¿ES MEJOR EL CAPITALISMO QUE EL SOCIALISMO?-BRYAN CAPLAN Y ELIZABETH BRUENIG DEBATEN EL TÓPICO

Por Bryan Caplan
Fundación para la Educación Económica
Sábado 10 de marzo del 2018


Yo diría que el capitalismo al menos es OK, mientras que el socialismo es el infierno en la tierra.

“Capitalismo” y “socialismo” -¿tan sólo qué significan esas palabras? Usted podría decir que capitalismo es el sistema económico de países como los Estados Unidos y que socialismo es el sistema económico de países como la antigua Unión Soviética. En ese caso, yo diría que el capitalismo al menos es OK, mientras que el socialismo es el infierno en la tierra.

Tal vez mi oponente ¡incluso estaría de acuerdo con eso! Sin embargo, es más útil tratar al capitalismo y al socialismo como posiciones acerca del sistema económico ideal. Algo así como: el ideal capitalista es que el gobierno juegue un papel muy pequeño en la economía –y el ideal socialista es que el gobierno juegue el papel de liderazgo en la economía. En ese caso, yo diría que el capitalismo es impresionante y que el socialismo es terrible.
EL CAPITALISMO ES IMPRESIONANTE

¿Qué es tan impresionante acerca del ideal capitalista? Es un sistema basado en la libertad individual y en la conformidad voluntaria. A usted se le permite hacer lo que quiera con su propio cuerpo y con las cosas propias. Si otras personas quieren cooperar con usted, tienen que convencerlo; si usted quiere que otras personas cooperen con usted, usted tiene que persuadirlos. ¿Puede la conformidad ser realmente “voluntaria” si alguna gente tiene mucho más que ofrecer que otras? Absolutamente.

Algunas personas son vastamente más atractivas que otras, pero eso no desvirtúa la voluntariedad de tener citas. Bajo el capitalismo, cómo las personas usan su libertad depende de ellas; pueden tratar de enriquecerse, pueden relajarse, pueden ayudar a los pobres, todas las tres o ninguna de las de arriba.

Una sociedad por consentimiento: El capitalismo es un ideal moral tan convincente que en este momento estoy convencido de que con esto todo está dicho. Pero, surge una duda amenazante: ¿Es el capitalismo uno de esos ideales que suena maravilloso, pero que en la vida real funciona terriblemente?

¿Cómo podemos empezar siquiera a responder tan desbordante pregunta? Sencillo: Empiece mirando a la mayoría de los países capitalistas que existen en la realidad. Luego, pondere los posibles efectos de las principales reformas necesarias para llevar a esos países hacia una armonía con el ideal capitalista.

A partir de las clasificaciones usuales, los países más capitalistas del mundo son Hong Kong y Singapur; otros ejemplos incluyen al Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos. De acuerdo con estándares mundiales e históricos, todos son países increíblemente ricos y placenteros. Eso no era cierto para Hong Kong o Singapur en 1950, pero, después de décadas de estar en lo más alto de las clasificaciones, son dos de los países más ricos y placenteros de la Tierra.

Todos estos países todavía tienen gente relativamente pobre, pero hay poca pobreza absoluta. De hecho, los pobres en esos países viven una vida tan agradable que gente de todo el mundo ansiosamente emigra hacia aquellos para trabajar en empleos duros y poco calificados.

La razón es clara. Los mercados libres canalizan el deseo fundamental humano de mejorarse uno mediante formas socialmente productivas. Si usted puede suministrar un producto que le gusta a la gente, a un precio que ellos encuentran atractivo, usted se enriquece. Eso no sólo conduce a montañas de productos baratos y asombrosos. También conduce a una innovación constante, a un esfuerzo incesante de hacer más con menos. Por supuesto, la mayoría de nosotros no somos éxitos enormes en los negocios. Pero, dado que los negocios compiten tanto por clientes como por trabajadores, la mayoría de los beneficios en última instancia van a dar hacia nosotros. Amazon tiene que ser el mejor almacén de la historia humana, brindando una cornucopia de tratos grandiosos y convenientes. Pero, sus ganancias durante toda su vida suman tan sólo unos pocos miles de millones.

Repito, ninguno de los países más capitalistas del mundo en la realidad vive de acuerdo con el ideal capitalista. Pero, aun así, brindan un parámetro útil. ¿Cómo es posible que cambie el statu quo, si se encoge dramáticamente el papel del gobierno? Sólo tengo tiempo para señalar los puntos destacados:

1. Incluso los países más capitalistas restringen fuertemente la inmigración. Los no-ciudadanos necesitan del permiso gubernamental para vivir y trabajar allí ─y tal permiso es casi imposible que lo logre la mayoría de la humanidad. Si esas leyes fueran repelidas, habría una migración internacional masiva. La gente alrededor del mundo se movería de países en donde la mano de obra produce poco, hacia países en donde su trabajo produce mucho. Una estimación estándar a largo plazo es que eso duplicaría la producción del mundo y que, en el proceso, reduciría drásticamente la pobreza y desigualdad global.

2. Incluso los países más capitalistas regulan estrictamente a la construcción, en especial en áreas de altos salarios. Si esas leyes fueran repelidas, habría un incremento masivo de la oferta de vivienda en las áreas más prósperas del país, seguidas pronto de una migración masiva intra-nacional. Estimaciones estándar de una desregulación incluso modesta de la vivienda, dice que elevaría el PIB de los Estados Unidos en un 10% ─y que, en el proceso, se reduciría notoriamente la pobreza y la desigualdad.

3. Incluso los países más capitalistas se involucran en una redistribución masiva involuntaria. No obstante, extrañamente, esta redistribución no se enfoca en el pobre, sino en los mayores. Si estas leyes no hubieran existido alguna vez, una gran mayoría de la gente simplemente se habría encargado de prever para su propio retiro –y los impuestos serían mucho menores, de forma que no sería tan difícil ahorrar. Y, ¿qué hay con la minoría que no puede encargarse de sí misma? Costaría tan poco, en comparación con el statu quo, que no es algo irracional dejarlo en manos de la caridad privada. Si eso parece como una ilusión, sólo conserve un estado de bienestar pequeño para los niños pobres y los severamente discapacitados.

4. Incluso los países más capitalistas subsidian fuertemente a la educación. En mi libro, The Case Against Education, expongo que el efecto principal de estos subsidios no es preparar a la gente para buenos empleos, sino provocar una inflación inútil de credenciales. Si esas leyes fueran repelidas, aun así seríamos instruidos y tendríamos conocimiento de los números, y seríamos independientes y autosuficientes años antes. Y ¿qué con los muchachos pobres? De nuevo, mi repuesta preferida es la caridad privada, pero, si eso no es suficientemente bueno para usted, entonces, el problema se resuelve con un sistema de bonos después de averiguar los recursos económicos del solicitante.
EL SOCIALISMO ES TERRIBLE

Ahora bien, ¿qué es tan terrible del ideal socialista? Que es un sistema basado en la autoridad y coerción gubernamental. La democracia es una forma decente de mitigar los asesinatos en masa y la esclavitud de las dictaduras socialistas. Pero, incluso bajo un socialismo democrático, el individuo está a merced de la opinión popular. Y la opinión popular no es algo lindo. Simplemente observen la forma vergonzosa como la democracia estadounidense trata a los inmigrantes pacíficos, como criminales –con la aclamación popular.

A los socialistas les gusta comparar la sociedad ideal con una familia. Pero, en las familias de verdad usted no está obligado que mantener a sus hermanos, a menos que lo quiera. De hecho, ni siquiera está obligado a mantener a sus padres, quienes le dieron la vida. ¿Por qué sus obligaciones morales con completos desconocidos deber ser más fuertes?

La idea de que los ricos están moralmente obligados a dar todo lo que no necesitan, hasta que la pobreza sea eliminada, tiene un atractivo superficial. Pero, hablando objetivamente, casi cada uno de todos nosotros tiene vastamente más de lo que necesitamos, especialmente si tiene presente el valor de mercado de todo su tiempo libre. Yo detesto la hipérbole, pero, si un gobierno socialista hiciera valer la obligación de entregar todo su excedente al pobre, literalmente usted sería un esclavo.

Una vez más, sin embargo, surge una duda amenazante: ¿Es el socialismo uno de esos ideales que suena terrible, pero que funciona maravillosamente en la vida real? Para resolver esto, regresemos a mi procedimiento de dos pasos. Primero, empiece mirando a la mayoría de las naciones socialistas que existen en la realidad. Luego, pondere los posibles efectos de las principales reformas necearías para llevar a esos países hacia una armonía con el ideal socialista.

A partir de las clasificaciones usuales, los países más socialistas del mundo son Corea del Norte y Venezuela. Ningún socialista decente sostiene a estos estados infernales como ideales y ciertamente no estoy acusando a mi oponente de hacerlo. Hay muchas formas loables de llevar a países relativamente socialistas a que armonicen con el ideal socialista, empezando con: paren de asesinar y encarcelar gente para mantener en el poder a gobernantes plutócratas. Pero, en tanto el gobierno de Corea del Norte como el de Venezuela desempeñen papeles dominantes en sus economías, esos países permanecerán siendo sociedades empobrecidas y opresoras.

¿Cómo una democracia arreglaría eso, dejando de lado que abandonen al socialismo? Para ser justo, si yo fuera socialista querría empezar con Suecia como mi modelo y trabajar a partir de él. Pero, eso es una locura, a partir de la mayoría de las mediciones Suecia es tan sólo modestamente menos capitalista que los Estados Unidos.

La gente a menudo se burla de los socialistas porque ellos insisten en que “el verdadero socialismo” nunca ha sido intentado. No voy a decir eso, porque pienso que también “el verdadero capitalismo” nunca ha sido intentado. Pero, si quiero predecir los efectos de la verdadera versión de cualquiera de esos sistemas, continúa teniendo sentido empezar com las aproximaciones existentes más cercanas, luego, analizar los efectos probables de llevar sus políticas a una armonía con los ideales. Cuando hacemos eso, vemos que el capitalismo es un ideal maravilloso que es posible que funcione maravillosamente en la práctica, y que el socialismo es un ideal terrible que es posible que funcione terriblemente en la práctica.

Reimpreso de Library of Economics and Liberty
Bryan Caplan es profesor de economía en la Universidad George Mason, compañero investigador del Centro Mercatus, académico adjunto del Instituto Cato y bloguero de EconLog. Es miembro de la red académica de la Fundación para la Educación Económica (FEE).