EL PAPEL DEL EMPRESARIO EN EL ANÁLISIS ECONÓMICO: 7.- EL APORTE DE HAYEK
Por Jorge Corrales Quesada

El aporte de Friedrich A. Hayek acerca del papel del empresario en una economía

De acuerdo con el economista austriaco Peter Klein, Friedrich Hayek no formuló una teoría acerca del empresariado, sino que su contribución sobre el tema recae en su concepción de la competencia como un proceso de descubrimiento (Peter Klein, Hayek and Entrepreneurship, en Organizations and Markets, en el sitio http://organizationsandmarkets.com/).

Alexander Ebner expresa que

“A pesar de su carácter algo implícito en la formulación de teorías de Hayek, la empresariedad provee a la teoría de Hayek acerca de la evolución cultural con argumentos esenciales acerca de la acción recíproca de los individuos, grupos e instituciones en el proceso evolucionario del desarrollo económico. La línea de razonamiento subyacente se extiende desde el comportamiento empresarial en competencia hasta la dispersión del conocimiento en el proceso de mercado, conformando a la teoría de la evolución cultural como un enfoque comprensivo del cambio institucional en el desarrollo económico.” (Alexander Ebner, Hayek on entrepreneurship: competition, market process and cultural evolution, en Jürgen G. Bachaus, editor, Entrepreneurship, Money and Coordination, Northampton, Mass.: Edward Elgar, 2005, p. 131).

Con base en una idea similar a la división del trabajo de Adam Smith, Hayek destaca la importancia de la división del conocimiento en un orden económico, que por su naturaleza fragmentada da lugar al problema de la coordinación de los planes individuales. En órdenes altamente complejos, como es el caso de las economías, el conocimiento que pueden poseer los individuos es limitado y depende de innumerables circunstancias, pero en especial depende del conocimiento de otros individuos en la sociedad, con quienes se interactúa constantemente. En palabras de Hayek,

“…qué tanto conocimiento y qué tipo de conocimiento deben poseer los diferentes individuos para que podamos hablar de equilibrio. Es claro que, para que el concepto tenga algún significado, no se puede presuponer que todo mundo conozca la totalidad. Yo ya he tenido que utilizar un término no definido ‘conocimiento relevante’: esto es, el conocimiento que es relevante para una persona en particular. Pero, ¿qué es este conocimiento relevante? Difícilmente puede significar simplemente el conocimiento que realmente influenció en sus acciones, debido a que sus decisiones pueden haber sido diferentes tan sólo si, pro ejemplo, el conocimiento que él posee hubiera sido el correcto, en vez del incorrecto, pero también si él hubiera poseído el conocimiento de la totalidad de campos diferentes.

Claramente, existe un problema de la división del conocimiento que es bastante análogo, o al menos tan importante, al problema de la división del trabajo. Pero, en tanto el último ha sido uno de los sujetos principales de investigación desde el principio de nuestra ciencia, el primero ha sido completamente ignorado, aunque me parece que es realmente el problema central de la economía, como ciencia social. El problema que pretendemos resolver es cómo la interacción espontánea de un número de personas, en donde cada una de ellas posee tan sólo porciones pequeñas de conocimiento, logra un estado de cosas en el cual los precios corresponden a los costos, etcétera, y que podría ser realizado tan sólo por alguien que poseyera el conocimiento combinado de todos esos individuos. La experiencia nos muestra que algo como esto sucede, pues la observación empírica de que los precios tienden a corresponder con los costos fue el inicio de nuestra ciencia. Pero en nuestro análisis, en vez de mostrar cuáles porciones pequeñas de información deben poseer diferentes personas para lograr ese resultado, en efecto caemos de nuevo en el supuesto de que todo mundo sabe todo y con ello evadimos cualquier solución real del problema." (Friedrich A. Hayek, Economics and Knowledge, en Economica, IV (nueva serie), 1937, p. 50).

Para Hayek es crucial entender el concepto de equilibrio en un sistema competitivo. No hay grandes dificultades en explicar el equilibrio de una persona aislada, que actúa en un cierto tiempo y de acuerdo con un plan preconcebido, pero la situación es muy diferente cuando los planes individuales son determinados de forma simultánea, pero independiente, con los de otras personas. Como expone Hayek,

“…puesto que algo de los datos sobre los cuales cualquier persona basará sus planes, será la expectativa de que otra gente actuará de una manera en particular, es esencial, para compatibilidad de los diferentes planes, que los de uno contengan exactamente aquellas acciones que forman parte de los datos para los planes de la otra.” (Friedrich A. Hayek, Economics and Knowledge, en Op. Cit., p. 38).

Es en la búsqueda, experimentación y descubrimiento del conocimiento para la formulación y reformulación de planes individuales, en donde el empresariado juega un papel importante en el análisis de Hayek –si bien no desarrollado explícitamente por él. El empresario de Hayek se convierte en un agente del cambio, brindando la retroalimentación necesaria en las interacciones del proceso de mercado, caracterizado por un constante y persistente cambio en la información que en él existe, pero también logra la adquisición de nuevo conocimiento; esto es, innovando, a fin de ajustar los planes individuales a las nuevas circunstancias. El empresario contribuye a resolver el problema de la coordinación descentralizada de los agentes económicos, requerida en el proceso de mercado.

Este proceso de descubrimiento del conocimiento difuso y fragmentado –la competencia- requiere el logro de un balance entre lo que Hayek denomina el conocimiento teórico o científico, que es aquel cuyas reglas generales pueden ser conocidas por un grupo especialmente preparado y lo que denomina como conocimiento no organizado, a menudo tácito y subconsciente, que es el conocimiento de las circunstancias particulares de lugar y de tiempo. En este conocimiento subjetivo que más le interesa a Hayek en el desarrollo de sus conceptos acerca del conocimiento en sociedad,

“prácticamente cada individuo tiene alguna ventaja sobre todos los demás, porque él posee información única la cual puede ser empleada en usos beneficiosos, pero cuya utilización puede sólo serla si las decisiones que dependen de él son dejadas a que él las tome o que sean hechas con su cooperación activa.” (Friedrich A. Hayek, The Use of Knowledge in Society, en Friedrich A. Hayek, Individualism and Economic Order, Chicago, The University of Chicago Press, 1958, p. 80).

Para Hayek el sistema de precios es el mecanismo más eficiente en la transmisión de información en sistemas económicos complejos, caracterizado por la dispersión del conocimiento subjetivo idiosincrático de los actores económicos. Los precios constituyen señales que brindan a los participantes la información relevante para su toma de decisiones. Los precios no son sólo fragmentos de información objetiva, sino esencialmente subjetiva para el individuo. Además, en el mercado, el conjunto de precios incorpora la información que permite la coordinación de los planes individuales. De acuerdo con Sanford Ikeda,

“Hayek se enfocó más directamente sobre la extensa división del conocimiento que el sistema de precios hace posible, lo cual le condujo a enfatizar la capacidad del sistema de precios para guiar al conocimiento local disperso (es decir, el conocimiento contextual de tiempo y lugar) y de coordinar los diversos planes.” (Sanford Ikeda, Dynamics of the Mixed Economy: Toward a theory of interventionism, New York: Routledge, 1997, p. 93.)

La función empresarial en Hayek refleja esa relación que existe entre la competencia, entendida ésta como un proceso de descubrimiento, y el conocimiento, tanto el conocimiento científico de tipo universal, como el subjetivo que el individuo conoce en función del tiempo y del lugar. Debido a que el conocimiento es complejo y disperso, la competencia, que opera por medio de los planes individuales descentralizados, se convierte en un instrumento útil para lograr un orden económico, a través del descubrimiento de nuevo conocimiento, que es, a la vez, incorporado en los nuevos planes individuales. Esto es, todo conocimiento es adaptación del individuo a nuevas circunstancias y toda adaptación es conocimiento.

De aquí que para Hayek la persistencia del cambio, su naturaleza evolutiva, es crucial en el proceso de mercado:

“… los problemas económicos surgen siempre y sólo como consecuencia del cambio. En tanto que las cosas continúan como antes, o por lo menos como se esperó que fueran, no surgen nuevos problemas que requieran de una decisión; no hay necesidad de formar un nuevo plan.” (Friedrich A. Hayek, The Use of Knowledge in Society, en American Economic Review, XXXV, No. 4, setiembre de 1945 y reimpreso en Chiaki Nishiyama y Kurt R. Leube, editores, The Essence of Hayek, Stanford, Ca.: Hoover Institution Press, 1984, p. 215).

Los precios son el mecanismo que permite transmitir la información que requiere ese cambio y lo hacen de la forma más económica, porque es sorprendente lo poco que los participantes en el mercado necesitan saber, para poder tomar la acción apropiada necesaria. Los precios son un símbolo que permite que tan sólo la información más importante sea trasladada, tan sólo a quienes les interesa. Al sistema de precios, Hayek lo llama más que metafóricamente “un tipo de maquinaria para registrar el cambio.” (Ibídem, p. 219).

En función de los precios relativos, los empresarios son guiados hacia la búsqueda de ganancias, a estar continuamente buscando nuevas formas de satisfacer a los consumidores, además de que deben estar atentos para ir generando innovaciones que le permitan estar adelante de competidores, quienes buscan imitarlo. Sin proponérselo, con sus acciones el empresario así logra formar parte de un orden que va más allá de sus propios intereses específicos: el descubrimiento y la innovación se convierten en factores de desarrollo económico.

La adquisición de conocimiento subjetivo que ante un cambio efectúa el individuo, se traslada luego hacia la adquisición de conocimiento de tradiciones y rutinas; esto es, el conocimiento requerido va más allá del conocimiento subjetivo local, que refleja las particularidades de lugar y tiempo, así como del conocimiento no codificado (oral, por ejemplo), que hacen que, por la naturaleza subjetiva de ese conocimiento, las actividades empresariales sean impredecibles. Esto requiere una adquisición continua de conocimiento, a fin de permitir la adaptación del plan individual al resto de planes individuales. “En general no es la racionalidad la que se requiere para que funcione la competencia, sino la competencia, o las tradiciones que permiten la competencia, las que producirán un comportamiento racional”, nos señala Hayek (Friedrich A. Hayek, Law, Legislation and Liberty, Vol. 3: The Political Order of a Free People, Chicago: The University of Chicago Press, 1979, p. 76). En el orden de mercado el aprendizaje continuo es necesario y es la competencia la que impulsa la difusión de la racionalidad dentro de todo el orden económico.

Hayek concluye en que es mejor referirse a una tendencia hacia el equilibrio, en vez del equilibrio, como resultado del proceso de mercado:

“El concepto de orden, que yo prefiero al de equilibrio … tiene la ventaja de permitirnos hablar significativamente acerca del hecho de que el orden puede ser logrado en mayor o menor grado, y de que el orden puede también ser preservado cuando varían las cosas. Si bien un equilibrio en realidad nunca existe, uno, no obstante, puede justificadamente alegar que el tipo de orden, que en la teoría del ‘equilibrio’ representa una especie de tipo ideal, es logrado en un alto grado.” (Friedrich A. Hayek, Competition as a Discovery Procedure, en The Quarterly Journal of Austrian Economics, Vol. 5, No. 3, otoño del 2002, p. 15).

Hayek así reitera la apreciación austriaca sostenida desde Menger y Mises, de que el orden de mercado es inherentemente estable y que, ante cualquier cambio que trastorne ese equilibrio, mediante la acción empresarial se logra un nuevo equilibrio. Siguiendo a su profesor Mises, Kirzner, a diferencia de Hayek, sostiene que ese equilibrio siempre se logra, al ser la información plenamente asimilada por los agentes en el mercado. Es el empresario quien es el que transforma una situación de ignorancia al darse el cambio inicial, a un conocimiento perfecto en que el equilibro se restaura. Hayek, por el contrario, en ese mundo de constante cambio, se refiere al procedimiento de descubrimiento del conocimiento, el cual, si bien es de convergencia, no necesariamente da lugar a una situación de equilibrio. La ocurrencia permanente del cambio impide la certeza de que se logrará el equilibrio en el largo plazo.

Eso último es enfatizado por Sandye-Gloria Palermo, al indicar que, en el caso de la convergencia hacia el equilibrio, la teoría austriaca del proceso de mercado no brinda una solución al problema que enfrentaron los neoclásicos, de poder describir como el mercado y su sistema de precios conducían al equilibrio general. Para Hayek es suficiente con que el agente económico tenga conocimiento de las circunstancias particulares de lugar y tiempo, para que se logre automáticamente el equilibrio generalizado del sistema, Ello porque el individuo toma en cuenta tan solo la información que tiene disponible y el sistema de precios le brinda la información necesaria acerca del comportamiento de los demás. Pero en caso de que los agentes tengan tan sólo conocimiento específico pero no sistémico, la convergencia no está garantizada. Para Hayek, dicha convergencia es un asunto eminentemente empírico, al señalar que

“(Un estado de equilibrio) difícilmente significa otra cosa que, bajo cierta circunstancias, el conocimiento y la intenciones de los diferentes miembros de la sociedad lleguen a estar cada vez más en acuerdo o, para poner la misma cosa en términos menos generales y menos exactos, pero más concretos, que las expectativas de la gente y particularmente de los empresarios serán cada vez más correctas. De esta forma, la aseveración de la existencia de una tendencia hacia el equilibrio es claramente una proposición empírica; esto es, una aseveración acerca de lo que sucede en el mundo real que debería, al menos en principio, ser capaz de verificación.” (Friedrich A. Hayek, Economics and Knowledge, en Op. Cit., p. 45).

No deseo terminar esta sección sin destacar el papel que para Hayek tiene el empresario como factor de desarrollo, al actuar como descubridor del conocimiento en el proceso competitivo.

“Con todo, no puede caber duda alguna de que el descubrimiento de un mejor uso de las cosas o de la propia capacidad de uno es la más grande contribución que un individuo puede hacer, dentro de la sociedad, al bienestar de sus semejantes, y que facilitando el máximo de oportunidades para ello es como una sociedad libre llegará a prosperar más que otras. El uso afortunado de tal capacidad de empresa –y al descubrir el mejor uso de nuestra habilidad todos somos emprendedores- constituye la actividad más altamente recompensada en una sociedad libre.” (Friedrich A. Hayek, Los Fundamentos de la Libertad. 2a. edición, Madrid: Unión Editorial, 1975, p. 96.)

Publicado en el sitio de ASOJOD el 19 de junio del 2012.