Les recuerdo que siempre será bienvenida la publicación que alguno de ustedes
desee hacer en palestra comentando o resumiendo algún libro que hayan leído
recientemente (o hace muchos tiempo atrás) y que juzguen podría ser de nuestro
interés o beneficio.

2002-12-17 LIBRO DEL MES DE ENERO DEL 2003

Richard M. Ebeling, editor, "Austrian Economics: A Reader", The Ludwig von Mises
Lecture Series, Vol. 18 (Hillsdale, Michigan: Hillsdale College Press, 1991).

Esta obra presenta un resumen de algunas de la más importantes contribuciones a
la llamada Escuela de Economía Austriaca, aunque, como sucede casi siempre, uno
suele pensar en varias que quedaron afuera, más que en las que se incluyen. Sin
embargo, creo que, para el lector interesado en los temas Austriacos, este libro
presenta una cobertura adecuada de los principales que se suelen asociar con esta
escuela de pensamiento.

La forma en que organizo este comentario del libro del mes es la siguiente:
primero traduzco algunos párrafos importantes de la introducción que hace
Ebeling, en donde destaca las principales características del pensamiento de la
Escuela de Economía Austriaca. De seguido, presento la lista de los 34 artículos
que se incluyen en las 6 secciones principales que estructuran al libro y
finalmente presentaré los párrafos más importantes de tres de los artículos allí
incluidos y que llamaron mi interés para leerlos en esta ocasión.

Según la introducción del profesor Ebeling, las concepciones esenciales que
constituyen las tres piedras cúbicas sobre las que se edifica la Escuela de
Economía Austriaca, son: el individualismo metodológico, el subjetivismo
metodológico y las consecuencias no previstas de la acción humana y las "leyes"
de la Economía. Cuando aparece un paréntesis cuadrado, este es mío, así como la
traducción de los textos.

"EL INDIVIDUALISMO METODOLÓGICO.

Empezando con Carl Menger, los Austriacos han enfatizado que todo fenómeno
económico y social empieza con, y lo es en última instancia, el resultado de las
acciones e interacciones de los individuos, cuyos actos generan resultados que se
observan en un mercado. Cualquier teoría acerca del fenómeno del mercado que no
pueda exitosamente trazar sus conclusiones sin acudir a un retorno a una lógica
de la acción y elección humanas, resulta ser una teoría incompleta e
insatisfactoria. Como resultado, durante los últimos cincuenta años, los
Austriacos han sido particularmente críticos de la mayor parte de la
macroeconomía. Han señalado que analizar en términos de estadísticas agregadas
las fluctuaciones de toda una economía, tanto en el empleo como en la producción,
y las alzas y bajas en el nivel general de precios y de salarios, equivale a la
sonrisa sin el gato [se refiere al cuento de Alicia en el País de las Maravilla,
obra de Lewis Carroll, en el cual, en lo alto de un árbol, únicamente se divisaba
la sonrisa del gato risón, mas no su cara]. Los agregados estadísticos resultan
de conjuntar múltiples decisiones individuales que se dan en el mercado. A menos
que uno pueda exitosamente seguir la pista a estos residuos estadísticos de
acciones pasadas, hasta llegar a su origen en términos de una teoría coherente de
la elección individual, poco de valor se ha explicado: por "explicado" entendemos
a una teoría convincente de las cadenas causales que hayan creado esas
fluctuaciones de las magnitudes macroeconómicas. Durante la mayor parte de los
últimos cincuenta años [Ebeling publicó este ensayo en 1991], por lo general los
economistas han fracasado en tales intentos."

[Aprovecho para resaltar la presentación sistemática que el economista Austriaco
Steven Horwitz hace en su reciente libro "Microfoundations and Macroeconomics: An
Austrian Perspective" (New York: Routledge, 2000), en donde integra tres temas
ligados a economistas Austriacos -la teoría sobre los ciclos económicos de Mises
y Hayek, la idea de una banca libre o un sistema monetario totalmente de mercado
(como lo sugieren White y Selgin) y las teorías pre-Keynesianas de desequilibrio
monetario (revitalizadas por, entre otros, Leland Yeager, Axel Lejonhufvud y
Miguel Angel Rodríguez)- de manera que responde a una pregunta que él se formula,
"¿existe una macroeconomía Austriaca?," con un definitivo: "...sí existe una
macroeconomía Austriaca que está con vida y goza de buena salud" (Op. Cit., p.
2).

También sobresale el reciente libro de Roger W. Garrison, "Time and Money: The
Macroeconomics of Capital Structure" (New York: Routledge, 2001), quien basado en
teorías de Hayek sobre el capital, introduce al análisis macroeconómico
tradicional el concepto de la estructura inter-temporal del capital, con lo cual
sustituye a la macroeconomía tradicional fundamentada en el funcionamiento de los
mercados de trabajo, por una basada en cómo es que opera el mercado de capital,
lo que, en criterio del autor, permite un "verdadero acoplamiento real entre los
aspectos de corto y largo plazo del mercado" y "da un entendimiento superior de
la naturaleza de la variación cíclica en la economía y señala el camino para una
macroeconomía más completa basada en el capital." (Op. Cit., p. 5). Como
observarán los lectores, hay un buen prospecto para el desarrollo de una
macroeconomía basada en el enfoque Austriaco. De paso, ambos libros, el de
Garrison y el de Horwitz pueden ser obtenidos bajo préstamo por mi medio.]

[Continúo con la traducción de la introducción del profesor Ebeling]:

"EL SUBJETIVISMO METODOLOGICO

Los fenómenos del mercado tienen su origen en las acciones de los individuos.
Pero, al contrario de los supuestos que generalmente se usan en la teoría de la
competencia perfecta, los actores del mercado no realizan sus elecciones con base
en un conocimiento perfecto. Al contrario, si los actores tuvieran tal
conocimiento perfecto, tendría muy poco sentido la noción que nos da el sentido
común acerca de qué es lo que significa elegir. Significa seleccionar entre
alternativas, pero, si el conocimiento fuera perfecto, no habría una elección
verdadera. Dado que el agente tendría conocimiento perfecto de qué es lo que
requieren los eventos presentes y futuros, sólo podría hacer lo que ese futuro le
dicta y demanda que haga.

Tampoco el problema se resuelve si se asume un supuestos diferente sobre las
probabilidades estadísticas de los resultados del mercado. La mayoría, si no es
que todos, de los resultados del mercado poseen características y calidades que
los hacen históricamente "únicos" y, por lo tanto, son irreducibles a clases
homogéneas de hechos a las que se les pueden aplicar métodos estadísticos. Es
más, la mayoría, si no es que todas las decisiones en el mercado, requieren que,
para que quien toma las decisiones obtenga ganancias y evite pérdidas, efectúe
juicios acerca de la forma específica en que resultarán las cosas en el mercado
como consecuencia de sus acciones. Por lo tanto, conocer la probabilidad de un
resultado, a partir de una serie hipotética de eventos, resulta insuficiente para
un amplio rango de decisiones que se deben tomar en un mercado.

Como resultado, los Austriacos han tratado de desarrollar una teoría de la
acción humana y del proceso de mercado basada en el punto de vista del actor, en
vez de imponerle un conjunto de supuestos hipotéticos acerca del comportamiento y
la información. Tales supuestos bien pueden facilitar el análisis para establecer
determinados resultados del mercado, pero no tienen éxito en explicar cómo es que
de hecho operan los mercados, dado que los actores verdaderos en el mercado
operan con una perspectiva distinta y un conocimiento diferentes de los que el
economista, para propósitos de su teoría, les han dotado. Por lo tanto, los
Austriacos han señalado que el fenómeno del mercado debe ser analizado dentro de
un marco teórico construido a partir del conocimiento, intenciones y expectativas
de los propios actores. Esta noción de construir una teoría a partir del punto
de vista del actor es lo que los Austriacos dan a entender por subjetivismo
metodológico.

LAS CONSECUENCIAS NO PREVISTAS DE LA ACCION HUMANA Y LAS "LEYES" EN ECONOMIA

Si los actores en las arenas del mercado y de la sociedad llevan a cabo
decisiones por las cuales eligen y realizan acciones con un conocimiento
imperfecto, esto significa que muchos de los resultados y consecuencias de sus
elecciones y acciones tendrán elementos y aspectos no previstos. Los Austriacos
señalan que la imperfección y la extensión limitada del conocimiento humano
significan que es lógicamente imposible predecir a plenitud los eventos que se
dan en el mercado y en la sociedad. Así mismo, que tampoco podemos saber cómo
reaccionarán los actores ante aquellos eventos en el futuro que no fueron
anticipados y que sus propias acciones han ayudado a generar. Eso no podrá
saberse sino hasta que se materializan aquellas consecuencias no previstas y que
se convierten en parte del conocimiento de los actores, sobre cuya base se
tomarán acciones y decisiones ulteriores.

Esta idea ha conducido a los Austriacos a señalar que "las "leyes" de la
economía son fundamentalmente relaciones lógicas y no relaciones empíricas".
Todo lo que puede ser "predicho" son resultados y consecuencias lógicas y
formales que necesariamente se derivan de la limitante de la escasez, cuando se
estudia bajo una variedad de marcos alternativos e hipotéticos. Otra forma de
decir esto es que las leyes de la economía son relaciones del tipo, "si tal cosa,
entonces, tal otra sucede". Los juicios informados pueden ser efectuados por los
actores en el mercado en lo que tiene que ver con cambios futuros en la oferta y
la demanda, o en las "elasticidades" de la demanda y la oferta, o en las tasas de
cambio de varios factores o magnitudes a lo largo del tiempo. Pero todos los
intentos por descubrir empíricamente relaciones económicas predecibles, han
resultado más bien ser simples quimeras. Esta incapacidad para descubrir leyes
empíricas de la economía debería haber sido, por sí misma, algo predecible. Los
fenómenos del mercado surgen de las acciones y decisiones humanas; las acciones y
elecciones humanas surgen del conocimiento, expectativas, creencias y
preferencias que cada individuo mantiene; y los individuos no pueden saber en el
presente lo que en el futuro será su conocimiento, expectativas, creencias o
preferencias; por tanto, la forma específica que las cosas tendrán en el futuro,
en lo que concierne al mercado, serán siempre inherentemente impredecibles."

[Hasta aquí la traducción de partes de la introducción al libro de referencia,
escrita por el profesor Richard M. Ebeling, p. p. xiii-xvi.]

Lista de los 34 artículos y sus autores compendiados en el libro de este mes
(están en idioma inglés):

SECCION I: LA ESCUELA AUSTRICA –CONSIDERADA HISTORICAMENTE

1.- Economía Austriaca –Una Bibliografía Anotada: Los Economistas Austriacos,
por Richard M. Ebeling.

2.- La Importancia de la Escuela de Economía Austriaca en la Historia de las
Ideas, por Ludwig M. Lachmann.


SECCION II: FILOSOFIA Y METODO DE LA ESCUELA AUSTRIACA

3.- Economía Austriaca –Una Bibliografía Anotada: Metodología de la Escuela
Austriaca, por Richard M. Ebeling.

4.- Extractos de El Individualismo y la Filosofía de las Ciencias Sociales, por
Murray N. Rothbard.

5.- Ciencia Social y Ciencia Natural, por Ludwig von Mises.

6.- El Método Individualista y el "Compuesto" de las Ciencias Sociales, por
Friedrich A. Hayek.

7.- Extractos de La Sociedad Humana, por Ludwig von Mises.

8.- Los Resultados de la Acción Humana y no del Diseño Humano, por Friedrich A.
Hayek.

9.- La Medición como un Método Científico en Economía, por Leland B. Yeager.

10.- Praxeología y Econometría: Una Crítica a la Economía Positivista, por Mario
J. Rizzo.

11.- El Entendimiento Teórico de Aquellos Fenómenos Sociales que no son un
Producto del Acuerdo o de Legislación Positiva, sino Resultados No Previstos del
Desarrollo Histórico, por Carl Menger.

SECCION III: EL PUNTO DE VISTA AUSTRIACO DEL PROCESO DE MERCADO

12.- La Cataláctica Lógica versus la Cataláctica Matemática, por Ludwig von
Mises.

13.- La Administración de las Utilidades, por Ludwig von Mises.

14.- El Uso del Conocimiento en la Sociedad, por Friedrich A. Hayek.

15.- El Significado de Competencia, por Friedrich A. Hayek.

16.- Costo y Elección –El Punto de Vista Austriaco versus el Convencional, por
E. C. Pasour, Jr.

17.- La Primacía del Descubrimiento Empresarial, por Israel M. Kirzner.


SECCION IV: LA TEORIA AUSTRIACA DEL INTERES Y DEL DINERO

18.- Extractos de El Capital y el Interés, Volumen II: Teoría Positiva del
Capital, por Eugen von Böhm-Bawerk.

19.- La Función de los Ahorros, por L. G. Bostedo.

20.- La Función del Ahorro, por Eugen von Böhm-Bawerk.

21.- La Preferencia en el Tiempo, por Murray N. Rothbard.

22.- Extractos de Los Intereses, por Vernon A. Mund.

23.- Complementaridad y Sustituibilidad en la Teoría del Capital, por Ludwig M.
Lachmann.

24.- Ludwig von Mises y la Teoría del Capital y del Interés, por Israel M.
Kirzner.


SECCION V: LA TEORIA AUSTRIACA DEL DINERO Y DEL CICLO DE LOS NEGOCIOS

25.- Acerca del Origen del Dinero, por Carl Menger.

26.- La No Neutralidad del Dinero, por Ludwig von Mises.

27.- ¿Puede Ayudar la Estabilización de los Precios?, por M. A. Abrams.

28.- Coordinación Inter-Temporal y la Mano Invisible: Una Perspectiva Austriaca
acerca de la Visión Keynesiana, por Roger W. Garrison.


SECCION VI: SISTEMAS ECONOMICOS COMPARADOS –LA PERSPECTIVA AUSTRIACA

29.- Capitalismo versus Socialismo, por Ludwig von Mises.

30.- Extractos de La Sociedad Libre y Próspera: Socialismo e Intervensionismo,
por Ludwig von Mises.

31.- ¿Por Qué los Peores Se Colocan a la Cabeza?, por Friedrich A. Hayek.

32.- Los Peligros de la Regulación: Un Enfoque del Mercado como Proceso, por
Israel M. Kirzner.

33.- Los Efectos Distributivos de la Política Económica, por Oskar Morgenstern.

34.- La Economía de Mercado y la Distribución de la Riqueza, por Ludwig M.
Lachmann.

He decidido resumir tres ensayos del libro. En primer lugar, "La Importancia de
la Escuela Austriaca de Economía en la Historia de las Ideas," por Ludwig M.
Lachmann, para lo cual traduzco los párrafos que, en mi criterio, son los más
importantes e interesante, el cual se publicó originalmente en la obra editada
por W. E. Grinder, "Capital, Expectations, and the Market Process: Essays on the
Theory of the Market Economy" (Kansas City: Sheed, Andrews and McMeel, Inc.,
1977). Lachmann fue profesor de economía en las Universidades de Nueva York y de
Witwatersrand en Johannesburgo, Sur Africa. [La traducción y los paréntesis
cuadrados son míos; asimismo, las páginas citadas se refieren, a menos que se
haga notar otra cosa, al libro del mes bajo comentario].

Dice Lachmann que "la importancia de la escuela Austriaca en el mundo de las
ideas tal vez puede encontrar su expresión más creativa en su apreciación de que
el ser humano aparece como el actor central en los acontecimientos económicos...
en donde las relaciones económicas fluyen de actos de la mente que deben ser
"entendidos"; esto es, que su origen, su importancia y sus efectos deben ser
explicados dentro del marco de nuestra "experiencia común" de la acción humana" y
que "también es importante, para entender la escuela Austriaca, destacar que en
ella, en contraste con la escuela Clásica [principalmente la de Ricardo y sus
discípulos], los seres humanos son percibidos como altamente desiguales... Este
hecho es exactamente lo que enfatiza la teoría subjetiva del valor." (p. 24).

Y agrega, "finalmente... el concepto Clásico de valor sufre un cambio
fundamental. El valor no es una "sustancia" inherente a los bienes. El concepto
central... es la evaluación, un acto de la mente. El valor ahora consiste en una
relación que se da con una mente que evalúa." (p. 24).

Asimismo, Lachmann expresa que "la teoría Austriaca necesita de la dimensión
tiempo, puesto que la acción humana es posible tan sólo en él.... Para los
Austriacos su verdadero objeto de interés son las transacciones tomadas en el
curso del tiempo, pues la acción humana está orientada a formular planes y todos
los planes requieren de la dimensión tiempo." (p. p. 27-28).

Y, de acuerdo con Lachmann, "lo que era más importante para los Austriacos [más
que las fuerzas que existían en un mercado en un momento dado] era tomar en
cuenta la necesidad continua, en un mundo de cambio constante, de adaptar los
planes económicos a tales cambios. Esto porque en dicho mundo no era posible
lograr una condición de equilibrio general. Vemos así como los planes económicos
tienen un lugar central en la teoría Austriaca, en tanto que queda relegado el
nexo general del fenómeno de mercado." (p. 28).

La teoría del cálculo económico y la centralidad de los planes dio lugar a una
lógica de la elección que pragmáticamente involucraba el uso de fines y medios
[logic of choice], cuya formulación clara Lachmann se la adscribe a Ludwig von
Mises. Pero Hayek fue mucho más allá de la lógica pura de la elección, pues,
como dice Lachmann, "lo que importa aquí es, antes que nada, el estado del
conocimiento como la fuente de la acción humana y del proceso de cambio a través
del tiempo..." [El método para entender en Economía] "se justifica por el hecho
de que toda acción humana... se orienta a formular planes... son construcciones
lógicas inmanentes al curso de la acción. Un plan le sirve al agente económico
como una guía; uno se orienta por él. Así, las ciencias sociales pueden usar los
planes como un medio para interpretar [el sentido de la acción]." (p. 32)

Para Lachmann, lo que motiva la acción de los individuos es "una lógica del
éxito [en donde] sus categorías son los medios y los fines... en la vida
económica la mayoría de la gente lo que busca es el éxito. Luchar por tener
éxito como lo que da sentido a la acción humana es lo que garantiza la validez de
la lógica de la elección." (p. 32).

Finalmente destaca Lachmann que "ha tomado al plan económico que formula el
individuo como el prototipo del esquema de pensamiento que yace en la base de la
acción, principalmente a cuenta de la importancia central que tiene en la teoría
económica Austriaca. Esto no tiene un paralelo en el estudio del mundo físico"
Pero además de los datos naturales y la acción esperada o real de otras personas,
"hay ciertos esquemas supra-individuales de pensamiento, concretamente,
instituciones, a los cuales deben adaptarse los esquemas de pensamiento de primer
orden, los planes, y que sirven, por tanto y en cierto grado, para la
coordinación de los planes individuales." (p. 36).

El segundo ensayo que me interesó leer fue el de E. C. Pasour, Jr., "Costo y
Elección –El Punto de Vista Austriaco versus el Convencional", atraído sin duda
por mi amplio desconocimiento del tema así como del autor. Este artículo se
publicó originalmente en el Journal of Libertarian Studies, Vol. 2, No. 4, 1978.
Pasour es Profesor Emérito de Economía Agrícola en la Universidad del Estado de
Carolina del Norte, en Raleigh, Carolina del Norte.

Pasour empieza señalando que los "políticos y la mayoría de los economistas
(excepto los pertenecientes a la escuela Austriaca) han asumido que los costos
relevantes para las decisiones sobre producción pueden, en efecto, ser
definidos... [pero] los costos que influyen en la toma de decisiones son
inherentemente subjetivos y no están sujetos a una medición objetiva..." (p.
281).

Indica que "los economistas Austriacos (y virtualmente todos los demás) definen
al costo en términos del costo de oportunidad... [que] en cualquier decisión
representa el valor de las oportunidades dejadas de tomar como resultado de la
decisión que se llevó a cabo... enfatiza la relación entre el acto de escoger que
lleva a cabo quien toma decisiones y las oportunidades que se dejaron de lado...
Este costo, en tanto que influye en la elección, se basa en las expectativas de
quien toma las decisiones y las cuales no pueden ser descubiertas por alguna otra
persona... nadie es capaz de valorar con exactitud cuál es el valor de la
alternativa que se sacrificó por quien tomó la decisión. Así, tal como se
enfatiza y reconoce por los Austriacos, el costo de oportunidad de cualquier
actividad es algo inherentemente subjetivo... Aún cuando tanto los economistas
Austriacos como los convencionales aceptan la definición de costo en términos del
costo de oportunidad, tal cosa es consistente únicamente con el enfoque
subjetivista básico de los Austriacos." (p. p. 282-283).

Dice Pasour que "los teóricos neoclásicos convencionales asumen que los costos
son algo objetivo; esto es, que el costo de producción puede ser determinado por
observadores externos. En la teoría neoclásica típicamente se toma al precio de
mercado de los recursos usados en la producción como una estimación del costo de
oportunidad... Sin embargo, el proceso de planeación ex ante inevitablemente
involucra un juicio subjetivo de parte del empresario. Sumar los gastos de
producción es un procedimiento objetivo, pero no brinda el costo de producción
relevante que influye en el comportamiento del empresario." (p. 283). Tal como
expuso James Buchanan en su artículo "¿Es la Economía una Ciencia de la
Elección?", en Ibídem, ¿What Should Economists Do? (Indianapolis: Liberty Press, 1979) [y
originalmente en el libro editado por Erich Streissler, Roads to Freedom –Essays
in Honour of Friedrich A. von Hayek, (New York: Augustus M. Kelley, 1969], "por
su naturaleza, elegir no puede ser algo que es predeterminado y, a la vez,
permanecer siendo una elección." (p. 40 del libro de Buchanan arriba mencionado)

El profesor Pasour expone que "en la teoría económica neoclásica, se asume que
se conocen los costos y los ingresos... El enfoque subjetivista Austriaco, por
otra parte, enfatiza el hecho de que tales datos no podrían, en efecto, ser
asumidos como dados por parte de quien toma decisiones. En realidad, una de las
funciones claves del empresario es estimar los costos e ingresos probables cuando
escoge entre planes de producción o estrategias alternativas... es cierto que
algunos economistas, a quienes usualmente no se les identifica con la escuela
Austriaca, en el tema de costos están más con la tradición subjetivista Austriaca
que con la tradición objetivista convencional Neo-Marshalliana. James Buchanan y
Ronald Coase son buenos ejemplos de ello." (p. 285).

Y nos refiere a Coase, al señalar Pasour que "el costo para quien toma
decisiones involucra una evaluación ex ante de resultados futuros inciertos.
Puesto que el futuro es siempre algo incierto, la evaluación de los resultados
futuros variará de persona a persona y será influida por numerosos factores,
entre los cuales se incluye a la actitud que se tenga ante el riesgo. El
resultado es que el costo, en cuanto influye en la toma de decisiones, pierde su
contenido objetivo." (p. 285).

Pasour luego expone una serie de implicaciones de la diferencia entre la
subjetividad y la objetividad de los costos. Así, por ejemplo, en el campo de la
metodología dice que "el uso de estimaciones objetivas de costos no constituye un
problema en cuanto sean consideradas como datos para ser usados por el empresario
y no en cuanto a costos que influyen en las escogencias. Sin embargo, en la
teoría neoclásica surge un serio problema cuando para propósitos normativos se
utilizan estimaciones "objetivas" de costos hechas por observadores externos y se
asume que representan los costos apropiados para la toma de decisiones del
momento; es decir, para la teoría de la elección." (p. p. 289-290).

También dicha diferencia resulta útil en el contexto de la regulación económica,
pues mucha de ésta requiere la determinación de costos competitivos. Señala
Pasour que "en vista de los problema de medición, no debería constituir una
sorpresa que estudios económicos encuentren que el efecto de las comisiones
regulatorias sobre las tasas de rendimiento sea irrelevante [por ejemplo, los
hallazgos de George Stigler y Claire Friedland, "What Can Regulators Regulate?
The Case of Electricity," Journal of Law and Economics, Vol. 5, octubre de 1962]
y que "la naturaleza subjetiva de los costos también traiga los mismos problemas
para la agencias reguladoras encargadas de fijar los precios en función del
"interés público"." (p. p. 291-292).

Finalmente, esa diferencia conceptual es útil al valorar la eficiencia
económica. Por "eficiencia económica, definida significativamente, se entiende
que quien toma las decisiones no tiene una alternativa que sea preferida en el
momento en que se toma la decisión, dadas las circunstancias. Cuando se reconoce
la naturaleza subjetiva del costo, resulta claro que, para el observador externo
resulta imposible identificar cualquier acción o decisión como ineficiente o
irracional en términos de los costos y los beneficios experimentados por quien
toma las decisiones al momento de hacerlo." (p. 293).

Finalmente, como tercer artículo decidí releer una parte del libro de Friedrich
A. Hayek, Camino de Servidumbre (San José, Costa Rica: Universidad Autónoma de
Centro América, 1986), que en el libro que se comenta aparece en forma de
artículo y lleva por título "¿Por Qué los Peores Se Colocan a la Cabeza?". Es el
capítulo 10 del libro de Hayek arriba citado (que de paso tiene un breve prólogo
escrito por nuestro desparecido amigo Alberto Di Mare). No crean que decidí
volver a leerlo para tratar de entenderme a mí mismo y resolver algún problema
existencial, sino que únicamente concitó mi curiosidad cuando en las primeras
líneas Hayek cita la famosa expresión de Lord Acton: "Todo poder corrompe, y el
poder absoluto corrompe absolutamente". Con su relectura intento obtener
explicaciones para tantas cosas que hoy observo a mi alrededor, pero que también
se vivieron en el pasado y que tal vez, ojalá que no resulte así, se vivirán en
el futuro. Como ustedes bien saben, Hayek recibió el Premio Nóbel en Economía en
1974. Las páginas de referencia que se citan corresponde a la edición en español
arriba citada.

Desde el inicio, Hayek nos advierte acerca de la creencia de que "los rasgos más
repulsivos de los regímenes totalitarios se deben al accidente histórico de
haberlos establecido grupos de guardias negras y criminales," ante lo cual,
naturalmente, se pregunta si "¿es que el mismo tipo de sistema [totalitario], si
fuera necesario para lograr fines importantes, no podrían instaurarlo gentes
decentes, para bien de la comunidad general?" (p. p. 171-172). A esto responde:
"Hay fuertes razones para creer que los que nos parecen los rasgos peores de
los sistemas totalitarios existentes no son subproductos accidentales, sino
fenómenos que el totalitarismo tiene que producir por fuerza más temprano o más
tarde. De la misma manera que el gobernante democrático que se dispone a
planificar la vida económica tendrá pronto que enfrentarse con la alternativa de
asumir poderes dictatoriales o abandonar sus planes, así el dictador totalitario
pronto tendrá que elegir entre prescindir de la moral ordinaria o fracasar. Esta
es la razón de que los faltos de escrúpulos y los aventureros tengan más
probabilidades de éxito en una sociedad que tiende hacia el totalitarismo." (p.
172)

Señala Hayek que "aunque estemos dispuestos a pensar que, cuando la aspiración a
un sistema colectivista surge de elevados motivos morales, este sistema tiene que
ser la cuna de las más altas virtudes; la verdad es que no hay razón para que un
sistema realce necesariamente aquellas cualidades que sirven al propósito para el
que fue creado." (p. 173). Poco antes de que se instaure un sistema totalitario,
Hayek dice que es “ la demanda de acción resuelta y diligente por parte del
estado... el elemento dominante en la situación, y el disgusto por la lenta y
embarazosa marcha del procedimiento democrático convierte la acción por la acción
en objetivo. Entonces, el hombre o el partido que parece lo bastante fuerte y
resuelto para “hacer marchar las cosas” es quien ejerce la mayor atracción.” (p.
p. 173-174).

Hayek nos advierte que “hay tres razones principales para que semejante grupo,
numeroso y fuerte, con opiniones bastante homogéneas, no lo formen,
probablemente, los mejores, sino los peores elementos de cualquier sociedad... En
primer lugar, es probablemente cierto que, en general, cuanto más se eleva la
educación y la inteligencia de los individuos, más se diferencian sus opiniones y
sus gustos y menos probable es que lleguen a un acuerdo sobre una particular
jerarquía de valores. Corolario de esto es que, si deseamos un alto grado de
uniformidad y semejanza de puntos de vista, tenemos que descender a las regiones
de principios morales e intelectuales más bajos, donde prevalecen los más
primitivos y “comunes” instintos y gustos." (p. 175).

Continúa, "entra aquí el segundo principio negativo de selección: será capaz de
obtener el apoyo de todos los dóciles y crédulos, que no tienen firmes
convicciones propias, sino que están dispuestos a aceptar un sistema de valores
confeccionado si se machaca en sus orejas con suficiente fuerza y frecuencia” y
que “con el esfuerzo deliberado del demagogo hábil, entra el tercero y quizá más
importante elemento negativo de selección para la forja de un cuerpo de
seguidores estrechamente coherente y homogéneo. Parece casi una ley de la
naturaleza humana que le es más fácil a la gente ponerse de acuerdo sobre un
programa negativo, sobre el odio a un enemigo, sobre la envidia a los que viven
mejor, que sobre una tarea positiva. La contraposición del "nosotros" y el
"ellos", la lucha contra los ajenos al grupo, parece ser un ingrediente
esencial de todo credo que enlace sólidamente a un grupo para la acción común."
(p. 176).

Continúa Hayek: "Una de las contradicciones inherentes a la filosofía
colectivista está en que, como descansa en la moral social humanitaria que el
individualismo ha desarrollado, sólo puede practicarse dentro de un grupo
relativamente pequeño... Si la "comunidad" o el estado son antes que el
individuo; si tienen fines propios, independientes y superiores a los
individuales, sólo aquellos individuos que laboran para dichos fines pueden ser
considerados como miembros de la comunidad... varios factores contribuyen a
reforzar la tendencia del colectivismo a hacerse particularista y cerrado. De
éstos, uno de los más importantes radica en que, como la aspiración del individuo
a identificarse con un grupo es muy frecuentemente el resultado de un sentimiento
de inferioridad, su aspiración sólo podrá satisfacerse si la condición de miembro
del grupo le confiere alguna superioridad sobre los extraños... Cuando actúan en
nombre de un grupo, las gentes parecen liberadas de muchas de las restricciones
morales que dominan su conducta como individuos dentro de un grupo." (p. p.
178-180).

De acuerdo con Hayek, "mientras a los grandes escritores políticos
individualistas del siglo XIX, a Lord Acton o a Jacob Burckhardt, y hasta a los
socialistas contemporáneos nuestros que, como Bertrand Russell, han heredado la
tradición liberal, el poder en sí les ha parecido siempre el archidiablo, para el
colectivista puro es por sí mismo una meta... Es, más aún, el resultado de la
necesidad en que se ven los colectivistas, para alcanzar su meta, de crear un
poder –el poder de unos hombres sobre otros hombres- de magnitud jamás antes
conocida, y la consecuencia de que su éxito depende de la medida en que logren
ese poder." (p. p. 181-182).

Para Hayek, "de los dos rasgos centrales de todo sistema colectivista, la
necesidad de un conjunto de fines comúnmente aceptados por el grupo y el supremo
deseo de dar al grupo el poder máximo para alcanzar estos fines, surge un sistema
de moral social definido... es el de privar a la conciencia individual de toda
libertad para aplicar sus propias normas y ni siquiera dar una normas generales
que se obliga o se permite al individuo observar en todas las circunstancias...
El principio de que el fin justifica los medios se considera en la ética
individualista como la negación de toda moral social. En la ética colectivista se
convierte necesariamente en la norma suprema; no hay, literalmente, nada que el
colectivista consecuente no tenga que estar dispuesto a hacer si sirve "al bien
del conjunto", porque el "bien del conjunto" es el único criterio para él, de lo
que debe hacerse." (p. p. 183-184).

De acuerdo con Hayek, "mientras la masa de los ciudadanos del estado totalitario
muestra a menudo devoción altruista hacia un ideal, aunque sea uno que nos
repugne, la cual les hace aprobar e incluso realizar tales actos, no puede
decirse lo mismo en defensa de quienes dirigen su política. Para ser un elemento
útil en la conducción de un estado totalitario no basta que un hombre esté
dispuesto a aceptar especiosas justificaciones para viles hazañas; tiene que
estar activamente dispuesto a romper con toda norma moral que alguna vez haya
conocido, si se considerase necesario para el logro del fin que se le ha
encomendado... No deben tener ideales propios a cuya realización aspiren, ni
ideas acerca del bien o del mal que puedan interferir con las intenciones del
líder... Los únicos gustos que se satisfacen son el del poder como tal, el placer
de ser obedecido y el de formar parte de una máquina eficaz e inmensamente
poderosa a la cual todo tiene que dejar paso." (p. p. 188-189).

Y termina Hayek, "por consiguiente, así como hay poco que pueda inducir a los
hombres que son justos, según nuestros criterios, a pretender posiciones
directivas en la máquina totalitaria, y mucho para apartarlos, habrá especiales
oportunidades para los brutales y los faltos de escrúpulos. Habrá tareas que
cumplir cuya maldad, vistas en sí, nadie pondrá en duda, pero que tienen que
llevarse a cabo en servicio de algún fin superior y han de ejecutarse con la
misma destreza y eficiencia que cualquier otra. Y como habrá necesidad de actos
intrínsecamente malos, que todos los influidos por la moral tradicional se
resistirán a tomar sobre sí, la disposición para realizar actos perversos se
convierte en un camino para el ascenso y el poder." (p. p. 189).

Una vez más les recuerdo que si desean leer este libro bajo comentario, así como
cualquiera de los cerca de diez libros del mes que previamente he comentado en
palestra, pues ya saben como pueden obtenerlo por mi medio. Y que pasen una
Feliz Navidad y un 2003 pleno de satisfacciones.

Jorge Corrales Quesada