2010-06-08-EL LIBERALISMO DISCRIMINA CONTRA LAS MINORÍAS-PARTE IV

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EL LIBERALISMO DISCRIMINA CONTRA LAS MINORÍAS- PARTE IV


La Extra, 08 de junio del 2010.

En esta cuarta y última columna en que analizo la crítica que se hace de que el liberalismo discrimina contra las minorías, empiezo citando la respuesta que Mary Wollstonecraft, inspiradora de muchas feministas liberales clásicas, le dio al libro de Edmund Burke, Reflections on the Revolution in France. Ella escribió: “Considere si, y se lo dirijo a usted como legislador, cuando los hombres luchan por su libertad y se les deja juzgar por sí mismos en lo referente a su propia bienestar, ¿si no es inconsistente e injusto subyugar a las mujeres, aún cuando usted cree firmemente que actúa de la manera mejor calculada de promover su libertad? ¿Quién hizo que el hombre fuera juez exclusivo, si la mujer comparte con él el regalo de la razón?... Que no haya coerción establecida en la sociedad, y si prevalece la ley común de la gravedad, los sexos descansarán en sus lugares correspondientes. Y, ahora que leyes más equitativas están formando a sus ciudadanos, el matrimonio puede llegar a ser algo más sagrado: los hombres jóvenes pueden escoger esposas por motivos de afecto y las mujeres jóvenes permiten que el amor destierre la vanidad…” (Mary Wollstonecraft, “The Subjugation of Women”, en David Boaz, editor, The Libertarian Reader: Classic and contemporary writings from Lao-Tzu to Milton Friedman, Op. Cit., p. 62).

Lo que los liberales deben hacer en este campo es luchar por el orden competitivo que implique costos a quienes discriminen, así como que el Estado de ninguna manera trate a la mujer diferente del hombre en cuanto al principio de igualdad ante la ley, pero dando el campo adecuado para decisiones privadas libres acerca del desempeño de papeles tradicionales femeninos de cuidado de los niños, así como de los roles sexuales o ante decisiones que signifiquen una vida diferente que las mujeres puedan desear llevar en busca de su felicidad propia.

El principio básico del liberalismo en torno a la diversidad me parece que radica en el deseo que tienen las personas de vivir en una sociedad que permita vicios personales que no causan daños a terceros, en contraste con un sistema en que el Estado puede prohibir dichas conductas con fundamentos morales o de que constituyen un peligro cuando así no lo es. Porque el gobierno, ante la posibilidad de restringir conductas privadas que no dañan a terceros, no tiene en principio un límite que le impida limitar tales conductas por inmorales o porque les causan un daño. Así las personas libres podrían verse limitadas en aquello que valoran al máximo sólo porque alguien, por medio del poder coactivo del Estado, logró que éste la restringiera. Para asegurarse que su propia libertad no sea objeto de restricción estatal arbitraria, la persona debe estar de acuerdo en aceptar conductas de otras personas con las que no se está de acuerdo o bien cuya práctica constituye un peligro pero para esas otras personas, mas no le ocasionen daño a él o ella. Como dice Conway, “en esencia, el caso del liberalismo clásico a nombre del orden político liberal como una forma de régimen que es el mejor para todos los seres humanos.” ((David Conway, Classical Liberalism: The Unvanquished Ideal, Op. Cit., p. 20). La sociedad libre es el orden que mejor puede acomodar la diversidad innata de los individuos.