Sugiero su lectura, pues es una clara explicación de cómo “el camino hacia el infierno está pavimentado de buenas intenciones.” El socialismo por eso termina fracasando, en cualquier nación en que haya sido puesto en práctica; por ejemplo, Venezuela y pronto sigue Nicaragua.

LA FALACIA DE LAS BUENAS INTENCIONES ESTÁ IMPULSANDO EL APOYO AL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO

Por Barry Brownstein
Fundación para la Educación Económica
Lunes 6 de agosto del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/the-good-in...tic-socialism/

“El poder concentrado no se convierte en inofensivo por las buenas intenciones de aquellos que lo crearon.” ̶ Milton Friedman

Mientras que Venezuela continúa su colapso hacia un infierno en vida para todos, excepto para Nicolás Maduro y las élites gobernantes, el apoyo en los Estados Unidos a favor del socialismo democrático continúa en ascenso (continues to rise).

Abundan los reportes gráficos, tal como el ensayo fotográfico reciente del New York Times, acerca de la hambruna en Venezuela (starvation in Venezuela abound):

“Kenyerber Aquino Merchán tenía 17 meses de edad cuando murió de hambre.

Su padre salió antes del amanecer para llevarlo a su hogar desde la morgue del hospital. Él llevó el cuerpo esquelético de Kenyerber a la cocina y se lo entregó a un trabajador de la funeraria, quien hace visitas a las casas cuando se le llama por aquellas familias venezolanas que no tienen dinero para los funerales.

La columna y la caja torácica sobresalían al ser inyectados los químicos para el embalsamamiento… los parientes recortaron un par de las paredes laterales de una de las cajas de cartón vacías usadas para raciones de alimentos, de las que las familias dependen cada vez más en medio de las escaseces de alimentos y de precios galopantes de los alimentos, que ahogan a la nación. Suavemente pusieron las dos pequeñas paredes de la caja encima del ataúd de Kenyerber, para ayudar a que su alma llegue al cielo ̶ una tradición cuando muere un bebé en Venezuela…

[S]u padre, Carlos Aquino, un trabajador de la construcción de 37 años de edad, empezó a llorar desconsoladamente. ¿Cómo puede ser esto?” gimió, agarrando el ataúd y hablando suavemente, como si así le diera tranquilidad a su hijo en la muerte. “Tu papá ya nunca te verá más.”

Si usted se inclina a creer que este es un incidente aislado, los reporteros Meridith Kohut e Isayen Herrera les desengañarán ante su ignorancia: “El hambre ha atacado a Venezuela durante años. Ahora está matando a los niños de la nación a una tasa alarmante, lo dicen médicos de los hospitales públicos del país.”

Con reportes como estos, uno se pone a pensar, ¿cómo es que puede estar creciendo el apoyo al socialismo en los Estados Unidos?

Si algunos estadounidenses son económicamente iliteratos y ahistóricos, eso explicaría su apoyo (would explain their support). Si ellos han identificado erradamente a los países de Escandinavia como socialistas (mistakenly identified Scandinavian countries as socialist), eso también brindaría una explicación.

Tal vez la gente está buscando un mejor sentido en sus vidas y ser parte de un movimiento de masas llena un vacío (part of a mass movement fills a void).

Algunos estudiantes me han admitido que ellos aprecian ser capaces de ejercer poder sobre otros. ¿Tal vez es que ven en el socialismo un medio para adquirir poder?

Estas pueden ser algunas de las explicaciones para un apoyo creciente al socialismo democrático; no obstante, hay otro factor que está operando. Los estadounidenses crecientemente están permitiendo que su pensamiento sea influenciado por falacias lógicas.

LA FALACIA DE LAS BUENAS INTENCIONES

Charles Munger es vice-presidente de Berkshire Hathaway, el legendario conglomerado que él controla con Warren Buffett. En un discurso en la Universidad de Harvard acerca de los errores humanos de apreciación (human misjudgment), Munger cuenta la historia de un cirujano que removió “cajones llenos de vesículas biliares sanas” y continuó mutilando a los pacientes durante cinco años, pasado el punto en que él debió haber sido removido.

Munger sentía curiosidad. ¿Era motivado el doctor por avaricia? Munger quedó sorprendido al saber que el doctor mutilador “amaba” a sus pacientes y que estaba motivado por buenas intenciones. Munger buscó el discernimiento de un médico que había estado involucrado en la remoción del cirujano:

“Yo le dije, ‘Cuénteme, si pensó él, allí había una forma para que uno ejercitara sus talentos,’ este tipo estaba técnicamente muy capacitado, ‘¿Y ganarse la vida ocasionando algunas pocas mutilaciones y crímenes todos los años, junto con algunos fraudes? Y él me respondió, ‘Demonios, no, Charlie. Él pensó que la vesícula biliar era la fuente de todo mal de salud, y, si usted realmente ama sus pacientes, usted no podía deshacerse de ese órgano con una rapidez mayor.’”

Para los pacientes del cirujano, sus buenas intenciones les brindaban poco consuelo.

Cuando los doctores de un Jorge Washington que estaba muriéndose, le sangraron, ellos estaban motivados por buenas intenciones; y su práctica médica no científica probablemente aceleró la muerte de Washington.

Los políticos que confían en sus instintos sobre las buenas intenciones, se hacen inevitablemente autoritarios. Todos confían en los límites de sus mentes propensas al error y no en principios probados que promueven el florecimiento humano.

Aquellos que descansan en sus buenas intenciones para guiar sus acciones, son arrogantes en vez de humildes (are arrogant rather than humble). Tienen poco respeto o desconocen que, como lo puso Hayek en su ensayo “Individualismo: El Verdadero y el Falso” (Individualism: True or False), “La colaboración espontánea de los hombres libres a menudo crea cosas que son más grandiosas de lo que sus mentes en forma individual pueden llegar a abarcar por completo.”

Cuando Hugo Chávez, el padre de la pesadilla venezolana, murió en el 2013, el expresidente Carter elogió el liderazgo audaz de Chávez (President Carter praised Chavez’s bold leadership), diciendo, “Llegamos a conocer a un hombre quien expresó una visión para llevar cambios profundos a su país, para beneficiar especialmente a aquella gente que había sido abandonada y marginalizada.”

Carter nunca dudó de las buenas intenciones de Chávez. En efecto, Carter ofreció esas intenciones como una evidencia exculpatoria de la brutalidad de Chávez:

“Aunque no hemos estado de acuerdo con todos los métodos seguidos por su gobierno, nunca hemos dudado del compromiso de Chávez para mejorar las vidas de millones de sus compatriotas.”

El profesor Owen Williamson de la Universidad de Texas en El Paso puede decir que el expresidente había sido víctima de la falacia lógica El Argumento a partir de las Motivaciones (The Argument from Motives): “Falsamente justificar o excusar acciones malas o viciosas debido a la aparente pureza de los motivos o la ausencia de maldad del perpetrador.”

En su libro, Capitalismo y Libertad (Capitalism and Freedom), Milton Friedman aseveró que hay dos amenazas a la libertad, la externa y la interna. En 1962, él señaló a la Unión Soviética como una amenaza externa. Ver el enemigo interno, dijo Friedman, es más difícil, porque es “mucho más sutil.”

“Es la amenaza interna proveniente de hombres de buenas intenciones y de buena voluntad, quienes desean reformarnos. Impacientes ante la lentitud de la persuasión y del ejemplo, para lograr los grandes cambios sociales que ellos imaginan, tienen ansias de usar el poder del estado para lograr sus objetivos y confianza en su propia capacidad para lograrlos. A pesar de lo anterior, si ellos logran el poder, fracasarían en lograr sus objetivos inmediatos y, además, producirían un estado colectivo ante el cual ellos retrocederían con horror y del cual ellos estarían entre las primeras víctimas.”

Que el “poder concentrado no se convierte en inofensivo por las buenas intenciones de aquellos que lo crearon” ha llegado a ser una de las ideas más famosas de Friedman. Su advertencia es ignorada en la actualidad por aquellos quienes creen en las “buenas intenciones de los políticos”, como Bernie Sanders o la candidata al Congreso de los Estados Unidos, Alexandria Ocasio-Cortez, que harán que sus políticas destructivas sean inofensivas.

Friedman desafió a sus lectores para que consideraran, “¿Cuáles, si es que alguna, de las grandes ‘reformas’ de las décadas pasadas han logrado sus objetivos? ¿Han llegado a ser una realidad las buenas intenciones de los proponentes de esas reformas?”

Relacionada con la Falacia de las Buenas Intenciones, está la Falacia del Pensamiento Positivo. Como la plantea el profesor Williamson, el pensamiento positivo es “una inmensamente popular pero ilusoria de la moderna falacia del logos, cual es que, debido a que estamos ‘pensando positivamente,’ eso, como tal, de alguna manera sesga a la realidad externa, objetiva, en nuestro favor, incluso antes que alcemos un dedo para actuar.”

Concedamos “buenas intenciones” a los actuales mandos de los socialistas democráticos. Supongamos que están “pensando positivamente.” No importa. Ni las buenas intenciones o los pensamientos positivos superan cómo es que funciona la realidad. Los resultados destructivos del socialismo seguirán cuando la historia se repite.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es autor de The Inner-Work of Leadership [The Inner-Work of Leadership]. Para recibir los ensayos de Barry, suscríbase en Mindset Shifts.