EL ESTADO INEFICIENTE-DESPERDICIO INSTITUCIONALIZADO Y COBRADO
Por Jorge Corrales Quesada

Uno no entiende fácilmente cómo una empresa que “pierde” entre un 47% y un 67% de su producción, puede salir avante. De hecho, según un reporte de la ARESEP para el 2015, en todas las partes del país en donde operan Acueductos y Alcantarillados (AyA) y la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH), se tiene un enorme desperdicio por pérdidas de agua.

De acuerdo con dicho informe, mientras que en las regiones Metropolitana, Brunca (sur del país) y Chorotega (gran parte de Guanacaste), el agua producida por AyA que se bota (desperdicia), puede estar entre un 47 y un 50%. Entre tanto, en las regiones Pacífico Central y Central Oriental (Valle de Cartago), el derroche sube a 50% y 57%, pero la mayor pérdida estimada se da en la región Huetar Atlántica (la costa de Limón), en donde el despilfarro asciende a un 67%. En sencillo, del agua producida por AyA, dos terceras partes no llegan al consumidor final, sino que se desperdicia, se va, en el camino. ¿Extraño verdad que una empresa, del estado en este caso, pierda la mitad y hasta dos tercios de lo que produce, entendiendo por pérdidas un agua que no le llega al usuario final, aunque la intención de la producción fuera esa?

Alguien de inmediato dirá que una empresa privada en competencia difícilmente sobreviviría tal desperdicio derivado de una mala gestión productiva, pero no es el caso con el cuasi-monopolio estatal (la otra empresa estatal de agua analizada, la ESPH, desperdicia tan sólo una tercera parte de la producción de agua, lo cual también parece ser muy elevado). Me imagino que a la hora de la fijación de precios al consumidor, en última instancia aprobada por la ARESEP, se han de generar ingresos suficientes para cubrir los costos en que incurren tanto AyA como el ESPH, de manera que no tengan pérdidas. Pero ciertamente los costos totales contemplan toda el agua producida, el 100%, y no el agua que efectivamente se les vende a los consumidores –entre un 53% y un 33%. Es decir, pagamos por el 100% del costo de la producción total (más utilidades o margen o como se le llame), pero sólo nos dan entre un 53 y un 33% de esa producción dependiendo de la zona en donde vivamos. Ya entendemos por qué aunque la empresa estatal nos venda solamente entre un 33 y un 53 por ciento de lo que produce, eso no se refleja en pérdidas por sus operaciones.

Ante dicho derroche, las autoridades han planteado el proyecto “Reducción del agua no contabilizada y mejoramiento de la eficiencia energética,” para tratar de reducir a un 17% el porcentaje de agua que se pierde. Para ello han pedido o se tiene un préstamo en ciernes (no conozco el monto ni sus condiciones) con el BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica), pero me imagino que no pretenderán pedirnos un aumento en las tarifas para hacer frente a dicho préstamo, porque lo más posible es que ya hoy nos están cobrando todo el costo verdadero de la producción del 100% de agua. Nos cobran todo, incluso el agua que es desperdiciada.

Ciertamente que no se verá el beneficio esperado de esta inversión en el corto plazo, pero, entonces, esperaríamos que en el mediano plazo -unos 6 años, según lo señala don Sergio Núñez, subgerente de Sistemas de la Gran Área Metropolitana del AyA- al recibir la totalidad de la producción (mayor eficiencia del rendimiento), se nos reducirá la tarifa del agua de acuerdo con esa mayor productividad, la cual debe de trasladarse a los usuarios, por supuesto que cubriendo el costo del préstamo citado.

Este comentario se sustenta en la información brindada en La Nación del 25 de mayo, bajo el título “AyA pierde entre 47% y 67% del agua a causa de fugas: Informe de ARESEP sobre prestación del servicio en el país.”

Publicado en mis sitios de Facebook, jorge corrales quesada y Jcorralesq Libertad, el 06 de agosto del 2016.