¿Con qué frecuencia hemos escuchado a políticos decirnos que alguna decisión que ellos toman, se origina en que esa es la “voluntad de la gente? Lo cierto es que, más que todo, no es sino la “voluntad” de quien toma la decisión (o de varios), pero, para justificarla, se sienten intérpretes de “una voluntad de la gente” inexistente.

NO EXISTE TAL COSA COMO “UNA VOLUNTAD DE LA GENTE”

Por Donald J. Boudreaux

Fundación para la Educación Económica
Viernes 17 de agosto del 2018


Cada individuo único tiene una voluntad, pero el grupo no tiene una.

Pronto llegaré a los 60 años de edad y puedo dar fe de la verdad del adagio “Con la edad viene la sensatez” ̶ al menos mayor sensatez que la que uno tiene en su juventud. También, puedo afirmar que aquellos de nosotros que estamos en la séptima década o más allá, nos sentimos autorizados para compartir esa sensatez con otros, aun cuando esos otros no tengan deseos de recibirla. Y, por ello, la comparto.

Una apreciación que se ha hecho profundamente creciente al irme envejeciendo, es que la humanidad es mucho más diversa de que lo que parece a primera vista. Aunque hay una innegable naturaleza humana en la base de nuestra humanidad en común, cada individuo construye sobre ese fundamento un edificio de su propia personalidad diferente. Este edificio consiste de preferencias, pasiones, perspectivas, esperanzas, ansiedades, y todas las cosas consideradas como sagradas, únicas. Y existen tantas y diversas personalidades como hay individuos.

Estas diferencias son ignoradas siempre que hacemos afirmaciones acerca de preferencias grupales, tales como “los estadounidenses quieren un mayor acceso al cuido de la salud.” ¿Quiere su vecina el quantum exacto de cuido de la salud adicional que usted quiere? ¿Está dispuesta a pagar el mismo precio que usted por ese cuido adicional? Y, ¿es factible que los tipos particulares de cuido adicional de la salud, que ella principalmente quiere -digamos obstetricia o dermatología- sean idénticos a los que usted desea?

Debido que la respuesta a estar preguntas es “no,” declarar que “los estadounidenses quieren un mayor acceso al cuido de la salud” plantea muchas más preguntas que lo que lo que responde. Esta realidad, a su vez, significa que hay peligros que acechan, cuando afirmaciones como esa impulsan al gobierno a formular políticas.

VOTAR NO RESUELVE ESTE PROBLEMA

Una respuesta frecuente a este escepticismo en torno a la acción gubernamental, es que la mezcla “correcta” se descubre a través del proceso democrático.

Qué insensato.

Olvide que, como lo demuestra la experiencia, la formulación de políticas gubernamentales es, a menudo, manejada por presiones de grupos de interés, en vez de ser por la “voluntad de la gente.” En vez de ello, reconozca que no existe tal cosa como una “voluntad de la gente.”

Suponga que usted prefiere tener 1.000 menos de sus dólares que paga en impuestos para tener 1.000 más gastados en defensa nacional, mientras que yo tengo la preferencia opuesta. ¿Cuál es la política correcta? ¿Cuál es colectivamente la “voluntad” de los dos? Obviamente, no hay una respuesta que sea la correcta.

Ahora, agregue a su primo a nuestro pequeño grupo. Suponga que él prefiere tener 10 menos de sus dólares gastados en salud y 10 más en defensa. Suponga, también, que los tres votamos sobre el tema. Parece que, al menos, habrá una mayoría para disminuir el gasto en salud y para aumentar el gasto en defensa. Pero, tal vez no. Usted quiere aumentar el gasto en defensa en $1.000, mientras que su primo quiere que aumente tan sólo en $10. Si la propuesta en la papeleta de votación es para transferir $500 en gasto de salud hacia la defensa, usted puede pensar que esa cantidad es demasiado pequeña, o su primo puede pensar que es demasiado grande. Así, uno de los dos puede votar contra la propuesta.

Así que, de nuevo, pregunto: ¿En dónde está la voluntad de este grupo?

La respuesta es que tal voluntad no existe. Cada uno de estos tres individuos únicos tiene una voluntad, pero el grupo no la tiene. Y si un grupo de sólo tres personas no tiene una voluntad colectiva, con seguridad que un grupo de 325 millones de personas no tiene tal voluntad.

Por tanto, la sensatez nos aconseja que tengamos cuidado ante llamados para reemplazar la toma de decisiones de los individuos por la toma de decisiones grupales.

Reimpreso de TribLIVE.

Donald Boudreaux es compañero sénior del Programa F. A. Hayek de Estudios Avanzados en Filosofía, Política y Economía del Mercatus Center de la Universidad George Mason; es miembro de la Junta Directiva del Mercatus Center, profesor de Economía y ex director del departamento de economía de la Universidad George Mason y ex presidente de la Foundation for Economic Education.