2003-06-02 LIBRO DEL MES DE JUNIO DEL 2003

Para algunos buenos amigos que alegan que en los "libros del mes" tan sólo hago
referencia a libros de economía, en esta ocasión (aunque verán como eso de la
economía sigue siendo importante) trato el libro de Bjørn Lomborg, The Skeptical
Environmentalist: Measuring the Real State of the World [El Medioambientalista
Escéptico: Midiendo el Estado Real del Mundo] (Cambridge, United Kingdom:
Cambridge University Press, 2001). Bjørn Lomborg es profesor asociado de
Estadística en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Aarhus,
Dinamarca y, cabe resaltarlo, por ser este un libro principalmente acerca de
ecología y, sobre todo, de datos, que él fue miembro del movimiento -radical,
para algunos- Greenpeace.

Se cuenta una historia muy interesante acerca del origen de este libro. El
economista Julian Simon era un convencido de las virtudes del libre mercado como
medio para lograr el bienestar y el progreso de la humanidad. Nunca olvidaré su
demoledor libro antimaltusiano The Ultimate Resource [El Recurso Primordial]
[Princeton: Princeton University Press, 1981], que luego amplió a The Ultimate
Resource 2 [El Recurso Primordial 2] [Princeton: Princeton University Press,
1996], en el cual formuló una poderosa crítica al gurú del control de la
natalidad Paul Ehrlich, quien, en la mejor vena de quienes siempre predicen un
futuro angustiante para la humanidad, había abogado por limitar el número de
nacimientos, similar a como en el pasado lo había hecho el Club de Roma, el cual
había predicho hambrunas devastadoras en todo el orbe, como medio para evitar
desastres que casi terminarían con la especie humana.

Pues bien, Simon era un optimista acerca del destino que aguardaba al hombre, en
mucho debido al éxito desplegado por los sistemas de mercado. El ecologista
Lomborg leyó estas exposiciones de Simon –quien a su vez era muy crítico de un
ecologismo irracional, cuyas propuestas y estudios más bien conducirían a un
descenso en el bienestar- y decidió estudiar todas sus afirmaciones, junto con
sus estudiantes, para mostrar que el trabajo de Simon era técnicamente espurio.
Lomborg, en lo profesional, es igualmente un hombre serio y su libro El
Medioambientalista Escéptico reseña el resultado de estas investigaciones, que lo
llevan a concluir con una idea clave: "no debe dejarse que las organizaciones
medioambientales, que los grupos empresariales que ejercen influencias ante los
gobiernos para que esos les favorezcan con sus acciones, o que los medios de
comunicación, sean los únicos que presentan verdades y prioridades. En vez de
ello, debemos luchar por un balance democrático cuidadoso del debate sobre el
medio ambiente, mediante el conocimiento de los hechos más importantes y de las
conexiones de las áreas esenciales de nuestro mundo. Es mi esperanza que este
libro contribuya a tal entendimiento."

El libro de Lomborg provocó un enorme debate principalmente por ataques
provenientes de ciertas organizaciones dedicadas a la investigaciones de asuntos
medioambientales, las cuales pretendieron descalificar su labor. Parte de esto
resulta entendible, porque muchas de ellas dependen de investigaciones
financiadas por gobiernos y entidades que devengaban rentas derivadas de una
preocupación en asuntos del medio ambiente. Tan acre fue la reacción en contra
de este libro, que, después de que la prestigiosa revista The Economist publicara
en su edición del 31 de enero del 2002 un artículo al respecto bajo el título "En
Defensa de la Ciencia", en el cual señaló en su encabezado que "La furia
inspirada por un nuevo libro es extraordinaria y formula algunas preguntas",
debió publicar otro posteriormente, el 9 de enero del 2003, bajo el título de
"Control del Pensamiento", en el cual expresa que "El Comité Danés sobre
Deshonestidad Científica dijo lo siguiente sobre ese libro: Hablando
objetivamente, la publicación del trabajo en consideración se juzga que cae
dentro del concepto de deshonestidad científica." Ante ello The Economist
concluye en que "La decisión del panel de ese Comité –hablando objetivamente- es
incompetente y vergonzosa.""

Antes de continuar mi exposición, para que vean como muchos de estos
planteamientos de promotores celosos de un medioambiente que se considera que
casi no puede ser tocado por el hombre, y los cuales suelen ser lugares comunes y
expresados casi sin cuestionamiento alguno en los medios de comunicación, en
foros políticos y en la academia, deberían, como todo, estar sujetas al
escrutinio y la crítica constante. Como ejemplo de esto, aprovecho para
traducirles un mensaje que tiene que ver con el calentamiento de la tierra y que
hace un cierto tiempo me envió el miembro de palestra Larry Willmore. Este es
tomado de Robert Matthews, "Middle Ages were warmer than today, say scientists"
["La Edad Media fue más caliente que lo es la actualidad, dicen científicos"],
Daily Telegraph, 8 de abril del 2003:

"Los hallazgos (de un grupo de la Universidad de Harvard) comprobaron que el
mundo experimentó un Período Tibio Medieval, entre los siglos IX y XIV, con
temperaturas significativamente más altas aún que las de hoy en día.

Ellos también confirman aseveraciones de que una Pequeña Edad de Hielo se dio
alrededor del año 1300, durante la cual el mundo se enfrió dramáticamente. A
partir de 1900, el mundo de nuevo ha empezado a calentarse –pero aún falta para
que llegue a tener las temperaturas tibias de la Edad Media." El artículo señala
que esto fue aseverado por el Dr. Philip Stott, profesor emérito de biogeografía
de la Universidad de Londres, quien le dijo al Daily Telegraph que "lo que se ha
olvidado en todo esto de la discusión acerca del calentamiento global es un
sentido apropiado de la historia". Mejor dicho no puede serlo.

Me imagino que estos juicios míos pueden haber provocado su curiosidad por leer
la obra de Lomborg, que una vez más está a su disposición de la forma que ustedes
ya conocen. Como comentario de esta obra traduzco uno que aparece en la
revista Regulation de la primavera del 2002, escrito por Richard L. Gordon, quien
es profesor emérito de economía de los minerales en la Universidad del Estado de
Pennsylvania, el cual lleva por título "Desafiando a los Verdes". Los paréntesis
cuadrados son míos:

"Al enfatizar su conversión de miembro de Greenpeace, el estadístico danés Bjørn
Lomborg y su nuevo libro El Medioambientalista Escéptico, ha provocado mucha
atención en los medios. El libro es un resumen amplio, a menudo sin detenerse ni
siquiera para respirar, pero es valioso en cuanto al estado del medio ambiente y
de los efectos humanos sobre él. El autor concluye en que, contrario a las
polémicas sobre el medio ambiente, el calentamiento global y otras "amenazas”
medioambientales han sido sobredimensionadas. No sorprende que el grupo
dirigente Verde [Green establishment] vehemente, pero irracionalmente, haya
atacado esa conclusión".

Los lectores de Regulación y de muchas otras publicaciones de Instituto Cato que
han desafiado los alegatos de los medioambientalistas, por supuesto que están
familiarizados con los argumentos de Lomborg. En efecto, el autor inicia su
libro con una explicación de porqué el cambio en su corazón al intentar y
fracasar en refutar los trabajos del desaparecido Julian Simon (trabajo
patrocinado por Cato). Así escribe Lomborg este episodio:

"En el otoño [nórdico] de 1997, tuve un grupo de estudio con 10 de los mejores
estudiantes que tenía, en donde tratamos de examinar a Simon en su totalidad.
Honestamente, esperábamos mostrar que la mayoría de lo que Simon decía era simple
propaganda de la ultraderecha de los Estados Unidos. Y sí, no todo lo que decía
era correcto, pero –contrario a nuestras expectativas- resultó que una cantidad
sorprendentemente grande de sus posiciones soportaron el escrutinio y entraban en
un conflicto con lo que nosotros creíamos saber. El aire en el mundo
desarrollado se estaba contaminando menos, no más; la gente en el mundo en
desarrollo no estaba sufriendo de hambre cada vez más, sino menos, y así por el
estilo."

El escepticismo de Lomborg ante el movimiento Verde, por supuesto que no es algo
único. Dado que ni él ni Simon lo reconocen adecuadamente, la crítica al
medioambientalismo está muy difundida. Cada tema que se presenta bajo la
sombrilla del medioambientalismo está sujeto a muchos desafíos y existen muchos
otros compendios amplios al respecto. En particular, la visión de Simon acerca
de los recursos naturales, que Lomborg adopta, es, en lo cual Simon fracasó en
hacerlo notar, el punto de vista estándar que hay entre los economistas
especialistas de este campo.

Las principales virtudes del libro de Lomborg son que brinda un visión muy
amplia de la promoción del alarmismo y constituye un resumen extenso,
generalmente bien hecho, de todos los temas. Tal como se indicó antes, sus
análisis trasmiten adecuadamente las objeciones a casi todos los temores, los
cuales él busca desactivar.

LOS CAPITULOS CENTRALES

El amplio texto de El Medioambientalista Escéptico tiene 338 páginas ávidamente
ilustradas, de las cuales 73 son introducciones, resúmenes de secciones o
conclusiones. Eso deja sólo 265 páginas que Lomborg dedica a alrededor de 222
tópicos cubiertos bajo cuatro encabezados generales –bienestar humano
(económico), disponibilidad de recursos naturales, contaminación y problemas del
mañana. El espacio dedicado a cada uno de estos tópicos es breve, en donde sólo
las secciones dedicadas al calentamiento global y a los químicos exceden a las19
hojas; de aquí que el libro lo deja a uno sin aliento. Este formato resulta ser
sorprendentemente bueno, la única cosa en que falla es en un tratamiento de tres
páginas sobre la contaminación del aire interno en las edificaciones, en el cual
el autor muestra mucho menos escepticismo acerca de los alegatos de los Verdes,
que lo que la literatura crítica sugiere sería lo apropiado.

CALENTAMIENTO GLOBAL. El capítulo acerca del calentamiento global tiene tanta
calidad como amplitud. En él, el autor señala que, aún cuando acepta que el
calentamiento es algo real, no queda claro que su corrección sea una buena
inversión y que los esfuerzos anti-calentamiento, como el Protocolo de Kyoto,
impondrían costos muy elevados a cambio de beneficios limitados. Lomborg
reconoce la dudosa economía que está detrás de alegatos imposibles acerca de que
el calentamiento global se curaría dando ganancias, si se pusieran en práctica
todas las opciones atractivas, pero que han sido denegadas, para reducir el uso
de energía. También indica que tales alegatos surgen invariablemente desde
organizaciones promotoras sin experiencia en tomar decisiones sobre temas de
energía.

Aún hasta percibe el problema clásico que se da con promotores del
medioambientalismo: muchos de ellos tienen una desconfianza interna profunda
acerca del progreso material. Los Verdes justifican cada iniciativa por su
contribución general para disminuir el progreso económico –un patrón que se
aplica al caso del calentamiento global.

El mismo análisis de alta calidad se encuentra en todo su libro. Si bien breve,
la discusión de Lomborg acerca de la disponibilidad de recursos naturales, capta
bien los temas. Sus tratamientos de otros temas tradicionales del medio ambiente
también son sólidos, dejando de lado su ya mencionado escepticismo mínimo en el
caso de los alegatos acerca de la contaminación en la calidad del aire interno de
las edificaciones.

LA LETANÍA

Tal como es típico del escepticismo de trabajos acerca de aseveraciones
medioambientalistas, Lomborg brinda una visión global sobre el pesimismo
prevaleciente en cuanto al medio ambiente y acerca de la aceptación frecuente de
un planteamiento estereotipado pleno de alegatos oscuros provenientes de
medioambientalistas, a lo cual él se refiere como "la Letanía". Haciendo notar
aseveraciones sobredimensionadas que hacen Verdes como el presidente del
Instituto Worldwatch, Lester Brown, Paul R. Ehrlich y otros, Lomborg escribe:

"Por mucho tiempo se nos ha dictado la Letanía. Lester Brown y un ejército
entero de organizaciones medioambientalistas, presuntas autoridades y políticos,
nos han advertido acerca de la debacle inminente. Este mensaje ha tenido un
enorme impacto social y político. El libro del ex presidente Al Gore, Earth in
the Balance [La Tierra en la Balanza], es un excelente ejemplo de ese estado de
ánimo. El primer párrafo de su conclusión lo afirma con toda claridad: "La
civilización industrial moderna, tal como está organizada en este momento, está
colisionando violentamente con el sistema ecológico de nuestro planeta.""

El análisis de Lomborg del contraste que hay entre la realidad y la militancia
medioambientalista está llevado a cabo de manera excelente, aunque su argumento
acerca de por qué las predicciones sobre el destino fatal en el medio ambiente
continúan ganando la atención de los medios –porque el desastre constituye
noticia- es un punto ya conocido.

PRIORIDADES. Su capítulo final es particularmente valioso porque se basa en la
proposición estándar del análisis económico hacia la militancia (y todo lo
demás) medioambientalista: tener que escoger [trade offs] es algo inevitable.
Llamar a un problema "urgente" o "colisión violenta" (para pedir prestado el
término de Gore) resulta un mecanismo conveniente, pero siempre malo, para
escoger. Distinguir a un problema como "medioambiental" no requiere
automáticamente, como reza la Letanía, que se le dé un carácter prioritario.

En la Letanía, suenan las alarmas sin tomar en cuenta su impacto. Tal como
sugiere Lomborg, las políticas sobre el medio ambiente dirigen fondos hacia
acciones que remueven un pequeño peligro, en tanto que son negados en el alivio
del hambre o en la provisión de agua potable limpia. El enfatiza la necesidad de
priorizar y ese es precisamente el mensaje que un economista como yo desea
escuchar. Dado que él no lo dice, la raíz de los problemas medioambientales y de
la mayoría de los problemas de política pública yace en el fracaso de reconocer
el aspecto económico.

,Aunque no lo enfatiza tan efectivamente como lo hace Simon, Lomborg percibe el
punto fuerte en el análisis de Simon, cual es reconocer que el establecimiento y
el reajuste de prioridades naturalmente toma su lugar en una economía progresista
de mercado. Dado que aún ni Simon lo asevera, la esencia de la Letanía es su
ignorancia acerca de la disciplina de la economía. Los Ehrlichs del mundo
persistentemente yerran al ignorar las verdades económicas (concientemente así lo
es en el caso de Ehrlich). Las economías están perpetuamente introduciendo
innovaciones y adaptándose a los cambios [shocks]. En contraste, la Letanía
niega la flexibilidad. Eso produce el error persistente que fue objeto de la
desaprobación de Simon.

VALORACIÓN GENERAL

Por sí misma, la publicidad lograda hace que este sea un libro que deban leer
aquellos quienes estén seriamente interesados en los debates acerca del medio
ambiente. Pero también se beneficiará al lector ocasional. Para estar en lo
seguro, el trabajo es muy selectivo en cuanto a constituirse en la introducción
ideal para una lectura ulterior, pero no existe una alternativa mejor. Lomborg
brinda suficientes muestras para conducir a los lectores hacia material
suplementario importante.

El Medioambientalista Escéptico posee grandes virtudes para un lector que quiere
leer acerca de un tema concreto. Las ventajas incluyen su amplitud, su
exactitud, su novedad, su lucidez y su desapasionamiento. Al final de cuentas,
Lomborg se modera en su tratamiento de los alarmistas y se contenta con describir
los abusos, sin mostrar una indignación al estilo de Simon. (Será interesante
ver cómo reacciona a calumnias permanentes similares a las que encaró Simon. La
revista Scientific American, en su edición de enero [del 2002] dedicó 11 páginas
de diatribas contra el libro por parte de cuatro airados “científicos”). [Por si
es de su interés, en la página de Verdes Individualistas –iGreen- aparece la
respuesta de Lomborg –a quien la revista amenazó con demandarlo si no quitaba de
su sitio personal la transcripción de artículo original que Scientific American
publicó en enero del 2002; ver la respuesta de Lomborg en http://www.igreens.org.uk/scientific...d_lomborg.htm]

Como reacción ante lo inadecuado de la documentación de los medioambientalistas,
Lomborg presenta en su libro 2.930 notas y una bibliografía de 71 páginas que
contiene (según su propia contabilidad) cerca de 1.800 menciones. Como era de
esperar con tan amplio estudio, la lectura es selectiva, pero muy perspicaz. El
cubre afirmaciones alarmistas, la literatura científica, reportes de gobiernos
nacionales y de agencias internacionales, y otros escritos escépticos.

FUENTES. Los críticos vitriólicos de Lomborg han atacado oportunísticamente
omisiones en su investigación. Sin embargo, tales omisiones son inevitables.
Por lo general, el autor logra encontrar y usar visiones generales que le
conducen en la dirección correcta. Por ejemplo, al discutir sobre los beneficios
del calentamiento global, él se basa en diversos estudios del Panel Internacional
sobre el Control del Clima (IPCC) [Internactional Panel on Climate Control] y, en
discusiones acerca del impacto económico, en una publicación de un simposio del
año 1999 en la revista Energy Journal. El ataque de Stephen Schneider en la
revista Scientific American, al capítulo de Lomborg sobre el calentamiento
global, lo descarta por tener una dependencia indebida de fuentes secundarias,
pero Schneider fracasa cuando no menciona que la fuente dominante es el IPCC, la
que Schneider alaba como la autoridad definitiva. (Yo debería mencionar que
Schneider ataca a Lomborg por su carencia de experiencia "científica", pero
procede luego a formular extensos comentarios iletrados [illiterate] acerca de
economía, tales como endosar la fantasía de la oportunidad de una conservación
inexplotada).

En el ámbito de los metales y de la energía (en lo cual yo me especializo),
Lomborg es similarmente selectivo. El se basa fuertemente en Simon y en algunos
análisis generales: por ejemplo, él limita su examen de M. A. Adelman (el
proponente principal de los puntos de vista que Lomborg adoptó acerca del
petróleo) a material tomado de un breve capítulo de una recopilación acerca de
esos temas que Simon editó. Esta dependencia mínima demuestra la consistencia
del autor; no sólo omite material de alguno de los alarmistas, sino también de
material que hubiera brindado soporte adicional a sus argumentos.

En cuanto a la mecánica, las referencias que hace Lomborg son innecesariamente
complejas. Sus notas al pie de página aparecen al final del texto y da tan sólo
da menciones sumarias de las referencias (por ejemplo, "IPCC 1992:78"). El
método que se utiliza ampliamente, de incluir tales citas en el texto al píe de
la página, habría eliminado el paso extra de visitar las notas al final para
poder identificar cada fuente. (Este problema se agrava por la existencia de
errores tipográficos y de peculiaridades que obstaculizan la identificación de la
entrada bibliográfica relevante).

Mi única objeción importante a la bibliografía de Lomborg es que se limita a las
fuentes citadas. Una contribución suya más profunda, más crítica, habría sido
incluir y citar trabajos que brindan información adicional importante para los
lectores. El omite varias presentaciones previas de puntos de vista generalmente
escépticos acerca del medioambientalismo, así como virtualmente toda la
literatura sobre energía y otros recursos minerales, e importantes recopilaciones
sobre temas concretos (por ejemplo, contaminación del aire en el interior de las
edificaciones, químicos y calentamiento global).

CONCLUSIÓN. Dejando de lado estas críticas, el libro de Lomborg constituye una
importante contribución a la creciente literatura que es justificadamente
escéptica de los alegatos del movimiento medioambientalista. Tanto aquellos
recién llegados al debate, como aquellos bien versados en los argumentos,
encontrarán valiosa la lectura de El Medioambientalista Escéptico."


Recomiendo la lectura de este libro, tal como lo hice con los anteriores libros
del mes que he publicado en palestra y que ya saben cómo pueden leerlos (tan sólo
con llamarme por teléfono y ponernos de acuerdo):

Febrero, 2002: David Henderson, "The Changing Fortunes of Economic Liberalism:
Yesterday, Today and Tomorrow"
Marzo, 2002: Roger Garrison, "Time and Money: The Macroeconomics of Capital
Structure"
Abril, 2002: Paul Collier and David Dollar, "Globalization, Growth and Poverty:
Building an Inclusive World Economy"
Mayo, 2002: David Conway, "Classical Liberalism: The Unvanquished Ideal"
Junio, 2002: Lawrence E. Boland, "The Foundations of Economic Methodology"
Julio, 2002: Gary Becker y Guity Nashat Becker, "The Economics of Life"
Agosto, 2002: Xavier Salá-i-Martín, "Economía Liberal para no Economistas y no
Liberales"
Setiembre, 2002: Geoffrey E. Wood, editor, "Explorations in Economic Liberalism:
The Wincott Lectures"
Octubre, 2002: James Bovard, "Freedom in Chains: The rise of the sate and the
demise of the citizen"
Noviembre, 2002: David Boaz, "Toward Liberty: The Idea That is Changing the
World"
Diciembre, 2002: Stephen Moore y Richard Noyes, editores, "Dollars and Nonsense;
Correcting the News Media Top Economic Myths"
Enero, 2003: Richard M. Ebeling, editor, "Austrian Economics: A Reader",
Febrero, 2003: Joshua Muravchik, "Heaven on Earth: The Rise and Fall of
Socialism"
Marzo, 2003: Peter Boettke, editor, "The Elgar Companion to Austrian Economics"
Abril, 2003: David D. Friedman, "Law’s Order: What Economics Has to Do with Law
and Why It Matters".
Mayo, 2003: J. C. Lester, "Escape from Leviathan: Liberty, Welfare and Anarchy
Reconciled".

Jorge Corrales Quesada