1976-08-04-EL PROTECCIONISMO EN COSTA RICA

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EL PROTECCIONISMO EN COSTA RICA


La República, 04 de agosto de 1976. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 200-201.

En nuestro país los síntomas de nacionalismo económico tienen actualmente gran vigencia, si bien se han presentado manifestaciones “nacionalistas” de otro tipo. En futuros comentarios analizaré los aspectos económicos del proteccionismo en contraste con el libre comercio internacional.

La política proteccionista se refleja esencialmente en la creación de tarifas aduaneras o impuestos de aduana a la importación, los cuales, al elevar los precios de los artículos provenientes del exterior, los hace más caros que los artículos producidos en el país, evitando, de esta forma, la competencia de los productos extranjeros. Esto, obviamente, afecta al consumidor costarricense, quien o bien tiene que pagar un monto mayor por los productos importados o bien tiene que aceptar posiblemente un producto de menor calidad y duración y, al mismo tiempo, tiene que pagar por el producto nacional más de lo que el producto extranjero costaría sin impuestos.

Esto significa un descenso en el bienestar del consumidor, quien termina pagando las consecuencias del proteccionismo aduanero.

En Costa Rica hemos sufrido no sólo las consecuencias de los impuestos a la importación, sino que también hemos tenido, y tenemos entre nosotros, todo un juego de políticas proteccionistas que causa un grave perjuicio al bienestar nacional. Se ha hablado de sobretasas a la importación (algunos políticos decían, por boca de “Exportico”, que los impuestos creados afectarían sólo a los ricos y otros políticos dicen ahora, directamente, que la eliminación de estas sobretasas beneficiaría a los grupos medios… ¿quién los entiende?).

También hemos escuchado el grito de “protección contra la competencia desleal”. Se nos habla de contratos industriales para que protejan a nuestra industria, de promover el desarrollo de nuestra propia industria, de proteger nuestra balanza de pagos, de mantener a toda costa la paridad de nuestra moneda ̶ aunque signifique la distorsión de toda nuestra economía ̶ , de evitar el imperialismo y la dependencia ̶ cualquier cosa que esto signifique ̶ , de generar o dar empleo en nuestra economía (“comprar con sello genera empleo”), de que el “extranjero” no participe en actividades reservadas a los costarricenses y toda una serie de expresiones determinadas a promover lo nacional como bueno en sí mismo y eliminar lo extranjero por supuesta condición de nocivo. ¡Numerum stultorum infinitum est –la estupidez abunda!
Se han formulado muchos argumentos económicos a favor del proteccionismo. En artículos futuros hare una exposición y crítica de ellos.
Baste ahora señalar algunos, incluyendo la versión costarricense, o a la tica, como dicen los políticos.
1.- Mantener el dinero en el país. O bien, como lo enfatiza constantemente el Banco Central, debemos mantener las divisas en el país (“si compran con sello, mantenemos las divisas en Costa Rica”, reza el anuncio).
2.- Proteger al trabajador costarricense o aumentar el empleo nacional. Este argumento se releja en otro slogan del “sello”: dar empleo al costarricense.
3.- Proteger la industria naciente. Los más afectos a este argumento a favor del proteccionismo son los sectores industriales, algunos de cuyos miembros no dudan en clamar contra “la competencia desleal”.
4.- La tarifa óptima. Tal vez todavía algunos recuerdan cuando el ex presidente Figueres lanzó el “grito del banano”. Aún cuando el argumento no es estrictamente el mismo, su principio fundamental es muy semejante.
5.- Evitar la competencia de países que tienen mano de obra más barata. Este argumento es muy utilizado en los Estados Unidos por los sindicatos; aquí casi nunca los he escuchado.

Existe otra serie de argumentaciones a favor del proteccionismo, todos ellos esencialmente sin consistencia. En próximos artículos analizaré los anteriormente citados.