EL PAPEL DEL EMPRESARIO EN EL ANÁLISIS ECONÓMICO:
3.- EL APORTE DE MENGER
Por Jorge Corrales Quesada

El aporte de Carl Menger acerca del papel del empresario en una economía

Carl Menger es considerado como el fundador de la escuela de economía austriaca, pues, con la publicación de su obra Principios de Economía en 1871, presentó un análisis diferente de la economía clásica, así como del Historicismo alemán, al igual que del neoclasicismo, que en ese entonces surgía dominante en el pensamiento académico. (Carl Menger, Grunsätze der Volkwirtschaftslehre, Viena: Wilhelm Braumüller, 1871. Una versión en español puede ser encontrada como Principios de Economía Política, Madrid: Unión Editorial, 1997).

Para entender las opiniones de Menger acerca del proceso de mercado, es necesario entender el carácter práctico de la definición de capital que él hace. Capital es una combinación de bienes de orden mayor o de segundo orden cuyos servicios generan un ingreso. Para él, la producción consiste de una secuencia mediante la cual lo que denomina bienes de orden mayor o de segundo orden (bienes de capital) son transformados en bienes de primer orden u orden menor (bienes de consumo).

La habilidad del empresario de Menger para obtener un beneficio al mezclar los insumos de orden mayor (capital), depende de su capacidad del momento de disponer de cantidades de bienes de orden mayor, durante el período de generación de los bienes de orden menor (bienes de consumo); esto es, la posesión de capital es un factor habilitante para el empresario. Como dice A. M. Endres,

“Aquí un derecho de propiedad o un derecho sobre los bienes de capital permite a su dueño reclamar rendimientos derivados de la útil acción de combinarlos en capital. El mismo Menger señaló que ‘disponer de recursos {en sí mismo}… es un medio para la mejor y más completa satisfacción de sus necesidades {de los individuos} y, por tanto, {es} un bien”. (A. M. Endres, Neoclassical Microeconomic Theory: The Founding Austrian Version, New York: Routledge, 1997, p. 168. Los corchetes son del autor.)

El empresario mengeriano tiene un concepto contable del capital, como un fondo de valores potenciales cuyo valor puede ser determinado en el momento actual; esto es, los empresarios son creadores de capital en el presente, con base en el concepto de un rendimiento que espera lograr de la producción en el futuro, en una fecha determinada. Es decir, la producción esperada es resultado de la combinación de bienes de orden superior, para la obtención de bienes de orden inferior, valorados estos a un cierto valor que esperan obtener. Menger, por supuesto, acepta que el valor de este fondo no es algo determinado, pues podría resultar que el valor presente de mercado de los bienes de orden inferior (bienes de consumo), no es buena guía acerca del valor, al momento, de los bienes de orden superior que se usarían en la producción de esos bienes de consumo.

Por eso vislumbró a la actividad empresarial en sí como un bien de orden superior –un bien de capital. El empresario recoge la información relevante, realiza los cálculos significativos, actúa decidiendo la forma en que combina esos factores productivos complementarios de alto orden y supervisa el plan de realización del proyecto, desde su concepción hasta su resolución en la disposición de los bienes de menor orden resultante. La mente del empresario es el filtro que permite que simples activos puedan ser combinados en un proceso específico para la producción de bienes que pueden ser objeto de un intercambio. Esto es, transformar activos en un capital productivo que genera ingresos futuros.

Menger explica la función empresarial como parte de su teoría de la producción, en la cual el elemento de coordinación inter-temporal es esencial. Por ello, el papel del empresario destaca en la coordinación que hace de los bienes de capital hacia la producción de bienes y servicios finales.

Debemos concluir en la enorme importancia que para Menger tiene la mente del empresario, en asignar los recursos insuficientes para lograr la satisfacción de deseos y necesidades humanas, que por definición son infinitos. Es el comportamiento económico del empresario, comportamiento creativo, el que escoge y filtra sus decisiones, guiadas por la demanda siempre incierta de los consumidores por los bienes de menor orden. Después de todo, por más que sea posible obtener un conocimiento acerca de las condiciones tecnológicas de producción, es sumamente difícil lograr un conocimiento veraz y permanente de las condiciones de una demanda que puede fluctuar. Es en este marco de incertidumbre natural en el cual el empresario cumple una función crucial en el esquema de Menger, cual es el concepto que tiene del capital como posesiones que generan ingresos privados en una economía monetaria. En cierta manera, cualquier bien, de acuerdo con Menger, puede ser considerado como capital, en tanto que ello va a depender de las decisiones e intenciones productivas del empresario. De hecho, la definición de capital se convierte en algo que lo define el propio empresario, en cuanto a su uso combinado con otros bienes de orden superior para la creación de bienes de orden inferior. El empresariado es así propiamente un bien de capital.

En resumen, y de acuerdo con Joseph Salerno,

“…desde el punto de vista de Menger, el conocimiento que un actor adquiere y las expectativas que forma no son autónomas, sino estrictamente gobernadas por la estructura de los bienes que constituyen su propiedad y los fines que eligió. Como ‘un hombre que economiza’, quien actúa y guía un proceso causal incierto, el empresario de Menger es un actor dinámico, quien obtiene ganancias al buscar activamente los usos más valiosos para su propiedad y no se trata meramente de un ‘tomador de riesgos pasivo’, cuyas ganancias representan un premio por invertir en actividades riesgosas.” (Joseph T. Salerno, Carl Menger: The Founding of the Austrian School, en Randall G. Holcombe, editor, Fifteen Great Austrian Economists, Auburn, Alabama: Mises Institute, 1999, p. 93).

Publicado en el sitio de ASOJOD del 15 de mayo del 2012.