No hace muchos días, una importante funcionaria del nuevo gobierno se manifestó muy complacida porque, ante la reformas al gasto y a los tributos que se han propuesto, se ha abierto la posibilidad de que el estado pueda endeudarse en el extranjero. Por ello, vale la pena que le eche una ojeada al impacto que tiene ese aumento en nuestro ya elevado endeudamiento externo.

¿LA DEUDA NO IMPORTA PORQUE “NOS LA DEBEMOS A NOSOTROS MISMOS”? POR QUÉ KEYNES Y KRUGMAN ESTÁN EQUIVOCADOS EN ESTO

Por Bart Remes
Fundación para la Educación Económica
Martes 5 de junio del 2018


Es un hecho innegable que la deuda, ya sea privada o pública, eventualmente debe ser pagada.

Los acreedores tienen mejores memorias que los deudores. Esta elegante frase fue acuñada por Benjamin Franklin –filósofo político, escritor prolífico, humorista y embajador de los Estados Unidos en Francia. El Sr. Franklin fue también uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América. Un verdadero erudito y un hombre de gran sentido común.

Un empresario asume que él tiene derecho a una oferta inagotable de crédito y descuidadamente acumula las deudas. Pronto él descubrirá que los acreedores tienen mejores memorias que los deudores. El crédito se seca. Los trabajadores dejan de laborar. Después de todo, la deuda debe ser pagada. Crédito y deuda son dos lados de la misma moneda.

“El acreedor se constituye en una especie de socio del deudor. Ha unido su suerte con la del deudor. La concesión de crédito invariablemente constituye un cometido empresarial y especulativo, cuyo futuro resultado -favorable o adverso- resulta, invariablemente, incierto.” –Ludwig von Mises, La Acción Humana (Capítulo 20, p. 791).

Los economistas de la corriente principal no negarán esto. Después de todo, ¿cómo podrían hacerlo? Aun así, ellos dirán que nosotros estamos equivocados. Aseverarán que no hemos entendido en su totalidad. Insistirán en que hay algo sutil acerca de la deuda que no comprendemos.

NOS LA DEBEMOS A NOSOTROS MISMOS

La sutileza que fracasamos en notar -según la corriente principal- es que la deuda pública y la deuda privada son dos animales diferentes. Cuando el gobierno le debe dinero a otras organizaciones o individuos, se aplica una regla diferente de cuando una persona privada o una empresa privada son las que deben dinero. Esa regla es: nos la debemos a nosotros mismos.

He aquí un ejemplo. Cuando los líderes empresariales japoneses cuestionaron la política de su gobierno de acumular deuda, el laureado con el Premio Nobel, Paul Krugman, inmediatamente se puso a la altura de la ocasión. Él escribió un artículo en el New York Times humildemente titulado “La sabiduría económica -o su carencia- de los líderes empresariales (“The economic wisdom -or lack thereof- of business leaders”. Es una lectura impactante.

Lo que esencialmente afirma el Sr. Krugman es que el gobierno puede gastar y gastar y gastar. Puede continuar acumulando deuda sin preocuparse vez alguna en pagarla, debido a que nos la debemos a nosotros mismos. Incluso subrepticiamente insinúa que cualquiera que falle en entender esta simple noción, no posee su nivel intelectual.

Murray N. Rothbard, un no laureado con el Premio Nobel, pero, desde mi punto de vista, un economista mucho mejor y mucho más humilde, señaló significativamente que “nosotros[“we”] y “nosotros mismos” [“ourselves”] no es necesariamente lo mismo.

LA GRANJA DE LOS ANIMALES

Tal vez a lo que Paul Krugman y otros economistas de la corriente principal se están refiriendo es que los cerdos en Animal Farm [Granja de los animales, famosa novela de George Orwell] después de todo están en lo correcto. “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.” Transcrito al lenguaje de los economistas de la corriente principal, esto se lee como toda deuda es igual, pero la deuda gubernamental es más igual que la de otros. Si usted piensa que esto suena un poquito extraño, pues así lo es.

Cada dólar que un gobierno gasta tiene que ser pagado. Esa es la pura realidad. ¿Se ha preguntado usted alguna vez de dónde es que el gobierno obtiene su dinero? La respuesta es simple. Hay tres fuentes entre las cuales puede escoger. Son los impuestos, pedir prestado e inflar la oferta de dinero. A diferencia de los impuestos y de inflar la oferta de dinero, el dinero recolectado cuando se pide prestado requiere que eventualmente en el futuro sea repagado.
LA MÁQUINA DEL TIEMPO

En nuestro mundo no hay máquinas del tiempo. Esto puede parecer obvio. Pero, ¡tiene implicaciones importantes! El que no haya máquinas del tiempo significa que todos los bienes son producidos a partir de recursos del presente. Cuando el gobierno o el sector privado gastan dinero, se usan recursos del presente. No es posible ir hasta el año 2100, tomar robots, aeroplanos, pizas, petróleo, o lo que sea que haya, y transportarlos al instante para usarlo en nuestro tiempo presente.

Todos los puentes, aeropuertos, tanques (y pizas) que el gobierno ordena son hechos usando recursos del presente, que son suplidos por la generación actual. El gobierno paga ahora por todo esto, sin importar si el dinero es obtenido mediante impuestos o pedido prestado. En la práctica, naturalmente, hay una diferencia en cómo la carga de este gasto es compartida entre la generación del presente.

A nadie le gusta pagar impuestos (con la excepción de Warren Buffet). Los impuestos nunca son populares. Tampoco la inflación. Cuando el gobierno paga por las cosas en las que gasta, al menos con dinero prestado, eso no se siente tan mal. Los impuestos son pagados por todos. Al pedir prestado el dinero viene de un pequeño grupo de prestamistas. La gente se puede sentir un poco preocupada acerca del principio de ello, pero no siente dolor por eso de la misma forma en que no quiere pagar impuestos y cómo les disgusta la inflación.
SÓLO SE DESPLAZA

Qué sólo nos la debemos a nosotros mismos se basa en la idea de que el pequeño grupo que presta dinero recibe a cambio bonos del gobierno, que son activos financieros. Estos prestamistas tienen derecho a un flujo de pagos de intereses y eventualmente reciben de regreso al principal. Ellos incluso pueden legar los activos financieros a sus hijos y nietos.

De acuerdo con los economistas de la corriente principal, significa, al final del camino, que el hecho de que el gobierno pida prestado no es más que mover el dinero internamente. Son “pagos de transferencias.” Así de simple. Los contribuyentes reembolsan a su propia gente, si bien de parte de un grupo grande de contribuyentes a un grupo pequeño de prestamistas. Dejen que Murray N. Rothbard se divierta y diga que “nosotros” [“we”] y “nosotros mismos” [“ourselves”] no es necesariamente lo mismo. ¿Qué importa? Todo es lo mismo. No está enriqueciendo o empobreciendo a un país.

Obviamente, si los prestamistas son extranjeros, bien podría ser que nosotros se lo debemos a extranjeros, y que estamos viviendo más allá de nuestros medios. Pero, si extrapolamos la generación presente para dar a entender a todos los humanos, y las generaciones futuras para dar a entender todos los humanos futuros, entonces, estamos de regreso al análisis original y que nos lo debamos a nosotros mismos deja de ser un problema.

GEEN GEZEIK, LEDEREEN RIJK [NO HAY PROBLEMA, TODO MUNDO RICO]

Así que, ¿por qué no abolir todos los impuestos y fondeamos todos los ingresos del gobierno pidiendo prestado? Después de todo, la deuda del gobierno no importa. Nos la debemos a nosotros mismos. No es nada más que un simple acto de contabilidad y de llevar los libros contables. Cero impuestos con certeza que harán a todo mundo feliz. Incluso podría ser un lema pegajoso para las elecciones: Geen Gezeik, Iedereen Rijk. (*) [No hay Problema, Todo Mundo Rico] (*)

La verdad es que la deuda del gobierno sí importa. La deuda del gobierno impacta negativamente a la economía, profundamente. ¡Nos la debemos a nosotros mismos es una falacia! Hay muchas razones de por qué ello es así: la exclusión, la mala asignación y el capital.
LA EXCLUSIÓN [CROWDING OUT]

He aquí lo que eso significa. Todo gasto gubernamental drena fondos escasos y recursos escasos lejos de los empresarios y los canaliza hacia proyectos seleccionados por los funcionarios gubernamentales.

Recuerden, todos los bienes son producidos a partir de recursos del presente. Cuando el gobierno pide prestado para financiar su gasto, compite con otros prestatarios por los fondos escasos y los recursos escasos que ahora están disponibles en una economía. Otros prestamistas terminan con menos.

Como resultado de esa exclusión, los empresarios tendrán que pagar tasas de interés más altas y mayores precios por los insumos, a fin de ahuyentar la competencia de parte del gobierno. Habrá menos incentivos para que aquellos inviertan los fondos y recursos disponibles menores para hacer nuevos productos innovadores, comprar más equipo, contratar más gente, construir nuevas fábricas, crean nuevas empresas, etcétera.

Algunos pueden alegar que el gobierno usará el dinero que pidió prestado para pagar a los suplidores. Así que, después de todo, el dinero regresa a la economía. Pero, este argumento no tiene base. Esto nos lleva a otra razón por la cual la deuda del gobierno socava a la economía.
LA MALA ASIGNACIÓN

El gobierno es responsable de gastar el dinero que está dentro de su presupuesto. No es responsable por tener pérdidas o ganancias y, por tanto, no sabe cómo usar los fondos y los recursos que pidió prestados, tan productivamente como lo hacen los empresarios.

“En la administración pública, no existe conexión alguna entre ingreso y gasto.” Ludwig von Mises en Burocracia (Capítulo 2 –p. 71).

Para los empresarios, el éxito se mide por el tamaño de las ganancias. Si no hay utilidades al hacer algo, es una señal de que el capital y el trabajo dirigidos a producir cualquier cosa que ese algo sea, pueden ser mal asignados. Señala que el capital y el trabajo no son usados de una manera efectiva.

Sí Ministro es una sátira política que corrió en la TV británica en la década de 1980. Uno de los protagonistas -un alto servidor público ficticio llamado Sir Humphrey- explica en la manera menos cínica la diferencia entre el funcionamiento de la administración pública y del sector privado.

En palabras de Sir Humphrey, en la administración pública el éxito es medido por el tamaño del presupuesto. Entre más dinero haya para gastar, mayor es el éxito que la administración pública puede alegar. Un ministerio grande es más exitoso que uno pequeño.

Tristemente, la posibilidad de pedir prestado y de emitir bonos conduce a más y más gasto gubernamental. Y a una probabilidad mayor de una mala asignación de recursos, en comparación con el resultado de un mercado puro.

EL CAPITAL

Nos lo debemos a nosotros mismos
fracasa completamente en entender que es el capital. Ignora completamente lo que sucede a través del tiempo. Es el pináculo del principio del corto plazo.

Cuando hoy el gobierno desperdicia el dinero en proyectos no productivos y asigna mal los recursos escasos, eso impacta seriamente el proceso de acumulación de capital y el mantenimiento del capital en el futuro. Como resultado, no habrá un incremento en la productividad en el futuro.

El capital no es un regalo directo de la naturaleza. No se reproduce a sí mismo automáticamente. No es una cosa homogénea. Tiene diferentes usos. No existe en el presente tal cosa como una abundante o inexhaustible oferta de capital.

La acumulación de capital es un proceso de prueba, de error y de descubrimiento empresarial, lo cual toma tiempo. El capital pasa por una serie de etapas de producción, desde no estar terminado y no ser utilizable, hasta ser capital usable y eventualmente bienes de consumo utilizables.

Cuando se altera este proceso, las generaciones futuras heredarán menos productos innovadores, menos equipo y menos maquinaria, menos gente entrenada, menos fábricas, etcétera. Esta es una razón fundamental para explicar por qué los déficits de los gobiernos se traducen en un futuro más empobrecido.
TODA DEUDA DEL GOBIERNO CONDUCE A IMPUESTOS

Al final de cuentas, el gobierno solo puede obtener una cantidad fija por la vía de pedir prestado.

Al ir creciendo la deuda, los pagos de intereses para servir esa deuda también típicamente crecen. Nadie cree que el gobierno puede eternamente arrastrar la carga de esas tasas de interés. Partes crecientemente mayores de los ingresos tributarios deben usarse en el pago del interés de la deuda.

Es obvio que, más tarde o más temprano, los prestamistas se pondrán nerviosos por el tamaño de la deuda y demandarán tasas de interés mucho más elevadas. Si el gobierno todavía quiere gastar más, tendrá que activar la impresora de billetes (también conocido como inflar la oferta monetaria).

Cuando esto sucede, los prestamistas reaccionarán e insistirán en tasas de interés incluso mayores, sabiendo que el poder adquisitivo del dólar caerá con el paso del tiempo.

El crédito se secará. El gobierno aprenderá la lección. El acreedor se constituye en una especie de socio del deudor.” Eventualmente, la única fuente de ingreso que permanecerá disponible son los impuestos.

Cuando el amistoso servidor público de la oficina de impuestos toque a su puerta y demande su dinero para pagar la deuda del gobierno, usted de la misma manera podría decirle que los impuestos no son importantes, por la misma razón por la cual la deuda no es importante. Y eso es: nos lo debemos a nosotros mismos.

(*) Geen Sezeik, ledereen Rijk está en holandés y se traduce como No hay Problema, Todo Mundo Rico. Este eslogan pegajoso fue creado hace muchos años en Holanda por los comediantes Kees van Kooten y Wim de Bie. El dúo fundó un partido político ficticio De Tegenpartij (El Anti partido) y utilizó el humor y la parodia para luchar contra las tendencias populistas de los otros partidos. Las cosas resultaron ser un poco diferentes. De Tegenpartij se hizo tan popular que en la realidad podría haber ganado varios asientos en el parlamento, si hubieran participado en las elecciones.

Traducido de la página del autor en Linkedin.

Bart Remes se encuentra basado en Singapur. Su compañía, Economica Action P/L brinda ideas acerca de economía a empresarios, de forma que ellos puedan tomar decisiones más informadas.