EL ESTADO INEFICIENTE-SIGUE RETRASO EN VÍA A SAN CARLOS
Por Jorge Corrales Quesada

Los atrasos para que en nuestro país se termine la obra pública son proverbiales. Por eso realmente no sorprende lo que nos informa La Nación del 10 de octubre, al señalar que “Vía a San Carlos conoce el asfalto a 9 años de iniciada: Carretera tiene pavimentado solo uno de los 30 Km totales.” Bueno, por lo menos ya lograron pavimentar un kilómetro de la vía, pero ¿hace cuánto se inició su construcción? Un resumen: en octubre del 2005 se inició con la cooperación de China-Taiwán, pero en el 2007 se suspendió cuando “los cambiamos” por los de China continental. En octubre del 2008 se reinició la obra, con la promesa de que sería concluida en el 2010, pero se detuvo por falta de plata. En junio del 2011 “el gobierno reinició el proyecto por sexta vez” (al que no quiere caldo dos tazas; aquí vamos por seis “jícaras”, por aquello del folklore). En enero del 2014 la construcción la asumió una compañía española y en agosto de ese mismo año la empresa Sánchez Carvajal se encargó de nuevo a construirla. Ahora esa misma firma -si quieren creerle a ella o a los funcionarios del gobierno- nos dice que en menos de dos años la vía entrará en operación. Dicen que desde ya los vecinos de San Carlos están organizando una caravana para inaugurarla, aunque hay incrédulos que piensan que la verdadera inauguración se dará cuando la Selección Nacional quede campeona en el próximo mundial.

Diablos, la verdad es que uno no sabe cuándo va a estar terminada, pues aún falta por definir la intersección sur de esa carretera con la autopista Bernardo Soto, así como la punta norte, en lo que se conoce como la Abundancia de San Carlos. Eso sí, debemos tener claro que esa carretera deberá ser pagada por los usuarios y no por todos los costarricenses, ya sea que la utilicen o no. Sería una tremenda injusticia que un pobre campesino de la zona sur tenga que -en algún grado aunque sea ínfimo- pagar por la deuda originada en su construcción o que un limonense también deba sudar su parte para pagar lo que en realidad beneficia a unos usuarios muy concretos: aquellos quienes la utilicen porque es mejor que la alternativa que hoy tienen. Siento que hablar de esto es como mencionar soga en casa de ahorcado, pero me temo que los políticos del momento en que se termine la carretera, correrán a entregarla a los ciudadanos como si fuera un Premio Nobel que ellos han logrado. Y les dirán que la cuenta la paga todo el pueblo y no quienes se beneficiarán con su uso. De esa manera, algunos recibirán un subsidio del resto de la ciudadanía y repartir subsidios es algo que les encanta a los políticos, pues les hace sentir magnánimos (claro que con los dineros nuestros). Aunque todavía existe la posibilidad de que la carretera nunca se termine de construir, aunque los costos sigan su aumento, tal como ha sucedido hasta hoy: no subestimen la incapacidad del estado para hacer alguna obra pública en el tiempo previsto. Y no pregunten cuánto es lo que ha aumentado con el paso del tiempo el costo de esta carretera, porque se asombrarían.

Publicado el 27 de noviembre del 2014.