Lo increíble es que todavía algunos en nuestro medio pretenden que les sigamos en el rumo de miseria que nos ofrece su socialismo. Por supuesto, que ahora es una caricatura de lo que propuso Marx (lo cual es bueno), pero siguen ignorando la importancia de los mercados para lograr el enriquecimiento de sus pueblos, como lo han hecho los chinos al introducir una serie de medidas capitalistas, heréticas para los socialistas de escritorio.

CÓMO LOS SOCIALISTAS CONVIERTEN A LA ECONOMÍA EN LA “CIENCIA TRISTE” A PESAR DE LA PROSPERIDAD CRECIENTE

Por Kevin Villani
Fundación para la Educación Económica
Martes 10 de julio del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/how-sociali...ng-prosperity/

El economista del siglo XVIII, Thomas Carlyle, llamó a la economía una ciencia triste, no sólo como una reacción al punto de vista del economista Thomas Malthus, de que el estancamiento económico y el colapso debido al crecimiento de la población era inevitable, sino también ante los llamados de John Stuart Mill (John Stuart Mill's) en favor de la libertad individual (y de las consecuencias de liberar a los esclavos estadounidenses), como el camino para mejorar el bienestar económico agregado. La economía permanece siendo la ciencia triste, conducida hoy por el creyente en el “estancamiento secular” (“secular stagnationist”) Robert Gordon. Pero, tal como lo hizo notar el famoso físico Richard Feynman, si un campo tiene a la palabra ciencia en su nombre, ¡probablemente no lo sea!
LA EXPLOTACIÓN ECONÓMICA ES POLÍTICA

La economía política hasta el siglo XVII era principalmente explotadora: esclavitud, servidumbre, mercantilismo e imperialismo eran todas formas de explotación por aquellos con poder e influencia política -secuaces- quienes podían explotar a aquellos que no los tenían. La riqueza y el ingreso eran redistribuidos, en vez de ser creados. Un siglo más tarde, en 1776, Adam Smith publicó La Riqueza de las Naciones, coincidentemente el mismo año de la Revolución Estadounidense, describiendo cómo trabaja una economía de mercado para beneficio de todos, basada en la libertad individual de Mill. Casi un siglo más tarde, el economista Karl Marx describió a este sistema “capitalista” como la explotación de la clase trabajadora (el proletariado) por los dueños del capital (la burguesía). Esta permanece siendo la narrativa dominante, pero no explica la prosperidad creciente.
LA PROSPERIDAD ES ABSOLUTA, LA ENVIDIA ES RELATIVA

Análogamente, la física newtoniana del siglo XVII describió las leyes de la gravedad que gobernaron al universo por varios siglos, pero aquella no podía explicar la gravedad, la fuerza que nos mantenía acá abajo. Einstein se propuso resolver la discrepancia entre la teoría newtoniana de la gravedad, que implicaba que la velocidad de la luz era “relativa,” con lo que tal vez era la más importante, pero básicamente ignorada, observación empírica de los físicos electromagnéticos en 1887, cual es que la velocidad de la luz era constante. Literalmente fuera de la profesión física desde su pedestal en la oficina de patentes, él condujo un experimento de pensamiento: una persona dentro de una caja que colgaba de un extremo de una grúa, cuyo cable hace que se acelere hacia arriba, interpretaría las fuerzas g de aceleración como siendo mantenidas abajo por la gravedad, pero, cuando se le veía desde el exterior, la caja estaría elevándose. Esto condujo a su teoría “especial” y luego teoría “general” de la relatividad, en la que la gravedad y la aceleración es la misma cosa.

Lo que Marx vio como explotación fue el inicio de una prosperidad generalmente creciente. En el curso del siglo pasado desde la relatividad de Einstein, el hallazgo económico empírico más importante, pero a menudo pasado por alto, es que virtualmente todo progreso humano (human progress) agregado es una consecuencia directa del liberalismo económico de Mill: el capitalismo de mercado privado. La explotación sentida por las clases económicas más bajas es relativa a los propietarios del capital. La observación empírica como corolario es que las mejoras en el bienestar económico están inversamente relacionadas con el tamaño y alcance del gobierno. En el extremo, los sistemas socialistas, con la propiedad estatal de los medios de producción, se estancan y colapsan: en el experimento de pensamiento de Einstein, los socialistas cortan el cable, produciendo una sensación eufórica de flotación, hasta que la caja se estrella con el suelo.

LA BÚSQUEDA DE RENTAS EN LA POLÍTICA ES EXPLOTADORA, LAS GANANCIAS DE LA INNOVACIÓN SON JUSTAS

En Knowledge and Power (2013), George Gilder describe cómo y por qué tales concentraciones de capital privado producen una inversión innovadora, que dan lugar a una mejora extensa del bienestar material: la propiedad provee los incentivos y el conocimiento empresarial acumulado la habilidad de innovar. Un optimista, Gilder rechaza los límites para la innovación del estancamiento secular.

Que políticos progresistas y el estado administrativo deban rechazar esta evidencia empírica en favor de la narrativa de la explotación, no es difícil de entender. También se incluye a economistas e historiadores entre la élite intelectual, “rentistas” en vez de productores. Lo guerreros de clase (Class warriors) conducidos por Thomas Picketty se enfocan en la distribución relativa de la riqueza -la envidia- para mantener la narrativa de la explotación en apoyo de la redistribución que hace el estado.
Bernie Sanders, el candidato socialista para la nominación demócrata del 2016, atrajo un fuerte apoyo entre los milenarios. Su mensaje ignoraba la historia del socialismo –los 45 millones de muertos resultantes de que Mao llevara el socialismo a China (China), o las 100 millones de muertes en las Tierras Ensangrentadas [Nota del traductor: del libro “Bloodlands” (“Tierras Ensangrentadas” del historiador de la Universidad de Yale, Timothy D. Snyder, escrito en el 2010] entre Hitler y Stalin, o la pérdida de memoria colectiva de los socialistas globalmente, descritos en “La gran mascarada,” (the Last Exit to Utopia)- en favor del mito del socialismo escandinavo, en realidad los frutos de una economía capitalista (capitalist economy) globalmente competitiva.

EL ALMUERZO GRATIS SOCIALISTA: TODAVÍA UN BUEN GANCHO PARA EL TOTALITARISMO ELECTORAL

Bernie Sanders, el candidato socialista para la nominación demócrata del 2016, atrajo un fuerte apoyo entre los milenarios. Su mensaje ignoraba la historia del socialismo –los 45 millones de muertos resultantes de que Mao llevara el socialismo a China (China), o las 100 millones de muertes en las Tierras Ensangrentadas [Nota del traductor: del libro “Bloodlands” (“Tierras Ensangrentadas” del historiador de la Universidad de Yale, Timothy D. Snyder, escrito en el 2010] entre Hitler y Stalin, o la pérdida de memoria colectiva de los socialistas globalmente, descritos en “La gran mascarada,” (the Last Exit to Utopia)- en favor del mito del socialismo escandinavo, en realidad los frutos de una economía capitalista (capitalist economy) globalmente competitiva.

Es posible que los milenarios fueron condicionados, directa o indirectamente, en sus simpatías socialistas con La Otra Historia de los Estados Unidos (A Peoples History Of the United States) (1980) de Howard Zinn, quien compartió el mismo trasfondo y visión del mundo de Sanders, al absorber a Marx en una edad temprana y, más tarde en su vida, oscilando entre el socialismo, el “socialism democrático” y la democracia social. Zinn brinda una convincente historia inquietante desde la perspectiva de la gente dentro de la caja. Pero, él fusiona la explotación absoluta, por ejemplo, de los indios nativos y de los esclavos importados, con la más posible explotación relativa de servidumbre por contrato y otros inmigrantes. Luego, él iguala a la “ganancia” con los sistemas explotadores de la esclavitud, la servidumbre, el genocidio indígena, el mercantilismo, el imperialismo y el capitalismo de los amigotes, implicando al capitalismo liberal de mercado. Estos dos guerreros sociales condujeron a sus jóvenes corderos hacia abajo por el Camino de Servidumbre.

En una ocasión, Charlie Chaplin le dijo a su amigo Albert Einstein, que ellos eran las dos personas más famosas del mundo, pero que él era popular porque todos entendieron exactamente lo que él estaba haciendo, mientras que nadie entendió lo que Einstein estaba haciendo. Einstein afirmó que, si él hubiera podido obtener un nombramiento en una universidad, en vez del empleo en la oficina de patentes, él nunca habría sido capaz de pensar fuera de la caja y publicar su teoría de la relatividad. Lo mismo vale para los empresarios.

Kevin Villani, principal economista en Freddie Mac entre 1982 y 1985, es uno de los directores de University Financial Associates. Él ha tenido posiciones séniores en el gobierno, ha estado afiliado con nueve universidades y ha servido como Gerente Financiero y director de varias empresas. Recientemente publicó Occupy Pennsylvania Avenue acerca de los orígenes políticos de la burbuja de préstamos de alto riesgo y lo que siguió de ella.