EL PAPEL DEL EMPRESARIO EN EL ANÁLISIS ECONÓMICO:
4.- EL APORTE DE MISES
Por Jorge Corrales Quesada

El aporte de Ludwig von Mises al papel del empresario en una economía

A fin de entender el papel del empresario en el proceso de mercado según Ludwig von Mises, debemos tener presente su concepto de acción humana. Según éste, el individuo actúa siempre con un propósito:
“La acción humana es conducta deliberada. Mejor dicho, es movilizada voluntad que se transforma en actuación; es aspirar a fines y objetivos; es consciente reacción del ego ante los estímulos y las circunstancias del ambiente; es reflexiva acomodación a aquella disposición del universo que está influyendo en la vida del sujeto.” (Ludwig von Mises, La Acción Humana: Tratado de Economía, Madrid: Editorial Sopec S. A., 1968, p. 37. La letra cursiva es del autor).

La pensadora austriaca Sandye Gloria-Palermo amplía sobre el concepto y nos permite interpretarlo mejor:

“El axioma de la acción humana comprende tres consecuencias directas: la introducción de la causalidad, el tiempo real y la incertidumbre. Para que un individuo actúe, se necesita una condición: la acción del momento debe pensarse que ocasiona una influencia positiva sobre el bienestar propio… La acción está orientada hacia la mejoría del bienestar del bienestar individual; es decir, hacia el cambio; la acción, por lo tanto, toma su lugar en el tiempo… La incertidumbre es incorporada usando el mismo método tautológico: la acción, definida como una elección real, tan sólo puede tomar lugar en un ambiente incierto en lo que se refiere al futuro; de otra forma, sería remplazada por una simple reacción.” (Sandye Gloria-Palermo, The Evolution of Austrian Economics: From Menger to Lachmann, New York: Routledge, 1999, p. 85).

Para Mises, el empresario incorpora las características de toda la acción humana distintiva que se presenta en una economía. En el marco de un proceso competitivo se convierte en el factor que introduce la eficiencia requerida, ante cambios imprevistos en la economía. Esto es, hay un papel dinámico del empresario, quien, enfrentado a la naturaleza impredecible del futuro, tiene incentivos para actuar. El empresario es el hombre que actúa ante cambios en los datos del mercado. Debe identificar los medios o factores de producción y su empleo en la satisfacción de deseos de los consumidores. Siguiendo a Menger, para Mises este proceso de valoración permite que se obtenga el conocimiento acerca de las relaciones causales entre los diferentes bienes. Asimismo, hace que deba decidir actuar para dirigir esos recursos escasos hacia los usos específicos en la producción de los bienes. Ante la posibilidad de que su acción resulte en pérdidas, asume el riesgo. Mises considera que la acción siempre implica un elemento de incertidumbre, pues es algo inherente en su predicción acerca de cómo actuarán otros individuos en el mercado competitivo.

Dado que la acción humana se caracteriza por la posibilidad de que el individuo cometa errores, bien puede resultar en malos ajustes (“maladjustments”), en donde, según criterio de Mises, dicho mal ajuste surge de la divergencia entre la asignación de recursos que hay en un cierto momento y la asignación que haría máxima la satisfacción del público. Estos malos ajustes dan lugar a la posibilidad de lograr ganancias, provocando el accionar de los empresarios, quienes terminarán por finalmente eliminar esos malos ajustes. Dada la posibilidad de lograr esas ganancias descubierta por los empresarios, toman decisiones que implican la necesaria asunción de riesgos y dirigen su actividad hacia la rectificación de esos malos ajustes.

En un cierto momento el empresario-que-actúa se da cuenta (esa es una de sus habilidades) de que hay la oportunidad de obtener ganancias a partir de un esquema de precios que no corresponde con una situación óptima. Por supuesto que los efectos de su accionar toman tiempo para cristalizar, pues el cambio, que es el que ha dado lugar a la presencia de ganancias posibles, tiene no sólo efectos en el mercado en una primera instancia, sino que, al ingresar diversos empresarios a la actividad, de nuevo con ello se alteran los precios que encara el resto de actores en la economía. Para Mises, “empresario es el individuo que actúa con la mira puesta en las mutaciones que las circunstancias del mercado registran” (Ludwig von Mises, Op. Cit., p. 329); esto es, el individuo que actúa en función de los cambios que ocurren en los datos que brinda el mercado.

Así, supóngase que se altera una situación inicial en que los precios de mercado estaban en equilibrio. El empresario supuestamente más capacitado es aquel que toma ventaja con respecto a otros de la situación que percibe. Se da cuenta de que es posible reasignar algunos recursos productivos de la manera más eficiente, hacia la producción de aquél bien, cuya producción ahora resulta ser insuficiente a los precios iniciales. El empresario, preparado para el descubrimiento de oportunidades y sorpresas, valora los medios o factores productivos de que dispone y los dirige hacia los usos específicos que se buscan lograr. Asume el riesgo de que los fondos provistos puedan generar pérdidas. Su éxito está evidentemente en función de su capacidad de satisfacer las necesidades de los consumidores en la nueva situación. Es decir, si cumple con el objetivo de aprovechar la oportunidad (de descubrir errores, malos ajustes), para la cual debió estar alerta, y de tener éxito en ella.

El conjunto de precios existente ayuda a quienes toman decisiones a llevarlas a cabo, al brindar información previa a dicha decisión. Pero también los precios brindan conocimiento con posterioridad a la decisión tomada, tanto a partir del conjunto de precios que emerge con posterioridad a la decisión previamente tomada, sino también en los resultados de pérdidas o ganancias de la empresa. La discrepancia que surge a partir de los precios iniciales, que dieron lugar a una expectativa acerca de lo que previamente se esperaba, y los resultados económicos de pérdidas o ganancias, envían una nueva señal para que el empresario actúe, corrigiendo su comportamiento anterior. Esto es, se da un proceso de descubrimiento, de aprendizaje, para mejorar las actividades productivas hasta el momento llevadas a cabo, descubrimiento que se da por los mismos actores participantes o por nuevos entrantes. Asimismo, permite que se logre la coordinación entre los participantes al corregirse errores previos.
Para el destacado economista neoclásico Léon Walras los precios transmiten todo el conocimiento disponible, mientras que para Ludwig von Mises,

“Como los precios no reflejan todo el conocimiento disponible, existen discrepancias que crean bolsones de ganancias que los empresarios pueden descubrir. En otras palabras, el sistema de comunicación no es perfecto; los precios no transmiten todo el conocimiento que Walras desearía que ellos pudieran lograr transmitir. Sin embargo, es precisamente esta ‘imperfección’ la que constituye el motor del sistema económico. La imperfección de los precios es lo que crea la habilidad del sistema para comunicar la información relacionada con sus propiedades fallidas de comunicación.” (Peter Boettke and Frederic Sautet, The Genius of Mises and the Brilliance of Kirzner, en Annual Proceedings of the Wealth and Well-Being of Nations, Vol. 3, 2001, p. 37).

Ese esfuerzo empresarial por lograr ganancias a partir del descubrimiento de oportunidades, bien puede dar lugar a pérdidas. El empresario debe competir con otros en sus objetivos y acciones y tan sólo los más exitosos son quienes tendrán éxito. Para tener éxito está dispuesto a asumir el riesgo que implica su decisión. El mecanismo de pérdidas o ganancias se convierte en la fuerza que impulsa la acción del empresario, proceso que termina por alterar los precios, que, de ser menores que los deseados, concluyen finalmente por aumentar, eliminando cualquier ganancia y restaurando el balance entre oferta y demanda. Pero el empresario siempre estará vigilante acerca de la significación que pueda tener cualquier cambio ulterior en los precios para actuar en consonancia. Las ganancias son las que le mueven a actuar.

Es importante concluir este comentario señalando la función equilibradora que posee el empresario en el contexto del mercado competitivo. De acuerdo con Mises, los precios en general no son de equilibrio, pero son útiles tanto para brindar información a los participantes (viejos o entrantes) en el mercado, con lo cual motivan a que el empresario actúe y coordine su actividad económica en el curso del tiempo. Esto es, el proceso de mercado converge a un equilibrio generalizado… hasta que no surja un nuevo cambio.

“Conviene notar que es la competencia –que los empresarios afanosos de lucro entre sí desatan- la que impide la pervivencia de precios falsos para los factores de producción. La propia actuación de los empresarios, si ya no ocurrieran más cambios, plasmaría la, en la práctica, irrealizable economía de giro uniforme (o situación de equilibrio general).” (Ludwig von Mises, Op. Cit., p. 427. La letra cursiva es del autor. El texto entre paréntesis es mío).

Para Mises la situación analizada como de equilibrio general es irrealizable. Lo importante de tener presente son las fuerzas equilibradoras que hay en el mercado y entre los mercados, que él considera conducen hacia lo que se ha denominado como un equilibrio general, si bien precario. El factor que tiende a que los precios de los bienes y servicios en el mercado concurran hacia valores de equilibrio, es la competencia que se da entre empresarios que buscan obtener utilidades. Por supuesto que tal situación de equilibrio permanecerá, en tanto no surjan cambios en los datos del mercado (información, conocimiento), lo que daría lugar a la acción correspondiente de los empresarios, en su búsqueda por aprovechar estas nuevas oportunidades de lograr ganancias.

Publicado en el sitio de ASOJOD el 29 de mayo del 2012.