2008-12-16-REGULACIÓN NO FAVORECE AL CONSUMIDOR

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LA REGULACIÓN NO FAVORECE AL CONSUMIDOR


La Extra, 16 de diciembre del 2008. Reproducido en el libro de Carlos Federico Smith, “Políticamente Incorrecto”, 2009, p. p. 105-106.

ARESEP pretende justificar sus políticas de precios de combustibles con un título totalmente distinto al de este artículo, pues, según ese ente, la regulación favorece al consumidor. Lo cierto es que, de ninguna manera, comprueba que la intervención burocrática en la fijación de precios de combustibles logra tal beneficio.

Puede ser que cuando este comentario aparezca, ya se habrá dado una reducción sustancial en los precios de los combustibles, pero ello se hace con un rezago sustancial respecto a lo sucedido con los mercados internacionales. Este es el meollo del asunto, porque el artículo de la ARESEP, en donde hace una simple comparación del precio del diésel en el mercado mundial con el del mercado doméstico, en un lapso que va de mediados de octubre del 2007 a mediados de noviembre del 2008, lo único que permite inferir es que, en ciertos momentos, el precio nacional fue inferior al internacional y lo contrario en otros. No muestra que, en términos de valor presente, el ahorro al consumidor (cuando supuestamente el precio doméstico es inferior al internacional) es mayor que el desahorro que sufre cuando el precio mundial es más bajo que el precio local. Así, no se puede deducir que los consumidores hemos sido “favorecidos” con la regulación.

Pero hay más: el artículo de marras es omiso en señalar lo que uno observa en mercados competidos con comparación con el nuestro monopolizado. Si bien mi argumento podría justificar la existencia de regulación (dado el monopolio, la regulación de su precio es necesaria), lo que pasa es que el monopolio no favorece, por definición, el interés del consumidor. Puede ser que, en un mercado en competencia, al subir el precio internacional del petróleo el precio de los derivados aumentó más rápidamente que en Costa Rica, pero también ahora observamos como, casi de manera inmediata, al bajar el precio del petróleo, se ha reducido el precio de los combustibles. Aquí ha pasado el tiempo y tal baja no se ha dado, sino algo hasta ahora, que incluso ha permitido que el monopolio de RECOPE logre pingües ganancias de las que a nadie ha dado cuentas. ARESEP debería de ver si en este ciclo de alza y baja del petróleo, RECOPE no haya esquilmado al consumidor, sin contentarse tan sólo con que, cuando sube aquí, lo hace menos que afuera o a la inversa. Eso es primordial.

ARESEP tiene economistas bien preparados que saben bien que el monopolio es dañino y muy posiblemente hacen esfuerzos para contener el poder que en contra del consumidor ejerce el monopolista. Esa, se supone, es su función esencial. Pero no se sabe si con sus actos puede sustituir o replicar los resultados que se daría en un mercado bajo competencia. Tengo serias dudas de que lo pueda hacer, empezando porque RECOPE ni siquiera produce en el país, sino que, en realidad, es un simple importador. Me parece que la eficiencia que da un mercado competitivo, en donde cada participante trata de vender lo más barato posible -lo cual sí beneficia al consumidor- no la replica la bienintencionada decisión de fijar precios del ente regulador. Creo que, más que regular, de lo que se trata, si en verdad se pretende favorecer al consumidor, es de abrir las puertas a la competencia.