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Tema: Artículos publicados en "Diario Extra"

  1. #131
    2010-08-17-EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLÓGICO- PARTE I

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    EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLOGICO- PARTE I


    La Extra, 17 de agosto del 2010.

    Un fenómeno surgido a fines del siglo pasado es el incremento en la demanda de calidad del medio ambiente, demanda que en sus distintas expresiones (aire y agua más limpias, preservación de especies en peligro de extinción o áreas de conservación) no es distinta de la que se ejerce sobre otros bienes o servicios: conforme aumenta su nivel de ingreso, la gente desea adquirir más bienes asociados con un medio ambiente de calidad. La relación empírica encontrada entre bienes medioambientales y el ingreso per cápita sigue lo que se llama un patrón “J”, en donde “a niveles de ingresos muy bajos, la calidad del medio ambiente puede ser muy elevada porque no se producen emanaciones. Después de que los ingresos se elevan por encima de cierto mínimo, los contaminantes aumentan y se deteriora el medio ambiente. Pero luego, al llegar los ingresos per cápita a aproximadamente unos $5.000 al año, la calidad del medio se convierte en un bien de lujo.” (Terry L. Anderson y Donald L. Leal, “Enviro-Capitalism vs.

    Environmental Statism,” en Regulation, Vol. 17, No. 2, Primavera de 1994, Sección Letters, p. 3. Un bien de lujo es aquél que, ante un aumento porcentual en el ingreso, se da un aumento superior a dicho porcentaje en la demanda del bien. En este caso, un 10% de incremento del ingreso ocasiona un aumento entre 30 y 50% de la demanda de calidad del medio ambiente).

    El crecimiento en los ingresos generados por las economías de mercado es un factor importante que explica el incremento en la demanda de bienes medioambientalmente limpios.

    Se debe señalar que el “medio ambiente” no es un bien que se consume del todo o nada. La gente difiere fuertemente en sus gustos acerca de la magnitud de sus preferencias de esos bienes. Hay implícito un intercambio (trade-off) en las preferencias de las personas. No puede considerarse a priori que un bien medioambiental tenga preeminencia sobre otro de su misma naturaleza o bien comparado con otros no ambientales, por los que se pueden tener mayor o menor preferencia. Los valores son múltiples, no únicos.

    Dice Scarlett, “La gente busca abrigo, alimentación, salud, seguridad, aprendizaje, justicia, compañía, libertad, y comodidad personal junto con protección al medio ambiente.

    En algunas ocasiones, incluso puede buscar bienes medioambientales que compiten entre sí.” (Lynn Scarlett, “Evolutionary Ecology,” en David Boaz, ed., The Libertarian Reader: Classic and Contemporary Writings from Lao-Tzu to Milton Friedman, New York: The Free Press, 1997, p. 401).

    El “medio ambientalismo de libre mercado” o “ecología evolucionaria” es un aporte de ideas liberales aplicadas a la contaminación del medio ambiente. Un libro interesante de Terry L. Anderson y Donald R. Leal, Free Market Environmentalism (Medio Ambientalismo de Libre Mercado), presenta una visión alternativa basada en los mercados para resolver problemas medio ambientales. Parten de la necesidad de disponer de un sistema bien definido de derechos de propiedad sobre los recursos naturales, visión que contrasta con otra que suele considerar como causa de los problemas ambientales a la excesiva utilización en los mercados de los recursos naturales y que, para su solución, requiere de una activa participación estatal.

  2. #132
    2010-08-24-EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLÓGICO- PARTE II

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    EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLÓGICO- PARTE II


    La Extra, 24 de agosto del 2010.

    No hay oposición entre la visión liberal clásica de la sociedad y la solución a los problemas debido al uso excesivo de recursos naturales. Al contrario, el uso de las reglas del libre mercado, tan afines al pensamiento liberal clásico, brinda herramientas que contribuyen a resolverlos. En contrapartida, no sólo en muchas ocasiones es innecesaria la participación gubernamental para mejorar la calidad del medio ambiente, sino que incluso puede constituir un obstáculo para impedir su logro. Expongo algunos de los principios básicos del “medio ambientalismo de libre mercado”.

    El punto clave “…para que los mercados sean efectivos, en general, y del medio ambientalismo de libre mercado, en particular, radica en el establecimiento de derechos de propiedad bien especificados y que sean transferibles.” (Terry L. Anderson y Donald R. Leal, Free Market Environmentalism, Boulder, Colorado: Westview Press para el Pacific Research Institute for Public Policy, 1991, p. 20).

    La definición de los derechos de propiedad es crucial, pues deben ser medibles, a fin de que puedan intercambiarse con otros diferentes. Deben hacerse valer o cumplir, pues de otra manera surgirían conflictos que hacen imposible intercambiarlos. En cuanto a su transferibilidad, se requiere de un marco jurídico que la faculte o que no imponga restricciones al intercambio de esos derechos.

    Además la propuesta del medio ambientalismo de libre mercado requiere que exista un sistema jurídico que resuelva problemas de daño, así como de vigencia y aplicación de contratos, en donde compradores y vendedores puedan seguir un curso de libre intercambio de sus derechos. La libre acción de intercambio individual, mediante un sistema de precios, permitirá que los individuos cooperen a fin de satisfacer sus intereses en común. Los mercados brindarían los incentivos para que los individuos vislumbren que el medio ambiente se considere como un activo que vale la pena generar, crear e intercambiar, en vez de impulsar problemas que deben ser enfrentados si se trata al medio ambiente como un pasivo.

    Lo expuesto es un cambio radical ante aquella actitud que mira a los mercados como un mecanismo para la avaricia y la comercialización de la vida. Los mercados constituyen procesos mediante los cuales los individuos intercambian valores de forma que obtienen un beneficio neto con dicho intercambio. En el caso concreto de los bienes medioambientales, puede surgir un mercado en donde se intercambian esos bienes, de forma que mejore la calidad, en comparación con una situación en donde no se da tal intercambio.

    Se trata de que haya incentivos para que los individuos usen eficientemente los recursos y el manejo de la tierra, mediante inversiones que tengan como objetivo aumentar el valor de sus propiedades a través del tiempo. Se pretende aprovecharse del hecho de que, como dicen Anderson y Leal, “los dueños de propiedad individual, quienes están en una posición y tienen un incentivo para obtener información específica en tiempo y lugar, acerca de sus dotaciones de recursos, están mejor adaptados en el manejo de los recursos que los burócratas centralizados.” (Terry L. Anderson y Donald R. Leal, Ibídem, p. 5).

  3. #133
    2010-08-31-EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLÓGICO- PARTE III

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    EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLOGICO- PARTE III


    La Extra, 31 de agosto del 2010.

    La existencia de incentivos adecuados, aunada a la naturaleza humana por la cual el individuo, al buscar su propio interés, logra el bienestar del resto de la colectividad (A. Smith) mediante el intercambio en los mercados, así como por posibilitar una buena utilización del conocimiento disperso entre los individuos y que es mayor que lo que mente alguna pueda concentrar (F. Hayek), constituyen los pilares sobre los que descansa la aplicación de la idea liberal de los mercados libres a los problemas medioambientales.

    El empresario, en busca de nichos u oportunidades que permitan el logro de utilidades, puede así ser dirigido a solucionar problemas en el medio ambiente. El interés propio y la buena administración de recursos se unen en un proceso que liga los buenos resultados de decisiones con la obtención de ganancias. Un sistema de decisión burocrática centralizada no logra tal beneficio, porque se rompe el ligamen entre el buen manejo y las ganancias, porque la intervención política altera las señales (precios) que brindan información o porque las decisiones que se toman dentro del sector público no implican costos para quienes las efectúan.

    Lo expuesto es una guía para analizar el tema medioambiental, pero no se debe descartar la necesidad, en casos limitados, de tomar decisiones en el área política, aunque debe tenerse presente el costo que tienen por su carácter punitivo y regulatorio, comparado con una posible solución que considere incentivos en el manejo de bienes que tienen que ver con la calidad del medio ambiente, con mejorar los flujos de información para la toma de decisiones y, sobre todo, con ampliar las posibilidades (y la evolución) de acuerdos negociados entre las partes involucradas en conflictos sobre derechos relacionados con el medio ambiente.

    Haciendo uso de la teoría de la elección pública, debe tener presente que “Desafortunadamente ni el control político ni el burocrático brinda suficiente información o los incentivos adecuados a fin de que los productores y los consumidores lleven a cabo escogencias que sean eficientes para la sociedad. Se pueden resumir cinco problemas con la propiedad y su administración por parte del estado: 1. En una democracia los votantes inteligentes tienen un incentivo para ser racionalmente ignorantes acerca de los candidatos y de los temas de políticas públicas… 2. Dado que la mayoría de los votantes son racionalmente ignorantes acerca de la mayoría de los temas, los grupos de intereses especiales pueden tener una influencia tremenda… 3. Los altos funcionarios gubernamentales tienden a actuar de manera miope, debido a que, a diferencia de los dueños privados de un recurso, no pueden capturar los beneficios futuros esperados a causa del uso eficiente del recurso… 4. En el gobierno hay poco incentivo para que se sigan políticas eficientes o para un comportamiento operativo eficiente… 5. Un votante debe escoger un candidato que lo represente en cientos de asuntos. Aún un votante bien informado tiene un problema para expresar sus preferencias acerca de diferentes aspectos de política pública.” (Richard L. Stroup y John Baden, “Endowment Areas: A Clearing in the Policy Wilderness?,” en Cato Journal, Vol. 2, No. 3, invierno de 1982, p. p. 698-700).

  4. #134
    2010-09-07-EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLÓGICO- PARTE IV

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    EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLOGICO- PARTE IV


    La Extra, 07 de setiembre del 2010.

    El problema con la toma de decisiones privadas como método eficiente para asignar recursos se da cuando estos no son propiedad de alguien. Esto se conoce como “la tragedia de las propiedades comunes” (en inglés, “tragedy of the commons”). Si no hay un dueño (o lo es todo mundo), cada persona tiene un incentivo para consumir de él lo más que pueda y lo más pronto posible, de forma que no hay incentivos para proteger esos recursos en su uso futuro. Hay un derecho ejercido por todos los miembros de la colectividad en donde se le impide a una de ellas ejercitar un derecho individual ante aquel derecho comunal. Más que individuos “malos”, lo que hay son instituciones
    defectuosas; aquí, falla la institución del mercado por no haber propiedad de los recursos.

    Smith lo resume adecuadamente al señalar que “la experiencia y las implicaciones lógicas de la teoría de la propiedad comunitaria de los recursos sugiere que los derechos privados de la propiedad son muy superiores a los derechos de propiedad estatal o pública, en parte por la exclusividad sin ambigüedades de los derechos privados de propiedad y ante el difícil problema de prevenir que demasiados usen el dominio público bajo un sistema de propiedad estatal… los dueños privados de propiedad tienen un incentivo directo e inmediato para no mal-administrar su propiedad, en tanto que los administradores o propietarios estatales no poseen los mismos incentivos, ni tampoco hay muchos incentivos que prevengan a todos para no sobre-utilizar los recursos mantenidos bajo el dominio público.” (Robert J. Smith, “Resolving the Tragedy of the Commons by Creating Private Property Rights in Wildlife,” en The Cato Journal, Vol. 1, No. 2, Otoño de 1981).

    ¿Hasta qué grado es posible generar derechos privados de propiedad en donde no los hay, dada la diferencia entre un sistema de propiedad privada y otro comunal, caracterizado éste por el uso excesiva, el desperdicio y la extinción, en tanto que aquél resulta en un uso extendido a través del tiempo y que lo preserva el recurso?
    Gracias a Hayek (Friedrich A. Hayek, “The Use of Knowledge in Society,” en American Economic Review, Vol. 35, No. 4, 1945) podemos concluir en que los conocimientos específicos de tiempo, lugar y la experiencia son a menudo los más importantes para entender y resolver los problemas medioambientales, si bien no es exclusivo de esos bienes, sino propio de la vida humana, que la afecta todo el tiempo. Para resolver el problema del conocimiento, el ser humano ha desarrollado mercados que funcionen y que transmitan la información necesaria entre las partes, en un proceso de descubrimiento que faculta resolver los problemas de valor y conocimiento así como que estimulen mejoras de esos mercados. En el caso de bienes medioambientales, “las cosas no están tan claramente definidas. Hay fricciones: bienes que no son separables o difícilmente divisibles, dificultades para identificar o definir las numerosas partes que pueden estar involucradas, información vital que no es asequible a todas las partes o que no es fácilmente conocida, líneas de propiedad borrosas”, lo cual requiere una evolución institucional permanente para tratar estos casos. (Lynn Scarlett, “Evolutionary Ecology,” Op. Cit., p. p. 404-405).

  5. #135
    2010-09-14-EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLÓGICO- PARTE V

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    EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLÓGICO- PARTE V


    La Extra, 14 de setiembre del 2010.

    Una institución útil para tratar estos casos difíciles es el derecho consuetudinario (common law en inglés), sustentado en la costumbre y la tradición y sobre todo fundamentado en el seguimiento de casos precedentes, en que hay un proceso de descubrimiento que permite clarificar y redefinir los límites de las propiedades involucradas en un conflicto medioambiental. No estoy en capacidad de decir si un sistema jurídico basado en el derecho romano (como el nuestro) tiene esa capacidad de ajuste y enriquecimiento. Pero soy optimista y espero que el sistema basado en aquél tenga la misma flexibilidad de adaptación que aquel sustentado en el derecho consuetudinario.

    Este último es especialmente útil “para ir aclarando los derechos e ir refinando lo que significa ‘el uso y disfrute’ de la propiedad de uno. Es tanto un mecanismo para la resolución de conflictos como un medio para descubrir el alcance y el límite de los derechos… Al hacerse la ley mejor y mejor para maximizar el bienestar de las partes en un caso particular, menos y menos casos serán presentados ante la corte. Como resultado, la ley consuetudinaria tiende a basarse en unas cuantas reglas eficientes –aquellas que hacen que el valor del ‘pastel’ sea el mayor.” (Lynn Scarlett, Ibídem, p. 405).

    También importa que haya instituciones privadas de negocios que permitan resolver algunos temas de conflictos de calidad del medioambiente. Por ejemplo, desarrollar
    mercados de reciclaje que permitan la coordinación entre compradores y vendedores, entre muchos otros que se podría citar.

    El problema surge al considerar que sólo mediante mandatos públicos acerca del uso de recursos y el empleo de ciertas tecnologías concretas, se puede solucionar el problema de ciertos tipos de contaminación, sin tener en cuenta que es posible desarrollar mecanismos basados en la información descentralizada. Como dice Scarlett, “lo que ante todo se requiere es un alejamiento fundamental de un enfoque que es primariamente regulatorio y punitivo hacia uno que enfatiza la negociación, la mejoría de los flujos de información y los incentivos para la buena administración.” (Lynn Scarlett, Op. Cit., p. 411). Se trata de abrir las máximas posibilidades institucionales para que las partes involucradas establezcan mecanismos de negociación, al surgir conflictos entre partes en torno a impactos negativos que pueden tener ciertas acciones humanas.

    Este enfoque considera la posibilidad de que el estado tenga un papel en ciertos casos, pues, como asevera Scarlett, “a menudo los bienes medioambientales son indivisibles y presentan desafíos a los mercados ordinarios… el problema de la indivisibilidad –en especial en el caso de contaminación del aire- hace inevitable algún tipo de fijación colectiva de las metas. El número de partes afectadas hace que los enfoques basados en el derecho consuetudinario o en negociaciones voluntarias sean engorrosos… Para algunos problemas, los impactos son estrictamente locales y estrechamente circunscritos. Otros problemas medioambientales pueden tener impactos regionales y hasta globales. La ubicación del impacto deberá ayudar a determinar en dónde reside la autoridad para tomar las decisiones.” (Lynn Scarlett, Ibídem, p. 407).

  6. #136
    2010-09-21-INVITACIÓN A SEMINARIO SOBRE DOLARIZACIÓN

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    INVITACIÓN A SEMINARIO SOBRE DOLARIZACIÓN


    La Extra, 21 de setiembre del 2010.

    Debo disculparme ante los lectores de la serie de artículos que he venido escribiendo en La Extra en torno a los diferentes mitos que se suelen esgrimir acerca del liberalismo.

    Ya llevamos 29 y hay pendientes otros 24 comentarios, pero debo interrumpir la serie para informarles de un importante seminario al cual deseo invitarles.

    Este próximo martes 28 de setiembre, de 2 a 6 y media p. m. en el Hotel Radisson, ANFE celebrará el seminario titulado “Propuesta para la Dolarización en Costa Rica”. En este participarán como oradores invitados del exterior el Dr. Claudio de Rosa, quien fungió como asesor de la Presidencia de la República de El Salvador en el período 11997-2001, formando parte del equipo que puso en marcha en su país al sistema monetario de dolarización, así como el Dr. Roberto Brenes, quien actualmente funge como Gerente General de la Bolsa de Valores de Panamá y es conocedor de la experiencia monetaria de esa nación.

    También fungirán como expositores distinguidos economistas nacionales, destacándose la presencia del Dr. Rodrigo Bolaños, Presidente Ejecutivo del Banco Central, del Lic.

    Thelmo Vargas, Ex Ministro de Hacienda y Máster en Administración de Negocios, del Dr. Juan Muñoz, académico de la Universidad de Costa Rica y vicepresidente de ANFE, del Dr. Norberto Zúñiga, ex funcionario del Banco Central, de la señora Mónica Araya, Presidente de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (CADEXCO) y del Dr. Luis Loría, Director Ejecutivo de ANFE y quien redactó el proyecto de ley para dolarizar la economía que actualmente te encuentra en trámite legislativo. Por supuesto que el público tendrá un espacio amplio y libre para informarse y opinar acerca de tan interesante propuesta. Por ello nos encantaría contar con su presencia.

    Debido al cupo limitado y a la gran cantidad de asistentes que ya han reservado su asistencia, si desea hacerlo, ojalá lo más pronto posible, debe llamar a ANFE en los teléfonos 2253 4460, 2253 4497, 2224 7350 y 8996 6569 o por el correo electrónico anfe@anfe.or.cr El costo es de ¢6.000 e incluye un refrigerio. Esperamos que nos acompañen en este esfuerzo de ANFE para que en Costa Rica se valore y discuta amplia y apropiadamente acerca de temas que puedan ser útiles para aumentar el bienestar y la libertad de sus ciudadanos.

  7. #137
    2010-09-28-EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLÓGICO- PARTE VI

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    EL LIBERALISMO ES ANTI-ECOLÓGICO- PARTE VI


    La Extra, 28 de setiembre del 2010.

    He propuesto a través de varias columnas considerar la posibilidad de intervención gubernamental en ciertas circunstancias, imponiendo restricciones sustitutas a una posible negociación entre partes involucradas. Pero, para empezar, debe ser un caso en que haya un amplio consenso de que las restricciones son apropiadas, “casos raros en que”, como señala Scarlett, “todo mundo estaría mejor si se terminara con una práctica dañina al medio ambiente, en la que siempre habría incentivos para ‘hacer trampa’ a menos que haya una ley que imponga la restricción.” Con sentido práctico indica Scarlett que, “considerar reglas uniformes será una función del grado de consenso acerca de si cierta acción deberá de tomarse; la claridad del conocimiento acerca de la causa del problema y el nivel de riesgo asociado con el problema. En caso de que los problemas no sean divisibles, en donde los riesgos derivados del problema son extremadamente altos y que se entiendan bien las causas de esos problemas, las regulaciones públicas ofrecen una solución plausible.” (Lynn Scarlett, Ibídem, p. 409).

    La intervención gubernamental no es gratuita; tiene un costo. Las soluciones públicas deben compararse con soluciones privadas plausibles. Las burocracias no dan la más eficiente respuesta a votantes con información pobre y que apenas tienen incentivos débiles para servirles, además de ofrecer públicos adaptados a sus propios intereses más que a los de la ciudadanía. Se debe comparar imperfecciones de los mercados con imperfecciones de los gobiernos. (Tyler Cowen, “Public Goods,” en The Concise Encyclopedia of Economics, editada por David R. Henderson, Liberty Fund Inc.: Library of Economics and Liberty, sin fecha).

    El liberalismo no es antagónico a un medioambiente de calidad y es consciente de que la elección de las personas por más bienes ecológicamente limpios resulta de valorar una gama infinitamente amplia de bienes y servicios. La discusión yace en el grado en que, bajo un sistema de mercado surgen problemas de oferta de esa calidad y si, en la mayoría de los casos, una adecuada provisión se logra a través de instituciones que el mercado ha generado a través de los años.

    El Premio Nobel en Economía 2009 a Elinor Ostrom es un reconocimiento de que “grupos descentralizados pueden desarrollar diversos sistemas de reglas que permitan que surja la cooperación social por medio de la asociación voluntaria… (Ostrom) estudia la toma de decisiones colectivas pero no estatales en el caso de recursos colectivos… que logran lo que habría logrado un sistema de propiedad privada. Aparecen reglas que limitan el acceso que hacen que los individuos en el grupo sean responsables por el mal uso del recurso. (Peter Boettke, “Elinor Ostrom’s Nobel Prize in Economics,” en Foundation for Economic Education, Articles, 15 de octubre del 2009), lo cual muestra que, si bien las soluciones de mercado puede que no funcionen como es el caso de la ‘tragedia de las propiedades comunes’, las soluciones gubernamentales puede que tampoco funcionen, como lo hemos discutido, pero si la asociación voluntaria colectiva no estatal.

  8. #138
    2010-10-05-EL LIBERALISMO ES SÓLO UNA ACTITUD- PARTE I

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    EL LIBERALISMO ES SÓLO UNA ACTITUD- PARTE I


    La Extra, 05 de octubre del 2010.

    Hay quienes se consideran liberales por asumir una actitud tolerante ante otras opiniones. Este rasgo sicológico es importante, no hay duda, además de ético. El liberalismo aprecia la diversidad y de forma natural está dispuesto a escuchar opiniones de otros e incluso reconocer cuando pierde una disputa intelectual, si fuere el caso. Dice Schwartz: “el talante del individuo liberal es el de procurar gobernarse a sí mismo según los mandatos de sus creencias y su moral, y respetar la moral y las creencias de sus congéneres.” (Pedro Schwartz, “Presentación: Sísifo o el Liberal,” en Pedro Schwartz, Nuevos Ensayos Liberales, Madrid: Espasa Hoy, 1998, p. 19). No es suficiente tener tal disposición o modo de hacer una cosa (talante lo llama Schwartz) para considerarse un liberal clásico. Este es más que una actitud; es también una doctrina política que otorga el máximo valor al individuo y que considera que la sociedad funciona de la mejor forma posible si se dispone de la mayor libertad social y económica.

    Schwartz expone claramente los rasgos fundamentales del liberalismo clásico e inicia señalando el carácter supremo del individualismo, entendido como la soberanía que se tiene sobre la persona y sus propiedades. Dice: “no entiendo la vida moral sin autonomía personal, ni la vida social sin plena libertad de suscribir contratos voluntarios con otras personas. El liberalismo es… mucho más que una aceptación cortés de la diversidad de opiniones y formas de vida. Es una ética de la dignidad personal basada en la auto-disciplina y el auto-gobierno.” (Pedro Schwartz, Ibídem, p. 20).

    John Stuart Mill destacó al individualismo al señalar que era el fundamento que conducía a una organización social que generaba las mayores posibilidades de progreso individual. Dice: “Para que los seres humanos se conviertan en nobles y hermosos objetos de contemplación, es necesario que no degasten por medio de la uniformidad todo lo que hay de individual en ellos, sino que lo cultiven y permitan su desarrollo dentro de los límites impuestos por los derechos e intereses de los demás… también se enriquece, diversifica y anima la vida humana, proporciona bastante alimento para los exaltados pensamientos y los elevados sentimientos y refuerzan los lazos que unen a todo individuo con la raza, si se considera que es infinitamente mejor pertenecer a ella. En proporción con el desarrollo de su individualidad, cada persona se hace más valiosa para sí misma y, por consiguiente, es capaz de ser más valiosa para otros.” (John Stuart Mill, Sobre la Libertad, San José: Universidad Autónoma de Centro América, 1987, p. 99).

    El liberalismo clásico como orden social se basa en el respeto a la intimidad de la persona, en asegurar la vigencia de los contratos en que incurre libremente y, por supuesto, de la propiedad, a la vez que prohíbe el uso de la fuerza (excepto en defensa propia), la coacción y el engaño, de forma que exige a los individuos obedecer reglas generales en el marco del principio de legalidad, como medio asegurar la convivencia social. En dicho orden no sólo se respeta la autonomía individual, sino que se busca minimizar la coacción, que puede aplicarse tan sólo mediante la fuerza legalmente instituida; esto es, por el Estado.

  9. #139
    2010-10-12-EL LIBERALISMO ES SÓLO UNA ACTITUD- PARTE II

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    EL LIBERALISMO ES SÓLO UNA ACTITUD- PARTE II


    La Extra, 12 de octubre del 2010.

    Ser liberal va mucho más allá tolerar la opinión de terceros y de estar dispuesto a ser convencido por opiniones que se le presentan en contrario. También se requiere el aprecio de la supremacía del individuo, principalmente a partir de la falibilidad del conocimiento, como lo ha recordado Schwartz. Ello exige aprender de la crítica y de darse cuenta de que, para la humanidad, es conveniente que los individuos disputen acerca de ideas, en vez de dedicarse a guerrear entre ellos. Pero, además, es necesario reconocer que hay un marco institucional que define al liberalismo.

    Para esto último acudo nuevamente a Schwartz, quien expone con gran precisión que “la libertad individual está garantizada cuando se cumplen cinco condiciones:
    -respeto de los derechos humanos;
    -reconocimiento de la igualdad de las personas ante la ley;
    -división de los poderes del estado;
    -defensa de la propiedad privada y del cumplimiento de los contratos, y
    -paso franco a la emulación económica.”
    (Pedro Schwartz, “Conceptos del Liberalismo,” en Pedro Schwartz, Op. Cit., p. 51).
    Este marco ideológico básico de la doctrina liberal clásica no se refiere únicamente a una actitud ante terceros, sino a la necesaria apreciación de las condiciones que debe satisfacer un orden socio-político, a fin de que los individuos puedan prosperar, ser libres, felices y vivir seguros. En síntesis, un sistema que les permita progresar.

    Para concluir, como explica Hayek, “tan sólo hasta que se averiguó que la incuestionablemente mayor libertad personal que Inglaterra disfrutó durante el siglo dieciocho había producido una prosperidad material sin precedentes, se hizo un intento de desarrollar una teoría sistemática del liberalismo… (Este) se deriva del descubrimiento de un orden espontáneo, o que se genera a sí mismo, de los asuntos sociales… un orden que hizo posible utilizar el conocimiento y las habilidades de todos los miembros de una sociedad, en un grado mucho mayor que el que hubiera sido posible bajo cualquier orden que hubiera sido creado por una dirección central, y con el deseo, en consecuencia, de hacer un uso pleno de estas poderosas fuerzas ordenadoras espontáneas tanto como fuera posible.” (Friedrich A. Hayek, “Principles of a Liberal Social Order,” en Chiaki Nishiyama y Kurt R. Leube, editores, The Essence of Hayek, Stanford, California: Hoover Institution Press, 1984, p. 365).

  10. #140
    2010-10-19-EL LIBERALISMO ES ANARQUISTA- PARTE I

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    EL LIBERALISMO ES ANARQUISTA- PARTE I


    La Extra, 19 de octubre del 2010.

    En un ensayo previo en que analicé la crítica de que “el liberalismo clásico es anti-empresa pública” concluí en que “el liberalismo no es sinónimo de anarquía, pues juzga indispensable la existencia del Estado, si bien hay diversos criterios entre pensadores liberales acerca de cuáles son los alcances o roles concretos que puede desempeñar en una sociedad liberal”.

    No era posible adscribirle al liberalismo clásico la creencia en un sistema político con ausencia del Estado o del gobierno (definición sencilla de anarquía), aunque había una gama amplia de posiciones de pensadores liberales acerca de las funciones propias que puede desempeñar el Estado o el gobierno. Los liberales clásicos suelen creer en un gobierno limitado, en donde el grado de restricción aplicable es tema abierto a diferentes criterios entre pensadores liberales clásicos.

    Tal restricción fue claramente expuesta Hayek, al señalar que “a partir de darse cuenta de las limitaciones del conocimiento individual y del hecho de que ninguna persona o grupo pequeño de personas puede saber todo lo que es conocido por alguna otra persona, el individualismo también puede derivar su conclusión práctica más importante: su demanda de una limitación estricta de todo el poder coercitivo o exclusivo.” (Friedrich Hayek, “Individualism: True and False,” en Chiaki Nishiyama y Kurt R. Leube, The Essence of Hayek, Op. Cit., p. 141).

    Casi que cada pensador liberal clásico sobresaliente tiene su propio elenco de funciones propias de un Estado en la sociedad abierta. Como preámbulo destaco la definición notable que hace Smith de los papeles que el Estado debe desempeñar: “La primera obligación del Soberano… es la de proteger a la sociedad de la invasión y violencia de otras sociedades independientes…La segunda… consiste en proteger a cada individuo de las injusticias y opresiones de cualquier otro miembro de la sociedad… (y) tercera…la de erigir y mantener aquellos públicos establecimientos y obras públicas, que aunque ventajosos en sumo grado a toda la sociedad, son no obstante de tal naturaleza que la utilidad nunca podrá recompensar su coste a un individuo o a un corto número de ellos, y que por lo mismo no debe esperarse se aventurasen a erigirlos ni a mantenerlos.”

    (Adam Smith, La Riqueza de las Naciones, Tomo III, San José: Universidad Autónoma de Centro América, 1986, p. 5, 23 y 36).

    Hay pensadores considerados como “liberales clásicos”, que señalan que no hay un papel para el estado en cuanto a la administración de justicia (por ejemplo, David Friedman, cuyo pensamiento anarco-capitalista será luego mencionado) o también el caso de una nación, como Costa Rica, que ha acudido a una declaración de neutralidad perpetua como razón para no disponer de un ejército que defienda al país frente a la amenaza externa. Este último ejemplo puede no necesariamente reflejar una posición liberal ante las funciones del estado, pero es interesante en cuanto a que el estado no está “protegiendo a la sociedad de la invasión y violencia de otras sociedades independientes” por medio de la fuerza militar, como lo plantea Smith, sino que es una “aceptación” de otras sociedades del carácter neutral o “amilitar” de la defensa costarricense ante la agresión externa.

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