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Tema: ENSAYOS DE ASOJOD

  1. #11
    2010-12-21-ESTÁ PERDIDO EL CASO A FAVOR DE LA DEMOCRACIA

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    ¿ESTÁ PERDIDO EL CASO A FAVOR DE LA DEMOCRACIA?


    Publicado en el sitio de ASOJOD el 21 de diciembre del 2010.

    La antítesis de la visión liberal de la economía es la planificación central, tal como lo conceptualizaron el fascismo y el comunismo -los “primos” ideológicos- durante el siglo veinte. En tanto que bajo la visión liberal es la libre concurrencia en los mercados la que esencialmente determina las relaciones económicas, en donde intervienen miríadas de decisiones individuales, en los órdenes económicos centralizados es algún grupo de individuos dentro del estado el que define esas relaciones. Aquí algún ente gubernamental central -usualmente un muy pequeño grupo- sustituye por las suyas a esas decisiones individuales

    La otra amenaza que enfrenta el orden liberal es más sutil: proviene de lo que Sanford Ikeda llama el intervencionismo y que lo define como “la doctrina o sistema basado en el principio del uso limitado de medios políticos para enfrentar los problemas identificados con el capitalismo de laissez-faire… Debido a que el intervencionismo le asigna al gobierno poderes discrecionales para interceder dentro del proceso de mercado que van más allá de un estado mínimo, difiere del capitalismo de laissez-faire en donde el objetivo primario de un gobierno es la protección de la integridad del sistema de mercado basado en la propiedad privada.” (Sanford Ikeda, Dynamics of the Mixed Economy: Toward a Theory of Interventionism, New York: Routledge, 1997, p. p. 35 y 36.).

    No hay duda de que una de las formas más evidentes de esta amenaza intervencionista lo constituye la incorporación de esa prédica constante por redistribuir los ingresos provenientes de los resultados que determina el mercado hacia otra definida por políticas gubernamentales, muy visiblemente mediante el uso de tributos sobre quienes obtienen ingresos más allá de cierto nivel, que se trasladan (asumamos que no hay costo por la intermediación gubernamental) hacia quienes obtienen ingresos inferiores a ese nivel.

    Una muestra de este intervencionismo es la pretensión politiquera de lograr que esa palabrería repetitiva de que “los ricos paguen como ricos” se haga una realidad (aunque muestren la ignorancia usual de confundir riqueza con ingresos). En resumen, tratar de gravar progresivamente con impuestos a quienes tienen ingresos por encima de cierto monto predeterminado. La otra porción del esquema redistributivo los políticos lo buscan justificar con un “ayudar a los pobres” (de nuevo confundiendo riqueza con ingresos) que en resumen se traduce en un redireccionamiento de esos gravámenes hacia quienes hipotéticamente poseen ingresos inferiores a cierto nivel.

    En todo caso, no parece haber duda de que las políticas redistributivas constituyen un claro caso del intervencionismo gubernamental al cual nos hemos venido refiriendo.

    Este propósito redistribucionista suele ser claramente promovido durante los procesos electorales: es en las campañas políticas cuando se suelen presentar propuestas para trasladar recursos provenientes de algunas personas -hipotéticamente de ingresos relativamente más elevados- hacia otras con ingresos relativamente menores. Con base en un principio de votación al que se le considera democrático, en donde cada persona tiene un voto, puede darse un sesgo hacia la profundización del redistribucionismo.

    Imaginemos, por un momento, que los electores enfrentan una votación acerca de una propuesta en la cual aquellos que tienen un ingreso superior a un nivel X predefinido, deberán pagar un gravamen de un cierto porcentaje sobre dicho exceso, mientras que aquellos que no alcanzan ese nivel X, quedan exentos del pago del impuesto y que los ingresos recaudados del primer grupo son trasladados (digamos que íntegros) hacia el segundo grupo de votantes. A primera vista los votantes de este segundo grupo votarían a favor de la propuesta, mientras que en contra lo harían los del primer grupo. Como en una democracia se supone que una persona (adulta, nacional) tiene derecho a un voto, si lo ejercieran simplemente se requeriría que el monto X que separa los grupos de ingresos sea lo suficientemente alto como para que una mayoría simple pueda decidir aprobar el proyecto redistributivo. La clave estaría en la definición de ese monto X clave.

    ¿Conduciría el ejercicio democrático -así simple e hipotéticamente expuesto- a una redistribución tal de los ingresos, que al final de cuentas cada votante terminaría por recibir un monto neto idéntico? En nuestro ejemplo ultra-simplificado dicho monto universal surgiría cuando se defina un monto X tal que logre una votación en su favor por un voto más que el que en comparación lograría el grupo opuesto perdidoso. Sabemos que en la realidad, por ejemplo, el estado (los burócratas, los gobernantes) se quedará con una buena tajada en esa intermediación redistributiva, por lo cual podría evitarse esa igualdad tan socialista, además de que en la política suelen participar muy diversas coaliciones que buscan lograr otros intereses distintos de la redistribución de los ingresos, pero parece que abría una tendencia hacia tal igualación de ingresos netos sobre todo si se amplía el rango de votantes, principalmente de niveles de ingresos relativamente más bajos.

    Como yo he considerado por mucho tiempo que la democracia es el mejor sistema posible para cambiar de gobernantes sin que medie el derramamiento de sangre, ¿me debería ahora de entristecer este prospecto redistribucionista de una mayoría votante (conceptualmente la de un simple voto más que el resto de votantes)?
    Hay un argumento que me revive la fe: las políticas redistributivas tienen un efecto negativo sobre el crecimiento económico al romper el lazo esencial que hay entre producción e ingresos en una economía. Quienes arriesgan, innovan, crean, los que tienen espíritu empresarial, se dan cuenta de que las políticas redistributivas minan los incentivos que tienen para producir (creo que Obama ya debe haberse dado cuenta de esto). Lamentablemente ello termina afectando el crecimiento de la economía. Los pobres suelen ser grandes beneficiados del crecimiento económico, como lo puede atestiguar la historia económica de los últimos trescientos años. Por ello prefieren vivir en un sistema político-económico que les brinde oportunidades para progresar y vivir mejor. Creo que ya los griegos de hoy (entre otros europeos) se han estado dando cuenta plena de cómo el distribucionismo termina provocando pobreza. Habría que esperar que en la cuna de la democracia logren pensar mejor acerca de los efectos que pueden tener sus votos; concretamente como un redistribucionismo demagógico los termina afectando Veo al ejercicio democrático convertido en un proceso de aprendizaje que les permitirá -lamentablemente a plazo- darse cuenta de que la demagogia del distribucionismo es su verdadero enemigo. Ojalá que nosotros no tengamos que aprender la lección sufriéndola en carne propia. Nada más vean lo que está pasando en gran parte de Europa y, en mucho, en los Estados Unidos de hoy.
    Sé que estas reflexiones son muy burdas; muy primeras, pero vale la pena pensar.

    Presentado el martes 21 de diciembre del 2010 en el sitio de ASOJOD

  2. #12
    2010-12-28-SE VISLUMBRA UNA BUENA DECISIÓN

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    SE VISLUMBRA UNA BUENA DECISIÓN


    Publicado en el sitio de ASOJOD el 28 de diciembre del 2010.

    El Ministro de Obras Públicas y Transportes, Ingeniero Francisco Jiménez, ha empezado bien el año 2011 con su decisión de ir moderando la limitación a la libre circulación que el estado costarricense impuso hace varios años al libre tránsito en la ciudad de San José.

    He dicho que “se vislumbra” porque a la fecha en que esto se escribe la restricción vehicular, así llamada, se ha suspendido gracias a la ineficiencia (para nuestra suerte) de ese Ministerio en enviar a tiempo a la Imprenta Nacional un nuevo decreto que mantuviera la restricción actual. Por eso es que no tenemos en esta primera semana de enero limitación alguna para circular. Pero el Ministro nos anuncia que la nueva restricción (cuando manden a tiempo el decreto para su publicación, que estoy seguro no fallará esta vez) en vez de ser de un día entero según la placa, como era hasta ahora, será de acuerdo con el número de placas pero sólo para ciertas horas: de 6 a 7 y media en la mañana y de 4 y media a 7 en la noche.

    Esto permitirá que los costarricenses estemos menos limitados en nuestro derecho a circular libremente, pero también mejorará lo que hoy tarda un ciudadano en acudir a sus centros de trabajo al verse impedido de manejar por la carretera de circunvalación o por el centro de San José. Esto se traducirá en una menor utilización de combustible que la actual, pues se le venía obligando a tomar desvíos que alargaban su ruta normal y así gastaba más gasolina. Posiblemente hasta lograremos ahorros en el tiempo de tránsito, pues los desvíos que había que tomar se saturaban fuertemente al vernos los ciudadanos obligados a usar rutas menos eficientes.

    El ahorro previsto en la cantidad de combustibles va a ser muy útil porque ya se avecinan fuertes aumentos en sus precios (y les apuesto que aumentará la inflación importada, lo cual mostrará como las tasas relativamente bajas se debían a la moderación del alza en los precios internacionales y no a la magia del Banco Central, como nos lo ha querido demostrar).

    Estos incrementos en los precios de los combustibles espero que no vayan a impulsar a quienes erróneamente promovieron la restricción vehicular bajo el pretexto de que se lograría un ahorro. Algunos datos, que luego dejaron de brindarse al público, nunca mostraron ese ahorro de combustibles que juraron se daría. Espero que el Ministro, que me parece ser una persona bastante razonable, no haga caso a estos futuros y repetidos cantos de sirenas, que más bien terminan por causar un grave daño. Espero que más bien se resista a volver a una restricción torpe que hoy está decidido a abandonar y que en realidad es poco lo que puede haber permitido de ahorro en combustibles para todo el país.

    Habrá otro factor que jugará en contra de la inteligente decisión del Ministro de Transportes: la angurria del estado. Acaso no se han dado cuenta de la jugosísima fuente de ingresos que constituyen las multas por violar las actuales restricciones. El monto de esas multas no es sólo asombrosamente alto para el tipo de “delito”, sino que su recaudación es relativamente barata para el estado costarricense: varios tráficos estratégicamente ubicados para atrapar al osado que se atreva a romper esa infame ley de tránsito actual. Si se quitan las restricciones (o se reducen) se eliminan los ingresos (o se reducen): muerto el perro se acabó la rabia.

    Le deseo el mayor de los éxitos al Ingeniero Francisco Jiménez por enfrentar el dogma de la regulación de la conducta humana por la decisión de algún burócrata arrogante que cree saber más que todos nosotros actuando libremente. Sé que tiene muchas otras tareas por delante para dignificar la gestión gubernamental en el sector de transportes en el país. En ellas los costarricenses lo debemos apoyar insistiendo en que no las deje de lado, Puede hasta ser necesario defenderlo de los “amigos” que tiene adentro o cerca y que en verdad sólo desean que las personas no seamos libres de circular en nuestro país, aunque con ello sólo logran disminuir nuestro bienestar.

  3. #13
    2011-01-18-ESCASA VISION UNIVERSITARIA

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    ESCASA VISION UNIVERSITARIA


    Publicado en el sitio de ASOJOD el 18 de enero del 2011.

    Este año lectivo la Universidad de Costa Rica rechazó más de 3.000 estudiantes, quienes no pudieron ingresar por falta de cupo. La principal razón para ese rechazo, de acuerdo con la rectora de la Universidad, doña Yamileth González, es la falta de aulas en la sede central en San Pedro de Montes de Oca. Ella aseveró lo siguiente: “La falta de espacio físico es el mayor limitante para a ampliar la cobertura; a veces tenemos dinero para pagar a los docentes, pero no las aulas para asignarlas a los grupos.” (La Nación, 15 de enero del 2011).

    Desde hace muchos años me había dado cuenta de la mala utilización de las instalaciones físicas que había en esa universidad. En cierto momento daba clases de Economía en la Facultad de Dentistería (o como se le llame) y al ser las seis y media de la tarde en el edificio no se encontraba un alma. En realidad era toda una aventura salir del edificio si uno se tenía que quedar unos minutos con los alumnos, pues las puertas principales de acceso se cerraban y para salir había que caminar por algunos pasillos que daba horror: en todo momento pensaba que era un lugar en que apropiadamente Freddy Krüeger podía aparecerse. Con suerte aparecía un guarda nos guiaba a través del laberinto pues todo estaba ya a media luz.

    El contraste con las universidades privadas era notorio. En estas tanto los fines de semana como durante las primeras horas de la noche la actividad estudiantil bulle. En las públicas casi que asustan. Como economista tan sólo digo que en las primeras suele tenderse a un uso eficiente del capital físico, en tanto que su subutilización es la regla en las universidades públicas (como lo había comprobado en la Universidad de Costa Rica). Tal ello se debe a que en la universidad privada es obligatorio lograr un rendimiento de la inversión, mientras que en las públicas no. En sencillo, se trata de sacarle el jugo a las aulas y edificaciones, en tanto que en la universidad pública como los administradores no son los dueños que deben recuperar la inversión, no parece importar mucho el que se desperdicie su utilización. Tal vez se debe a que no son responsables de proveer de su bolsillo el gasto en que se debe incurrir para prestar el servicio, pues simplemente su financiamiento proviene principalmente de los impuestos que pagan los ciudadanos; esto es, del presupuesto público, y una parte menor de las cuotas relativamente bajas que cobran a los estudiantes.

    Por ello la señora rectora de la Universidad de Costa Rica es capaz de lamentarse de que el problema con la falta de admisión es la carencia de edificaciones y no parece importarle el que se usen menos de lo que podrían esperarse.

    La genialidad de la gestión pública no llega hasta aquí: ya los gobernantes anuncian que propondrán un impuesto a las ventas del 15% en el pago por la educación en las universidades privadas. A ellas posiblemente acuden muchos hijos de familias que pagan los impuestos que a la vez son la fuente principal del financiamiento de las universidades estatales. En sencillo, hoy no sólo tienen que pagar por su educación en las universidades privadas, sino que también contribuyen a sufragar los gastos de la educación universitaria pública mediante los impuestos que deben pagar. De aprobarse la propuesta del gobierno, este doble pago va aumentarse pues se les ha ocurrido que además deben pagar el impuesto sobre las ventas.

    Pero hay más: las universidades públicas se han convertido en una salvada ante la incapacidad de las universidades públicas de absorber la demanda de educación universitaria. La mejor prueba de ello es que son muchos los estudiantes que no pueden entrar por falta de cupo en las universidades públicas, por lo cual deben acudir a las privadas. Dada la genialidad de la propuesta de este gobierno de gravar con el impuesto de ventas a los costos de la universidad privada (que son ya relativamente mucho más altos que en las públicas) este impuesto provocará que surja una mayor demanda por educación en las universidades públicas ante el descenso en la capacidad de “comprar” la educación universitaria privada. Lo grave es que este traslado de la demanda de educación universitaria no podrá ser absorbido por las universidades estatales, lo cual significa que habrá estudiantes que ahora no podrán realizar estudios universitarios. Y “albarda sobre aparejo“, mayor el daño ante la incapacidad de absorber esta demanda exceso de la educación universitaria pública, pues como señala, insensible o desconocedora, doña Yamileth, la falta de capacidad instalada es el principal factor que impide ampliar la matrícula. ¿Qué espera para usar más intensivamente la capacidad actual instalada?

  4. #14
    2011-01-25-VERDAD QUE NOS LO PROMETIERON

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    ¿VERDAD QUE NOS LO PROMETIERON?


    Publicado en el sitio de ASOJOD el 25 de enero del 2011.

    La incapacidad del estado para hacer las cosas bien nunca se reflejó mejor que en lo que ha tenido que ver con la famosa platina y su reparación. No voy a hablar más de esa experiencia -según algunos risible en tanto que triste para otros- sino acerca de la dificultad que tienen los políticos de hablar con la verdad a los ciudadanos, como lo ejemplifican algunas de las promesas que tanto el Ministro como la Viceministra de Trasportes hicieron en torno a la reparación que al fin se lleva a cabo en la famosa platina.

    Creo que los costarricenses somos conscientes que estas obras iban a causarnos muchos trastornos, pero sabíamos que era urgente proceder a su reparación para evitar un mayor daño ulterior. Vimos, más que con agrado, con resignación la decisión anunciada por las autoridades del MOPT de proceder, a partir de la pasada Navidad, a repararla.

    Digo resignación porque sabíamos que nos iba a causar enormes enredos, pero había disposición para soportarlos, en especial porque con precisión esos funcionarios nos anunciaron un plan que mitigaría nuestra angustia. Nos lo hicieron saber en distintos medios: tomarían una serie de medidas que aliviarían la presión natural que surgiría sobre el tráfico usual al repararse el puente de la platina. Tristemente algunas de las más importantes promesas no se han llevado a cabo y otras han tardado tanto en ejecutarlas que cuando las hayan hecho, es de esperar que ya los trabajos en la platina estén concluidos.

    Se prometió ampliar el servicio de trenes hasta San Antonio de Belén, de forma que aliviaría la demanda de tránsito que fluía por la platina. Pero, ¿qué pasó? Que al momento en que esto se escribe -el 21 de enero- no hay tal servicio. Lo anunciado a principios de diciembre aún no se ha llevado a cabo. Se habló de traer unos trenes de España, pero la verdad es que no tenían el dinero para hacerlo. Luego, como excusa caída como anillo al dedo, dijeron que el atraso se ocasionó por las fuertes nevadas en España que impedían el embarque de los trenes. Hace mucho que pasó eso y dudo que afectara en tal grado al embarque en los puertos. La verdad es que no se tenía los fondos disponibles para pagarlo y posiblemente por ello no se nos envió. Ahora (a mediados de enero) se asevera que, en lugar de los trenes españoles, usarán los algo viejos del antiguo ferrocarril a Puntarenas, y que empezarán a alistarlos para eso. Es decir, empezarán a funcionar cuando se haya terminado (ojalá) el arreglo de la platina. En síntesis, nunca se prestó el servicio de trenes a San Antonio de Belén anunciado para aliviar la presión por los trabajos en la autopista a Alajuela.

    Caso similar de vía alterna ante esos arreglos que nunca existió fue la conclusión y reparación de tramos de la antigua carretera que va de Heredia a Alajuela. Lo que muestran ciertos noticieros es que es todavía se trata de un polvazal al que los viajeros le rehúyen por incómodo e inservible como vía alterna a la autopista en reparación. De nuevo, los trabajos no se han hecho con la celeridad requerida para que sirviera de desahogo y, si acaso estarán listos, lo será tal vez meses después de que la platina se arregló (si Dios quiere).

    También increíble es lo sucedido con la puesta de un puente Bailey frente al Colegio Castella que aliviara el tránsito proveniente de la Valencia. Era de sentido común que, como estaban las cosas con un solo puente de acceso de una sola vía, al tratar de desfogar por allí el tránsito debido a la reparación de la platina, iban a darse enormes presas. Así ha sucedido, pero no es sino hasta ahora -esta semana- cuando se va a instalar ese puente Bailey, en lugar de haberlo hecho con tiempo antes de iniciar la reparación. O sea, ¡albarda sobre aparejo!: las obras para aliviar el tránsito se realizan en momentos en que se hacen los trabajos de reparación. No sé en qué mente encargada de la planificación de estas obras puede caber algo tan improvisado e inoportuno.

    Sabíamos que las obras en el puente de la platina nos iban a causar enorme incomodidad, pero confiábamos en que las medidas que el Ministerio de Transportes nos había anunciado para aplacarla efectivamente y oportunamente iban a ejecutarse. La verdad es que más parece que se trató de una burla, un engaño, que la implementación de un propósito para aliviar un problema. Tal vez las autoridades piensan que, una vez reparada la platina, estos episodios serán olvidados. Puede que tengan razón, pero podría ser que al fin, alguna vez, los ciudadanos estarán dispuestos a exigir cuentas ante tanta ineficiencia.

  5. #15
    2011-02-01-LOS MISMOS DE SIEMPRE

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    LOS MISMOS DE SIEMPRE


    Publicado en el sitio de ASOJOD el 01 de febrero del 2011.

    En la administración tributaria hay que hacer una diferencia entre lo que se llama evasión del impuesto y evitación del gravamen. Traigo esto a colación por la facilidad con que se confunden los conceptos, en especial cuando se menciona que, por una falta de pago malévola de parte de algunos, se hace necesario aumentar los gravámenes que paga el resto de ciudadanos.

    La evasión tributaria se refiere a la falta del pago de un impuesto que debería, de acuerdo con la ley, ser pagado por alguien. Por ejemplo, Al Capone, el famoso criminal estadounidense, en su momento fue detenido por dejar de pagar los impuestos a que legalmente estaba obligado. En cambio, la evitación tributaria es el no pago de un impuesto cuando éste legalmente no tenía que ser pagado por esa persona; o sea, legalmente se puede utilizar la ley para no tener que pagar tantos impuestos como lo sería sin dicha autorización. Por ejemplo, Usted recibe ingresos como profesor aquí de una universidad ubicada en Costa Rica, sobre los cuales, en la práctica usual tributaria, debería pagar impuestos, pero, gracias a un acuerdo legal especial, el estado exime dichos ingresos del pago del tributo. Usted, si no declara esos ingresos está evitando impuestos. Si, por el contrario, no existe tal acuerdo jurídico y solicita que sus salarios sean pagados en una sede en el exterior de esa universidad, a fin de que no se considere como un ingreso disponible generado en el país, se le podría llamar evasión del gravamen, aunque alguien, sin duda, podría alegar que más bien es una evitación del impuesto. Una clara evasión sería recibir el ingreso en el país y no declararlo del todo.

    Señalo todo esto porque hay diversos estudios que se han mencionado acerca de la evasión y la evitación en el país, pero a veces revuelven ambos conceptos y así se le utiliza como argumento para justificar aumentos en los tributos. Me parece importante separar ambos -la evitación y la evasión- pues, de no ser así, se podría incurrir en graves errores. ¿Cuál es el más grave de ellos? Que la evasión es ilegal, en tanto que la evitación se lleva a cabo acogiéndose al marco jurídico. Mientras que en el primer caso posiblemente se acepte más la acción del estado para sancionar tal conducta, no lo es así en el segundo. Ciertamente podría ser que la sociedad acepte la evasión de los impuestos aún cuando la medida se tomó legalmente por medio de un cuerpo legislativo representativo. La gente puede considerar que va en contra de algo que en principio las personas consideraban no debería ser objeto de un gravamen. Por ejemplo, a caída del gobierno inglés de la señora Thatcher se debió, en opinión de algunos, a su decisión de que el Parlamento Británico aprobara el llamado “head tax”, cargado anualmente a todas las personas con independencia de sus condiciones o características. El Parlamento rechazó la propuesta de ese impuesto per cápita y el gobierno de la Thatcher cayó por el repudio a la idea original. La historia está llena de casos de impuestos aprobados por los gobernantes que los ciudadanos rechazaban del todo. Alguien aficionado a la lectura de la Biblia podrá leer en ella diversos episodios sucedidos de lo que modernamente alguien podría llamar “revuelta anti-impuestos”, como fue el caso de la Propuesta 14 en el estado de California hace poco más de una década.

    Pero, normalmente, por lo general, en las sociedades se da algún grado de aceptación de la imposición y los ciudadanos esperan que todos lo que deben cumplir con el pago de los impuestos lo hagan. En consecuencia, moral y legalmente, por lo general se suele “condenar” la evasión en el pago de los impuestos.

    Caso contrario sucede con la llamada “evitación”, porque los sistemas tributarios no siempre dan el mismo tratamiento tributario en todas las circunstancias, tanto a personas como a las formas en que se perciben los ingresos. Así, se les deja la opción a los contribuyentes de acogerse a lo que la ley dicta al respecto, que en este caso de evitación significa que paga menos impuestos que en la situación alternativa. Un ejemplo sencillo: Si usted se casa, tanto el ingreso suyo como el de su cónyuge se pueden juntar para efectos del pago del impuesto sobre la renta. Si éste es progresivo -es decir, que conforme crecen los ingresos proporcionalmente crece más el pago de impuestos- sería mejor que cada uno de los dos generadores de ingreso en el hogar declaren por separado y con ello disminuyen la carga tributaria total. Esto es legalmente posible hacerlo y así se suele hacer. Esta es la razón, por ejemplo, de que muchas empresas hagan su declaración separadamente, en vez hacerlo como una sola entidad. Este fraccionamiento en diversas empresas declarantes es legalmente posible hacerlo, si bien los recaudadores de impuestos tratarán ingentemente de mostrar que se trata de una única firma, pero separada en varias tan sólo para efectos del pago de los tributos y eso, de acuerdo con la ley, no se vale.

    Normalmente en todos los sistemas tributarios hay, además del criterio de equidad horizontal, otros principios que definen la imposición, lo cual lugar a lo que se ha denominado evitación. Esos diversos criterios son válidos y estarán sujetos siempre a interpretaciones acerca de su conveniencia frente a otros distintos.

    Por todo lo expuesto, esas cifras que a veces se brindan literalmente en los medios, deben ser más rebuscadas y no repetidas como loros para tratar de señalar que algo está malo con el sistema tributario debido a lo que suelen llamar “evasión”. En síntesis, es posible que la sociedad no acepte la evasión (no siempre) del pago de impuestos, pero mayor posibilidad hay de que esté de acuerdo con su evitación.

    En días recientes el Ministro de Hacienda confesó en un medio televisivo que en Costa Rica “era imposible acabar con la evasión” tributaria y que, en parte por ello, formulaba algunas propuestas que fomentaban el control cruzado (argumento usado para justificar el llamado Impuesto al Valor Agregado IVA), y también se quejó de que nadie en los tribunales había sido pasado a la cárcel por evadir impuestos (y la periodista de inmediato agregó “¡qué barbaridad!”). En realidad el Ministro no hizo propuesta alguna para reducir la evasión y, más bien, lo que al fin de cuentas señaló es la facilidad que hay para practicarla, además de que esa conducta no se sancionaba. En resumen: el Ministro reconoce que incentivo para la evasión es claro y contundente y confirma que nada va a pasar por la infracción si se le practica. Tal vez porque no se revisa plena y adecuadamente la información tributaria que, de diferentes fuentes, les llegan a las autoridades tributarias.

    Tristemente el paquete tributario que propone el gobierno para llenar su hueco deficitario en gran parte se va a centrar en quienes no pueden “evadirlo” -¡es lo más fácil de cobrar!- posiblemente porque se les retiene el gravamen en la fuente. Quienes deberán pagar los mayores impuestos serán los mismos de siempre.

  6. #16
    2011-02-08-UN ARROZ QUE SIGUE AMARGO

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    UN ARROZ QUE SIGUE AMARGO


    Publicado en el sitio de ASOJOD el 08 de febrero del 2011.

    El proteccionismo arrocero sigue siendo noticia en nuestro país. Ciertamente los protegidos conforman un gremio muy poderoso e influyente, pues tras muchos años de tratar de que ese crucial alimento de la mesa del costarricense no nos costara más que los que se pagaría con un mercado sin interferencias -esto es sin protección arancelaria- obtuvo un éxito reciente al lograr que una jueza contencioso-administrativa les diera la razón ante el intento del gobierno de bajar el precio del arroz en cien colones. Este fallo pone en evidencia que el problema debe enfrentarse de una vez por todas, a fin de acabar con la enorme transferencia de recursos que hacen los pobres consumidores hacia unos pocos productores protegidos, que se han enriquecido de más gracias a políticas gubernamentales consentidoras.

    Ante la queja de muchos países ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para que el gobierno costarricense terminara con su subsidio a la producción doméstica de arroz, la actual administración propuso que se elevara el rendimiento requerido de la producción de arroz nacional. Con ello se esperaba una reducción del precio fijado al consumidor costarricense cercana a los cien colones, disminuyendo así el subsidio del cual se quejaban aquellos otros países productores. Pero la jueza decidió que esa medida administrativa del Ministerio de Comercio no cumplía con la legalidad -según el fallo, casi que la medida era un abuso de parte del estado- lo que significa que ahora tan sólo se podrá reducir el precio al consumidor en cincuenta colones el kilo.

    La Ministra de Comercio Exterior, doña Anabelle González, señaló la gravedad del problema y agravio que se le hace al consumidor costarricense, al señalar que en Costa Rica el precio del arroz era el sexto país más caro del mundo y que el abuso se reduciría parcialmente si, para efectos de la fijación del precio de sustentación, se obligaba a que el productor nacional fuera más eficiente.

    En cierta manera esta es una vieja estrategia utilizada en el pasado para tratar de disminuir el impacto dañino que el proteccionismo tiene sobre el consumidor. Se puede considerar que, si se eleva la productividad doméstica, conceptualmente el país puede competir mejor ante la producción externa, al reflejarse en menores precios para el consumidor. Pero la realidad es que posiblemente aún con los nuevos requisitos de productividad propuestos, el consumidor nacional seguiría pagando precios más altos que los que podría obtener si se importara el arroz sin aranceles proteccionistas.

    Aún cuando se dé una fijación de precios domésticos basada en cierta productividad “relativamente” baja, en tanto que haya otros productores que tienen una rentabilidad relativamente mayor, el proteccionismo arancelario significará que persista un subsidio hacia estos en detrimento de los consumidores nacionales. Tan es así ello que traigo a colación como en el pasado, en el caso de la fijación de precios de sustentación al productor de maíz (esto es, un precio mínimo garantizado), los grupos de presión se organizaban para que el estado costarricense, por medio del difunto Consejo Nacional de Producción, adquiriera cualquier producción al precio garantizado al productor, el cual se fijaba con base en la productividad (menor) de los más pequeños. El problema se evidenciaba al fijar el estado el precio de sustentación, pues los productores grandes relativamente más eficientes “apoyaban” de muy distintas maneras a los productores pequeños relativamente menos eficientes, para que fuera ésta la productividad que se tomara en cuenta para la fijación del precio de sustentación. Por supuesto, con ella los grandes -con mayor productividad que los pequeños- tendrían un mucho mayor margen de ganancias.

    La solución que el gobierno pretendió poner en práctica en verdad contribuiría a mejorar el desorden actual. Incluso si se elevara la productividad usada para fijar el precio de venta al consumidor a un nivel lo suficientemente alto, podría, sin arancel, competirse ante la producción externa y acabar así de cuajo con el daño del proteccionismo. Pero esta idea se la trajo abajo una jueza -por las razones que sean- y ello asegura que el desorden y el perjuicio al consumidor se perpetúen. Pero hay una idea que ojalá el gobierno se atreviera a tomar (y que incluso sería ahora muy útil para disminuir la presión experimentada de la revaluación del tipo de cambio del colón ante el dólar): reducir radicalmente la protección arancelaria actual al arroz, que creo anda en alrededor de un 100%. Así cumplimos con nuestras obligaciones ante la OMC. Así reducimos los altos costos del arroz que afecta principalmente a los consumidores relativamente más pobres del país. Así no habría jueza que eche a perder las buenas pero tal vez ilegales intenciones de los funcionarios del gobierno.

  7. #17
    2011-02-15-LA LUCHA POR LA LIBERTAD

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    LA LUCHA POR LA LIBERTAD


    Publicado en el sitio de ASOJOD el 15 de febrero del 2011.

    Casi treinta años de gobierno sin interrupción de Hosni Moubarak en Egipto deberían dar indicios de la existencia de un gobierno dictatorial, si bien caracterizado por algún grado de tolerancia ante la libertad de los individuos. Con esto quiero señalar que, por ejemplo, a diferencia de Cuba o de Corea del Norte, el gobierno egipcio permitía un cierto ámbito para el ejercicio de las libertades individuales.

    Al escribir este comentario los días del gobierno de Moubarak están terminados con su salida, aunque no se puede predecir si sus acólitos o asociados, principalmente en el ejército, continuarán en el poder. Lo cierto es que, una vez más, la dictadura va cediendo su paso a los impulsos liberales de los ciudadanos, quienes con toda justificación se han sublevado ante un poder casi totalitario. Por lo que he visto, al menos en los medios de comunicación, que a veces uno no sabe si expresan sus propios juicios más que los hechos, la revolución egipcia en proceso parece decantarse hacia una mayor libertad electoral de la cual a la fecha el país ha carecido, si bien en las proximidades aparecen fuerzas que, de consolidarse en el poder, oprimirán a los ciudadanos. Estas fuerzas o facciones son diferentes de la dictadura de hoy, pero acechan para tratar de gobernar amparadas al fundamentalismo islámico, pero que en última instancia harán que Egipto retorne a otra forma de dictadura, tal vez peor que la actual.

    Es aquí donde tengo presentes las “Reflexiones acerca de la Revolución Francesa” de Edmund Burke, quien nos advirtió acerca de cómo las revoluciones violentas que ignoran las tradiciones y los derechos de los individuos, pueden conducir a abusos contra ellos de una magnitud mayor, más profunda, como lo fue la Revolución Francesa, la cual terminó por caer en manos de un totalitario Napoleón. Por ello, mi deseo, mi aspiración, es que la revolución egipcia conduzca no a un califato o a un Hamas, sino a una democracia de partidos y de respeto a la propiedad privada y a la tradición en las relaciones entre individuos, como sucede en las democracias maduras de Occidente.
    ¿Qué razones habrá para que en pocos meses haya caído una dictadura -con aires de blandura- en Túnez y ahora otra está a punto en Egipto y quién sabe en qué otros países vecinos? No hay duda que las razones deben ser muchas y muy diversas, pero que ni siquiera intentaré mencionar. Pero, ¿por qué dictaduras de mucha mayor antigüedad y voracidad, como Cuba, con 50 años de opresión, o Corea del Norte, dictadura heredada de abuelo a padre y ahora a nieto, como si nada más se tratara de un pedazo de tierra, continúan siéndolo en contraste con los países árabes que hemos venido citando?

    En un precioso libro escrito por Milton Friedman, allá a principios de los sesentas, se lee lo siguiente: “los arreglos económicos juegan un papel dual en la promoción de una sociedad libre. Por una parte, la libertad para lograr acuerdos económicos como tal es un componente de la libertad ampliamente entendida, de manera que la libertad económica es un fin en sí misma. En segundo lugar, la libertad económica es también un medio indispensable hacia el logro de una libertad política.” (Milton Friedman, Capitalism and Freedom, Chicago: The University of Chicago Press, 1962, p. 8).
    Los comentaristas en los medios acerca de la actual revolución egipcia han expuesto cómo se ha podido lograr gracias a que los ciudadanos se han podido organizar por medio de las redes de Tweeter y de Facebook y de teléfonos celulares y de computadoras. En Egipto (y Túnez) ha habido un cierto grado de libertad económica que, entre otras cosas, ha garantizado la propiedad privada, lo cual ha permitido que los individuos puedan disponer de medios (posibilidades) privadas para hacer una “revolución”, si así lo consideran. Por otra parte, en sociedades como Cuba y Corea (casualmente tiranías socialistas) las personas no pueden poseer propiedad en una amplitud tal que les permita adquirir libremente (y baratos) los celulares y las computadoras y tampoco pueden escoger el sitio o proveedor que les brinde el servicio del Tweeter o de Facebook. Yoany Sánchez en Cuba es el mejor ejemplo de ello: tiene un blog al cual se limita el acceso por las autoridades y en donde no posee la libertad para decir lo que le parezca sin incurrir en la ira de las autoridades totalitarias cubanas, lo cual es algo no sólo muy serio, sino fatal. Gracias a la mayor libertad económica es que la “revolución” puede llevarse a Cabo en Túnez o Egipto, en tanto que su ausencia posibilita el ejercicio del poder totalitario en Cuba, Corea del Norte o en Irán (y Venezuela va por el mismo camino).

    Sólo deseo que los aires de libertad en el Egipto de hoy, no se vean luego entrampados por una dictadura más vil que la actual, convirtiéndolos en soplos malolientes de los miasmas dictatoriales. Deseo que su pueblo sea libre de escoger en lo político, tal como lo han hecho hasta cierto punto en lo económico. Construir un orden de libertad no es nada fácil y son muchos, muy poderosos e intolerantes los enemigos que acecharán ese esfuerzo de los hombres y mujeres libres por construir un orden mejor. Ciertamente la historia de la lucha por la libertad nunca ha sido fácil, e incluso es hasta difícil conservarla una vez lograda. Pero quiero formar parte de aquel viejo ideal que cree que los humanos siempre lucharán por lo mejor para ellos, lo cual pasa por tener libertad para escoger sus gobernantes y, más general, para lograr su propia felicidad.

    Publicado en el sitio de ASOJOD el martes 15 de febrero del 2011.

  8. #18
    2011-02-22-¡CÓMO QUE CASI NO HAY!

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    ¡CÓMO QUE CASI NO HAY!


    Publicado en el sitio de ASOJOD el 22 de febrero del 2011.

    Preguntado por el periodista de La Nación, si había una posibilidad de reducir los aranceles para enfrentar el aumento internacional de las materias primas, el vicepresidente Luis Liberman respondió: “casi no hay” materias que pagan aranceles. (Ver La Nación del lunes 21 de febrero del 2011, página 24A).

    Por supuesto que no se debe contemplar sólo las materias primas que pagan aranceles a las importaciones, sino que también es necesario señalar que hay muchos bienes terminados que aún son objeto de una significativa protección arancelaria. El tema no debe circunscribirse a la circunstancia del momento de un fuerte aumento en los precios internacionales de las materias primas. También es hora de que el gobernante vicepresidente Liberman responda a los intereses de los consumidores. Estos, posiblemente producto de la voracidad fiscal del gobierno, son víctimas de su decisión de gravar incluso bienes vitales dentro de la dieta y el presupuesto de los hogares más pobres del país.

    Pero también es importante destacar que ese proteccionismo permite que haya un tipo de cambio inferior en el mercado del que habría sin tales aranceles. Es decir, sin tales aranceles el tipo de cambio del colón con respecto al dólar reflejaría mejor su verdadero valor. Ello daría algún alivio para el sector exportador que ha encarado una fuerte revaluación del colón durante los últimos tiempos.

    Como don Luis, quien uno asume es conocedor de la situación arancelaria del país -y, si no lo es, puede preguntarle a doña Anabel González, quien sí sabe de estas cosas- dice que son pocas las materias primas gravadas con aranceles, me voy a permitir hacer una pequeña y representativa lista de ellas, pues en verdad son muchas las materias primas hoy gravadas. Y, además, pensando en el interés de los consumidores, principalmente los de menores ingresos, me permito agregar a esa lista algunos pero muy importantes bienes finales que hoy pagan un arancel.

    Al arroz terminado que se importa se debe pagar un arancel de cerca del 100%. Este arancel se usa para subsidiar a un grupo muy reducido de productores. El arroz junto con los frijoles equivale a un 30% del gasto familiar de los grupos de ingresos más bajos (¡Hablemos de justicia social!).

    Si quiero importar leche, sólo en lo referente al arancel, tendría que pagar casi el mismo precio que pago por el bien. Es decir, ronda en alrededor de un 100%. Esto se hace para proteger un monopolio. La leche es un sector en que hay una muy clara falta de competencia que permita algún grado de ventaja para los consumidores, quienes hoy posiblemente pagan el doble de lo que podrían pagar si no existiera tal barrera arancelaria.

    Pero también los quesos, la natilla en polvo y el yogurt, tanto para consumo final como para el industrial, pagan aranceles. En general, todos los derivados de lácteos están sujetos a un fuerte arancel. ¿Será que don Luis no se ha dado cuenta de esto?

    Y del pollo qué podemos decir. También el impuesto que paga la carne de pollo importada se aproxima a un 100%. El consumidor así posiblemente tiene que pagar el doble por la carne de pollo en comparación con una situación en que pudiera importarlo sin pagar esos aranceles.

    Algo parecido sucede con la carne de cerdo y de res y con todos los llamados derivados cárnicos. Si don Luis no me lo cree, puede preguntar en el Ministerio de Comercio Exterior, en donde con gusto creo que le suministrarán los datos exactos.

    No debemos olvidar el precio del azúcar que pagamos los consumidores. Y de una vez les advierto acerca de lo que va a suceder ahora que está subiendo el precio internacional del azúcar. Pronto habrá presiones para aumentarle el costo al consumidor nacional. La razón para tal solicitud es que, si no aumenta el precio interno, habrá un gran contrabando hacia el exterior. Eso podría ser cierto, pero ¿por qué cuando el precio internacional era relativamente más bajo que aquí (incluso los es hoy en día), no se nos permite a los consumidores, tanto finales como industriales, conseguirlo a esos menores precios? Esta es una de las formas más amargas en que se daña el bienestar general por promover el interés de algunos. ¿Hará don Luis algo para lograr que la competencia beneficie a los ciudadanos costarricenses? Francamente, lo dudo…
    El maíz blanco también paga aranceles cuando se le importa. También la zanahoria en polvo y en escamas, así como el puerro en polvo y en escamas; asimismo el sazonador, la pimienta, el perejil, el ajo en pasta y el apio en polvo, como los anteriores pagan aranceles de un 15%.

    ¿Quieren más? Verán que no “es que no hay” productos con aranceles, sino que no se quiere ver o se hacen los majes. El café en grano, las manzanas en cubos deshidratadas, las preparaciones con base en lácteos para usos en snacks, galletas, cereales, productos a base de huevo, edulcorantes, sales, especias, sopas, salsas, ensaladas, productos proteicos, formulas infantiles, bebidas de todo tipo, miga de pan, empanizadores, alcohol etílico y aguardiente desnaturalizados, de cualquier graduación, cebolla granulada, huevo congelado, pasta de cacao desgrasada y sin desgrasar, manteca, grasa y aceite de cacao, cacao en polvo sin azúcar, todos tienen aranceles. Y sigo: jamaica molida, pimienta blanca molida, paprika en polvo, pimienta blanca entera, pimienta negra triturada, chile picante en polvo, chile dulce rojo, pimentón dulce en polvo y la linaza, sufren gravámenes (aranceles) al importarlos.

    Y no voy a dejar de lado a la papa: tanto la fresca para ser adquirida por los consumidores finales como para las empresas que la utilizan para industrializarla. Ya sabemos del proteccionismo que se le brinda

    Me aburre seguir señalándole a don Luis Liberman que no es cierto lo que él dice que son pocos los bienes que pagan impuestos al importárseles. Más bien son muchos, pero muchos. Y gravan no sólo bienes que el consumidor final utiliza, encareciéndoselos en beneficio de unos pocos, sino también a materias primas que utiliza nuestra industria de transformación hacia bienes finales, que también el consumidor alternativamente podría adquirir más baratos. En síntesis: se trata de un gobierno que piensa en hacer plata a costas de los consumidores y de paso proteger a unos pocos para que puedan enriquecerse a costas de los consumidores, no por la eficiencia que se logra bajo competencia, sino por la protección monopolística que se les brinda. Todo muestra la insensibilidad del gobierno hacia el logro del bienestar de los ciudadanos.

  9. #19
    2011-03-01-OTRO VIAJE INNECESARIO

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    OTRO VIAJE INNECESARIO

    Publicado en el sitio de ASOJOD el 01 de marzo del 2011.

    A propósito del nuevo paquete tributario que se nos pretende imponer y debido a la muy justificada reacción ciudadana en contra de un innecesario y excesivo gasto público, la reacción de los “gastones” no se ha hecho esperar: ahora nos prometen que esta vez sí cumplirán con su promesa, siempre oída pero incumplida, de reducir los gastos estatales.

    Tal acto de contrición lo menos que puedo es calificarlo de falso, porque si el interés del gobernante fuera cumplir responsablemente con el ciudadano costarricense, lo que ya debería haber hecho desde hace buen tiempo -y no oportunistamente ahora- es reducir ese gasto innecesario y excesivo que paga toda la ciudadanía. Pero, bueno, seamos optimistas y pensemos que la hora del propósito de enmienda ha llegado y que el gobierno ha decido frenar el voluminoso gasto estatal (cuando hablo de gobierno, incluyo a las instituciones descentralizadas, que al respecto no han dicho “ni cuío”). Siendo positivo, espero que, antes de pensar en elevar las cargas sobre el trabajador, el consumidor, el ahorrante, el pulseador y demás seres comunes y corrientes de este país, el estado efectivamente va a reducir su gasto. El problema es que -y discúlpenme por mi escepticismo- me da la impresión de que lo que más bien está esperando el estado es la aprobación de más impuestos para proceder de inmediato a gastarlos. Como prueba de honor, de que lo que promete, lo cumple, el gobierno debería de reducir sustancialmente ya ese exceso de gasto, tal como lo ha indicado apropiadamente el grupo de diputados del Partido Unidad Social Cristiana con su propuesta para reducir el déficit fiscal (el que estén políticamente muy “rebajados” no quita que públicamente alguien les reconozca ese mérito).

    Hoy comento un asunto que ilumina la conducta que ante el gasto público muestran las autoridades de gobierno. Ya se anunció que un equipo nutrido del Ministerio de Relaciones Exteriores viajará a Holanda para estar presente el 8 de marzo, en la sesión en que la Corte Internacional de la Haya brindará su veredicto ante la acusación costarricense de invasión a su territorio por el ejército nicaragüense. En ningún momento me opondría a que funcionarios de nuestra Cancillería viajaran allá, si eso fuera necesario, indispensable, para la toma de decisión de los jueces de dicha Corte, pero me parece que éste no es el caso, pues los jueces decidirán, no en función de la presencia de más funcionarios de nuestro país, sino de acuerdo con sus convicciones propias sobre el asunto.

    En todo caso, si fuera necesaria tal presencia jurídica, para encargarse de ello están allá destacados abogados que representan a nuestro país, como lo han hecho desde su inicio los licenciados Edgar Ugalde y Jorge Urbina, costarricenses que nos honran con su labor, quienes me imagino están acompañados por abogados especialistas en derecho internacional contratados para darles asesoría, como son el británico James Crawford y el argentino Marcelo Cohen, al igual que, tal vez, por los abogados ticos Sergio Ugalde, Arnoldo Brenes, Ricardo Otárola, Christian Guillermet y el embajador Manuel Dengo. El viaje que el “equipo” de Cancillería haría desde Costa Rica para el día en que los jueces de la Haya den su fallo no agrega nada de valor, aunque deben haberse imaginado que les serviría para echarse encima lauros políticos, tal vez hasta inmerecidos por lo descuidados que fueron algunos en el momento oportuno.

    La presencia de ese grupo ampliado de funcionarios de la Cancillería en tal ocasión es totalmente innecesaria, a menos que hayan pensado en que se tiene un alto grado de certeza de que el asunto ya está ganado y quieren, como buenos políticos que son, que las candilejas los iluminen allá en el momento de victoria gloriosa (¡Hay que saber adónde estar!). No dudo de que un triunfo de la tesis costarricense nos alegrará a todos y que apreciaremos la labor de los abogados que cité anteriormente. El resto de burócratas mejor que se quede aquí, celebrando con nosotros si es que triunfa la tesis nacional.

    De paso, el que no haya viajadera sería un gran ahorro de gasto público, pues dicho visitación no resultar nada barata. No hacerlo ayudaría en algo a paliar el enorme déficit gubernamental, pero eso parece no importar: lo verdaderamente apreciado es vivir gastando lo que tanto le cuesta producir a los ciudadanos. Ojalá que recapaciten desistan de ese nuevo viaje; que piensen por un momento en que no es necesario gastar esos dineros que los ciudadanos pagan con impuestos.

  10. #20
    2011-03-08-SE VISLUMBRA AUMENTO EN LA INFLACIÓN

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    ¿SE VISLUMBRA AUMENTO EN LA INFLACIÓN?


    Publicado en el sitio de ASOJOD el 08 de marzo del 2011.

    Hay ciertas indicaciones de que posiblemente se está en presencia de un recrudecimiento de la inflación observada en nuestro país. Ya algunas encuestas a economistas señalan su impresión de que la inflación anticipada para este año será mayor que la del año pasado, pasando la expectativa inflacionaria de un promedio de cerca de un 7% a algo más de un 8%. Pero también hay otras señales del problema. Es cierto que fácilmente esos economistas podrían estar equivocados, como ha sucedido en otras ocasiones, pero hay algunos resultados recientemente publicados acerca del comportamiento de los precios en el país que también indican presiones inflacionarias en ciernes. A todo esto debemos agregar la mayor expectativa de crecimiento de los precios para este año anunciada recientemente por el mismo Banco Central. Pero deseo ser más enfático: es muy claro el comportamiento alcista tan fuerte que se está dando en los mercados internacionales, principalmente de las materias primas, pero también de diversos bienes terminados. Y no me refiero tan sólo al petróleo, sin duda impactado por los acontecimientos políticos del Medio Oriente, pues, aún cuando su incremento puede ser temporal, también hay alzas importantes de los precios de bienes claves como el azúcar, café, maíz, trigo, soya, además de otros artículos importados en un alto monto por nuestro país.

    El panorama anterior no sólo se habrá de reflejar en la situación de nuestra balanza comercial, lo cual posiblemente también afectará el tipo de cambio, sino que las mediciones de la inflación medida internamente que estaremos observando se verán influidas por estas variaciones provenientes del exterior, en tanto haya una monetarización que permita trasladar su impacto. Traigo todo esto a colación porque ya empiezan a vislumbrarse explicaciones públicas de por qué en el país están aumentando los precios más rápidamente que antes y de cómo el comportamiento del sector externo es siempre un factor que aparece en la discusión. Hemos escuchado en otras ocasiones cómo, para justificar el recrudecimiento de la inflación, las autoridades indican que ésta se debe al alza internacional de ciertos precios “claves”, particularmente de granos básicos y del petróleo. El paso que luego sigue en la línea de justificaciones ad hoc que se suelen mencionar, es que la inflación es mayor ahora por causas externas a las políticas anti-inflacionarias que, alegan, ha proseguido el Banco Central. Con ello esperan que la gente diga que la inflación ya no es culpa de las políticas monetarias del Banco Central, sino de factores externos sobre los cuales no se puede hacer nada.

    Esta última línea de justificaciones siempre me ha llamado la atención. Nada más formulo una pregunta: ¿por qué cuando los precios internacionales de esos bienes claves venían bajando, como sucedió en estos tres años recientes de recesión económica, no nos dijeron que la menor inflación medida observada se debía precisamente a esos factores externos a la baja y, en cambio, más bien nos comentaron que la reducción lograda se debía las políticas monetarias restrictivas que el Banco Central venía llevando a cabo? A mí me encantan las justificaciones asimétricas usadas para responder esta pregunta a que son tan dados los políticos.

    Echarle los muertos a alguien por el aumento de la inflación doméstica es un cuento muy socorrido. El último cuento es que, si no se aprueba el paquete tributario, va a haber una mayor inflación. Ello será así siempre y cuando el Banco Central prosiga políticas monetarias expansionistas. Si escoge este camino para seguir financiando un excesivo y desaforado gasto público más allá de nuestras posibilidades tributarias -lo cual espero que no sea así, para bien de los ciudadanos del país- entonces sí veremos un recrudecimiento de la inflación. Si no lo hace, no tendríamos tales incrementos inflacionarios, aunque sí alzas en las tasas de interés, si es que se decide financiar el exceso de gasto gubernamental mediante un mayor endeudamiento.

    Hace poco, ante una pregunta que un periodista le hizo al presidente del Banco Central, en la cual le solicita su opinión acerca de la sugerencia de grupos empresariales de que, antes que poner más impuestos se mejore la recaudación y se frene la evasión tributaria, además de reducir el gasto estatal como medio para allegar mayores recursos al fisco, respondió algo así como que esa propuesta era “ilusoria”.

    A mí me preocupa -y ya he escuchado algo similar al Ministro y al Viceministro de Hacienda- que se diga que no se puede disminuir o controlar la evasión tributaria, porque si tal incapacidad es cierta, el incentivo a los evasores es muy claro: “sigan evadiendo, pues no podemos frenarlos”. En años de bonanza fiscal anteriores, cuando dijimos que ella en mucho se debía al crecimiento de la economía, oportunamente don Guillermo Zúñiga, entonces Ministro de Hacienda, enfatizó que la mejor recaudación se debía también a las mejoras sustanciales en la recaudación y al control de la evasión, lo cual parece indicarnos qué, entonces, “sí se puede”. Lo que pasa es que ahora parecen preferir el camino fácil de simplemente ponernos más y más impuestos para -dicen- reducir el déficit.

    En todo caso, quiero enfatizar esa otra posibilidad de lograr la estabilidad fiscal, aunque no dudo que alguien tratará de descalificarla como “´ilusoria”. Se trata de reducir el gasto del estado, pero en serio. Y hago una propuesta (para empezar, pues tengo otras que me guardo bajo el tintero), copiando algo de lo que se ha hecho en Europa para enfrentar crisis de exceso de gasto, que, de paso, en mucho esos mismos gobiernos provocaron: ¿qué tal una reducción del 10% de los salarios de los funcionarios públicos (en todas las instituciones del estado) para quienes ganen más de, digamos, millón y medio al mes, extensible también a aquellos contratados bajo la figura de servicios profesionales?. Esta medida demostraría que no es cierto lo que creo, cual es que muchos de quienes nos proponen mayores impuestos lo que tienen en mente es obtener más recursos para seguir manteniendo sus altos salarios y remuneraciones.

    He venido diciendo en diversos comentarios que, si se le da más dinero al fisco, será para gastarlo luego, con lo cual no se reducirá el déficit, como arguyen para proponer el paquetazo tributario. La última demostración de esa conducta dispendiosa engranada en el aparataje gubernamental es el proyecto del Poder Ejecutivo para traspasar a las municipalidades un monto significativo de los ingresos que tributariamente percibe. Uno podría alegar que nada pasará, pues se le quita la plata al gobierno central y se traslada a las municipalidades, con lo que el gasto total del estado hipotéticamente quedaría igual. Pero, ¡esto sí es “ilusorio”!: ¿creen ustedes que el gobierno central va a reducir su gasto, cerrando actividades, despidiendo su gente, parando sus proyectos? Mirala, como dice mi amigo campesino. El hecho es que el Poder Ejecutivo pretende aumentar la carga tributaria del país en un 2.5% del PIB con el paquetazo que impulsa y esa transferencia que está proponiendo en la Asamblea Legislativa se aproxima a un 1.5% de los ingresos ordinarios que percibe. Esto es, ya casi gastaron más de la mitad de lo que pretenden recaudar.

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