Ya aquí se está pretendiendo ampliar el poder de RECOPE, pues, según su presidente ejecutivo, debe ser “un agente dinamizador de la economía,” para ello, entre otras cosas, incursionando en el campo del etanol. Recuerden que se ha pretendido que la Fábrica Nacional de Licores, en mala situación como tantas empresas del estado, produzca alcohol para RECOPE y que este lo incorpore en los combustibles. Dado el monopolio, se pretende obligarnos a que adquiramos ese producto para beneficio de unos pocos. Y, por supuesto, toda esa nueva aventura de la refinadora que no refina, con chinos o sin ellos, nos será pasada en sus costos de una u otra manera. Pero, además, lean este comentario y piensen si la producción de etanol en nuestro país será conveniente en manos del estado.

EL ETANOL ES TERRIBLE PARA LA SALUD Y EL AMBIENTE, PERO EL GOBIERNO SIGUE RESPALDÁNDOLO

Por Craig Eyermann

Fundación para la Educación Económica
Domingo 19 de agosto del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/ethanol-is-...ps-backing-it/

El gobierno federal de los Estados Unidos todavía impulsa fuertemente el etanol basado en maíz y soya, a pesar de un nuevo estudio de la Agencia para la Protección Ambiental (EPA), que muestra sus efectos dañinos.

Cuando los funcionarios electos y los burócratas que manejan un gobierno quieren arreglar la baraja en favor de un interés especial conectado, ellos tienes tres formas principales de cómo hacerlo:

  1. Pueden subsidiar al interés especial, a menudo usando el efectivo de los contribuyentes.
  2. Pueden penalizar a la competencia del interés especial, a menudo por medio de aranceles.
  3. Pueden obligar a la gente a que haga negocios con el interés especial.

Cada una de estas acciones es económicamente dañina, pues subsidios respaldados por el gobierno, penalizaciones y mandatos, todos, imponen costos innecesarios sobre la gente común y corriente. Peor aún, a menudo conducen a consecuencias predecibles, si bien no previstas, que causan daños serios que van más allá de lo que ocasionan a las finanzas personales.

En el caso del etanol en los Estados Unidos, el gobierno federal ha empleado todas esas tres medidas a lo largo de los años, frecuentemente con un apoyo políticamente bipartidista. Sus subsidios (subsidies) mantienen a flote a las empresas políticamente conectadas que, de otra manera, no habrían podido mantenerse en los negocios por sí misma. Sus aranceles (tariffs) han impedido que los consumidores puedan comprar etanol de fuentes más baratas que en el mercado global (global market). Y su mandato de poner en el combustible una cantidad creciente de etanol basado en el maíz, hace que la comida se encarezca (more expensive).

Como un ejemplo de las consecuencias no previstas, si bien predecibles, resulta que estas acciones de parte del gobierno de los Estados Unidos para impulsar la producción y uso del etanol en ese país, están ocasionando un serio daño al ambiente. Jason Hopkins, del medio Daily Caller. reporta (reports) acerca de un nuevo estudio de la Agencia de Protección Ambiental:

“En un estudio (study) titulado ‘Biofuels and the Environment: The Second Triennial Report to Congress’ (‘Biocombustibles y el Ambiente: Segundo Reporte Trianual al Congreso’), la Agencia de Protección Ambiental (EPA) determinó que el alcohol derivado de maíz y frijoles de soya está causando un daño serio al ambiente. El agua, el suelo y la calidad del aire, en todos, se encontró que eran afectados adversamente por los mandatos sobre biocombustibles.

‘La evidencia desde que se convirtió en un mandato [la Ley de Independencia y Seguridad Energética], sugiere que ha habido un incremento en la superficie sembrada con frijoles de soya y maíz, con fuertes indicaciones de cambios observados en el uso de la tierra, que algo de este incremento es consecuencia de una producción mayor de biocombustibles,’ dice una parte del reporte de 159 páginas.

El mandato sobre etanol ha afectado negativamente la calidad del agua, cuando una producción más elevada de biocombustibles resulta en el florecimiento de algas dañinas y de hipoxia. Mientras que la mayoría de las algas no es dañina para el agua, algunas formas -como el tipo producido en el Lago Erie, proveniente de la materia prima para la producción de combustibles- han emitido químicos tóxicos en el agua. Esta alga dañina puede consumir el oxígeno del agua, un proceso conocido como hipoxia, matando otra vida silvestre.

Un irrigación creciente -alimentada por una demanda creciente de etanol- también ha ocasionado daño al suelo, señalando el reporte que ‘la conversión de pastizales a cosechas anuales impacta negativamente la calidad del suelo, porque aumenta la erosión y la pérdida de nutrientes en el suelo.'

En esencia, el estudio encontró que los mandatos sobre biocombustibles están aumentando la producción de maíz y de frijol de soya. La producción en gran escala de estas cosechas está ocasionando la degradación ambiental. La EPA también encontró que -al menos en algunos casos- usar el etanol en vez de gasolina resultaba en peores emisiones de aire.”

Este es un caso en que detener a un gobierno para que no haga cosas estúpidas, proveería beneficios significativos tanto para los estadounidenses comunes y corrientes como al mundo. Que también eso reduciría el gasto federal y el abuso bipartidista del poder dedicado a apuntalar al complejo industrial-gubernamental, es un bono no esperado.

Reimpreso del Independent Institute.

Craig Eyermann es compañero de investigación en el Independent Institute.