2001-010-09 PENSAMIENTO DE LA SEMANA

De "Globalisation and its critics," The Economist del 27 de setiembre del 2001.
Los paréntesis son míos. Disculpen el atraso en la trasmisión de este
pensamiento de la semana, pero se debió a motivos gripales (espero que no sea
ántrax...).

"El caso más fuerte en favor de la globalización es el liberal. Casi nunca se le
escucha, menos proveniente de los gobiernos o de los empresarios. Desde el punto
de vista liberal, la integración económica internacional es lo que sucede cuando
la tecnología le permite a las personas proseguir sus propias metas y cuando se
les da libertad para hacerlo así. Si la tecnología avanza hasta el punto en que
da lugar al comercio a través de las fronteras, y si entonces las personas
escogen intercambiar entre fronteras, usted logra integración, y, a causa de que
la gente ha escogido libremente, es una cosa buena. Además, de nuevo, debido a
que la gente ha escogido libremente ese camino, usted esperaría que hubiera
también beneficios económicos.

En un alto grado, la teoría y la práctica confirman que así es. La mano
invisible de Adam Smith hace su trabajo. La gente escoge lo que sirve a su
interés propio, cada uno haciendo su juicio por sí mismo. El resultado es que la
sociedad como un todo prospera y avanza -espontáneamente, no por el diseño de
alguna persona o de algún gobierno.

Obviamente, se necesita todo tipo de calificaciones y elaboraciones para llenar
satisfactoriamente al argumento. Este resumen ofrecerá algunos en su debido
momento. Pero es esencial entender algo desde el inicio. El caso liberal a
favor de la globalización no es, enfáticamente, un caso en favor de un laissez
faire doméstico o internacional. El liberalismo no fija certeza alguna acerca de
los requisitos de justicia social en términos de la redistribución del ingreso o
de la extensión del estado de bienestar (welfare state). Reconoce que los
mercados tienen sus límites, por ejemplo en lo referente a la oferta de bienes
públicos (tales como un medio ambiente limpio), Una visión liberal es
consistente con el patrocinio (support) de una amplia gama de intervenciones
estatales; en efecto, una perspectiva liberal demanda muchas de esas
intervenciones.

Pero el punto de partida para todos los liberales es la presunción de que, en
circunstancias ordinarias, los individuos saben mejor qué es lo que sirve a sus
propios intereses y que la mezcla de esas elecciones individuales producirá
resultados socialmente buenos. Y dos cosas siguen de inmediato. La primera es
un escepticismo inicial, por lo menos, acerca de la toma de decisiones colectivas
que se imponen a las de tipo individual. La otra es un alto aprecio por los
mercados -no como el sitio en donde se obtienen ganancias, debe enfatizarse, sino
como el lugar en donde la sociedad avanza hacia el bien común."

¿Por qué rara vez se escucha a gobiernos y líderes empresariales plantear este
argumento? Porque en su mayor parte no son liberales. Tal vez porque es
consustancial con el trabajo de políticos de la izquierda y de la derecha,
tradicionales y modernos, el que tengan una visión exagerada acerca de su
capacidad para mejorar el orden espontáneo en una sociedad gobernada
livianamente."


Jorge Corrales Quesada