UN GORDO PARA QUIENES LO NECESITAN
Por Jorge Corrales Quesada

Ya sabemos lo que sucedió con el premio mayor de la lotería navideña. El gordo, que en esta oportunidad daba a sus ganadores la jugosa suma de ¢6.000 millones, se quedó en casa, pues la Junta de Protección Social no lo sacó a la venta. Me parece que quienes juegan, apuestan a ser los ganadores, tomando en cuenta todos los posibles números y series del sorteo. Por eso, las acciones esperables de ciudadanos ante la Sala Constitucional probablemente no corran con suerte y sean rechazadas, pues ya tenemos un caso similar, en que el número premiado fue devuelto por un vendedor y ese premio se quedó en la Junta. Es cierto que no es lo mismo en la circunstancia actual, en que el premio no salió a la calle, pero cuando se participa en una lotería se sabe que valen todos los números y series. Para los efectos reales, es lo mismo que si hubiera salido a la venta, pero que nadie lo compró y fue devuelto al emisor.

Lo que no me gusta es que se ha anunciado que, de esos ¢6.000 millones del premio que nadie ganó y que por ende la Junta no tuvo que pagar, tan sólo se ha anunciado que se destinarán ¢1.000 millones en la mejora de la estructura del Asilo de Ancianos Carlos María Ulloa, lo cual mucho me alegra por ser algo vital, así como en quirófanos del Hospital de Niños, lo cual, francamente, no sé cuan necesarios sean en comparación con otros destinos que podría darse a esos recursos. No voy a discutir por este último uso, pero si pregunto por la diferencia de ¢5.000 millones, que no se ha indicado en que se empleará.

Yo tengo una enorme confianza en el presidente de la Junta Directiva de la Junta de Protección Social, el ingeniero Abundio Gutiérrez Matarrita, a quien conozco como una persona de bien (como muchos otros honorables ciudadanos que a través de los años han dado tanto por la Junta). Me atrevo a aconsejarle a don Abundio. Hay bastantes personas que están molestas –creo que innecesariamente- porque el premio mayor no fue vendido en la calle y se quedó en la Junta. Pero también a muchas personas nos ha alegrado que los recursos de ese premio no pagado se destinarán al ejercicio de la caridad que lleva a cabo a la Junta. Por ello lo sabio es que sea la totalidad de lo que no se tuvo que pagar a los compradores de lotería sean destinados a tan loable propósito y no a engrosar presupuestos de gastos de instituciones burocráticas. Así evitaríamos las gollerías usuales de gastadera que caracterizan a nuestro estado, así como también que se empiecen programas que no se sostienen por sí mismos, sino por presupuestos futuros. Por ello apelo a la firmeza, moderación y convicción de don Abundio, quien debe impedir que las golosas burocracias se queden con ese premio y más bien se destinen únicamente al propósito que es propio de la respetable Junta de Protección Nacional: ayudar a los pobres, quienes en sus vidas duras necesitan del apoyo de la sociedad para sobrepasar sus dolores y angustias.

Publicado en La Extra del 08 de enero del 2013