2008-08-12- INCENTIVANDO LA CORRUPCIÓN

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INCENTIVANDO LA CORRUPCIÓN


La Extra, 12 de agosto del 2008. Reproducido en el libro de Carlos Federico Smith, “Políticamente Incorrecto”, 2009, p. p. 73-74.

No hay duda que a los políticos les encanta tomar la plata que es de Usted para dársela a otros alegando que con ello se beneficia a los más pobres. Ahora el cuento es en torno a la rebaja que el gobierno ha propuesto en los impuestos al diesel y la gasolina. Pero, en vez de hacer bien las cosas, han optado por estimular la corrupción y la ineficiencia.

La recaudación que el gobierno percibe por gravámenes a los combustibles es una tajada importante de sus recursos, de manera que, ante el alza en los precios internacionales de aquellos y con el prurito de evitar que perjudique a las personas de menores ingresos, escogió reducir los impuestos que pagan el diésel y la gasolina usados en el transporte público y, para reponer lo que supuestamente deja de percibir, el Poder Ejecutivo busca que la Asamblea Legislativa ponga un gravamen del 15% sobre las transacciones de la llamada banca offshore.

Esta idea del gobierno no parece ser la más brillante, pues posiblemente no recaudará tanto como lo cree, además de que estimulará conductas que no dudamos en calificar de corruptas. Los diputados tienen muy fácil acceso a los estudios que ha realizado la Contraloría General de la República acerca de cómo el diésel subsidiado a los pescadores se revendió indebidamente a otras personas, desviándose de su propósito inicial bien intencionado. Incluso se ha mencionado que se emplea en suministrar a botes que trasiegan droga en nuestras aguas. Estos actos de corrupción lamentablemente ni siquiera se han podido sancionar, pues es difícil probar tales desvíos bien conocidos, que ocurren en muy diversos medios y formas.

Los proponentes del proyecto en un principio sólo quisieron subsidiar al diésel usado en el transporte público, lo que dejaba por fuera a taxis que emplean gasolina. Entonces, lo más fácil fue extender tal concesión a estos otros usuarios. El problema es que el diferencial de precios entre los relativamente subsidiados y quienes tendríamos que pagar los precios más altos de los combustibles –los ciudadanos comunes y corrientes- es un campo fértil para el “ordeño”, por más controles y amenazas de prisión que algún diputado bien intencionado puede proponer: Simplemente tal ordeño es muy difícil de detectar, pero “que se va a dar, se va a dar” y en grande. Nunca olviden aquello de que “en el arca abierta, hasta el justo peca”.
El tributo propuesto a la banca offshore casi no dará recursos al fisco, pues será fácil evitarlo; simplemente cambiará a lo que se conoce como banca paralela o a la banca de maletín, que ya han existido en nuestro medio por un buen rato, con lo que no tendrían que pagar el gravamen propuesto.

Finalmente, hay muchas otras formas de transporte popular que no se beneficiarán de la supuesta “bondad” estatal: los porteadores y los piratas rinden un servicio de transporte público principalmente para personas de menores ingresos, pero también es un hecho evidente que somos muchos los costarricenses de tales condiciones que usamos nuestros vehículos para ir al trabajo. Lo lógico es reducir los impuestos en algún grado sin discriminación alguna, para todos los ciudadanos. Una fragmentación arbitraria lo único que logra es un mar de chorizos que no parece tener fondo. Y todo ello gracias a nuestros bien intencionados gobernantes. Piénsenlo.