EL ESTADO INEFICIENTE-FRACASO EN EL TRANSPORTE MASIVO URBANO
Por Jorge Corrales Quesada

Hay un artículo en La Nación del pasado 12 de octubre que pone en la palestra parte del desmadre que hay en relación con el transporte público en la gran área metropolitana. De hecho, el comentario lleva por título “Tres décadas de planes fallidos en transporte: Trenes urbanos y eléctricos, tranvía y sectorización de buses han fracasado.”

Lo interesante es que reseña los más de treinta años de intentos por acelerar la movilidad de los ciudadanos en el área metropolitana, sin que, al momento, se vea luz al final del túnel. Señala que en tal sentido se han propuesto siete grandes proyectos, que vale la pena recordar: (1) dividir entre empresas de autobuses los sectores, a fin de lograr que los traslados de los ciudadanos sean más directos que en la actualidad; (2) disponer de un tren eléctrico a Heredia; (3) un tren urbano que una a las cuatro provincias del área; (4) la existencia de rutas intersectoriales, que si bien se han puesto en marcha en algún grado, la labor está muy lejos de completarse; (5) un tranvía metropolitano propuesto por el ex alcalde Johnny Araya; (6) un sistema de cobro electrónico en los buses y en el tren; y (7) la construcción de un metro en San José.

Las preguntas son obvias y las respuestas también: ¿Cuáles de esos proyectos gubernamentales se han llevado a cabo?, y la respuesta es: muy poquito, si acaso algo de las llamadas rutas intersectoriales, que se han visto profundamente limitadas por problemas de mala infraestructura, reflejada en presas que casi que las hacen inoperantes, si bien ha habido algún grado de mejora.

Pero también nos podemos dar cuenta de que hay muchos otros temas relacionados con la eficiencia en el traslado de los ciudadanos en el área metropolitana, que deben ser comentados. Hace poco revisaba algunos de los artículos ya viejos que alguna vez escribí y me apareció uno que preparé para lo que otrora era la página de ANFE en el antiguo periódico La Nación. Lo publiqué el 6 de octubre de 1973, bajo el título “El problema de los taxis en Costa Rica”, en el cual concluyo que “la ley reguladora de taxis (novedad en aquel entonces) no toma las previsiones necesarias para resolver el problema del servicio de taxis, que ahora es escaso. Es decir, no elimina la concesión de privilegios de operación, ni contribuye a reducir los costos para los usuarios, lo cual sólo podrá lograrse cuando las concesiones restrictivas sean eliminadas.” Cuarenta años después el mismo rompecabezas persiste: una cantidad reducida del servicio que limita la competencia en alto grado, lo que permitiría ofrecer un sistema competitivo y eficiente del servicio de taxis, así como posiblemente más barato. El MOPT ha sido incapaz en todos estos años de arreglar la situación ni los pleitos entre actuales detentadores de las concesiones y quienes desean participar en ese mercado. Casi estoy seguro de que pasarán pocos meses de tranquilidad gremial, para que de nuevo empiecen las disputas por el mercado de taxis en Costa Rica.

Pero entretanto, como claramente lo expone el artículo de La Nación de marras, continúa la incapacidad del estado para llevar a cabo proyectos que transformen nuestro transporte urbano: no hay tan sólo intereses privados interesados en mantener privilegios, que rechazan cualquier cosa que huela a competencia en la provisión de servicios de transporte público (no olviden que las tales concesiones de buses son monopolios otorgados por el estado), sino que también el gobierno ha avanzado muy poco en transformar la infraestructura sobre la cual circula el transporte: ¡ni siquiera se ha podido concluir la ampliación de la avenida segunda, cuya iniciación creo que empezó en época de don Juanito Mora! Pero tampoco debemos olvidar intereses político electorales que claramente afloran en la concesión de permisos de operación de rutas de autobuses.

Tal vez es ya la hora de que se haga lo que señala el experto en planificación del transporte, don Leonardo Castro, cual es que “nada más las partes -el gobierno y los autobuseros- deben dejar de lado la mezquindad y las ocurrencias y ponerse a trabajar.” Porque la verdad es que, si la situación sigue como está en la actualidad, tal vez nuestros bisnietos podrán ver en su ancianidad un sistema de transporte público eficiente y moderno en el área metropolitana. (Y que los arreglos necesarios para lograr la modernización requerida se hagan con toda transparencia: sin chorizos, por favor).

Publicado el 14 de diciembre del 2014.