CÁRCEL PARA LOS FALSOS CIENTÍFICOS
Por Jorge Corrales Quesada

Me imagino que muchos hemos escuchado a científicos que tienen que ver con temblores y terremotos, decirnos que es imposible predecir exactamente el momento y lugar en que se presentará un fenómeno de estos. Los sismólogos, vulcanólogos y geólogos, entre otros profesionales similares, siempre han aseverado que no disponen del conocimiento científico suficiente como para poder hacerlo. No es que no hayan tratado de lograrlo. Me acuerdo como, por ejemplo, en China algunos científicos incluso estudiaron el comportamiento de animales, para ver si así podían lograr el conocimiento requerido. También es sabido de los complejos laboratorios que utilizan las últimas técnicas de medición, para ver si pueden señalarnos con bastante exactitud, cuándo y dónde se presentará el gran terremoto, como, por ejemplo, el esperado en California.

Hasta hoy no se tiene forma de aseverar que se llevará a cabo un temblor o un terremoto en un punto exacto de la tierra en un momento también determinado. Lo más que esos científicos pueden decirnos es que, por ejemplo en Costa Rica, dentro de cierto número de años (alrededor de unos 50) habrá un fuerte sacudión en la península de Nicoya. Me atrevo a aseverar que en Costa Rica en ese lapso habrá un fuerte temblor, pues no se requiere tener un conocimiento especializado, para saber que vivimos en una región de la tierra en donde han abundado temblores y terremotos y que en un período tan largo es muy elevada la posibilidad de que algo así suceda. (Y, además, en 50 años ya no voy a estar aquí, por si alguien desea cobrarme por mi “bateo”).

En Italia hace poco un tribunal condenó fuertemente a un grupo de científicos de ese país, porque habían dado información tranquilizadora seis días antes de que se presentara el trágico terremoto de la región de L’ Aquila y el cual causó numerosas muertes. A posteriori si se les hizo fácil a los jueces predecir el terremoto.

Con esto todos los profesionales científicos, estudiosos de temas sísmicos, están avisados: o aseguran cuándo y dónde, con toda exactitud y severidad, se va a venir el terremoto o podrán ir a la cárcel si sólo nos dicen que eso no era posible predecirlo. O tal vez podrían hacer lo mismo que Madame Gandara o Mynor Khayam, quienes miran las estrellas y vaticinan cualquier cosa. Aquellos científicos también podrían verse inclinados a desistir de sus esfuerzos por descubrir cómo predecir sismos en alguna región y momento dados, pues no les vale ser intelectualmente honestos, al decirnos que se ven limitados en su conocimiento, para saberlo con exactitud.

No se por qué, pero me parece que este juicio en Italia es un simple refrito de otro que se hizo hace muchos años atrás a otro científico, Galileo Galilei, quien defendió ante el Tribunal de la Santa Inquisición su tesis de que la tierra giraba alrededor del sol y no al contrario. Para evitar ser condenado a muerte, Galileo se retractó de su teoría heliocéntrica, pero, dice la leyenda, expresó que aun así continuaba creyendo que “E pur si muove”. Esto es, que “sin embargo, se mueve”.

Publicado en La Extra del 30 de octubre del 2012