Este comentario, escrito en el contexto de los Estados Unidos, tiene relevancia en cualquier lado. Incluso en nuestro medio, cuando uno lee comentarios que “incitan al odio” no se les debería prohibir, censurar, sino refutarlos debidamente, por más desagradable que sea la labor.

LA VERDADERA VÍCTIMA DE LA CENSURA DE LOS MEDIOS SOCIALES ES LA RESPONSABILIDAD PERSONAL

Por Brittany Hunter

Fundación para la Educación Económica
Jueves 9 de agosto del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/the-real-vi...esponsibility/

Tan sólo el individuo es responsable de su consumo de información.

Entre las arengas de Trump contra las presuntas “noticias falsas” de medios y la reciente prohibición de Alex Jones de Facebook, Apple y YouTube, nuestra sociedad parece estar obsesionada con tratar de silenciar a la oposición, mediante el control del flujo de información. Y, en tanto que la reciente prohibición de Jones ha disparado el debate nacional acerca de a quien se le aplica la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, hay más en torno a esta historia, que la simplemente libre expresión protegida por el estado.

Para estar claros, la Carta de Derechos Civiles de la Constitución es vital para la libertad individual y fue escrita explícitamente para limitar al gobierno en su intrusión sobre los derechos de la gente. Y, si bien Facebook puede algunas veces ser más acomodaticio al gobierno que lo que a muchos de nosotros nos gustaría, permanece el hecho de que es una empresa privada y que tiene el derecho de excluir a quien quiera que ella elija. Lo mismo en el caso de YouTube y Apple.

Y, si bien cada uno de nosotros es libre de estar en desacuerdo con la decisión de censurar a ciertos usuarios, debatir acerca de la constitucionalidad de la decisión de Facebook y Apple ignora la verdadera esencia del asunto: Facebook, CNN, Apple, YouTube y Fox News no son responsables de la diseminación de desinformación, no importa en qué grado creer eso pueda reforzar nuestra narrativa. Cuando todo se haya dicho y hecho, la única persona responsable de distinguir entre la realidad y la ficción es el individuo.

TODAVÍA EXISTE LA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL

Cuando era una niña y solía acompañar a mi madre al supermercado, siempre me quedaba admirada por las publicaciones sensacionalistas que estaban cerca de la caja registradora. “Sadam Hussein es Verdaderamente una Mujer,” se leía en un encabezado. Otro alegaba que tenía una entrevista exclusiva con un hombre que tenía cuatro cabezas y otro tenía la primicia acerca del exorcismo a un gato diabólico. Incluso, como niña, yo entendí que esos encabezados eran falsos, pero aun así estaba confundida.

“¿Por qué a esas revistas se les permitía decir mentiras? ¿No debería eso ser ilegal?” le pregunté a mi madre. ¿Y qué si alguien cree en ellas?
“Algunas personas creen en ellas,” me dijo cuando me contó acerca de su amiga de la época de escuela, la cual nunca se perdía una edición de World Daily News. Continuó ella, “pero cada persona es responsable de tomar sus propias decisiones.”

La libertad de escoger y de pensar por uno mismo es uno de los atributos más sagrados del individuo. Pero, durante los últimos años, muchos estadounidenses han adoptado una actitud que pone a las opiniones políticas por delante de la responsabilidad individual.

La política ha creado una división en donde todo mundo está acusando a aquellos con opiniones diferentes de expandir la desinformación. Y, para tener las cosas claras, en el mundo político hay mucha desinformación. Eso no es exclusivo de un partido político; todos son culpables de ello. Pero, señalar con el dedo se ha desbordado. La reciente exclusión de Alex Jones y del podcast Infowars ha demostrado exactamente qué tan severo ha llegado a ser el problema.

Mientras que Facebook y otros han negado que la exclusión de Jones tenga algo que ver con el temor de expandir la “desinformación,” a eso es en lo que, en esencia, se resume su argumentación. Facebook, YouTube y Apple, todos, han afirmado que Jones fue removido de sus plataformas por violar sus correspondientes condiciones de uso. Específicamente, los gigantes de los medios sociales, cada cual, han citado al discurso de odio y al hostigamiento como causas primordiales. Y, ante el temor de que la gente que está de acuerdo con las creencias de Jones, en lo que algunos lo están, estas organizaciones han tomado la decisión de censurar la información que ellas consideran es falsa o que induce al error.

Las opiniones de odio existirán esté o no esté Jones en los medios sociales, pero, al menos, al permitirle decir su paz, dejamos que la gente tome sus propias decisiones acerca de sus puntos de vista. Y, si esas decisiones incluyen la torpe elección de juzgar a alguien con base en su raza, estatus migratorio u orientación sexual, entonces, al menos nosotros sabremos a quien evitar. Al permitir a la gente asociarse libremente con gente desagradable, nosotros mismos podemos hacer un mejor uso de la misma libertad para escoger desasociarnos. El presunto “discurso de odio” debería ser tratado como una señal social, no como una excusa para prohibirlo.

La mejor forma de combatir esas malas ideas es con buenas ideas. Y, al permitir que circule en los medios sociales una plétora de opiniones distintas, les brinda a los individuos la oportunidad de juzgar los méritos de cada opinión y, en última instancia, de tomar su propia decisión. Y, si nuestras ideas son verdaderamente las ideas “correctas,” entonces, no tenemos nada que temer.

El surgimiento de la derecha alternativa y de la izquierda alternativa ha sacado de la oscuridad a muchos bichos raros, algunos de ellos con puntos de vista que la mayoría de nosotros considerarían como inapropiados e incluso inmorales. Pero, prohibirlos a ellos sólo muestra que tememos lo que ellos tienen que decirnos. Hay un mercado de ideas en donde compiten entre sí diferentes puntos de vista. Y si nosotros, como individuos, creemos que nuestro punto de vista es el punto de vista “correcto” o “bueno,” entonces, deberíamos dejarlo que compita por sus propios méritos en el mercado de las ideas.

El ejecutivo principal (CEO) de Twitter, Jack Dorsey, parece que entiende este punto (Jack Dorsey appears to understand this), al rehusar participar en la exclusión de Jones, señalando que:

“Si sucumbimos y simplemente reaccionamos ante presión externa, en vez de aplicar (y evolucionar) principios claros, imparcialmente, con independencia de puntos de vista políticos, nos convertimos en un servicio que se construye por nuestras visiones personales, las cuales pueden cambiar en cualquier dirección. Eso no somos nosotros.”

Y, aun cuando esta decisión ha resultado en una reacción violenta de parte de la izquierda, quien le ha atacado por no tomar una “posición” ante Jones, Dorsey se ha mantenido firme. Incluso respondió a la crítica vía tweet, diciéndoles a periodistas que, si ellos están tan preocupados con los puntos de vista de Jones, que los deberían combatir diligentemente con sus propias opiniones.

“Cuentas como la de Jones pueden a menudo hacer que temas caigan en el sensacionalismo y diseminar rumores infundidos, de forma que es crítico que los periodistas directamente documenten, validen y refuten tal información, de forma que la gente pueda formarse sus propias opiniones. Eso es lo que mejor sirve a la conversación pública.” Él también publicó una declaración en la cual afirma que su plataforma no puede, y yo agregaría que no debería, ser el “árbitro de la verdad” en lo que corresponde a determinar cuál información es verdadera y cuál es falsa.

Pero, no importa en qué lado se ubique usted, este problema difícilmente es exclusivo de la izquierda. Trump se apropió del término “noticias falsas” [fake news] (originalmente utilizado por sus enemigos políticos) porque estaba en desacuerdo con lo que CNN y otros medios tenían que decir acerca de él. Pero, si bien esas empresas privadas tienen derecho excluir a aquellos con quienes no están de acuerdo, ellas deberían darse cuenta de que con este acto están abriendo las puertas para hacer algo que es más amenazador: la censura gubernamental.

CENSURA COMO SEA QUE SE LE LLAME…

La prohibición de Alex Jones ha hecho que el senador del partido demócrata, Chris Murphy, pida que aumente la censura para “proteger nuestra democracia.” En un tweet escalofriante (In a chilling tweet) dijo él:

“Infowars es la punta de un iceberg gigantesco de odio y mentiras que usa sitios como Facebook y YouTube para resquebrajar a nuestra nación. Esas compañías deben hacer algo más que desconectar este sitio en la red. La supervivencia de la democracia depende de ello.”

Si el flujo de toda información, cierta o falsa, está resquebrajando a nuestra nación, entonces, para empezar, nuestra nación no era muy fuerte. Y, para que un funcionario electo como él que, a diferencia de Facebook, ha jurado mantener la Constitución, pida una censura mayor, entonces, cada uno de nosotros tiene una razón para preocuparse.

Podemos discutir hasta que nuestra cara se ponga azul, acerca de si Facebook o Twitter deberían censurar la información, pero, el gobierno no tiene nada que hacer pidiendo tal acción.

Así que, si Facebook puede, y probablemente no debería, prohibir usuarios y mensajes que no le gustan, y, con mayor certeza, que el gobierno no debería y que es constitucionalmente prohibido que censure opiniones, ¿que debemos hacer para detener la expansión de la desinformación? A algunos de ustedes les va a molestar oír que la respuesta es: absolutamente nada.

Todo lo que podemos hacer es crear y circular información y confiar en que nuestras ideas son los suficientemente fuertes como para que hablen por sí mismas. Tan sólo el individuo es responsable de su consumo de información. Y, al tratar constantemente de prohibir todo, lo que estamos realmente demostrando es que no confiamos en la habilidad del individuo para tomar la decisión correcta.

Brittany Hunter es escritora y editora de la Fundación para la Educación Económica. Además de ser co-anfitriona del podcast semanal de la FEE, también es co-anfitriona de Beltway Banthas, un podcast que combina la Guerra de las Galaxias con la política. Brittany cree que la forma más efectiva de promover la libertad individual y la economía de libre mercado, es contando historias oportunas que destaquen principios eternos.