2010-10-26-EL LIBERALISMO ES ANARQUISTA- PARTE II

----------------------------------------------------------------------------------------------

EL LIBERALISMO ES ANARQUISTA- PARTE II


La Extra, 26 de octubre del 2010.

La diversidad de funciones que un Estado desempeña en un orden liberal se observa en la propuesta del pensador Richard Epstein, quien escribió que “el liberalismo clásico huye de cualquier afecto por la anarquía en nombre de la libertad individual. Reconoce la necesidad de la fuerza del estado no sólo para prevenir la agresión y mantener la vigencia de los contratos, sino también para obtener impuestos (“flat”; bajos y uniformes), suplir infraestructura y limitar al monopolio… El liberal clásico trabaja para diseñar instituciones políticas y reglas jurídicas que le permitan al gobierno preservar el orden social sin asumir decisiones que pueden ser mejor tomadas por instituciones y actores privados. (Richard A. Epstein, Forbes, 15 de setiembre del 2008).

Ella es un ejemplo de que no hay una frontera clara que defina el conjunto, aunque podría ser una inclinación hacia un menor tamaño (funciones) del Estado en comparación con otras propuestas. El tema del límite es muy discutible.

La diversidad de pensamiento no ha de sorprender. Hayek fue acusado de socialista por proponer ciertas regulaciones urbanas, al decir que “Los conceptos básicos de propiedad privada y la libertad de contratación… no facilitan solución inmediata a los complejos problemas que la vida ciudadana plantea… (se pueden adoptar) “medidas prácticas conducentes a que el mecanismo (de precios) aludido funcione de modo más eficaz y a que los propietarios tomen en consideración todas las posibles consecuencias de sus actos” (Friedrich A. Hayek, Los Fundamentos de la Libertad, Op. Cit., p. p. 368 y 376).

La característica unificadora es la de un Estado pequeño, pero el límite exacto de sus funciones en un continuum, es debatible. Una posición extrema la plantean los anarco-capitalistas como David Friedman (David Friedman, “Law as a Private Good: A Response to Tyler Cowen on the Economics of Anarchy,” en Economics and Philosophy, Vol. 10, No. 2, octubre de 199), quien propone como “factible un orden de mercado en donde no existan reglas públicas… sino que las leyes se dan o surgen en un ámbito totalmente privado”.

El anarco-capitalismo es utópico, pues asume la existencia de mercados perfectos que hacen innecesaria intervención alguna (y existencia) del Estado. Contrasta con la posición liberal clásica que descansa en la falibilidad humana y que puede resumirse en la expresión “No es posible una sociedad perfecta”. Los liberales creemos en el método del “ensayo y error”, producto del método crítico, para evaluar los resultados de las acciones y la posibilidad de corregir cuando el resultado no es el esperado. En el futuro uno no sabe si el Estado desaparecerá por innecesario, pero por el momento las sociedades abiertas se caracterizan por disponer de un Estado que desempeña el papel esencial de brindar el marco jurídico necesario en las sociedades liberales de manera que puedan evolucionar y adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes y a la incertidumbre que rodea toda acción humana.