2002-05-12 LIBRO DEL MES DE MAYO DEL 2003

Corresponde en esta ocasión a la obra de J. C. Lester, Escape from Leviathan:
Liberty, Welfare and Anarchy Reconciled, [Huida desde el Leviatán: Reconciliando
la Libertad, el Bienestar y la Anarquía] (New York: St. Martin’s Press, 2000).
El profesor Lester es un destacado intelectual del llamado campo libertario,
aunque el propósito de este libro, según lo indica el autor, surge del hecho de
que los "liberales clásicos, los modernos libertarios, y generalmente los
economistas pro-mercado, a menudo aparecen en favor de la tesis –al menos
implícitamente- de que hay una compatibilidad práctica entre la libertad y el
bienestar en el mercado. Sin embargo, tales argumentos rara vez son claros,
consistentes, comprensivos y sin que se acuda a la moral... Mi libro intenta
rectificar esto, clarificando los aspectos filosóficos de la tesis de la
compatibilidad: su intención principal es ser un complemento filosófico a la
literatura científica social relevante." (p. 1)

Hace pocos días un gran amigo me dijo -medio burlonamente- cuando le comenté que
muy pocos miembros de palestra me habían solicitado alguno de los libros que
había comentado y que les había ofrecido prestar para que lo leyeran, que era
porque yo sólo leía y comentaba libros de economía, lo cual no es cierto, como
pueden derivarlo de la lista al final de este comentario. En esta ocasión este
es un libro sobre temas filosóficos, pero que también tiene enorme trascendencia
para el análisis económico, político y, en general, de las disciplinas llamadas
por algunos ciencias sociales.

En vez de comentar este libro, que apenas estoy empezando a ojearlo, me parece
que resulta más afortunado traducir un buen comentario que a este libro le hizo
un destacado estudioso de Adam Smith y filósofo como Lester, el profesor de la
Escuela de Filosofía de la Universidad de Alabama, James R. Otteson. Se trata
del interesante y erudito comentario que formuló Otteson al libro de Lester en la
revista The Independent Review, Vol. 6, No. 1 del verano del 2001, el cual, de
seguido, traduzco (los paréntesis cuadrados son míos):

""Huida desde el Leviatán" de J. C. Lester es un libro vigorizante. Empieza
así: "Hay tan sólo una cosa en el mundo que es, en serio, moralmente equivocada,
y esa cosa es la política [¿no se si usted prefiere que se la traduzca por
politiquería?. Recuerde que los paréntesis cuadrados son míos]... Si usted me
dice qué cosa es la que le preocupa en el mundo, entonces, puedo a menudo llegar
adonde está usted y decirle cómo es la política la causa de ella, o cómo la
política la exacerba considerablemente, o por qué es que usted debería de cambiar
sus opiniones no-liberales" (p. 1). El autor no continúa con una explicación de
todos los problemas del mundo en términos de la política, pero adopta como su
hipótesis de trabajo lo que él llama la "tesis de la compatibilidad" –que la
libertad, el bienestar y el libre mercado son fundamentalmente consistentes- y
defiende esta tesis en contra de todos los contendores. El principal activo del
libro es su ataque tenaz y persistente a los detractores de la anarquía de
propiedad privada por la cual aboga el autor. Pero este activo es
simultáneamente un pasivo: Lester no arguye "en favor de" su posición; en vez de
ello, debate que las objeciones más plausibles en su contra fracasan. Esta
táctica le da al libro un tono algo desagradable de estar a la defensiva y, más
significativo aún, limita la persuasión final que se quiere lograr con la tesis
central del libro. [No se desanime: continúe leyendo y verá luego].

La argumentación de Lester posee dos características especialmente inusuales.
La primera es su posición de que la tesis de la compatibilidad es "no moral".
Lester da a entender que se puede defender la compatibilidad de la libertad, el
bienestar y el libre mercado sin hacer uso del ulterior alegato moral de que la
libertad (o el bienestar o el libre mercado) "deberían" ser protegidos o
ampliados. En vez de ello, defiende la posición negativa de que aquellos quienes
discuten tal consistencia –John Rawls, Alan Ryan, John Gray y otros- han
fracasado en probar su caso. Segundo, en respuesta a la objeción que algunos
pueden formular de que su caso negativo no es suficiente, Lester alega que su
adhesión a la "epistemología racionalista crítica" Popperiana anula cualquier
argumento, en una defensa directa de su tesis de compatibilidad, porque él
vislumbra a la tesis como una "conjetura osada" [bold conjecture], la cual, de
acuerdo con el filósofo de la ciencia Karl Popper, puede ser falsificada por los
datos o por los argumentos, mas no puede ser probada como verdadera. Por lo
tanto, Lester no intenta persuadir a sus lectores de que su tesis es plausible.
Simplemente explica lo que conlleva, muestra cómo fines aparentemente
irreconciliables son, en efecto, consistentes dentro de su tesis, y muestra que
él (aún) no ha encontrado una objeción que sea válida. El resume la estrategia
del libro tal como sigue: "este libro no empieza por los primeros principios y de
ahí en adelante intenta construir hacia arriba hasta llegar a conclusiones bien
justificadas. Este no es un intento de probar, demostrar o exponer que la
libertad y el bienestar son congruentes en un mercado. Es simplemente una
defensa filosófica y económica de esta osada conjetura, ante un número de puntos
de vista, inevitablemente restringidos, que son inconsistentes con aquélla" (p.
6). [Esto se pone más interesante]. Si el proyecto de Lester tiene éxito,
entonces, de acuerdo con la epistemología Popperiana, su teoría habría sido
"corroborada", no probada. Sin embargo, la pregunta permanece: ¿Qué
fundamentos habrán dado los argumentos de Lester para, de hecho, creer en su
teoría?

Aunque yo diría que el proyecto de Lester está incompleto (este libro debería
ser el volumen 2, en tanto que la exposición sistemática y la defensa de su tesis
deberían de haber aparecido como el volumen 1) [el cual no existe], dejemos de
lado este asunto y examinemos qué es lo que él hace, lo cual es en sí
interesante. Consideremos las defensas que Lester hace de su tesis ante tres
objeciones centrales.

Primera Objeción: La gente no se interesa únicamente por lo propio
[self-interested], de manera que fracasa cualquier sistema económico o político
que se sustente en ello –por ejemplo, el capitalismo de libre mercado. Lester,
como respuesta, señala que somos auto-interesados en el sentido de que somos
maximizadores resueltos [con intención] de nuestros propios fines [purposeful
maximizers] (p. p. 11-16). Señala, correctamente desde mi punto de vista, que es
difícil lograr algún sentido de la conducta humana bajo algún otro supuesto y, es
más, eso parece ser confirmado por la introspección –cada uno de nosotros se ve a
sí mismo actuando resueltamente con el propósito de satisfacer sus deseos. De
manera tal que nuestro entendimiento acerca de acciones benevolentes, interesadas
en otros, debe, de alguna manera, ser coherente con esta concepción general de la
acción humana. Sin embargo, esta aseveración no es lo mismo que el auto-interés
estrecho que con frecuencia los detractores dicen que los defensores del libre
mercado adscriben a los seres humanos. Lester arguye que los fines que deseamos
pueden y a menudo contienen el bien o los intereses de otras personas (p. 37).
De manera que la objeción falla: Todo lo que se requiera en la posición de Lester
es que la gente rutinariamente actúe como si fuera motivada por su deseo de
satisfacer lo que ella percibe como su deseo mayor o más apremiante, cualquiera
que sea éste.

Segunda Objeción: Las nociones libertarias (o liberales, como las entendemos
aquí] fracasan porque es imposible respetar plenamente la propiedad de terceros.
Invadir la propiedad ajena es algo inevitable (piense en los ejemplos de David
Friedman [que casualmente trata en el libro del mes de abril que previamente
reseñé para palestra] tales como que las luces del patio de mi casa "afectan" a
su propiedad); por lo tanto, tenemos que administrar nuestros asuntos humanos en
términos de alguna otra consideración acerca de lo que se considera como esencial
[desiderata], diferente de simplemente proteger la propiedad privada y la
libertad individual. Ante esto, la respuesta de Lester es sugerir un criterio
que minimizará el conflicto a la vez que maximiza la libertad [vean qué
interesante]: propone una concepción de libertad como "la ausencia de
restricciones provocadas sobre la gente por otras personas o, más precisamente,
gente interactuando voluntariamente sin que se obligue, se interfiera o que se
imponga la una sobre la otra –excepto para prevenir o reparar una restricción,
interferencia o imposición que se ha provocado" (p. 58). Lester entiende al
"costo" como una pérdida de algo que una persona quiere; por lo tanto, es
subjetivo y, por ello, no se le pueden endosar las objeciones obvias de que se
intenta una medición objetiva. Este criterio da respuesta a los problemas
Friedmanianos, al crear la posibilidad de usurpaciones que son moralmente
permitidas. Por ejemplo, no hay violaciones de derechos que del todo no puedan
ser admitidas; los daños son asuntos de grado y susceptibles tanto de valoración
como de la indemnización correspondiente (p. p. 108-113). El peligro con esta
estrategia es que, con esta visión de Lester, de hecho se requerirán algunas
acciones a las que se resistirá el absolutista de los derechos de propiedad, pero
el beneficio de este punto de vista es que, su insistencia en minimizar "los
costos que se imponen", tenderá tanto a que sea redundante para los intereses de
todas las partes involucradas, así como que continúe la interacción social a la
luz de algunas (probablemente menores) violaciones.

Tercera Objeción: Las nociones libertarias [liberales] fracasan porque todas
asumen implícitamente que ciertos tipos de libertad son más importantes que
otros. No existe tal cosa como una maximización de la libertad así en sencillo
["simpliciter"], por lo tanto, debido a que todas las teorías implican que se
infrinja una u otra libertad, no puede haber, con base tan sólo en estos
argumentos, objeción a las concepciones de estado de bienestar [welfarism], al
progresismo y similares. Esta objeción es especialmente apropiada para el punto
de visto expuesto por Lester, dado que él alega defender la libertad con base en
fundamentos "no morales" (p. p. 60-61, 75 y passim). Lester resuelve esta
objeción, de nuevo, sustentándose en su definición de "libertad" como la ausencia
de costos que se imponen sobre otros. Al decir que respetar la libertad
significa minimizar el costo que se impone sobre otros, puede evitar la antipatía
del todo o la nada [the all-or-nothing antipathy]: Para Lester "la libertad
admite grados" (p. 59), pero lo hace utilizando un criterio relativamente
objetivo. Lester llama a su posición "libertarianismo contingentemente
deontológico" (p. 57), por el que da a entender que "si" la libertad va a ser
maximizada (por cualquier razón), la regla de minimizar los costos impuestos a
otros evita las dificultades que enfrentan otros puntos de vista y que, de todas
maneras, parece que calza mejor con lo que la mayoría de la gente entiende por el
término "libertad". El continúa su libro deduciendo una concepción de propiedad
(incluyendo la propiedad intelectual y las reglas de la adquisición original o
inicial); concepciones de lo que son los crímenes, los daños y las penas
apropiadas; y resoluciones a dificultades de larga data –tales como el dilema del
hombre libre-esclavo y los problemas inevitables de los bienes públicos- lo cual
hace a partir de su concepción de libertad y que sugiere la superioridad de su
concepto sobre otras concepciones. No todos los argumentos de Lester sobre estas
razones son convincentes, pero todos son interesantes y tomados en conjunto le
dan credibilidad a su alegato de que su posición puede ser defendida mejor que lo
pueden ser nociones de libertades, de un estado de bienestar [welfarist],
socialistas o democráticas, que compiten con la suya.

Una argumento que Lester formula será de interés particular para los economistas
y los filósofos: hace una defensa limitada de las comparaciones interpersonales
de utilidad (CIUs). Por mucho tiempo una objeción estándar a algunas escuelas de
economía ha sido que las CIUs son imposibles de hacer, porque no existe una cosa
objetiva que corresponda con la utilidad de una persona y, por lo tanto, no hay
una d objetiva que permita comparar la utilidad de una persona con la de otra.
Aunque algunos economistas hablan de "útiles" ["utils"], de hecho no existen los
útiles y no tienen sentido alguno esquemas que pretendan sumar las utilidades de
los individuos bajo esquemas distributivos alternativos, para determinar cuál
esquema es el que hace que "todo mundo" esté mejor. La contribución de Lester
consiste en analizar que, si bien es cierto que no se pueden hacer CIUs con la
precisión que se requiere, por ejemplo, para hacer comparaciones de Pareto (p.
152), sin embargo, algunas comparaciones son posibles. He aquí su argumento: "un
caso claro de comparación de utilidad entre personas es cuando A valora "x" (de
ello deriva alguna utilidad) y B es indiferente acerca de "x" (obtiene cero
utilidad de ello). Se deduce que A valora a "x" ('algo') más que lo que hace B
('cero'). De aquí hay un pequeño paso para comparar un caso en que A valora
fuertemente a "x" y B tiene tan sólo una pequeña preferencia por "x". Y así
sucesivamente.” (p. 153).

Este argumento posee cierta plausibilidad intuitiva y le permite a Lester
aseverar que su esquema de anarquía basada en la propiedad sería mejor "en su
totalidad" o "para todo el mundo" en comparación con otros esquemas. El problema
surge cuando se trata de decir "cuánta más" utilidad A obtiene de "x" comparado
con B. La posición de Lester es más fuerte cuando compara utilidad cero con
alguna utilidad, pero esa comparación es un caso especial; el caso con mayor
posibilidad de que se presente es aquél en el cual se intenta comparar el aumento
o disminución de utilidad relativa de las partes involucradas, y aquí no es claro
a qué podría apelar Lester. Aún así, Lester tiene un punto al aseverar que, si
del todo rechazamos a las CIUs, entonces, los economistas "pro-mercado" que
aceptan el criterio de Pareto, no estarían en capacidad de "consistentemente
aconsejar cambios de cualquier sistema de reglas de propiedad que no está basado
en el mercado, a menos que cada persona individualmente se sienta mejor" (p. p.
153-154). De manera que, tal vez, deba estudiarse de nuevo este asunto de las
CIUs.

Al fin de cuentas, el principal valor del libro de Lester es ser algo así como
un catálogo de argumentos que defienden al pensamiento político libertario
[liberal] o anarquista, en contra de varios detractores y sus objeciones. No
todas las defensas funcionan y, en algunos casos, los rechazos que hace Lester
son algo apresurados; sin embargo, él ofrece muchos discernimientos interesantes
y novedosos. Permanezco desilusionado en cuanto a que no se dedicara a defender
directamente su propia tesis y tengo la esperanza de que en el futuro él afloje
su compromiso con la epistemología Popperiana y decida llevar a cabo tal defensa.
Sin embargo, entre tanto, la refutación de las objeciones es un servicio valioso
en sí mismo y Lester llena muy bien esa tarea."

Hasta aquí el comentario del profesor Otteson y, antes de terminar mi
comentario, deseo citar la página vi del libro de Lester:

"Nada dentro del estado,
todo contra el estado,
todo fuera del estado. [1]

Nota al pie 1: Esto revierte la definición de fascismo de Benito Mussolini (tal
como aparece en la entrada "fascismo" que se cita en The Blackwell Encyclopedia
of Political Thought [Miller, 1987, 1501]). El anarco-libertarianismo o
anarquismo basado en la propiedad privada es lo opuesto del fascismo."

Recomiendo la lectura de este libro, tal como lo he hecho con los anteriores
libres de mes que he publicado en palestra y que ustedes saben cómo podrían
leerlos (simplemente me llaman por teléfono):

Febrero, 2002: David Henderson, "The Changing Fortunes of Economic Liberalism:
Yesterday, Today and Tomorrow"
Marzo, 2002: Roger Garrison, "Time and Money: The Macroeconomics of Capital
Structure"
Abril, 2002: Paul Collier and David Dollar, "Globalization, Growth and Poverty:
Building an Inclusive World Economy"
Mayo, 2002: David Conway, "Classical Liberalism: The Unvanquished Ideal"
Junio, 2002: Lawrence E. Boland, "The Foundations of Economic Methodology"
Julio, 2002: Gary Becker y Guity Nashat Becker, "The Economics of Life"
Agosto, 2002: Xavier Salá-i-Martín, "Economía Liberal para no Economistas y no
Liberales"
Setiembre, 2002: Geoffrey E. Wood, editor, "Explorations in Economic Liberalism:
The Wincott Lectures"
Octubre, 2002: James Bovard, "Freedom in Chains: The rise of the sate and the
demise of the citizen"
Noviembre, 2002: David Boaz, "Toward Liberty: The Idea That is Changing the
World"
Diciembre, 2002: Stephen Moore y Richard Noyes, editores, "Dollars and Nonsense;
Correcting the News Media Top Economic Myths"
Enero, 2003: Richard M. Ebeling, editor, "Austrian Economics: A Reader",
Febrero, 2003: Joshua Muravchik, "Heaven on Earth: The Rise and Fall of
Socialism"
Marzo, 2003: Peter Boettke, editor, "The Elgar Companion to Austrian Economics"
Abril, 2003: David D. Friedman, "Law’s Order: What Economics Has to Do with Law
and Why It Matters".

Jorge Corrales Quesada