EL ESTADO INEFICIENTE-EL INDER PIDE CONDONACIÓN DE DEUDAS
Por Jorge Corrales Quesada

El Instituto de Desarrollo Rural (INDER) -antes ITCO- no podía estar exento de la condición de ser ineficiente. Ahora resulta que, según un estudio efectuado por la Contraloría General de la República, el INDER sufre de un serio problema financiero debido, en parte, a la enorme cantidad de deudas -de perros amarrados, como dice el pueblo- que tiene la institución. Según una información de La Nación del 25 de noviembre, que lleva por nombre “Mitad de deudores del Inder está morosa: Entidad desconoce cuántos han recibido tierras”, un 48.7% de los campesinos que han recibido tierras por intermedio del INDER, mantiene atrasos de pagos con ese ente, en tanto que la morosidad en la recuperación de préstamos de crédito rural que mantiene es de un 13%.

Lo peor del caso es que la entidad ni siquiera tiene certeza de cuántos campesinos han recibido tierras como para proceder al cobro de lo adeudado. Es decir, hay un hoyo negro en la recuperación de fondos de parte del INDER. Lo lógico es que la entidad proceda a cobrar lo que se le debe, pero vean los argumentos que brindan sus actuales administradores, como para considerar como imposible la plena recuperación de lo adeudado.

Uno de los principales inconvenientes para recobrar lo adeudado “es que hay deudas cuyo monto es inferior al costo de un proceso legal para recuperar el dinero, detalló Calderón (Jorge Calderón, jefe de Tesorería del INDER), al señalar que la inversión mínima, sólo para arrancar un cobro, es de ₡50.000.” Eso era obvio que se presentara, pues ha existido una evidente incapacidad de la entidad en cobrar lo adeudado a lo largo de los años. La razón es sencilla: la inflación se ha comido lo adeudado, en tanto que los gastos legales son del momento. En dos palabras, resultó un negociazo descarado para algunos, pedir prestado hace muchos años, no pagar y dejar que la deuda perdiera su valor con el paso del tiempo. A tal grado ha sido la pérdida del valor de la deuda, que hoy sale más caro el caldo que los huevos: ni siquiera cubre el costo de cobrarla.

Además, se agrega como otro inconveniente para la recuperación de fondos adeudados al INDER, que hacerlo “sería quitarle la tierra al campesino” y, por tanto, que se requeriría otorgar esas parcelas de nuevo a otros campesinos “que califiquen; es decir, que no posean ni bienes ni trabajos estables”. Esto último podría sonar como muy cruel, pero cuando no se cobra lo prestado, como es este el caso, incita a que las deudas no sean pagadas. Como alternativa a lo anterior, dicen las autoridades del INDER que “se podrían rematar los terrenos”, pero que cuando se hizo en el pasado algo similar (o sea, parece que la ineficiencia de cobrar las obligaciones es repetitiva) una persona compró más de 10 parcelas, “lo que significa una vuelta a la concentración de la tierra”. Tal cosa podría volver a suceder, pero, si el afán es que no se dé tal concentración, qué tal especificar en el remate que, quien lo gane, no podrá tener otra parcela que previamente hubiere otorgado el INDER así como que tampoco quien en remate alguno anterior del INDER haya obtenido propiedad.

De pronto, las autoridades del INDER proponen la solución mágica a su irresponsabilidad histórica: que la Asamblea Legislativa condone esas deudas. Resuelto el problema. Simplemente se premia al mal pagador, mientras que el campesino que hizo el esfuerzo de pagar sus obligaciones, con suerte recibirá las gracias. Se premia al malo y se castiga al bueno. Señala La Nación: “Esta iniciativa calcula en ₡6.255 millones el monto a perdonarles a unos 1.200 parceleros y alrededor de 40 cooperativas, con cuentas anteriores al 2005.”

Resulta muy interesante destacar la reacción al respecto de la señora Ivannia Solano, directora ejecutiva de la Unión de Productores Agropecuarios Independientes de Pérez Zeledón (UPIAV), quien “estima que las condonaciones solo benefician a quienes no pagan y castigan a los que lo hacen.” Sabias e inteligentes palabras, que probablemente serán soslayadas por los diputados, quienes suelen ser expertos en gastar fondos públicos, pues no son los propios los que están involucrados en este tipo de condonaciones. Lo grave es que la ineficiente acción de cobro del INDER no trae consecuencia alguna a quienes fallaron en actuar debidamente. Ahora seremos los ciudadanos los que carguemos con esas pérdidas.

Publicado el 13 de febrero del 2015