2010-11-16-LA DEUDA DEL ESTADIO

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LA DEUDA DEL ESTADIO


Publicado en el sitio de ASOJOD el 16 de noviembre del 2010.

Generalmente se dice “estar en deuda” para dar a entender que se debe estar agradecido con alguien por algún gesto o cosa que dicha persona efectuó para beneficio de uno. Así se ha dicho que estamos en deuda con el pueblo de China (continental) por el obsequio de la construcción del nuevo estadio nacional. No le hagamos caso al cínico quien -con toda razón- nos dice que no fue por nuestro bello rostro que se nos obsequió el estadio, sino que es el pago por la decisión de la administración Arias de terminar relaciones con China (Taiwan) y abrirlas, con razón o sin ella, con la antigua China comunista.

Siempre me pregunté si en el país no había mejores y más productivas opciones para usar la “donación” china que la de un estadio. Creo que la decisión facilona, torpemente opuesta en su momento por el ex ministro de Cultura Sáenz, que más bien estimuló a los proponentes de ese estadio, pronto empezará a mostrar que no fue la más inteligente.

Hoy día da pena ver a los ciudadanos de San Carlos realizar protestas respetuosas por el abandono de más de 25 años de la promesa de dotar a ese cantón de una carretera más adecuada que el viejo, sinuoso, si bien lindo, camino -porque eso es lo que en realidad es: un camino- para comunicarse con el Valle Central.

Fue hasta hace pocos años que con el apoyo de China (Taiwan) se había avanzado en dicha construcción, después de infructuosos intentos de arranques o labores a medias. Aquel mismo cínico me puede decir que esa carretera fue financiada por Taiwan a cambio de las relaciones que manteníamos con ellos. Eso es muy posible, pero el hecho es que gracias a esa decisión de los chinos de Taiwan la carretera venía avanzando.

En eso se tomó, sorpresivamente, la decisión de la administración Arias de terminar relaciones con China (Taiwan) y hasta allí llegaron los aportes de este país para financiar la carretera a San Carlos. Uno creía que los chinos continentales dejarían de financiar esa carretera: que quedara inconclusa, como las relaciones con China (Taiwan). Sin embargo, recientes declaraciones de una diputada de la zona de San Carlos señalan que de ninguna manera los chinos continentales excluyeron apoyar la terminación de esa vía. Es más, en palabras -digámoslo mejor, en denuncia- de la diputada, China continental donó $30 millones de dólares para que se continuara la construcción de la carretera que estaba a medias. Ella dijo que tal cosa se lo manifestó el Encargado de Negocios de China continental y, continuó con la denuncia de que “ahora no se sabía adónde estaban esos fondos”. Yo, como creyente en la “limpieza” gubernamental, creo que estas afirmaciones de la diputada de San Carlos constituyen una denuncia pública que debe ser atendida de inmediato, no sólo por los medios, los cuales casi que han sido omisos al respecto, sino también por quienes tienen la obligación formal de actuar, como son la Contraloría General de la República y el Ministerio Público.

Lo triste es que se les pidió a los nuevos chinitos que construyeran un estadio, pues en el país no había algo similar. Evidentemente las autoridades gubernamentales no se preguntaron la razón por la cual no había en el país una edificación de tal magnificencia: simplemente, porque, al menos para el futbol, no hay demanda tal como para ameritar una inversión así. Si no creen en esto, piensen porque el empresario Jorge Vergara, así como otros, no ha invertido en ampliar y modernizar al estadio Saprissa para hacerlo algo similar al nuevo estadio nacional.

Lo más grave ahora es que las nuevas instalaciones exigen un mantenimiento que resulta ser muy elevado y no parece haber la demanda suficiente de ellas como para se generen los recursos necesarios. Así, los gastos terminarán siendo cubiertos con fondos públicos, ya sea mediante impuestos que pagamos todos los costarricenses o por cobros en algún servicio que presta el estado. Por supuesto, las autoridades gubernamentales tienen una posible salida a la que casi siempre han acudido: pedir a los nuevos chinitos que se nos regalen más plata, quien sabe ahora a cambio de qué. Así podrán cubrir el mantenimiento indispensable del elefante blanco que se vislumbra trotar en la distancia. En tanto, la carretera a San Carlos, algo productivo que podía haberse financiado si así lo hubieran solicitado los gobernantes de ese entonces, sigue en penurias, embalsamada en las promesas a ser incumplidas por los políticos de siempre. Pero, ahora si vamos a estar en deuda por el estadio…