2010-01-12-LA INFLACIÓN ASOMA SU JETA

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LA INFLACIÓN ASOMA SU JETA


La Extra, 12 de enero del 2010.

Dada la hipersensibilidad política e idiomática que ciertas figuras nacionales despliegan en estos últimos días de campaña electoral, debo decirles que la palabra “jeta” es sinónimo de “caradura, sinvergüenza, atrevido” y en Costa Rica la empleamos para referirnos a un rostro no muy agradable. Por ello me atrevo a señalar que, ante un esperado crecimiento de la generalidad de los precios, la situación que se asoma no será nada agradable para el bolsillo del costarricense.

Es cierto que la inflación ha disminuido en Costa Rica desde los niveles exorbitantes del año 2008, lo cual difícilmente olvidaremos los consumidores. Es cierto que en parte se debe a restricciones en la cantidad de dinero en circulación que el Banco Central recientemente ha llevado a cabo, pero es mi obligación profesional indicar que, una vez más, estamos en presencia de una de esas circunstancias en donde la “salvada” nos llega desde el exterior, aunque ello se reconoce tan sólo entre dientes.

Hay muchos productos y servicios en el país que son objeto de transacciones con el exterior. A estos se les suele llamar “transables” en el lenguaje de los economistas. Hay otros que no son objeto de tal intercambio y que, por ende, se les denomina como “no transables”. En Costa Rica, en tiempos recientes la reducción en los niveles generales de precios se ha debido principalmente a la caída en los precios internacionales de bienes que se transan en el país. Por ejemplo, la caída en los precios de los combustibles o de los granos básicos, que se usan como alimento humano o para animales, o la fuerte reducción en el precio de la varilla de hierro, para citar algunos ejemplos entre muchos otros. Pero son los bienes no transables los que mejor reflejan la presión inflacionaria derivada de una expansión monetaria más allá del crecimiento de la producción.

El lector-consumidor podrá, por ejemplo, haber notado cómo ya los bienes importados no han continuado su acelerada reducción en sus precios como venía sucediendo meses atrás. Es más todo hace prever que a cierto plazo los precios internacionales sufrirán fuertes alzas. Más bien ahora nota con tristeza cómo los precios de bienes “no transados” empiezan su ascenso. Me refiero al caso del alza en los costos del transporte para la mayoría de rutas de buses o el incremento de casi un 24% en los taxis o del aumento en el costo de las matrículas en escuelas, colegios y universidades o de los aumentos por venir en la electricidad y teléfonos o del alza en el costo del agua (de más de un 15%) y del alcantarillado (de casi un 40%) o también en el costo de enviar una carta, que subirá en estos días algo más de un 60%. Claro, RECOPE no está muy lejos, pero se argüirá que se debe al alza internacional de los precios. El hecho que destaca es que los aumentos citados son de bienes que no son objeto del comercio internacional.

Suena triste decirlo, pero la salvada que hemos tenido con la inflación parece deberse en una proporción importante a la baja en los precios internacionales y no al esfuerzo del Banco Central.

Estamos en presencia de un claro estado de indefensión económica. ¿Hasta cuándo recuperaremos la estabilidad en los precios? ¿Cuándo será que el Banco Central contendrá su ímpetu monetario expansionista y así recuperaremos el valor del colón?