EL ESTADO INEFICIENTE-BUROCRACIA EN EL MAG
Por Jorge Corrales Quesada

Una de las características de una organización ineficiente suele mostrarse cuando se invierte la pirámide de mando; estos es, el cambio de unos cuantos, relativamente pocos, jefes y una gran cantidad de empleados o trabajadores bajo su mando, a una en que los jefes parecen ser muchos, más allá de los estrictamente necesarios y con no tantos subalternos bajo su mando. En tico se le suele decir que hay “muchos caciques y pocos indios repartiendo chicha”, pero, antes de que alguien me acuse de enemigo de los indígenas, en el marco de esa idea barata y populista de la tal “corrección política”, no me anima ninguna animosidad a ese grupo de respetables ciudadanos.

Por ello llama la atención un comentario que apareció en La Nación del 22 de diciembre y que tal vez sea oportuno rescatarlo del fragor navideño. El epígrafe dice “Al MAG le sobran 118 jefes: Más de una tercera parte de esos puestos carece de subalternos o proyectos.” Empecemos por aclarar que en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) hay 317 jefaturas y 118 de ellas no tienen ni subalternos ni proyectos a su cargo.

Para mí esto es nuevo. Nunca antes en la historia de nuestra administración pública había oído algo como eso y menos ese caso en particular. Pero parece que, por intuición, siempre creí que el MAG era un fuerte candidato dentro del gobierno central, para en su momento empezar a redefinir el funcionamiento del estado. No sé hasta qué grado su eliminación como ministerio significará una catástrofe para las operaciones que se esperarían del estado costarricense y que tal vez su extinción le traiga un beneficio al país. Con lo que estoy escribiendo, estoy seguro que no faltarán quienes me acusen de extremista y archi-enemigo del estado (en verdad creo serlo cuando encaro un estado ineficiente y sobredimensionado, simplemente por lo oneroso que es para toda la ciudadanía).

En todo caso, las cosas no pintan bien en una institución del estado en donde una tercera parte de los jefes (perdónenme, de los caciques) no tiene empleados (perdónenme de nuevo, indios) a su cargo y, peor aún, cuando no tienen proyectos bajo su mando, lo cual parece decirnos que no hacen nada que amerite ser la labor de un jefe, sino más bien lo propio de un empleado común y corriente. Creo que estas cosas hay que hablarlas con toda franqueza, sin eufemismos y, aún más, sin hipocresía o deseos de complacer a alguien, excepto lo que, ambas, la conciencia propia y la experiencia le dicten a uno.

Lo peor es que este no es un hecho reciente. Reitero, ni idea tenía de ello. Resulta que, informa el periódico, que ya sobre el tema “se han realizado cuatro auditorías, las cuales, por igual, también señalaron la anarquía administrativa, sin que las autoridades de Agricultura y Ganadería corrigieran la situación”. Es más se informa que en este momento (diciembre del 2014), “el manejo de personal y la calificación de los puestos de dirección están… bajo la lupa de la Dirección General de Servicio Civil (DGSC) y de la Contraloría General de la República (CGR) a pedido de las actuales autoridades del MAG”. Está bien que este simple ciudadano no se hubiera dado cuenta antes del desmadre administrativo del MAG, pero es imperdonable que hasta ahora, y por pedido de las nuevas autoridades, tanto el Servicio Civil como la Contraloría no hubieran hecho algo para detener el abuso y desperdicio de recursos en ese ministerio. Aún peor: que ese desbarajuste administrativo, casi caótico, no haya sido frenado ante los avisos previo s que señalaban esas otras cuatro auditorías antes mencionadas. Irresponsabilidad crasa, burda e irresponsable de parte de las autoridades encargadas de la administración del MAG durante todos esos años “de anarquía administrativa” que expusieron las auditorías mencionadas.

Como lo indicó el asesor en temas administrativos del MAG, señor Edward Acuña, “esta última auditoría se solicitó ante el desorden interno en la entidad. Ésta revisará el manejo histórico de las plazas de jefatura que, en muchos casos, se encuentran no sólo duplicadas, sino incluso, quintuplicadas.” ¡Por amor a Dios! Es posible que, por algún error organizacional, se pueda tener duplicaciones innecesarias, incluso de jefaturas, pero “quintuplicadas”; esto es, cinco jefaturas para lo mismo, creo que constituye no sólo un récord en nuestro estado costarricense, sin posiblemente mucho más allá de nuestras fronteras. Bueno, me doy cuenta de que en nuestro estado ineficiente cualquier cosa es posible y no sería ya un caso extraño, encontrar un ente estatal con jefaturas sextuplicadas o tal vez hasta más veces.

Por supuesto que ya empiezan a echarse los muertos entre tirios y troyanos. Por una parte, se señala que las auditorías del Servicio Civil indican que esos nombramientos duplicados se originaron en la segunda administración Arias, en el año 2006. Personalmente eso no me extraña, pues fue la época del impulso keynesiano del expresidente Arias, quien estimuló la creación de nombramientos (fijos) a granel en el estado y cuyos efectos financieros luego se reflejaron en el gobierno de doña Laura Chinchilla. Pero, por la otra, un exministro de esa época, dice que “es una situación heredada de gobiernos anteriores”. Ya sé: el responsable de todo lo dicho es nuestra apreciada amiga Teté. Eso para efecto de tener alguien a quien echarle los muertos del desaguisado. Pero lo más y realmente importante es ver ahora qué se va a hacer.

Lo que sí es muy posiblemente cierto es lo que indica la exdiputada Annie Saborío, quien ocupa una plaza como directora administrativa del MAG, pero que actualmente funge como asesora legislativa del Partido Liberación Nacional: “las decisiones políticas son las que tienen al Ministerio en la situación actual”. Mmmm, ¿verdad que no se requiere de mucha ciencia y conocimiento para darse cuenta de que esa debe ser la causa? Lo triste es que liquidar esos nombramientos en exceso le representará al país (a usted y a mí, a los contribuyentes, a los pagadores de impuestos) la “pequeñísima” suma de ₡8.000 millones, según dijo el asesor Acuña, antes mencionado. O sea, estamos bien jodidos: no parece haber una solución económica y financiera que nos haga relativamente barata la limpia indispensable de ese ministerio. Al mismo tiempo, es simplemente vulgar que su existencia tome más tiempo.

Lo expuesto acerca de la organización de la administración interna del MAG es más que premonitorio de problemas igualmente graves, como, por ejemplo, lo que reportó una auditoria del Servicio Civil en el 2006, la cual desnuda que en el MAG “opera una ‘estructura informal’ que predomina sobre los lineamientos de orden organizacional establecidos por el Ministerio de Planificación,” según cita el artículo de referencia de La Nación.
Cito algunos otros párrafos de ese artículo, pues penetran aún más sobre el problema del exceso de jefaturas en el MAG, y es bueno que lo conozcamos. Uno de ellos señala que “el exceso de jefes es evidente. Solo en el cuerpo administrativo de Agricultura y Ganadería hay 182 jefes. De ellos, 74 no cumplen funciones acordes al salario de un puesto de mando.” Qué bueno, porque me acaba de recordar que aquellas 317 jefaturas en el MAG, que incluyen las 118 que no se sabe en qué están, todas ganan sueldos elevados, propios de los altos mandos. ¡Qué rico, verdad!

También indica el periódico que “en el Instituto Nacional de Innovación y Transferencia de Tecnología Agropecuaria (INTA) hay más jefes sin responsabilidades que los que están ocupados. En total son 37, pero apenas 12 tienen programas relacionados a su cargo”. ¡Plop y recontraplop! Ni a Condorito se le hubiera ocurrido tal genialidad administrativa.

Continúa el artículo del periódico: “En el Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA) son 33 jefes en puestos correspondientes con lo que hacen y 19 que no”. Pero hay esperanzas, “Solamente el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) tiene sus 46 jefaturas con personal a su cargo. Esta es la única entidad adscrita al MAG que está en regla.”

En resumen, ya nos devoró la burocracia estatal. ¿Será ésta la hora de apagar e irnos? ¿Habrá forma de enderezar el relajo administrativo de ese ministerio? ¿Cómo andarán las cosas en otras entidades gubernamentales? Mejor ni sigo: apago mi computadora y me voy. Así mejor me olvido de nuestro ESTADO INEFICIENTE; sin que me dé cólera el relajo que hay con nuestros impuestos. Aunque, optimista que soy, tal vez el comentario que he analizado, sirva de Epifanía a los costarricenses: una especie de manifestación divina que haga conmoverse a los costarricenses de que es hora de parar el abuso con los impuestos que tanto nos cuesta pagar.

Publicado el 10 de abril del 2015.