1977-02-25-YO SOY UN TRABAJADOR IGUAL A USTED O LA ACELERACIÓN

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YO SOY UN TRABAJADOR IGUAL A USTED O LA ACELERACIÓN DE UNA IGNOMINIA


La República, 25 de febrero de 1977.

Hace un par de años, escribí un artículo en la muy combativa página 15 de La Nación, el cual encabecé con la primera oración de este título. Esencialmente, dicho trabajo mantenía puntos de vista definitivos sobre el fracaso del Banco Popular en el fomento del ahorro popular y en la utilización del crédito de manera eficiente.

Hoy, casi treinta meses después, continúa el Banco sin satisfacer esas premisas básicas de eficiencia en cualquier tipo de banco, tal como lo puede atestiguar su invariable política acerca de los tipos de intereses que ocasionan una lesión al patrimonio del obrero, quien se encuentra forzado a canalizar sus recursos hacia el mantenimiento de una rampante burocracia. En ese artículo sugerí “que el Instituto de Fomento de Cooperativas sustituya al Banco Popular y que el primero se dedique a la promoción de nuevas cooperativas de ahorro y crédito”. Pues bien, me he enterado que se va a crear un banco de las cooperativas, lo cual da campo a que se lleve a cabo la sustitución del Banco Popular por el Banco Cooperativo. Tal vez no hay mal que dure cien años, pero sí más de dos años y medio: aparentemente el Banco Cooperativo va a ser una nueva institución y el Banco Popular seguirá tan campante como Johnny Walker, con todo y el repudio casi universal de que goza en la comunidad costarricense.

Es más, y a esto que le pongan atención los trabajadores nacionales, parece que no fue suficiente que los ahorros no se devolvieran sino hasta después de muchos meses, sino que ahora algunos de los genios del Banco, ayudados por otros más genios del Partido Oficial, quieren devolver el fruto de nuestros esfuerzos que el Banco nos ha expoliado, tan sólo cuando nos quedemos sin trabajo, incapacitados o muertos.

Creo que se está llegando al extremo. Una vez más el Estado nos quita nuestros ingresos para satisfacer los deseos espurios de una burocracia entronizada en la vida fácil de un banco que nosotros mantenemos. Esto será Jauja para los “dueños” del Banco Popular. De esta forma los “banqueros” de tan desprestigiada institución no tendrán que rendir cuenta a los trabajadores cuando retiremos nuestros depreciados colones, o al menos se evitan tener que mirar en los ojos a los encolerizados obreros que reclaman sus ahorros.

Hablemos claro de una vez por todas. Después de muchos años de vigencia, éste ha mostrado una mediocridad particularmente única. Los trabajadores lo sabemos muy bien.

Que rinda cuenta de todos los usos y fuentes de ingresos; que se integre una junta de liquidación y que se organice la devolución no sólo de nuestros fondos, sino también que se impida que estos señores continúen apropiándose, tal vez hasta de por vida, de parte de nuestros salarios, que bien ganados los tenemos. Terminemos con la coerción y la obligatoriedad en el ahorro que ejerce el Banco Popular. Acabemos con la ineficiencia y la mediocridad. El Banco Popular no sirve más que para desperdiciar nuestros fondos y es el momento de liquidar ese abuso.