EL ESTADO INEFICIENTE-UN SUICIDIO ESPERADO
Por Jorge Corrales Quesada

En el momento en que escribo este comentario -fines de mayo- ya es conocida la decisión del gobierno de Costa Rica de no llevar a cabo el proyecto conjunto RECOPE-Corporación Petrolera Nacional de China (CNPC), conocido como la refinería de SORESCO (Sociedad Reconstructora Chino-Costarricense). Del capital total de SORESCO, la parte china y la costarricense pondrían la mitad de los $100 millones; $50 millones cada uno. Tan sólo en el 2015 -el proyecto se inició en el 2009, con un contrato firmado en la segunda administración Arias Sánchez- SORESCO habría gastado $4.3 millones, de los cuales $2.6 se pagaron en salarios, cargas sociales y el llamado “paquete de repatriación” para pagar a los chinos que allí laboraran. Los otros $1.7 se gastaron en pago de servicios, que van desde los usuales de agua, luz, alquileres, hasta gastos de consultorías y de abogados, así como por viajes.

Los lectores habrán de recordar que en su momento la Contraloría General de la República objetó que en dicho contrato existía un conflicto serio de intereses, por el hecho de que el estudio de factibilidad fue hecho por una empresa subsidiaria del socio chino (CNPC). Eso significó que el avance del proyecto “quedara varado por (estos) señalamientos de la Contraloría General,” según lo indica el artículo que La Nación publicó el 23 de marzo, bajo el epígrafe “Refinería de ‘papel’ consumió $4 millones el año pasado: Empresa creada para fallido plan gasta en salarios y subsidios para personal traído de China.” Lo sorprendente es que se hable de que el proyecto “quedó varado”, desde el informe de la Contraloría de junio del 2013, pero, al mismo tiempo, que en ese “varamiento” se señale un gasto de SORESCO de $4.3 millones tan sólo en el 2015.

De los $100 millones iniciales, en donde RECOPE (¡nosotros!) aportó $50 millones, al cierre del 2015 se señalara que quedaba un remanente de $38.5. Sería muy bueno que la ciudadanía pudiera disponer -una vez que parece que ya se cerró este capítulo ominoso de gobiernos irresponsables- de una liquidación de los gastos por $61.5 millones, de acuerdo con los diferentes rubros, así como del estado jurídico de los restantes $38.5 millones, en donde se indique a quién le pertenecen y en qué monto. Una liquidación real de los ingresos y gastos tenidos en SORESCO desde que se fundó en el 2009 hasta la fecha es radicalmente deseable y creo que la Contraloría lo debe de tener ya, pero debe ser de conocimiento de los ciudadanos.

Lamentablemente, la información que presenta La Nación en el artículo arriba citado, incorpora apenas algún detalle de los gastos de SORESCO, eso sí a partir del 2011 y hasta el 2015, además de que tampoco nos indica cuál es la situación con el remanente de $38.5 antes mencionado.

Del informe periodístico no es posible deducir cuánto se gastó en contratos en el lapso que incluye del 2011 al 2015, si bien indica una cifra de “₡29.2 millones en estudios de ingeniería para la refinería”. Tampoco es posible deducir, para el mismo período citado, los gastos por materiales y suministros, ni tampoco los de servicios no personales, al igual que los incurridos en servicios personales, excepto que cita “un 22% de gastos centrados en personal de SORESCO”, sin siquiera entender qué es lo que significan tales ‘gastos centrado en personal’.

Igualmente, el comentario presenta un desglose de ese 22% para cada uno de los años del 2011 al 2105 por salarios del personal, cargas sociales y el convenio de repatriación antes citado, pero no para el período completo de vigencia del contrato de SORESCO.

Asimismo, el medio indica los siguientes gastos en el período de decisión, refiriéndose con ello a los años 2013 y 2014. Me imagino que el periódico entiende a estos dos años como ‘período de decisión’, en razón de que la Contraloría en su informe de junio del 2013, así como la Comisión de Control de Ingreso y Gasto de la Asamblea Legislativa, “urgieron al Gobierno tomar una decisión sobre este plan”, aunque sabemos que, en efecto, la resolución la tomó el gobierno de la República entre mediados de marzo y mediados de abril de este año (la fecha exacta en que se decidió no ha sido claramente determinada). Creo que el análisis que hace el artículo referido de La Nación es incompleto y confuso y que no aclara lo que verdaderamente ha sucedido con el manejo de fondos en el período en que ha existido el contrato de SORESCO; esto es, del 2009 a principios del 2016.

RECOPE dijo retirarse del proyecto de SORESCO, después de haber invertido (gastado) ₡20.017 millones; esto es, $37 millones, según señaló la presidenta de esa entidad, Sara Salazar, al indicarnos que “La actual administración ha hecho todos los esfuerzos, tomando en consideración las disposiciones de la Contraloría General de la República, para que el país no pierda la inversión en este proyecto, que fue resultado de una decisión tomada en administraciones anteriores,” como si eso nos sirviera de mucho consuelo puesto que no quedan, si acaso unas cuantas cenizas, de toda esa inversión. Lo que más preocupa es que, ante tan mal experiencia, la señora Salazar nos dice que “un equipo de trabajo de RECOPE estará trabajando en determinar la factibilidad financiera, económica, social y ambiental de una nueva refinería, ya que así está contemplado en el VII Plan Nacional de Energía 2015-2030”. Esto nos lo informa el medio electrónico elmundo.cr, en su edición del 14 de abril, que titula “RECOPE se retira de SORESCO tras 20.017 millones (de colones) en gastos por proyecto fallido.”

La angustia aún pende sobre el cuello de los ciudadanos, tanto en su posición como contribuyentes y “dueños” de RECOPE, sino también como consumidores de los combustibles que vende el monopolio, pues, de alguna u otra manera, ese desperdicio de fondos en el proyecto ya fallecido de SORESCO, nos ha sido cargado en los precios de los combustibles y, si aún no ha sido así, inevitablemente los veremos engrosar nuestros costos de consumo. Jamás a los responsables del desaguisado se les exigirá que repongan los recursos de RECOPE así perdidos.

La idea de una refinaría binacional tico-china nació para morir. El comportamiento de todos estos años con nuestros recursos (y los de los chinos, que en realidad uno aún no sabe cuánto fue lo que realmente invirtieron en el proyecto y cuanto lo que recuperaron por el estudio de factibilidad hecho por una empresa de su propiedad), los señalamientos de la Contraloría, así como de muchos ciudadanos, al igual que la petición de la Comisión de Ingresos y Gastos de la Asamblea Legislativa, nos anunciaron, a través de los años, de que se estaba montando un elefante blanco, sin sentido y que eso nos resultaría oneroso, aunque posiblemente no se pensó que llegaría tales niveles. El cierre -el suicidio- finalmente se dio entre marzo y abril de este año, pero el colmo de los colmos es que ese “suicida” está en la lista de resucitados posibles, dadas las palabras arriba citadas de la presidenta de RECOPE. Podríamos tener la oportunidad histórica no sólo de experimentar el suicidio que hemos visto, sino que tal vez hasta logremos ver cómo un muerto viviente sale de su tumba: “The Walking Dead”. Eso sí, quienes en verdad resultaremos las víctimas, los muertos de la burocracia dispendiosa, seremos todos los ciudadanos, las víctimas del monopolio, a quienes se nos aumentarán los precios por los combustibles que compramos, dada la ineficiencia, la incapacidad, el mal manejo y la arrogancia de RECOPE y de su madre, el gobierno, quienes creyeron y siguen creyendo que en el país se puede tener una refinería de verdad y no de papel y que sea económicamente rentable, y no un sueño de opio de RECOPE, a resultas de ser el único proveedor de combustibles a los ciudadanos-consumidores cautivos.

Y La Nación, que cuando haga informes incompletos y confusos como el que hemos comentado, tome en cuenta que los lectores sabemos distinguir lo que es un buen comentario de uno malo.
Publicado en mis sitios de Facebook el 10 de julio del 2016.