LA AUTOMATIZACIÓN NO ES CERCANAMENTE LO DISRUPTIVA QUE USTED PUEDE PENSAR

Por Tim Worstall

Fundación para la Educación Económica
Sábado 21 de julio del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/automation-...u-might-think/

Que la automatización destruye o desplaza empleos no es un error o un problema; ese es el punto esencial.

Otro día, otro reporte espeluznante acerca de cómo los robots se van a robar todos nuestros empleos y aplastar todo aquello que es sagrado acerca de la dignidad del trabajo. Esta vez viene de PriceWaterhouseCoopers (PWC), y ellos nos dicen que, para la década del 2040, alrededor del 40 por ciento de los empleos estará automatizado, con tal vez un 44 por ciento para aquellos que requieren de un nivel bajo de educación. En la realidad, el reporte (report) no es algo así como “pobres de nosotros,” tal como parece sonar, aunque contiene un par de errores cruciales.

En lo que sí aciertan los autores es en que habrá crecimiento económico durante ese lapso, el que ayudará a crear nuevos empleos para reemplazar a aquellos perdidos con la automatización. Es una conclusión lógica; después de todo, nosotros hemos venido automatizando todas estas cargas y gruñidos desde hace 250 años hasta hoy y no hay una razón en particular para pensar que hayan cambiado los procesos subyacentes.

“AL DESTRUIR” EMPLEOS SE LIBERA MANO DE OBRA

El hecho de que la inteligencia artificial y otros avances técnicos reemplacen la habilidad humana no debería provocarnos desánimo ̶ después de todo, lo mismo ha sido cierto en cada etapa de cambio tecnológico, desde el telar hasta la máquina lavadora.

Sin embargo, aquí el reporte de PWC identificó mal al mecanismo. No es que el crecimiento económico, per se, absorbe mano de obra. Es la forma en que la automatización libera horas de trabajo previas para que se dirija hacia usos más productivos, que hacen crecer la economía y nos enriquece más.

Imagínese que se requieren 100 unidades de trabajo para hacer 100 chunches, hasta que, ahora, una máquina nueva significa que necesitamos 50 unidades para hacer 100 chunches. Podemos, con aquella mano de obra, tener ahora 200 chunches -somos más ricos- o bien, podemos tener 100 chunches y 50 unidades de valor de trabajo para ropa, alimentos sofisticados o tiquetes para ir al ballet. Somos más ricos, la economía es más grande, cualquiera que sea el valor que les pongamos a las cosas extras que podemos comprar.

Esto va más allá de simples pequeñeces. Es tan sólo comprendiendo esto como podemos entender nuestra tarea. Que la automatización destruye o desplaza empleos no es un error o un problema; ese es el punto esencial. Queremos acabar empleos con la automatización, siempre y en todas partes, pues es lo que la recién liberada mano de obra hace luego, lo que nos hace más ricos.

CIERTAMENTE, LA TRANSICIÓN PUEDE SER DOLOROSA

Como lo observó Keynes (As Keynes noted), es enteramente posible que eso está sucediendo muy rápidamente. Escribiendo en 1930, él nos dice:

“Estamos sufriendo, no del reumatismo de la ancianidad, sino de los dolores de crecimiento ante cambios sumamente rápidos, de los dolores del reajuste entre un período económico y otro. El incremento de la eficiencia tecnológica se ha estado dando más rápidamente de lo que podemos hacer para tratar el problema de absorción de la mano de obra…”

En este caso, el asalto doble sobre los sistemas establecidos de mecanización de la agricultura y el reemplazo del vapor por la energía eléctrica, estaba liberando mano de obra más rápidamente que lo que la gente podía hacer para emplearla en hacer nuevas cosas.

La transición ciertamente puede ser un problema, pero no va a serlo nuestro resultado final. La pregunta no es si habrá alguna cosa para que la gente la haga; es si podemos encontrar cosas nuevas que ellos hagan a la misma tasa en que se van acabando las cosas viejas.

La tasa es lo que importa. Al igual que muchos otros reportes, el informe de PWC sugiere que un 30 por ciento de los empleos (o un 44 por ciento en algunos sectores) será eliminado en las próximas pocas décadas. ¿Es esa la tasa correcta o no? ¿Es incluso algo acerca del cual necesitamos hacer alguna cosa?

LOS NÚMEROS NO SON LO MALOS QUE PARECEN SER

He aquí el punto clave que mucha gente falla en comprender ̶ la economía de mercado del Reino Unido (los números para los Estados Unidos son algo diferentes) elimina alrededor de un 10 por ciento o más empleos cada año (10 percent or more of jobs each year), a como están las cosas, y crea alrededor de un 10 por ciento de empleos nuevos. La tasa de desempleo se da siempre cuando las dos no se acoplan, tal vez la diferencia en el tiempo entre ellas.

Nuestra adaptación al cambio tecnológico no es una ruptura dramática, sino un proceso constante que involucra a alrededor de un 10 por ciento de la población en cada año. Con esto en mente, la adición de, más o menos, otro 1.5 por ciento (30 por ciento durante dos décadas) debido a la automatización, se hace menos espeluznante. Lo que, en realidad, estamos viendo es una adición marginal a un proceso existente y bien conocido, no algún cambio en el ritmo ni una incógnita enorme por enfrentar. Y eso es asumiendo que la inteligencia artificial es una adición a nuestra tasa anual del 10 por ciento, en vez de tan sólo la versión del siglo XXI de ese proceso tan trillado.

Por supuesto que todavía está la cuestión de qué hacer al respecto. Aquí el asunto interesante no es qué es automatizado y cómo. Más bien, es hacia dónde y qué cosa hará el trabajo recién liberado ̶ ¿cuáles son los empleos del futuro?

Si bien podemos hacer algunas conjeturas bien fundamentadas, la respuesta es que no lo sabemos. Hay muchas cosas que, como especie, nos gustaría que hubiera más de ellas, pero, la única forma de averiguar cómo es que eso se traduce en actividad económica, es dejar que la gente lo absorba y vea. En vez de dejar que el gobierno esté tratando de adivinar el futuro, deberíamos descansar en la experimentación que tan sólo la brinda una economía de mercado.

Reimpreso de CapX.

Tim Worstall es miembro del Instituto Adam Smith de Londres.