Una lectura útil para todos. Que la disfruten.

LA RESPONSABILIDAD ES EL ANTÍDOTO PARA LA ESCLAVITUD MENTAL

Por Barry Brownstein
Fundación para la Educación Económica
Miércoles 23 de mayo del 2018

La curación, para cuando uno se encuentra estancado en el victimismo, está en vernos a nosotros mismos como responsables de realizar nuestras propias elecciones.

Hace más de 2.000 años, escribió el filósofo Estoico Séneca, “Muéstreme un hombre que no es un esclavo.” Séneca estaba hablando de la esclavitud mental: “Uno es un esclavo de la lujuria, otro de la avaricia y todos los hombres son esclavos del miedo.”

Epicteto, otro filósofo Estoico, quien propiamente nació como un esclavo, describió como uno puede de buena gana someterse a otro. En su Disertación, acerca de la Libertad, él escribe.

“Entonces, cuando veas a alguien sometido a otro o adulándole al contrario de lo que piensa, di convencido de que él no es libre. Y no sólo si lo hace por una cenita, sino aunque lo haga por ser prefecto o cónsul. Pero a aquéllos, a los que lo hacen por cosas pequeñas, llámalos esclavitos, mientras que a éstos, esclavazos, como se merecen.”

El emperador romano Marcus Aurelius era también un filósofo Estoico. En las Meditaciones, él escribió, “¿Quiénes son Alejandro, Cayo, César y Pompeyo en comparación con Diógenes, Heráclito y Sócrates? En efecto; estos penetraban las cosas a fondo, en sus principios y en su sustancia, y por nada se trastornaba el equilibrio de su alma. Por el contrario, los primeros, ¡cuántos cuidados, qué esclavitud!”’

Políticos conquistadores pueden haber gobernado sobre millones, pero aun así ellos no pudieron controlar sus propias mentes.

¿Pueden el privilegio y la riqueza ayudarlo a uno a escapar de la esclavitud mental? Tan sólo tenemos que mirar todo el comportamiento disfuncional en Hollywood y ver así que el dinero no puede comprar la libertad psicológica.

Aurelius se reprochó a sí mismo: “Deja de permitir que tu mente sea una esclava, que seas lanzado por todas partes por impulsos egoístas, que des patadas contra el destino y el presente, y que desconfíes del futuro.”

Cómo superar la turbulencia emocional causada por tu propio pensamiento es lo que enseñaron los filósofos Estoicos. Sus contribuciones son parte de los grandes trabajos de la humanidad debido a que ellos reflexionaron acerca de temas eternos.

ESTANCADO EN LA VICTIMIZACIÓN

Pocos de nosotros no hemos sufrido reveses amargos, tal como lo expone Ryan Holiday, autor de varios libros acerca del Estoicismo:

“Mucho de lo que sucede está fuera de nuestro control: Perdemos seres que amamos. Nos arruinamos financieramente por alguien en quien nosotros confiamos. Nos colocamos nosotros mismos ahí afuera, ponemos todos los pedacito de nuestro esfuerzo en algo, y cuando fracasa nos aplasta. Nos vemos obligados a luchar en guerras, a soportar elevados impuestos o cargas familiares. Algo que tanto anhelamos nos pasa por encima. Eso puede derribarnos y nos daña. Sí.”

Cada uno de nosotros forma su identidad alrededor de lo que podría ser llamado “la historia de yo.” En su libro Question Your Life, Gregg Krech hace la observación de cuán a menudo estas historias incluyen el resentimiento. A través de nuestras historias, advierte Krech, creamos nuestros propios límites:

“Ponerse un traje de desilusión, resentimiento y furia constituye un gran peso. Continuamente nos agobia al tratar de ir hacia adelante en nuestras vidas... Afecta nuestra visión fundamental de la vida. Nos entierra en un estilo de vida basado en quejarse, en el cual nuestra abstención es consistentemente arrastrada hacia lo que se está sucediendo mal y en cómo el mundo falla en llenar nuestras expectativas.”

En su libro, Bonds That Make Us Free [Ataduras que Liberan], el filósofo C. Terry Warner nos pide que reflexionemos ante esta pregunta: “¿Por qué abrazamos nuestras miserias y nos preocupamos con nuestra victimización?

“Viviendo como si otras personas o circunstancias tuvieran más poder sobre nuestra propia felicidad, que como lo tenemos nosotros,” explica Warner, hace que quedemos “estancados” en nuestra victimización. Continúa Warner, “Nosotros creemos que ellos tienen la habilidad de causar sentimientos perturbadores en nosotros, acerca de los cuales no podemos hacer nada, no importa cómo lo intentamos.”

Cuando creemos que otras personas y circunstancias son responsables de cómo nos sentimos y por las elecciones que hacemos, estamos viviendo un engaño de la victimización.

VIENDO NUESTRA AUTO-VICTIMIZACIÓN

Warner nos pide que reflexionemos en momentos en los que estamos más atribulados. La fuente real de nuestras “emociones siendo afectadas” puede encontrarse en nuestro “ensimismamiento.” Escribe Warner, “en esos momentos en que nos sentimos más miserables, ofendidos, o furiosos, son invariablemente las ocasiones en que estamos moralmente más absorbidos en nosotros mismos y en que estamos más ansiosos o temerosos o de alguna otra forma preocupados, acerca de nosotros mismos.”

En nuestro ensimismamiento, traicionamos nuestro sentido del bien y del mal. Warner nos ayuda a reconocer que nuestras auto-traiciones pueden presentarse en formas pequeñas, como en la historia de un “hombre ocupado”:

“Un hombre ocupado manejando ya tarde en la noche se da cuenta de que su marcador de gasolina indica que casi está vacío. Casi imperceptiblemente, a la vez que inequívocamente, siente que debería llenar el tanque para su señora, de modo que ella no tenga que llenarlo la mañana siguiente. Pero, él no lo hace.”

En la mente de este hombre ocupado, surgió la urgencia de actuar a partir de sus valores más altos, pero, a la vez, no lo hizo. Esta es una auto-traición.

Para justificar su elección, el hombre ocupado puede haber buscado “datos” en su mente. Pensando en todas las cosas que él hace por su familia y que su esposa no hace, puede haber concluido que yo estoy más ocupado que mi esposa; ella debería llenar el tanque por mí. En su mente, él se convirtió en víctima de una esposa que no le apoya. Su esposa, no él, era la que debía ser responsabilizada por su fracaso en echarle gasolina al caro.

En este ejemplo trivial, el hombre se atascó en su pensamiento. Retratándose a sí mismo como víctima, él debilitó su relación y una vida feliz.
Escribe Warner, “La vida se hace dura de llevar sólo cuando nosotros, como auto-traidores, nos arrojamos al papel de víctimas, al considerar a otros como nuestros victimarios y alimentamos nuestros infortunios como si fueran medallas de honor.”

Los sentimientos de “irritación [que escalan hasta llegar a la furia], la humillación, la autocompasión, el resentimiento o la frustración,” vienen con la auto-traición. Escribe Warner, “Sólo las personas que están haciendo algo que va contra su propio sentido de lo bueno y lo malo, tienen que tomar tiempo y energía para salir con una historia de auto-justificación.”

Nuestras historias de auto-justificación crean el resentimiento. Escribe Warner, “Asumir una actitud de resentimiento fuerte ante otros, es tener que vivir en un mundo de resentimiento, un mundo lleno de gente que se opone y que nos amenaza. Cómo son ellos ante nuestros ojos es reflejo de cómo somos nosotros.”

Warner nos advierte de tres aspectos de una conducta auto-traicionera: “acusar a otros, excusarse uno mismo y mostrarse uno mismo como víctima. No podemos buscar con atención evidencia de que otros nos están maltratando, como los hacen quienes se auto-traicionan, a menos que activamente nos pongamos en el papel de víctimas.”

Habiendo escogido el papel de víctima maltratada, también podemos elegir sentirnos resentidos y con derechos. Podemos ver al mundo como algo injusto y que nos debe algo. Podemos creer que estamos quebrados, a la vez que se mira a otros como favorecidos y privilegiados.

En nuestra victimización, creemos que no somos responsables, sino que otros lo son. Y muchos políticos se ponen felices explotando nuestra falsa creencia.
UNA FALSA COMPASIÓN

¿Qué puede uno decirle a un joven que creció en un hogar de un sólo padre, en un vecindario violento del centro de la ciudad y que asistió a una escuela pública en la cual aprendió poco y en donde fue hostigado por sus compañeros? Este hombre puede enfrentar discriminación racial. Si él es padre de hijos ilegítimos con varias mujeres y si entra y sale de prisión, ¿es él responsable de su comportamiento? ¿No es él una víctima de las circunstancias?

Wagner reconoce estas pruebas que nos da la vida y ve que hay vida más allá del victimismo:

“Aun cuando ninguno de nosotros es responsable de las desgracias que caen sobre nuestras espaldas, somos, afortunadamente, responsables de cómo usamos esos infortunios. Es cierto, no podemos alterar los acontecimientos que ya han pasado. No habiendo sido responsables de ellos, no podemos asumir su responsabilidad por ellos. Pero, somos responsables del efecto que tienen sobre nosotros –por el significado que les hemos asignado a ellos y por la forma en que los recordamos. Y podemos aprender y crecer a partir de ellos.”

Marcus Aurelius lo puso de esta manera en sus Meditaciones: “Puede arruinar tu vida sólo si arruina tu carácter. De otra forma, no puede dañarte –a tu interior o por fuera.”

Warner reconoce que uno puede ser llamado “no caritativo,” por mantener el punto de vista de que somos responsables de lo que hacemos con nuestras vidas. No obstante, decir que una persona no es responsable “dice, ‘¡No puedes!’ en vez de ‘¡Sí puedes!’” Warner reflexiona acerca de lo que significa creer que una persona no es responsable:

“Aunque aquellos que mantienen esta visión piensan que ellos están siendo compasivos y bondadosos, tan sólo están siendo indulgentes. La indulgencia es una imitación falsa de caridad. No brinda esperanza alguna para que nos liberemos de nuestros problemas emocionales. Toma la posición de que estamos estancados al ser los receptáculos deficientes que pensamos que somos y que estamos condenados a sobrellevar nuestro peso lo mejor que podamos.”

La compasión genuina, ver en todas las personas la capacidad para asumir la responsabilidad, brinda esperanzas. Escribe Warner, “Se debe a que somos responsables de cualquier cosa que hemos llegados a ser, que hay esperanzas de que nosotros cambiemos fundamentalmente. La verdadera compasión puede encontrarse tan sólo en ampliar esa esperanza a otros, nunca negándoselas a ellos.”

Mira a tu alrededor, pregunta Warner, ¿Has conocido gente que parece que ha hecho un estilo de vida del amplificar su victimismo?” Pregunta Warner, ¿Ves alguna tendencia de esto en ti mismo?

La curación, para cuando uno se encuentra atascado en el victimismo, está en vernos a nosotros mismos como responsables de realizar nuestras propias elecciones.

Barry Brownstein es profesor emérito de economía y liderazgo en la Universidad de Baltimore. Es autor de The Inner-Work of Leadership [The Inner-Work of Leadership]. Para recibir los ensayos de Barry, suscríbase en Mindset Shifts.