Hay socialistas que alaban el progreso económico obtenido por las naciones nórdicas, y particularmente Dinamarca, como resultado de su socialismo, cuando en realidad detrás de esa pretensión estatista, existe una economía de libre mercado y de libre comercio, que han sido las verdaderas fuentes de su éxito.

EL SECRETO DEL ÉXITO DE DINAMARCA NO ES LO QUE LA IZQUIERDA QUIERE QUE USTED CREA

Por Mark Littlewood
The Sunday Times: Comment
4 de junio del 2018


Pregúntele a cualquier político del ala izquierda en todo el mundo occidental, cuáles países ellos admiran más y usted podrá tener la confianza de que Dinamarca estará bien cerca de lo más alto de la lista. En efecto, es crecientemente difícil tener un debate en Gran Bretaña acerca de si el sector público es demasiado grande, sin que para ayudarse sean alabadas las naciones escandinavas. Se les mantiene como ejemplos de qué tan elevado es el gasto en políticas de bienestar, en donde altos impuestos y un estado intervencionista aparecen como si estuvieran mano a mano con la riqueza, la salud y la felicidad de una vasta extensión de la población. Dinamarca posee la tasa impositiva más alta de todos los países de la Unión Europea, pero los ingresos promedio son de cerca de ₤10.000 más altos que los del Reino Unido.

En la última elección presidencial en los Estados Unidos, el agitador radical Bernie Sanders basó esencialmente su plataforma política alrededor de lograr que los Estados Unidos fuera más como Escandinavia. “Deberíamos mirar a países como Dinamarca,” declaró él, “y aprender de lo que ellos han logrado para su gente trabajadora.” Aquí en Gran Bretaña, algunos de quienes apoyan a Jeremy Corbyn [Nota del traductor: líder del partido laborista] insisten en que es un error verlo como un marxista convencido; supuestamente, es mejor entendido como un social-demócrata al estilo nórdico, de la corriente principal.

Por tanto, fue una especie de curiosidad que la semana pasada Copenhague fuera la sede para el Foro para la Libertad de Europa, la mayor reunión anual de centros de estudios del libre mercado y de grupos de campaña a lo largo de todo el Continente. Quienes asistieron estuvieron discutiendo los méritos de las reducciones de impuestos, de la desregulación y de echar para atrás al estado, en un país que, aparentemente, brinda una prueba viviente de que en la realidad el socialismo democrático funciona.

No obstante lo anterior, resultó que los delegados pudieron regresar con sus creencias reforzadas, en vez de socavadas. La historia del éxito danés no se basa en el tipo de enfoque de altos impuestos y elevados gastos, que muchas personas externas quieren que usted crea. Subyaciendo el récord de Dinamarca como economía exitosa existe un fundamento sólido de una economía de mercado liberalizada y de libre comercio.

La riqueza del país no es un fenómeno reciente. De hecho, Dinamarca sobrepasó a muchos países europeos en términos de sus ingresos promedio en la década de 1950, en un momento en que su carga impositiva era la misma que la de Estados Unidos y mediblemente más baja que la de Gran Bretaña. Iba de forma constante alcanzando los niveles de riqueza de los Estados Unidos, hasta que empezó la explosión del gasto del estado danés.

Como lo explica el economista Otto Brøns-Petersen: “A principios de la década de 1980, la economía estaba en una situación muy mala, con un desempleo elevado, con un déficit gubernamental enorme y en ampliación y con muy serias preocupaciones acerca de un elevado déficit externo. Todos los gobiernos desde... 1982 han puesto en marcha reformas estructurales al estado de bienestar y al sistema tributario, reduciendo la generosidad del estado de bienestar y recortando las tasas marginales de los impuestos, así como consolidando las finanzas públicas.”

De forma que el crecimiento del asistencialismo coincidió con una disminución del éxito danés, no a una sobrecarga. A pesar de ello, el país todavía poseía una cantidad sustancial de bases de mercado libre a las cuales acudir.

De acuerdo con el Índice de Libertad del Instituto Fraser, Dinamarca tiene una moneda más sólida, menor regulación y mejor respeto por los derechos de propiedad privada que el Reino Unido. No existe un salario mínimo legal y hay pocas restricciones para contratar y despedir a los empleados. Su sistema de salud exige un rango de co-pagos y alrededor de un 40 por ciento de los daneses tiene un seguro de salud privado, seis veces más que en Gran Bretaña. Dinamarca posee un floreciente sistema privado de educación, financiado por medio de vales para ser usados en ella [vouchers]. Un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [OCDE] en 1995 hace notar que los daneses creen que “la libre elección de la escuela y de la educación es de importancia central para el buen funcionamiento del sistema educativo.” Lamentablemente, ninguno de estos enfoques parece que ha logrado estar en la lista de recomendaciones de políticas inspiradas en Escandinavia del Sr. Corbyn y del Sr. Sanders.

Las recetas de políticas mal concebidas que alegan estar basadas en evidencia, a menudo nacen de confundir correlación con causalidad. Algunas veces esto se combina al fallar en fijarse en series de tiempo que sean lo suficientemente largas, como para entender apropiadamente los datos económicos. También los políticos se inclinan a enfocarse tan sólo en unos pocos factores que calzan dentro de sus agendas o prejuicios particulares, no siempre siendo el análisis detallado su punto fuerte. Alabar a Dinamarca como prueba de que alzas impositivas y más gasto gubernamental son el camino hacia la prosperidad, cae en todas estas trampas.

Igualmente, concierne a aquellos de nosotros de una persuasión liberal de libre mercado, aceptar que en la realidad es posible que haya un país con altos impuestos y alto gasto que sea capaz de lograr niveles impresionantes de prosperidad. Dinamarca y otros países escandinavos muestran que ese es un hecho empírico.

La estrategia sensata, cuando se trata de aprender de los éxitos económicos de otras naciones, es mirar a su enfoque como un todo. Yo regresé de Copenhague el fin de semana convencido de que los daneses no han descubierto alguna fórmula mágica que difiere radicalmente de aquellas que han sido tratadas exitosamente en otras partes. De hecho, su receta incluye grandes porciones de neoliberalismo desregulador, que puede no ser del gusto de aquellos en Gran Bretaña que aprecian un enfoque más orientado hacia el estado.

Si usted ha pensado sentir que el Reino Unido sería un mejor lugar si imitáramos a los daneses, entonces, es importante tener presente que la abolición del salario mínimo, un papel ampliado para el sector privado en salud y educación, finanzas públicas sostenibles y una economía menos regulada, son factores esenciales del modelo. En el agregado, desde un punto de vista de libre mercado, sorprendentemente hay poco que está podrido en el estado de Dinamarca.

Mark Littlewood es director general del Institute of Economic Affairs, con base en Londres, Inglaterra. Twitter: @MarkJLittlewood