Una lectura que sirve para recordar la importancia de mantener los principios.

MISES NUNCA CEDIÓ ANTE EL MAL

Por Dan Sanchez
Fundación para la Educación Económica
Jueves 10 de mayo del 2018


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/mises-never-gave-in-to-evil-1/

A pesar de unas probabilidades abrumadoras y a la presión social, Mises nunca dudó en sus decisiones.

Nada hay más contagioso que el ejemplo; y jamás hacemos grandes bienes o grandes males sin que produzcan otros semejantes –François de la Rochefoucauld (1613-1680).

Los héroes de la libertad no son peculiares de una región del mundo o de un momento en particular o de un sexo. Ellos son de todas las nacionalidades, razas, fes y credos. Inspiran a otros a una causa noble y universal -que toda persona debería ser libre para vivir sus vidas en paz, en el tanto no hagan daño a los derechos iguales de otras. Son apasionados no sólo de su propia libertad, sino también de la de otros.

En mi último libro (book), Real Heroes: Inspiring True Stories of Courage, Character and Conviction, escribí acerca de 40 individuos cuyos puntos de vista, decisiones y acciones sirvieron a esta causa de diversas maneras. Ese libro sembró la semilla para esta nueva serie semanal, que será publicada cada jueves en FEE.org. Pero esta vez, otros alrededor del mundo serán quienes la escriban y yo estaré contento editándola. Es mi esperanza que, cuando todo se haya dicho y hecho algunos meses después de hoy, la literatura acerca de la libertad será enormemente complementada por esta colección de biografías breves. Los autores estarán escribiendo acerca de héroes de la libertad, quienes son (o eran) ciudadanos del mismo país propio de cada autor. Cada semana aquí (here) se agregará un nuevo capítulo a la colección.

La edición de la semana de esta serie trata de la vida de uno de los héroes más importantes de la libertad, el economista y filósofo Austriaco Ludwig von Mises, y está escrito por Dan Sanchez, uno de los nuestros en la Fundación para la Educación Económica.

---Lawrence W. Reed, Presidente, Fundación para la Educación Económica.

Fue hace 106 años cuando se publicó el primer gran libro de Ludwig von Mises, Teoría del Dinero y del Crédito (Theory of Money and Credit). Mises escribió este tratado en esos oscuros y premonitorios días previos a la Primera Guerra Mundial. Eso hizo que el proyecto fuera urgente y afectó en mucho a su conformación. Posteriormente, escribiría en sus Notes and Recollections,

“Si hubiera podido trabajar tranquilamente y tomado mi tiempo, habría empezado con una teoría del intercambio directo en el primer volumen y luego procedería a la teoría del intercambio indirecto. Pero en la realidad empecé con el intercambio indirecto, debido a que creía que no tendría mucho tiempo; sabía que estábamos en víspera de una gran guerra y quería completar mi libro antes de que la guerra empezara. Fue así como decidí que tan sólo en algunos pocos tópicos iría más allá del campo estrecho de la teoría monetaria estricta y que pospondría mi preparación de un trabajo más completo.”

Aun siendo un joven, el economista ya había dominado su ciencia. Probablemente podría haber escrito algo como su posterior opus máxima, La Acción Humana (Human Action) -una exposición sistemática de economía y del caso a favor del liberalismo clásico- en aquel momento en la segunda década del siglo XX.

Pero, como es el destino, Mises -cuyas ideas representaban el punto culminante de la tradición liberal clásica- surgió a la escena en el momento preciso, en que el mundo occidental renunció completamente a esa tradición, abrazó al estado total y se lanzó por sí mismo de cabeza hacia su propia destrucción. La paz y el mercado fueron abandonados a cambio de la guerra y la planificación. Mises fue el último caballero del liberalismo en dos sentidos: fue el más grande y el último.

MISES Y LA GRAN GUERRA

La sentencia de muerte de la era del liberalismo podía escucharse en los cañonazos de la Primera Guerra Mundial. Y Mises escasamente tenía el tiempo suficiente como para terminar, publicar y defender su tratado monetario, antes que él fuera enviado al frente oriental, como un oficial de artillería.

A otros académicos con calificaciones comparables se les dieron papeles seguros en oficinas de planificación de la guerra. Pero Mises, cuyas ideas liberales estaban fuera de lugar en el sistema de Austria, fue puesto directamente en peligro. Uno de los genios mayores de la historia estaba cerca de que un soplo de viento cortara de raíz a su carrera.

¡Qué tan trágico había sido eso! Mises aún no había escrito su gran ensayo de 1920, El Cálculo Económico en el Sistema Socialista (Economic Calculation in the Socialist Commonwealth), el cual contiene el argumento más poderoso contra la planificación central que jamás había sido formulado. Imagine la mente del crítico más grande de la planificación central siendo extinguido por la guerra que representaba la apoteosis de la planificación central.

Póngase usted en los zapatos de Mises en la línea del frente. Usted, mejor que nadie más en la historia, entiende el funcionamiento de una sociedad pacífica de mercado. Usted entiende las fallas fatales del socialismo y del intervencionismo y la inutilidad de la guerra. ¡Usted tiene las respuestas! Usted conoce el código social que podría desatar y liberar el potencial de la humanidad.

Pero, nadie le escuchará a usted, y usted se encuentra rodeado por la destrucción y la locura. Es más, usted puede, en algún momento, ser devorado por esta guerra que se desata a su alrededor, y la humanidad puede perder para siempre todas aquellas ideas aún no escritas que están dando vuelta en su mente.
PROCEDA CADA VEZ CON MAYOR AUDACIA

Eso sería suficiente para resquebrajar casi a cualquier hombre. Pero, afortunadamente para nosotros, Mises no sólo era un genio sino también un ejemplo de coraje moral. En esta desgarradora crisis, como en todas sus pruebas subsecuentes Mises reforzó ese coraje con un trozo de una poesía en latín, que había aprendido como estudiante en la escuela.

“Cómo se comporta uno frente a una catástrofe inevitable es un asunto de temperamento. En el colegio, como era la costumbre, yo había escogido un verso de Virgilio para que fuera mi lema: Tu ne cede malis sed contra audentior ito. No cedas ante el mal, sino combátelo con mayor audacia. Recuerdo estas palabras en medio de las horas más negras de la guerra. Una y otra vez me había enfrentado con situaciones en las que la deliberación racional no encontró formas para escapar; pero, en ese entonces, intervino lo inesperado y con ello vino la salvación. Incluso ahora no perdería mi coraje. Quería hacer todo aquellos que un economista podía hacer. No me cansaría de decir lo que creía era cierto.”

Y él así fue siempre fiel a aquella resolución. Durante toda su carrera, Mises fue siempre el retrato de una intransigencia basada en principios. Un Leónidas intelectual, rodeado de huestes de socialistas, fascistas y charlatanes monetarios, se plantó. Aun cuando sus antiguos aliados -como aquellos arrastrados por la Revolución Keynesiana- se alejaron de él, siempre se plantó. Aun así, luchó. Y luchó no sólo por el destino de las generaciones futuras, sino también por su propio futuro.

Para Mises, no fue suficiente con exponer teóricamente la locura del inflacionismo en La Teoría del Dinero y del Crédito, un libro para los tiempos. Personalmente, él luchó también contra el inflacionismo que se presentó en la Austria entreguerras, usando su influencia para salvar a su tierra natal de la hiperinflación que muy poco después sucedería en la Alemania del Weimar y que contribuiría al surgimiento del nazismo.

Para Mises, no fue suficiente comprobar teóricamente la locura del socialismo en El Socialismo: Análisis Económico y Sociológico (Socialism: An Economic and Sociological Analysis), otro libro para los tiempos. También, personalmente disuadió al hombre más poderoso de Viena de imponer en esa ciudad el bolchevismo que pronto conduciría a la hambruna en Rusia.

Asimismo, él trató de salvar a su civilización de los estragos de la guerra. En su libro de 1919, Nación, Estado y Economía, Mises presentó un camino viable a futuro para Europa. La ida de auto-determinación debería aplicarse no sólo como un eslogan de la guerra, sino como una realidad política. Todo grupo, no importa qué tan pequeño, debería ser libre de declararse independiente de la entidad política gobernante. El principio de secesión, combinado con el libre comercio universal, traería la paz. Mises incluso dijo que, si fuera posible, este principio de secesión debería extenderse totalmente hacia abajo hasta el nivel del individuo.

Mises brindó una predicción ominosa. Sin importar cuán ofendida se sintiera Alemania con los acuerdos de paz, no debería practicar actos de venganza. Si la furia de Alemania se tornara hacia la venganza, el país sería destruido, junto con lo que quedaba de la civilización del viejo mundo en Europa. En resumen, él advirtió lo que luego se convertiría en la carnicería en masa de la Segunda Guerra Mundial.

Trágicamente, sus esfuerzos anti-bélicos no tuvieron el mismo impacto que su activismo económico. Aun así, los esfuerzos de Mises probablemente salvaron las vidas de miles –y las formas de vidas de millones. Y el impacto de Mises no se limitó a Austria. Incluso fue capaz de ganar terreno en Alemania, que previamente fue dominada intelectualmente por los “Socialistas de la Cátedra” (Kathedersozialisten). Él logró que los académicos jóvenes alemanes que trabajaban en las ciencias sociales se convirtieran al liberalismo y al mercado libre.

MISES VERSUS HITLER

En su biografía de Mises (biography of Mises), Guido Hülsmann nos cuenta la vuelta trágica que siguió.

“Exactamente cuando al fin Mises empezaba a agitar el espíritu de libertad entre la joven generación de economistas alemanes, los viejos Socialistas de la Cátedra” (Kathedersozialisten) tuvieron un triunfo final y devastador. El 30 de enero de 1933, su vástago intelectual, Adolfo Hitler, fue nombrado canciller del Reich alemán.”

Al crecer la amenaza nazi, Mises, como un judío liberal, fue empujado a dejar su Austria nativa. Posteriormente, la policía alemana irrumpiría en el apartamento de Mises en Viena y confiscaría sus papeles. Los nazis sabían que una oficina llena con las ideas escritas de Mises, era potencialmente más peligrosa para los de su tipo que cualquier alijo de armas de los aliados.

En Suiza, finalmente Mises encontró el reposo necesario para escribir su tratado sistemático, Nationaloekonomie, precursor en lengua alemana de La Acción Humana.’

Aquí, finalmente, estaba el “trabajo más completo” que Mises concibió en la década de 1930: una exposición magistral de las ciencias sociales y un caso irrefutable a favor de la sociedad liberal.

El libro arribó, como dijo David Hume acerca de su propio grandioso tratado, “aún caliente de la imprenta.” La Segunda Guerra Mundial estaba en camino. La mente europea, una vez más, era presa de la locura y se inclinaba hacia la auto-destrucción. No tenía ni el tiempo ni la atención para dárselos al liberalismo, incluso cuando fuera de una manera tan refinada y convincente como esa.

Y, una vez más, no sólo las ideas de Mises estaban en peligro, sino también su propia persona. Mises estuvo al borde de ser secuestrado por los agentes nazis. Los Alpes suizos ya no eran suficientes para mantener seguro a Mises ante las fuerzas de Hitler.

Primeramente los dos, Mises y su nueva esposa, para poder escaparse del Continente tuvieron que viajar en autobús desde Suiza a Portugal, apenas a un paso por delante de los nazis durante todo el camino.
MISES Y LA FUNDACIÓN PARA LA EDUCACIÓN ECONÓMICA

Por fin ellos encontraron un puerto seguro en la Ciudad de Nueva York. Pero la seguridad financiera no llegó junto con la seguridad física. Ambos, Mises y su esposa, se encontraron ante una austeridad como nunca antes la habían conocido. La mayor parte de los ahorros de Mises habían sido confiscados por los nazis. Y, aún con lo exitoso que era, Mises no pudo encontrar posiciones académicas, debido a que las universidades estadounidenses habían llegado a ser casi tan anti-capitalistas como la academia europea.

Si él se hubiera vendido, como lo hicieron muchos de sus colegas, fácilmente se habría asegurado en lugar en una universidad prestigiosa. Pero, Mises no era de los que ahora se rendiría. Como siempre, él encontró formas de pasarla sin ceder. No cedas.

En los Estados Unidos todavía existía un remanente de individualistas. Muchos de esos amantes de la libertad encontraron un revelación en las ideas de Mises. Desde sus filas, varios dieron un paso al frente para darle a Mises la ayuda financiera y profesional, que necesitaba para permanecer siendo productivo en años posteriores. Muchos de esos patrocinadores eran socios de la Fundación para la Educación Económica.

Con ese apoyo, Mises de nuevo fue capaz de expresar, esta vez en inglés (qué rápidamente había aprendido a escribir con gran maestría), su teoría social sistemática en su obra maestra, La Acción Humana (Human Action). La Fundación para la Educación Económica jugó un papel clave para lograr hacer posible la publicación de esta obra maestra, que desafía el paso del tiempo.

Para un joven economista llamado Murray Rothbard, leer La Acción Humana fue un acontecimiento que cambió su vida. Él instantáneamente se convirtió en un miseano de línea dura. Rothbard empezó de inmediato a edificar con base en el trabajo de Mises, abriendo el camino para el renacimiento de la economía austriaca, que se daría pocos años después en los Estados Unidos. La influencia de La Acción Humana tocó las vidas de muchos otros grandes pensadores, desde Ayn Rand a Gordon Tullock y continúa siendo así en nuestra propia época.

Mises luchó por la libertad hasta su fin, escribiendo libros durante la década de 1980 y brindando discursos durante la década de los años noventa. A uno de sus últimos discursos, en el año previo a su muerte, asistió un joven médico llamado Ron Paul. El doctor Paul había manejado 50 millas para ver a Mises y tiempo después recordaría que el acontecimiento fue “una inspiración.”

Al final de su vida, Mises tan sólo tenía una cosa que lamentar: que sus poderes ya estaban fallando, cuando él todavía tenía “mucho que dar a la gente, al mundo.” Mises murió tal como había vivido: rebosando de buena voluntad hacia los demás seres humanos y animado por un impulso incansable de mejorar su destino en el mundo.

El impacto de la vida y obra de Mises ha estado retumbando por más de un siglo. Aun así, en medio de los desafíos que hoy encaramos, sus escritos y su ejemplo son tan oportunos ahora como cuando alguna vez lo fueron. Sus escritos nos muestran cómo podemos algún día remediar nuestras mayores aflicciones. Y su ejemplo nos puede inspirar en cuanto al coraje necesario ante las pruebas que inevitablemente debemos encarar en el ínterin.

Dan Sanchez es el Director General de Contenido de la Fundación para la Educación Económica (FEE) y el editor de FEE.org.