2002-09-03 LIBRO DEL MES DE SETIEMBRE

EXPLORATIONS IN ECONOMIC LIBERALISM: THE WINCOTT LECTURES, editado por Geoffrey
E. Wood, con un prólogo de Lord Harris of High Cross y con contribuciones de
Jagdish Bhagwati, Milton Friedman, Friedrich A. Hayek, Deepak Lal, James E.
Meade, Sir Alan Peacock, Lord Robbins, Anna J. Schwartz, George E. Stigler y Sir
Alan Walters. Originalmente publicado en Londres por St. Martin?s Press, Inc.,
1996. Dado que en el correo electrónico no se puede enviar en letra cursiva,
cuando en el texto original aparece en dicho tipo de letra, en este texto aparece
subrayado, excepto el caso de títulos de libros, los cuales aparecen
originalmente subrayados y así se conserva en la traducción.

Una vez más les ofrezco este libro (o alguna de las conferencias en él
incluidas), para su lectura, al igual que los anteriores libros del mes, pues ya
saben cómo y dónde contactarme.

Geoffrey E. Wood efectúa un excelente y resumido análisis de cada uno de los
ensayos (en el orden en que parecen en el libro), por lo cual simplemente lo
traduzco. Debo hacer notar que entre los autores hay cuatro Premios Nobel:
Friedman, Meade, Hayek y Stigler.

?Harold Wincott, en cuyo honor fueron pronunciadas las conferencia publicadas en
este volumen, nunca fue un hacedor de política económica en el sentido de alguien
quien trabaja en un ministerio para el gobierno o en un banco central. Pero con
sus comentarios acerca de asuntos financieros y económicos, influyo el clima
intelectual en el cual se tomaron esas decisiones. Como Harold Wincott, ninguno
de los autores de las conferencias impresas en este volumen hizo su carrera en el
gobierno; un buen número, de hecho, sólo trabajó en el gobierno en tiempos de
guerra, y algunos nunca trabajaron allí del todo. Pero todos -aún George
Stigler, quien señaló en una ocasión que él no deseaba cambiar al mundo, sino tan
sólo entenderlo- han influido profundamente tanto en las políticas como en el
clima intelectual en el cual son elaboradas.

Esta breve introducción a los ensayos en este volumen se orienta a poner los
ensayos en sus contextos históricos y a esbozar la influencia que han tenido, y
a ofrecer unas pocas conjeturas acerca de cómo podrán tener influencia en el
futuro. Las conferencias son discutidas en el orden en el cual aparecen en el
volumen, con ocasionales referencias cruzadas.

MILTON FRIEDMAN (1970) -?LA CONTRARREVOLUCION DE LA TEORIA MONETARIA?

En los últimos pocos años se ha reconocido más y más ampliamente que la política
monetaria es importante. Sin control monetario, la inestabilidad económica y,
de acuerdo con que las condiciones monetarias sean muy restringidas o muy laxas,
resultará una deflación o una inflación. En una parte considerable, es gracias a
los esfuerzos de Milton Friedman, el primer conferencista Wincott, que estas
proposiciones, no siempre generalmente aceptadas en la segunda mitad de este
siglo XX, son ahora ampliamente reconocidas y en muchas naciones son las base
para la formulación de políticas.

En su conferencia, el Profesor Friedman primero describe cómo algunas
proposiciones claves relacionadas con el papel del dinero en la economía, fueron
formuladas por Irving Fisher; en particular, la relación de una proporcionalidad
grosso modo entre el crecimiento del dinero y los precios, la distinción entre
tasas nominales y tasas reales de interés y l distinción entre una inflación
prevista y una no prevista. El luego muestra cómo, al seguir los puntos de vista
de Keynes en la Teoría General (aunque no, enfatiza el Profesor Friedman, en el
Tract on Monetary Reform), se rebajó el papel del dinero al proclamarse que la
velocidad de circulación del dinero fluctuaba y compensaba a las variaciones que
se daban de la oferta de dinero. Así l apolítica monetaria perdió su influencia
sobre la actividad económica y fue suplementada en importancia por el componente
del gasto total, el cual es independiente del ingreso corriente ?por lo que hoy
es conocido en los libros de texto como gasto autónomo. Se dice con amplitud que
comprende a la inversión privada y al gasto del gobierno.

Ese cambio fue la ?Revolución?. La ?Contrarrevolución? del título de la
conferencia fue el derrocamiento de esa revolución por una evidencia muy extensa,
mucha de ella debido al propio Friedman y a su trabajo conjunto con Anna Schwartz
(otro de los conferencistas Wincott). Su trabajo condujo a una reinterpretación
de la Gran Depresión, mostrando que fue primariamente resultado de fracasos en la
conducción de la política monetaria. Pero ese dramático episodio no es único ítem
de evidencia. El Profesor Friedman cita varios otros en su conferencia,
incluyendo dos ejemplos impactantes de los Estados Unidos en 1966 y en 1968,
cuando las políticas monetaria y fiscal intentaron impulsar simultáneamente a la
economía en dos direcciones opuestas, y la política monetaria ganó ambas
batallas.

Aún a 25 años de haberse dados esta conferencia, hay en ella una riqueza de
material de la cual, tanto los economistas como quienes formulan políticas,
podrían aprender Existe una explicación de por qué una vez que empieza la
inflación es usualmente difícil detenerla. Hay una explicación de por qué las
tasas de interés son una mala guía para saber si la política monetaria es
restrictiva o expansiva. Y, de la mayor importancia, haya un énfasis acerca de
cuán poco sabemos acerca de los detalles sobre la forma en que opera una economía
y de por qué, por lo tanto, la política monetaria debería ser guiada por reglas
simples en vez de esfuerzos por dirigir con precisión el curso de la economía.

El trabajo es una revisión magistral ?y fácil de leer- de la historia del
pensamiento económico, de la historia económica y de la teoría económica, y
muestra las implicaciones que tienen los tres en la conducción de la política.
Las ideas expresadas en el artículo han influido la formulación de políticas en
países tan apartes geográficamente como Nueva Zelanda e Inglaterra, y a gobiernos
de casi todo el rango de coloraciones políticas.


JAMES MEADE (1971) -?SALARIOS Y PRECIOS EN UNA ECONOMIA MIXTA?

La política monetaria puede, como lo ha discutido Milton Friedman, controlar y
terminar con la inflación. Pero debido a que las expectativas sobre inflación
que mantiene la gente tienden a quedarse atrás del desempeño de la inflación del
momento, pueden surgir aumentos ?tal vez aumentos sustánciales- en el desempleo
durante el proceso. Además, como resulta do, por ejemplo, legislación que
confiere algún grado de poder monopólico a los sindicatos, acuerdos salariales
negociados pueden crear niveles sustanciales de desempleo aún cuando los precios
han sido estabilizados durante algún tiempo y las expectativas rezagadas ya no
están exacerbando las peticiones de aumentos salariales y, en consecuencia, el
desempleo. Estos son los problemas que el Profesor Meade se propone analizar.

El trasfondo histórico en el cual escribió se encuentra resumido en el primer
cuadro de su conferencia. La inflación casi se había duplicado (a partir de un
6.5 por ciento por año) en los cinco años que él analizó; y el desempleo se había
algo menos que duplicado (a partir de un 1.53 por ciento) en el mismo período.
La escala relativa de uno de los problemas que él examinó fue definitivamente
diferente de la que ahora confrontaba la economía inglesa; pero la reconciliación
de precios estables con un nivel de desempleo satisfactoriamente bajo es aún un
problema económico fundamental. ¿Cuáles son las soluciones que propone el
Profesor Meade?

El primeramente considera con cuidado si la inflación es un problema sobre el
cual vale la pena preocuparse. Después de todo, hace notar, si es ?anticipada?
(para usar su término en este contexto) entonces todos los precios y salarios
suben igualmente y nadie aparece sufriendo [1]. Pero la inflación, dice él,
puede también ser ?costosa? ?cuando por una u otra razón, ?los diversos grupos en
la comunidad están actuando de manera tal que efectúan demandas sobre los
recursos reales, tales que... son imposibles de satisfacer?.

Dicha inflación, asevera, vale la pena detenerla. Su preocupación no es tanto
en cómo lograrlo sino como lograr ambos, precios estables y un alto nivel de
empleo. Para ello, se deben satisfacer dos condiciones.

La primera, que el gobierno debe ser capaz, por medio de políticas monetarias y
fiscales, de mantener los gastos monetarios totales al nivel necesario para
proveer un mercado para un nivel de producción asociado con la capacidad de pleno
empleo, a precios monetarios sin inflación; y, segundo, el proceso de
determinación de salarios-precios debe ser tal que asegurar, a este nivel de
capacidad de actividad real asociada con este pleno empleo, tanto que las tasas
de salarios monetarios no son empujadas más rápidamente que en lo que está
creciendo la producción pe cápita y también que los márgenes de utilidades estén
estabilizados.

El problema que él analiza tiene que ver con la segunda de estas dos
condiciones:

el problema de restringir el proceso de fijación de salarios-precios de manera
que se pueda evitar, o reducir en el máximo posible, la inflación de los precios
a niveles de producción asociados con el pleno empleo.

La solución, en principio, es directa. Si un sindicato hace un reclamo salarial
por encima de un cierto porcentaje, ese sindicato pierde varias de las formas en
que se le protege. [2] Estas normalmente confieren a los miembros del sindicato
un poder de negociación mayor que el que tendrían en un mercado abierto. Remover
esa protección hace más difícil que el sindicato pueda dejar fuera del mercado de
puestos de trabajo a otros trabajadores.

Por supuesto que también son seguramente necesarias restricciones similares para
prever un ambiente en que se puedan poner precios monopolísticos. Aquí el
Profesor Meade sugiere que se fortalezca a la comisión antimonopólica. Pero para
ello él no descansa en la acción de la burocracia: él hace que el mercado sea
para su ventaja.

Las compañías deberán ser estimuladas para que distribuyan sus utilidades. ?Si
el financiamiento para el desarrollo de capital proveniente de fondos
reinvertidos es fuertemente desestimulado por el sistema impositivo, las
compañías tendrían que competir por nuevos recursos en los mercados de capitales
abiertos, lo cual promovería la competencia en favor de las empresas nuevas más
promisorias.?

Aún más, y refiriéndose al tema de la última conferencia incluida en este
volumen, el Profesor Meade se pronuncia a favor del libre comercio: ?Pero muy,
muy lejos, la manera más efectiva de promover la competencia y limitar las
presiones monopólicas sería admitir la libre importación de bienes de todas las
fuentes del extranjero...?.

No todas las propuestas del Profesor Meade han sido adoptadas. El mundo
gradualmente ha oscilado, algunas veces hacia delante, otras hacia atrás, pero en
el balance hacia adelante, hacia el libre comercio. Los poderes de los
sindicatos en Inglaterra han sido atacados aunque no por los métodos que él
sugirió. Los resultados tal vez no son muy impactantes; pero si uno compara el
desempleo en Gran Bretaña con los niveles aún más elevados en algunos países en
donde tales poderes no han sido reducidos y aún, tal vez, hasta aumentados,
parece claro que algo se ha ganado.


FRIEDRICH HAYEK (1973) -?LIBERTAD ECONOMICA Y GOBIERNO REPRESENTATIVO?

El poder del monopolio también le interesó a Friedrich Hayek, en su Conferencia
Wincott. Su preocupación era que, para asegurarse que conserva una mayoría, un
gobierno ?comprará el respaldo de grupos particulares si les promete concederles
una ventaja especial.? ¿Cómo puede enfrentarse esto?

Hayek sugiere un egreso a los principios expresados por los teóricos clásicos
del gobierno representativo ?que el congreso debe limitarse a sí mismo a pasar
leyes, ?en el sentido de reglas generales de justa conducta igualmente aplicables
a todos los ciudadanos?.

Esto, dice Hayek, es necesario para prevenir que surjan grupos con monopolios
protegidos, que causan presione inflacionarias y desempleo (tal como lo discutió
Meade), y también inhiben el crecimiento y el cambio de las economías.

Habiendo así definido el problema, Hayek, por la vía de examinar la naturaleza
de las leyes y las diversas formas que puede tomar la legislación, formula una
propuesta que separaría al cuerpo encargado de legislar sobre asuntos de gobierno
del cuerpo encargado de hacer propiamente a las leyes. Hayek reconoce que su
propuesta es una ?construcción utópica?. Su argumento en favor de tal esquema lo
brinda David Hume en su ensayo sobre ?The Idea of a Perfect Conmonwealth?.

En todos los casos, debe resultar ventajoso saber qué es lo mejor de su clase,
que podamos lograr hacer cualquier constitución real o forma de gobierno tan
cerca de aquél como nos sea posible, por medio de alteraciones gentiles e
innovaciones como para no dar lugar a grandes disturbios en la sociedad.


Tal esquema de gobierno todavía no ha sido adoptado. Pero más y más
economistas, comentaristas y políticos se han dado cuenta de, y se han
preocupado, los poderes peligrosos de los grupos de intereses especiales. Se
está progresando.

LORD ROBBINS (1974) -?ASPECTOS DE LA POLITICA ECONOMICA DE LA POSGUERRA?

También Robbins estaba interesado en el desempleo y la inflación. Su objetivo
era revisar cómo la política económica de la Inglaterra posterior a 1950 había
conducido a una aceleración de la inflación, a un desempleo creciente y, en
adición, se aseguró que ?nuestras compras del extranjero fueran mantenidas al
nivel presente tan sólo por medio de un sin precedentes pedir prestado al
exterior?. Por supuesto que Lord Robbins puso al problema en su contexto. El
señaló que el ingreso per cápita había crecido en términos reales en cerca de un
60 por ciento entre 1951 y 1971. Pero esto salía mal en comparación con lo
sucedido en muchos otros países para el mismo período. ¿Por qué?

Se hará un examen breve e incisivo de una variedad de factores. Una imposición
marginal elevada redujo el esfuerzo laboral, tal como también lo hizo sobre el
incentivo y la habilidad para ahorrar. También se dio una política acerca de la
industria. Problemas producidos por la nacionalización ?no tal vez
inevitablemente, pero ciertamente sí en la práctica. También hubo una
?politización y burocratización de la política general que tenía que ver con la
inversión y la política de precios?. Todos estamos familiarizados con ejemplos.
Los precios de las industrias nacionalizadas fueron mantenidos artificialmente
bajos para reducir el índice de precios. La inversión fue frecuentemente
pospuesta para reducir el crecimiento del gasto público de manera que se pudieran
dar reducciones en los impuestos ?algo indeseable no porque las reducciones de
impuestos sean indeseables, sino porque fueron financiados por recortes a la
inversión tan sólo en razón de que la mayoría de los votantes no notarían sus
consecuencias en el corto plazo.

Las prácticas restrictivas fueron dañinas; en efecto, ?Dejando de lado la mala
administración monetaria, veo a las prácticas restrictivas como tal vez el más
serio de nuestros problemas en la actualidad?. Hay leyes contra tales prácticas
cuando son efectuadas por los negocios. ¿Por qué, preguntó Robbins, no se aplican
también a sindicatos y a asociaciones profesionales? Por supuesto que la huelga
debe ser permitida en una sociedad libre ?siempre que (haciendo eco del Profesor
Meade) ?aquellos que dejan de trabajar sufran las plenas consecuencias de su
acción?.

De nuevo, como el Profesor Meade, Lord Robbins estaba preocupado con el daño que
la inflación causaba, y consideró cómo la inflación podía ser detenida. En eso
fue inequívoco: ?pueden existir muchas causas iniciales. Pero todas están sujetas
a la misma condición subyacente, que la oferta de dinero o la base crediticia
?llámela como la llame- fue dejada que aumentara hasta permitir su operación?.
Así, en términos diferentes, hizo eco a la famosa observación que en la
Conferencia Wincott hizo Milton Friedman, que ?la inflación es siempre y en todo
lado un fenómeno monetario.

¿Por qué, entonces, hubo una carencia de voluntad para restringir al crecimiento
del dinero y, por ende, de la inflación? El sugiere que ello se debió a ?un
juramento irrestricto en favor de mantener un nivel de empleo alto? de lo cual
fue testigo la experiencia de los años 30. Primero, observó él, hay ambigüedades
estadísticas con el término pleno empleo. Segundo, no se hacía referencia a los
salarios en aquel juramento; y ?peticiones de aumentos que excedan al incremento
en la productividad, en general, con certeza, producirán desempleo, a menos que
haya la correspondiente inflación?. [3]

El rechazó las políticas de ingresos de los tipos que hasta el momento se habían
intentado, por ser no más que medicinas temporales. Deberíamos, mantuvo, de
evitar ?el desempleo ocasionado por una inflación positiva? (es decir, por una
caída en el nivel general de precios). En vez, deberíamos reducir la tasa de
crecimiento del dinero y por tanto mantener un nivel en promedio estable del
nivel de precios en el curso del tiempo. El principio detrás de esta
recomendación ciertamente ha sido adoptado por varios gobiernos desde que él
escribió; esperemos en que el desempeño mejore con la práctica.


ALAN PEACOCK (1976) -?LA CREDIBILIDAD DE LA ECONOMIA LIBERAL?

La posición básica de Alan Peacock es que ?la política económica liberal
tradicional? está bien fundamentada. Su interés no es defenderla, sino más bien
considerar por qué ?un cuerpo ecléctico de pensamiento económico con una extensa
y honorable tradición?, un cuerpo que en su momento fue popular y ampliamente
aceptado, ahora está ?luchando por sobrevivir en círculos políticos y
gubernamentales, sino es que también en círculos académicos?.

Alan Peacock sigue el enfoque del economista de considerar ambos, la oferta y la
demanda. El sugiere que la oferta ha sido restringida por un cambio en los
incentivos que enfrentan los economistas en la academia. Se valora la exhibición
de habilidades matemáticas y estadísticas. No hay nada malo con eso; pero, como
lo hace notar el Profesor Peacock, la exhibición en un gado considerable se
valora puramente como una exhibición. De si es acompañada por ?visiones
imaginativas sobre la forma en que opera el sistema económico? es visto como algo
menos importante. En segundo lugar, existe una tal ?economía del bienestar?, una
rama de la materia que, inter alia, analiza los ?fracasos del mercado?. Muy a
menudo la recomendación estándar ante el fracaso del mercado es la intervención
del gobierno ?sin consideración al hecho de que tal intervención es costosa y
rara vez perfecta. Hay una ?mezcla curiosa de una observación a menudo penetrante
de cómo es que opera el sistema de mercado con una visión asombrosamente
inocentona del proceso político y burocrático?.

Eso es todo del lado de la oferta. Por qué la demanda no ha corregido esta
situación es el siguiente tópico que analiza el Profesor Peacock. El sugiere que
la carencia de demanda es el resultado de mantener una visión utópica de la
sociedad ?de ser incapaces de reconocer que los recursos son escasos, y de que
estos recursos escasos deben ser asignados entre usos que compiten entre sí. Su
agenda luego se inicia con tratar de iluminar y persuadir a quienes formulan
políticas y a comentaristas. Pero él no se detiene allí. El sugiere que los
intentos para persuadir y para avanzar el conocimiento económico de la población
como un todo, valen la pena y, en adición, urge la consideración de reformas
políticas como las que ha propuesto Friedrich Hayek en una conferencia previa
(Capítulo 3 de este volumen). El sugiere que éstas serán precondiciones
necesarias para llevar a cabo el tipo de programa económico liberal que en última
instancia traerá los mayores beneficios.


ALAN WALTERS (1977) -?LOS ECONOMISTAS Y LA ECONOMIA BRITÁNICA?

Como Robbins antes que él, Alan Walters estaba interesado en con el desempeño de
la economía británica a partir de 1950. Sin embargo, su enfoque consistió en
examinar las teorías que habían influenciado a la formulación de política
económica, para determinar cómo la experiencia las había falsificado y para
discutir qué debería reemplazarlas.

La noción de que existía una relación estable entre el nivel de desempleo y la
tasa de inflación -una ?curva de Phillips? estable- había desaparecido, señaló
él. El dinero importaba para la inflación. Y, de gran importancia, ?ningún
modelo, ya sea monetario o Keynesiano, podía predecir exactamente el desempeño de
la economía en los próximos dos años?. En el curso de su conferencia, Alan
Walters desarrolló estos puntos mediante la discusión tanto de la teoría como de
la evidencia. El consumo (y el ahorro) se comportó en los años 70 muy diferente
de cómo lo señalaban diferentes predicciones. En particular, en 1974-75 el
consumo cayó dramáticamente, y no sólo en Gran Bretaña sino en una buen parte del
mundo occidental. Algunos pronosticadores habían predicho una pequeña caída, y
algunos un alza; ninguno había predicho una gran caída. La supuesta estabilidad
de la función consumo, la relación entre el consumo y el ingreso, es ?una de las
proposiciones de la macroeconomía convencional?. El episodio, a pesar de mucha
racionalización con posterioridad a los hechos, había noqueado tal proposición,
por lo menos en cuanto a que supuestamente había dado asistencia a la predicción.
Esencialmente lo mismo resultó cierto en cuanto a la inversión; completamente
fracasó en comportarse tal como se había predicho. Así fue noqueada otra ayuda
para la predicción.

Luego Alan Walters se volteó hacia los salarios. ¿Eran rígidos en términos
monetarios? ¿Había en ese entonces, tal como (en ese entonces) lo había
proclamado John Hicks, un piso para los salarios reales? La evidencia rechazó
ambas conjeturas.

Continuando con su ataque sobre la posibilidad de realizar predicciones en el
corto plazo, y así sobre el ?fine tunning?, Alan Walters entonces analizó cómo se
forman las expectativas. Tal como él señaló, la gente ?no simplemente extrapola
en el futuro sus experiencias pasadas?. Más bien forman sus expectativas tomando
en cuenta toda la información disponible, incluyendo información acerca del
comportamiento de las autoridades. En tales circunstancias, la política debería
ser guiada por las reglas; porque sólo así puede esperarse una estabilidad en el
comportamiento del sector privado.

Después de una breve revisión acerca de cómo, a pesar de su falsificación, el
Keynesianismo simplificado continuó guiando la política económica, [4] Alan
Walters concluye ofreciendo sus propias propuestas sobre política. Están en dos
partes. Primero hay una técnica; el dinero debería crecer a una tasa estable.
Esto podría prevenir ?algunas de las más salvajes fluctuaciones (en la política
económica)?. Finalmente, revirtiendo a los temas de las conferencias previas,
Alan Walters concluye, primero, discutiendo brevemente por qué persisten las
ideas falsas y, en segundo lugar, sugiriendo, con algún pesimismo, que la demanda
dará lugar a algún nuevo ?Mesías económico?.


GEORGE J. STIGLER (1982) -?LOS PLACERES Y LOS DOLORES DEL CAPITALISMO MODERNO?

En su conferencia, George Stigler se concentró en ?la unidad organizativa
fundamental del capitalismo?. Esa unida des la empresa que realiza negocios y él
examinó los azares del sector negocios. Su evidencia la obtiene de los Estados
Unidos, pero el enfoque analítico es ampliamente aplicable.

Parte de la presunción de que todos los consumidores se benefician con la
existencia de una economía eficiente -aún aquellos que dependen de los programas
gubernamentales de bienestar, pues entre más eficiente es la economía, hay más
para repartir.¿Por qué, entonces, hay tantos controles sobre los negocios, además
de que, con certeza, hay un grupo de interés aparentemente enorme que se opone a
ellos? Su respuesta es que los negocios están selectivamente en favor de los
controles -controles que limitan a la competencia. Estos controles son los
?placeres? del título de esta conferencia. ¿Cuáles son los dolores?

?Los dolores del capitalismo moderno tienen la misma fuente de donde provienen
los placeres.? Los dolores, también, surgen de la regulación. Surgen no del
poder de los grupos de consumidores, sino de los efectos indirectos de derrame
que ocasiona la regulación. Una industria es afectada por la regulación que
beneficia a otra. ?Si el acero es protegido, los usuarios del acero deberán pagar
precios más altos...?.

¿En el balance quién habrá ganado? ¿Los placeres o los dolores? Mediante el
examen de los rendimientos de las acciones, Stigler, notando que han declinado,
concluye en que los dolores han ganado. Por supuesto que esto es un soporte
empírico impactante a las preocupaciones expresadas por otros conferencistas
Wincott, notoriamente por Alan Peacock. ¿Cuáles son las perspectivas desde el
punto de vista de Stigler? A pesar de la propia evidencia que brinda, no son muy
obscuras. Hay industrias pujantes que no son objeto de regulación. Esto va a
ayudar. Pero también debe haber un esfuerzo por aclarar el régimen regulatorio.
Los economistas pueden dar argumentos en favor de éste. Pero deben también
mostrar a los negocios que, en el balance, pierden con la regulación Tan sólo
entonces los defensores más poderosos de la regulación podrán convertirse en sus
oponentes.


DEEPAK LAL (1989) ??LOS LIMITES DE LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL?

Ya sea o no debido a las diferentes conferencistas Wincott -y en algunos casos
la evidencia de su influencia es indisputable- el dirigismo echó para atrás en
los años setentas y ochentas. Las economías crecientemente descansaron en los
mercados y menos en la planificación. Pero, tal como observó Deepak Lal a inicios
de su conferencia, también se dio una paradoja. En tanto que el liberalismo
económico iba ganando la partida en cuanto a la formulación de políticas
domésticas, ?en muchos aspectos del pensamiento y de la acción en las relaciones
económicas internacionales, [parece] que se dio una reencarnación del ?Dogma
Dirigista??.

En su conferencia, Deepak Lal examinó dos aspectos de eso: los planes para la
coordinación internacional de las políticas macroeconómicas y del tipo de cambio,
y la ?aceptación de establecer... un Orden Económico Verde Internacional?.

La base analítica de su artículo es una discusión de la teoría de las
externalidades, Estas son ?los efectos colaterales no compensados [es decir, no
compensados por quienes los causan] resultantes de la actividad e un productor o
un consumidor sobre otros agentes económicos?. Las externalidades son luego
clasificadas en cuatro tipos diferentes. [5]

Utilizando esta clasificación en cuatro tipos, Deepak Lal discute que tan sólo
algunas externalidades requieren de la acción gubernamental para corregir las
ineficiencias el mercado. Muchas externalidades cambian la asignación de
recursos entre los individuos, pero no afectan la eficiencia de esa asignación.

Este análisis e aplica en primer lugar a la ?coordinación internacional de las
políticas?. El Profesor Lal muestra que los argumentos a favor de tal
coordinación son erróneos. Una acción no coordinada produce resultados
diferentes de los que produce una acción coordinada (o, mejor, de los resultados
que produciría una acción coordinada hipotética ideal; los gobiernos no son
perfectos). Pero los resultados de las acciones no coordinadas son eficientes;
los argumentos en pro de la coordinación en efecto suelen ser argumentos en favor
de una redistribución.

Después de repasar, y, similarmente, rechazar, otros argumentos que se esgrimen
en favor de la coordinación de políticas macroeconómicas, el Profesor Lal se
dedica a las ?Externalidades Internacionales del Medio Ambiente?. Aquí él urge a
?que veamos los hechos, y preguntemos cuál deberá ser la respuesta racional a
ellos?. ¿Cuáles son los hechos? Primero, que ni el calentamiento global ni el
enfriamiento global son probables. Segundo, si vemos los rangos de variación de
las temperaturas en el pasado, encontramos que tales variaciones en el futuro no
destruirían, ni aún dañarían, al mundo como un todo. En vez de ello, cambiarían
los lugares en donde sería posible la agricultura productiva y que genere
ganancias. Cambios supuestos en el clima mundial tienen efectos redistributivos
del ingreso; ellos no destruyen la posibilidad de vida. Es entendible que a
algunos grupos no les agrada este efecto redistributivo; pero el deseo de una
parte del mundo de preservar su actual supremacía en una actividad, no es un
fundamento fuerte para que haya una regulación internacional.

El Profesor Lal concluye en que los argumentos internacionales para una
planificación son tn fallidos como los argumentos para que sea en lo doméstico.
No hay base alguna para que se establezca una economía global administrada
justamente en el momento en que las nacionales están colapsando.


ANNA J. SCHWARTZ (1992) -¿TIENEN ALGUN FUTURO LAS CAJAS DE CONVERSION?

En su conferencia, Anna Schwartz consideró una posible solución a un problema
económico básico que enfrentan algunas economías del Este de Europa (y también
otras). Desea ir a un sistema de mercado en funcionamiento, pero, antes de que
tal sistema de mercado, con un conjunto de precios relativos que continuamente
varían, pueda funcionar bien, requiere de un sistema monetario con una moneda que
relativamente sea estable en su valor. Sin tal moneda, no hay una unidad en la
cual los precios puedan ser expresados y las economías pronto revertirían a las
ineficiencias del trueque. Para introducir rápidamente esta moneda, algunos
autores han propuesto que estas economías basen sus sistemas monetarios en ?cajas
de conversión?.

Estos son sistemas en el cual un país fija rígidamente el valor de su moneda a
aquélla de otro país. Para toda la emisión de su moneda, mantiene un respaldo
completo de reservas en activos denominados en la moneda del otro país. En
consecuencia, el país con la caja de conversión importa la política monetaria
desde el otro país; su moneda es tan estable como la es la del país al cual se
ancló. Este esquema parece ser atractivo -en efecto, está cerca de parecerse a
una cura milagrosa para los desórdenes monetarios.

En general, uno debe ser escéptico ante tales curas. Anna Schwartz muestra que
este caso no es la excepción. Después de explicar en detallo qué son las cajas de
conversión, discute algunos ejemplos de cómo operan. Dos factores fueron de
importancia particular. Primero, la moneda a la cual la caja de conversión
decidió adherirse debería ser estable. Segundo, la moneda a la cual la caja de
conversión se ligó tenía que ser emitida por un país con el cual la nación de la
caja de conversión lleva a cabo una parte sustancial de su comercio
internacional. Esto era necesario para evitar fluctuaciones violentas en el
precio de sus biens intercambiados internacionalmente en comparación con los
bienes en general. (Este segundo factor fue lo que condujo a algunos países del
Imperio Británico a adherirse no a la libre esterlina, sino al dólar de los
Estados Unidos).

Hoy día sería difícil encontrar un ancla adecuada para una caja de conversión.
Al momento ningún país tiene un sistema monetario estable, basado en reglas, tal
como en su momento lo brindaba el patrón oro, y la diversificación incrementada
del comercio significa que ahora pocos países tienen un socio comercial
dominante.

Pero no fue por estas razones que declinaron las cajas de conversión. (Aquellas
pocas cajas de conversión que aún existen son significativamente diferentes de la
forma tradicional). La Dra. Schwartz resume de la manera siguiente las razones
por las cuales declinaron: el final de la creencia en la legitimidad de un
Imperio; aceptación de la creencia de que las cajas de conversión afectaban al
desarrollo de los países que las utilizaban; y el hecho de que las cajas de
conversión no permitieron una política monetaria discrecional. Muestra que lo
segundo está equivocado y que lo tercero es una bendición en vez de una
limitante. Sin embargo, por tales razones falaces, las cuales fueron ampliamente
endosadas, las cajas de conversión murieron.

En la sección final de su ensayo, Anna Schwartz considera si podrán ser
revividas. Ella duda que puedan serlo. A pesar de su aparente atractivo
intelectual, concluye la Dra. Schwartz, las cajas de conversión no son ?la onda
del futuro?.

Es de hacer notar que una de las razones por las cuales no lo son, es que los
gobiernos, aunque cada vez se hacen más orientados hacia los mercados en sus
políticas económicas, con todo y todo, todavía no desean comprometerse a sí
mismos a la receta liberal clásica de guiar sus políticas por medio de reglas
preanunciadas.


JAGDISH BHAGWATI (1994) ??LA ?JUSTICIA? DEL LIBRE COMERCIO Y EL NUEVO
PROTECCIONISMO: REFLEXIONES ACERCA DE UNA AGENDA PARA LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL
COMERCIO?

Lo primero que el Profesor Bhagwati afirma es que un comercio y unos flujos de
inversión incrementados, los cuales producen un mundo crecientemente
interdependiente, conducirán a ganancias mutuas para todos los países que
participen. Esta afirmación, lo hizo notar, fue una vez rechazada por muchos
países en desarrollo, quienes temían las consecuencias del comercio con los
países desarrollados. Ellos ya han dejado de lado ese temor, pero ahora los
países desarrollados temen comerciar con los subdesarrollados. Este temor,
discute el Profesor Bhagwati, tiene tan poca base como la tenía el que ha
reemplazado. Muestra que el balance de la evidencia es inconsistente con la
afirmación de que el comercio con los países en desarrollo ha dañado a los países
desarrollados, al deprimir, en los Estados Unidos, las ganancias relativas de los
trabajadores sin calificación, y, en Europa, (donde los salarios son menos
flexibles) al aumentar el desempleo. Estos fenómenos -que son ciertos- son
productos de otras influencias.

Luego él examina otros argumentos usados en favor del proteccionismo
-notablemente la protección del medio ambiente y los estándares laborales.
Ninguno de estos argumentos tienen buenas bases. Los países que tienen
diferentes patrones para la protección del medio ambiente son exactamente como
si tuvieran diferentes dotaciones de recursos naturales. Ninguna diferencia
puede justificar la protección. [6] En lo que se refiere a los estándares del
mercado de trabajo, el Profesor Bhagwati primeramente hace notar que ?La noción
de que pueden universalizarse las regulaciones laborales, como sucede con los
derechos humanos y el habeas hábeas, simplemente con llamarlos ?derechos
laborales?, ignora la dificultad que hay en hacer una fácil ecuación entre
estándares laborales que son específicos a las culturas y ?los derechos humanos?
que son universales. El ilustra esto por medio de algunas comparaciones que
muestran que, en muchos casos, los diferentes estándares laborales son
simplemente diferentes, ni mejores (excepto desde la propia perspectiva de la
nación) ni peores. También él discute que el caso claro del trabajo infantil
tampoco es muy claro.

Luego va de los argumentos en favor del proteccionismo hacia los argumentos en
favor del libre comercio regional. El Profesor Bhagwati señala que, si bien en
ciertas áreas particulares tiene sus ventajas, en general es preferible el libre
comercio mundial. Concluye con algunas observaciones acerca de la Organización
Mundial del Comercio, la cual reemplazó al GATT, y con algunos aspectos de
aquélla que pueden ayudar a producir un resultado deseable.


CONCLUSIÓN GENERAL

Las conferencias aquí reimpresas cubren una amplia gama. Pero
independientemente de cual aspecto de la economía fue el tema principal, en cada
caso surgen dos temas. Ellos son la importancia de guiar a la política económica
por medio de un conjunto de reglas claro, anunciado y creíble; y la importancia
de mantener bajo control a las fuerzas monopolísticas, regulatorias y
burocráticas que afectan al cambio y al crecimiento de las economías.

Estos dos temas son centrales al liberalismo que Harold Wincott expuso. Las
destacadas conferencias incluidas en este volumen han impulsado grandemente la
aceptación de estas ideas, y ya han influido sobre las políticas Con el paso del
tiempo, y se hace crecientemente claro qué tan importantes para la prosperidad
económica son estas recomendaciones aparentemente simples y, ciertamente, no
técnicas, su influencia con seguridad será más profunda.


NOTAS

[1] Hoy en día tal inflación no sería tratada tan bondadosamente. Primero
porque parece ser un animal muy raro; y, segundo, porque estudios recientes (por
ejemplo, Barro, 1995) han encontrado que aún tasas bajas de inflación dañan el
crecimiento económico.

[2] Tal como señala el Profesor Meade, tendría que existir un mecanismo que
estableciera qué tan grande fue la petición salarial. Esto es necesario porque
las diferentes partes en una disputa salarial a menudo están en desacuerdo acerca
del tamaño tanto de la petición inicial como del acuerdo final.

[3] A menudo los trabajadores son impulsados a que busquen aumentos iguales a
los incrementos en su productividad. Esto deja de lado que los incrementos en la
producción per cápita pueden reflejar, por ejemplo, la acumulación de capital. Y
también deja de lado la posibilidad de que haya cambiado el balance entre la
demanda y la oferta de distintos tipos de trabajadores, Por supuesto que Robbins
no estaba interesado en la productividad a ese nivel de desagregación. Su
interés era de que los salarios promedio no excedieran a la productividad
promedio de la economía como un todo.

[4] En su conferencia, Milton Friedman provee una descripción breve de por qué
lo que es denominado como Keynesianismo es, al mismo tiempo, una simplificación
e, inter alia, difícilmente lo que Keynes hubiera mantenido si hubiera vivido
hasta los años setentas.

[5] Los orígenes de las clasificaciones son brindados en el artículo del
Profesor Lal.

[6] La única calificación a esto es cuando los diferente estándares
medioambientales tienen efectos indirectos de un tipo particular. Esta
posibilidad fue examinada en detalle, y rechazada, por Deepak Lal, en su
Conferencia Wincott.?

Jorge Corrales Quesada