Lo que ayer prometí: publicar hoy en Facebook mi traducción de las palabras de un economista que conoce muy bien ese “socialismo” nórdico... tan capitalista.

EL SOCIALISMO NÓRDICO NO ES LA RESPUESTA PARA LOS ESTADOS UNIDOS

Por Nima Sanandaji
Fundación para la Educación Económica
Jueves 28 de julio del 2016


NOTA DEL TRADUCTOR: Para utilizar los ligámenes de las fuentes del artículo, entre paréntesis, con letra en roja y subrayada, si es de su interés puede verlo en https://fee.org/articles/nordic-soci...r-for-america/

El sueño de la izquierda de un sistema de bienestar al estilo Nórdico no es la solución para los Estados Unidos de América.

El nuevo Sueño Estadounidense se encuentra en Dinamarca (in Denmark), al menos según la izquierda estadounidense. Al descender el apoyo hacia los mercados libres, muchos estadounidenses se vuelcan a la visión de introducir el socialismo democrático, inspirados en los países nórdicos. Fue la búsqueda para introducir un modelo de asistencialismo estilo nórdico, lo que impulsó a Bernie Sanders, un candidato poco viable, para que compitiera durante meses con la mucha más fondeada y conectada candidata, Hillary Clinton, en la primaria del partido demócrata en el 2016. A pesar de ello, el objetivo de introducir un modelo de asistencialismo estilo nórdico es también compartido por Clinton, quien participará contra Trump en la próxima carrera presidencial. Ezra Klein, editor del sitio Vox de noticias izquierdista, ha explicado (has explained) que, “Tanto Clinton como Sanders quieren que los Estados Unidos luzcan mucho más como Dinamarca –los dos quieren aprobar políticas generosas de licencia de paternidad, dejar que el gobierno negocie reducciones en los precios de los productos farmacéuticos y fortalecer la red de seguridad social.”

PRESENTÁNDOSE CON LO VIEJO

Voltearse hacia el socialismo democrático es un cambio de curso importante en la política estadounidense. Por mucho tiempo, los estadounidenses han favorecido a gobiernos pequeños y mercados libres por encima de un generoso estado asistencialista. No obstante, las opiniones están cambiando. Un estudio reciente de la Universidad de Harvard (Harvard University study) muestra que una parte significativa de los jóvenes estadounidenses ha perdido la fe en el sistema de libre mercado. Tan sólo un 38 por ciento de los estadounidenses en el grupo de edades entre 18 y 34 años, apoya al capitalismo. Eso es, apenas ligeramente por encima del 33 por ciento que apoya al socialismo. En contraste, entre la generación de edad mediana (50 a 64 años), un total del 52 por ciento está a favor del capitalismo, con tan sólo un 15 por ciento prefirió al socialismo. Entre aquellos de más de 65, tan poco como un 7 por ciento apoya al socialismo, mientras que el 60 por ciento cree en el capitalismo.

La misma encuesta encontró que Bernie Sanders, el auto-proclamado socialista, era por mucho el candidato más favorecido entre los jóvenes estadounidenses. Una mayoría del 54 por ciento tenía una visión favorable de Sanders, en comparación con el 37 por ciento acerca de Hillary Clinton y, tan poco como un 17 por ciento, a favor de Trump.

Bernie Sanders, quien se unió al partido demócrata en el 2015, después de haber servido más tiempo como un independiente en la historia del Congreso de los Estados Unidos, solía ser un socialista chapado a la antigua. Su popularidad reciente se debe a un cambio astuto en la retórica, por el cual Sanders explica que él no cree en el socialismo en general, sino, más bien, en el estilo nórdico de socialismo democrático, en particular.

SE INTENTÓ, Y FRACASÓ

En la actualidad, es difícil generar entusiasmo hacia el socialismo puro. El sistema ha fracasado, conduciendo hacia la miseria humana en una escala extensa, en cada país en donde se ha introducido. La Unión Soviética, Cuba, Venezuela y Corea del Norte difícilmente son modelo de roles positivos. China, el último país socialista grande, en muchas formas ha hecho una transición hacia una economía capitalista. Una idea menos radical que está ganando espacio es el socialismo democrático.

El socialismo se está haciendo crecientemente popular entre la izquierda de los Estados Unidos. Una razón importante es que existen modelos de roles positivos. En efecto, un número de países con políticas social-demócratas -específicamente, las naciones nórdicas- en apariencia se han convertido en todo lo que la izquierda desearía que fueran los Estados Unidos: prósperos y, a la vez, igualitarios y con buenos resultados sociales. El propio Bernie Sanders lo ha explicado (has explained), “Pienso que deberíamos mirar a países como Dinamarca, como Suecia y Noruega, y aprender de ellos lo que han logrado para su pueblo trabajador.”

¿Es acaso posible que los Estados Unidos lleguen a ser más igualitarios, prósperos y mejor preparados para enfrentar los desafíos sociales, si se introduce el socialismo democrático? ¿Se verá fortalecido el Sueño Estadounidense de movilidad social con tal sistema? ¿Se beneficiarán los estadounidenses con vidas más largas y una pobreza menor si adaptan los modelos asistenciales al estilo nórdico? De acuerdo con Bernie Sanders, activistas demócratas, intelectuales a la izquierda del centro y periodistas, la respuesta parece ser un sí. A pesar de ello, tal como lo muestro en mi libro Desenmascarando la Utopia ─Exponiendo el Mito del Socialismo Nórdico (Debunking Utopia — Exposing they myth of Nordic socialism), gran parte de ello se construye con base en una concepción errada cerca de las sociedades nórdicas:

  • Sí, es cierto que las sociedades nórdicas combinan altos estándares de vida con elevados estados de bienestar. A pesar de ello, numerosos estudios muestran que los sistemas de altos impuestos frenan significativamente el estándar de vida de esas naciones. Los países nórdicos compensan a los grandes sectores públicos manteniendo una fuerte ética de trabajo y adoptando reformas amistosas hacia el mercado en otras áreas. La lección para los Estados Unidos ciertamente no es que impuestos más altos crearán una prosperidad mayor, sino más bien lo opuesto.
  • Las sociedades nórdicas no llegaron a tener éxito después de haber introducido grandes estados asistencialistas. Ya a mediados del siglo XX habían logrado un éxito único en lo social y en lo económico, cuando combinaron impuestos bajos y pequeños estados de bienestar, con sistemas de libre mercado.
  • La base de los altos niveles de igualdad, de la prosperidad económica, de los altos niveles de confianza y otras características sociales ventajosas de los nórdicos, parece ser una cultura única, en vez de políticas únicas. Después de todo, España, Italia y Francia también tienen grandes estados asistencialistas, construidos sobre la base de los ideales del socialismo democrático. ¿Por qué la izquierda estadounidense no cree que la sociedad estadounidense evolucionaría para parecerse a Europa del Sur, después de introducir un estado de bienestar grande?
  • Con el paso del tiempo, los estados de bienestar generosos de las naciones nórdicas han creado una dependencia masiva en el asistencialismo, erosionando gradualmente las fuertes normas de responsabilidad, que socavan al éxito de la región. Esto, combinado con los efectos de un estado grande que retrasa el crecimiento, explica por qué los países nórdicos gradualmente, durante las últimas décadas, se han movido hacia un asistencialismo menos generoso, hacia reformas de mercado y hacia reducciones de impuestos.
  • La combinación de fronteras abiertas, altos impuestos y sistemas de bienestar generosos, ha sido cualquier cosa menos exitosa en Suecia. Las políticas de fronteras abiertas con las cuales Suecia experimentó en el 2015, condujeron a un influjo masivo de nuevos arribos, que está encontrando serias dificultades para integrarse al país. El resultado es una tensión social masiva y una pobreza creciente. Países tales como los Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelandia e incluso el Reino Unido, lo han hecho mucho mejor, en cuanto a integrar en sus mercados laborales a los nacidos en el exterior.

Finalmente, mientras que la idea del socialismo democrático al estilo nórdico es la moda entre la izquierda de los Estados Unidos y de otros países, en los propios países nórdicos la socialdemocracia nunca ha estado tan debilitada como en la actualidad. En Dinamarca, los mismos social-demócratas han introducido masivas reformas de mercado y han pedido que haya un estado de bienestar más reducido. En Suecia, el único de los países nórdicos que en la actualidad es gobernado por un gobierno de centro-izquierda, los social demócratas están obteniendo el menor apoyo de épocas modernas.

En un momento en que la izquierda estadounidense -y, para el caso, de gran parte de la izquierda global- está presionando por un socialismo democrático al estilo nórdico, ¿tal vez vale que aprendan más acerca de las fortalezas y las limitaciones del sistema?

Esto apareció por primera vez en CapX.

Nima Sanandaji es compañero investigador en el Center for Policy Studies de Londres, Inglaterra y autor de Scandinavian Unexceptionalism [El poco excepcional modelo escandinavo], que se puede obtener en el Institute for Economic Affairs, así como en su versión en español de la Fundación para el Progreso de Santiago, Chile.