación para la Educación Económica
Lunes 24 de setiembre del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/some-are-mo...ist-venezuela/

La utopía no existe, no hay una panacea para la perfecta igualdad de los humanos. Tan sólo la corrupción y la carencia que resultan de darle al gobierno un poder sin freno alguno.

Es asombroso qué tan similar resulta ser el socialismo “real” cada vez que se intenta.

En Rebelión en la Granja de George Orwell -esencialmente la historia de la Revolución Bolchevique en Rusia contada por medio de animales de la granja- hay un momento increíble cuando los animales, que sufren bajo el sistema comunista que ellos han creado, llegan al horrible descubrimiento de que todo lo que ellos han creado funciona mal.

En una cena suntuosa en una fiesta con los humanos, los líderes de los animales, los cerdos -que les había prometido a ellos una igualdad amplia y perfecta- se transforman en los tiranos que los animales habían pensado haber derrocado.

“Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro,” escribió Orwell.

Es un cuento perfecto acerca del poder absoluto y de la corrupción ̶ la etapa final del comunismo.

Todos los animales eran iguales, pero algunos animales eran más iguales que otros.

LA HIPOCRESÍA RAMPANTE DEL SOCIALISMO

Y así es en Venezuela, en donde un régimen socialista, en una ocasión alabado por el New York Times (once praised by The New York Times) tanto por exitoso como por sostenible, está al borde del colapso, mientras que sus líderes están cenando en lujosos restaurantes.

Recientemente salió a la luz un video del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, comiendo en uno de los restaurantes más caros del mundo, quien, en una ocasión, fue electo democráticamente, pero ahora se aferra al poder por medio de la fuerza bruta y de elecciones fraudulentas (clinging to power through brute force and fraud elections).

En el video, la célebre chef Nusret Kokce, quien se presenta como Salt Bae, corta la carne para Maduro y su esposa, en forma estilizada, mientras ellos cenan en el restaurante de carnes mundialmente famoso en Turquía de Salt Bae, el Nusr-Et.

El video, fotografías y algunos comentarios al respecto pueden verse en https://fee.org/articles/some-are-mo...ist-venezuela/

Como muchos lo expresan, lo que hace esto tan irritante es que, en el país de Maduro, en una época el país más próspero de Suramérica, el venezolano promedio está muriendo de hambre en el marco de una pobreza abyecta creada por el estado.

Una encuesta distribuida el lunes, encontró (found) que un 84.3 por ciento de los venezolanos quieren asistencia internacional, que les ayude a resolver su escasez de alimentos.

El Miami Herald destacó algunas otras cifras impactantes que han llevado al pueblo venezolano a la desesperación.

“Preguntados acerca de sus hábitos semanales de alimentación, un 30.5 por ciento [de los venezolanos] dijo que a menudo ellos comían sólo una vez al día y un 28.5 por ciento reportó que ellos comieron ‘nada o casi cercano a la nada’ al menos un día de la semana. En conjunto, un 78.6 por ciento reportó problemas para poder alimentarse,” expuso el periódico.

Aunque Venezuela se asienta en las reservas de petróleo más grandes del mundo, su economía es casi una catástrofe sin paralelo. Un estudio reciente encontró (found) que es posible que la inflación llegue, a finales de este año, a un millón por ciento, mientras que artículos alimenticios básicos y otros productos se hacen imposibles de comprar para los ciudadanos promedio, debido a su precio o a su escasez.

LAS “SOLUCIONES” GUBERNAMENTALES A PROBLEMAS CREADOS POR EL GOBIERNO

Para todas las crisis, el régimen de Maduro acude a otra acción dirigida por el estado la cual fue lo que metió al país en esta difícil situación. Para frenar a la inflación descontrolada que causó, el régimen de Maduro elevó los salarios mínimos en un 3.000 por ciento.

¿El resultado?

Los trabajadores han sido despedidos en masa y las empresas por todo el país han sido obligadas a cerrar.

De acuerdo con el Miami Herald, un 40 por ciento de los negocios en Venezuela han dejado de operar (stopped doing business) ̶ tal vez permanentemente.

La devastación en Venezuela sirve tan sólo como la advertencia más reciente de los resultados del socialismo y del comunismo.

Aunque la ideología promete igualdad, justicia y un fin a la miseria, al final de cuentas, el socialismo conduce a la tiranía, la explotación y a una corrupción descarada.

Pudre el alma de una nación e, igualmente, debería ser una advertencia para nosotros.

Los estadounidenses, en especial los miembros de la generación del milenio (especially millennials,) crecientemente dicen (say) que ellos aceptan vivir bajo el “socialismo” por encima del capitalismo.

En tanto que políticos estadounidenses como el senador Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez nos ofrecen la luna (promise us the moon) si tan sólo ponemos impuestos a los ricos y abrazamos al “socialismo democrático,” aquello es lo que verdaderamente significa en la práctica.

Tal vez, afortunadamente, cuando la mayoría de personas en los Estados Unidos dice que ellos quieren el socialismo, en realidad sólo están diciendo que quieren una versión más agresiva de progresismo, como lo explicó (explained) David Azerrad, director del B. Kenneth Simon Center for Principles and Politics de la Fundación Heritage, en una entrevista con el anfitrión Tucker Carlson de Fox News.

Por supuesto, esos estadounidenses podrían reconsiderarlo cuando se den cuenta que el precio del socialismo “real”, el cual no puede ser pagado sencillamente gravando con impuestos a los ricos ( can’t be merely paid by taxing the wealthy), recaerá duramente sobre ellos.

Los estadounidenses han sido afortunados al vivir en un país con una economía generalmente libre y una firme regla de la ley, gracias a una cultura que valora esas cualidades y a una constitución que limita el alcance del gobierno.

La utopía no existe, no hay una panacea para la perfecta igualdad de los humanos. Tan sólo la corrupción y la carencia que resultan de darle al gobierno un poder sin freno alguno ̶ un resultado de ignorar la advertencia (warning) de James Madison en el Federalista 51.

Si todos los hombres fueran ángeles, no necesitaríamos de un gobierno, escribió Madison, pero, debido a que el hombre ha caído -más alto que ser una bestia, pero lejos de ser un ángel- debemos “primeramente capacitar al gobierno para mandar sobre los gobernados.”

Luego, con una importancia igual, él escribió “luego obligarlo a que se regule a sí mismo.”

La vida en Venezuela, en donde la gente se muere de hambre y los líderes depredadores que no pueden -o que no quieren- regularse a sí mismos, se dan atracones, es lo que es bajo el socialismo “real.”

Tal vez, al fin, deberíamos escuchar aquella advertencia y desterrar por siempre las nociones fantasiosas acerca del potencial del socialismo.

Este artículo se reimprimió con el permiso de The Daily Signal.

Jarrett Stepman es un editor del Daily Signal.