PRONTO NOS VENDRÁ LA FACTURA POR ESTO

Por Jorge Corrales Quesada

Es cierto que normalmente en los proyectos humanos suelen surgir imprevistos y cuya solución puede requerir muchos recursos. Eso suele considerarse siempre que se hagan obras particularmente de una elevada complejidad. Estos gastos por imprevistos son, por definición, una probabilidad sujeta a cierta estimación; por tanto, nunca resultarán “exactos.” Pero, eso no significa que, por tanto, no deban ser objeto de un análisis responsable en cuanto a si se consideraron adecuadamente esos riesgos y, en especial, cuando hay información de que el problema ya era sabido antes de que se procediera a una inauguración oficial de la obra, la cual uno esperaba estuviese exitosamente concluida.

No sirve de consuelo con que nos digan que una obra es “magnífica”, “impactante” y “enorme.” Por ello, inquieta que se diga que está concluida y lista para brindar el servicio esperado, pero, casi de inmediato, surgen problemas serios que no parecen haber sido tomados debidamente en cuenta en el momento oportuno. Esto se deduce de la información que presenta el artículo de La Nación del 21 de diciembre, titulado “Grieta en presa del Reventazón provoca una ‘fuerte filtración’: Planta estaría fuera de operación tres meses para arreglo.”

No es con eufemismos como se debe aceptar las responsabilidades del caso. El gerente de electricidad de esa institución señala que “El ICE no está ejecutando reparaciones, ya que no existe ningún daño en la infraestructura. Lo que se desarrolla es un plan de intervención...” Pero llámesele como se le llame, se repara lo que no quedó bien. Tanto así que, en diciembre del 2016, “la fuga llevó al ICE a lanzar material granular...” pero eso sirvió tan sólo por un mes, pues “el flujo volvió a incrementarse debido al lavado y remoción del material granular.” Entiendo. La reparación no sirvió. Luego, se “trató de tapar el agrietamiento colocando un revestimiento de refuerzo, ‘pero la grieta nuevamente se abrió’ y su ensanchamiento ha continuado,” indica el medio.

Además de esto, un informe del ICE confirma que hay otro problema en la margen derecha de la represa, pues “se desplaza hacia el río, deslizando sobre una capa de lava volcánica muy alterada y de muy baja resistencia,” lo cual, supongo, el estudio de suelos indispensable no lo previó.

Estos daños, o circunstancias, o imprevistos o como se le quiera llamar, ya han afectado la producción del proyecto, pues para el primer año de operaciones se consideró una producción de 1.560 gigavatios, pero se produjo tan sólo 973 gigavatios; esto es, un 62% de lo programado.

Lo lamentable es que todo esto significa mayores costos en un proyecto que no parece dar lugar a una reducción del elevado costo de la electricidad en el país. Y, por supuesto, todos los consumidores tendremos que pagar todas estas cosas, pues, en su momento, simplemente nos los traspasarán mediante mayores tarifas.

Publicado en mis sitios de Facebook, jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad, el 24 de enero del 2018.