1976-07-28-PORQUE LO NUESTRO ES MEJOR Y ES NUESTRO

----------------------------------------------------------------------------------------------

PORQUE LO NUESTRO ES MEJOR Y ES NUESTRO…


La República, 28 de julio de 1976. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 253-254.

“El nacionalismo, como imposición del libre comercio interior, es un medio para la prosperidad y la paz. Como control impuesto al comercio, exterior y luego interior, es una movilización para la guerra, que inmediatamente pone en peligro el orden mundial y, desde el punto de vista más amplio, también socava la base moral de la paz interna”.
Henry Simons, Economía Política para una Sociedad Libre.

Últimamente en nuestro país se ha presentado una serie de síntomas que evidencia, una vez más, la exacerbación de sentimientos nacionalistas mal encaminados o bien la utilización de postulados jingoístas que muchas veces no son utilizados más que para la protección de intereses particulares en contra del bien común.
No solamente encuentra uno la triste política privada de los supuestos defensores de la libre empres, cuya posición se resume en la frase “Estoy en contra de todos los monopolios… excepto del mío”, sino que también sistemáticamente se levantan voces de algunos empresarios clamando por ayuda estatal contra “la competencia desleal”, cuando algún otro empresario desea crear una empresa que les traiga competencia.

Estos dos síntomas se ven inmediatamente respaldados por la política intervencionista estatal y no se vacila en proclamar a los cuatro vientos la triste frase “porque lo nuestro es mejor y es nuestro”. Y non atiborran con ese dogma, que nunca es sometido al escrutinio de la lógica y la razón, sino que se apela al sentimiento de inferioridad que caracteriza a muchos seres impotentes para concebir las verdaderas dimensiones y limitaciones que entrañan, ofreciéndoseles un aliciente heroínico, que no les permite estar sujetos al estímulo de la verdadera superación propia.

Cuando por definición, tautológicamente, se interpreta la oración “porque lo nuestro es mejor y es nuestro” como una realidad per se, se pierde todo sentido de la naturaleza limitada de nuestras capacidades, de nuestros recursos y de las ventajas derivadas de la división del trabajo y de la especialización internacional.

¿Es mejor nuestro futbol que el brasileño? ¿Es mejor nuestro café que el colombiano? ¿Es mejor nuestro filósofo criollo (de los cuales tenemos muchos, muy buenos) que los intelectualmente respetados Descartes, Montesquieu o Locke? ¿Es mejor nuestro vestido típico que el bello traje del indígena de Guatemala?

El nacionalismo constituye, generalmente, un elemento importante del estado totalitario. El nacionalismo romántico de Hegel y Fichte recibió la inyección de los pensamientos de Sorel, Nietzche, Mosca, de Mattei y Treischke y nos resultó la pesadilla nazi-fascista.

No, en Costa Rica el concepto nacionalista no ha alcanzado tan pavorosos grados de sofisticación y deseo que nunca logre ese estadio. Sin embargo, el fenómeno nacionalista empieza, aún incipientemente, a reflejar sus funestas consecuencias.

Debo advertir, una vez más, que no hay nada correcto en la pretensión de que nacional es sinónimo de bueno, de que lo extranjero es más malo que lo nacional y que, al contrario, la puesta en práctica de políticas que se juzguen apropiadas al adjetivarse con “nacional”, más bien contribuyen a un deteriore del bienestar nacional.