1975-06-13-FONDO NACIONAL DE VIVIENDA

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FONDO NACIONAL DE VIVIENDA


La República, 13 de junio de 1975.

En otras publicaciones he efectuado un análisis de los problemas inherentes al proyecto del Fondo Nacional de Vivienda. El hecho claro de por qué las inversiones en viviendas no han sido consideradas como prioritarias, se debe a que el mismo Estado ha venido reduciendo su participación relativa en el financiamiento de los presupuestos del INVU. Otro factor: a pesar de que las autoridades de dicha institución aducen escasez extrema de financiamiento internacional, es que el INVU o bien las autoridades bancarias centrales que aprueban este tipo de operaciones, no han hecho uso de fondos internacionales que en diversas oportunidades se le han ofrecido a la Institución, algunas de ellas en condiciones sumamente favorables.

Ahora, tal como se ha hecho usual en Costa Rica, el Estado, por medio de impuestos, obtener contribuciones forzosas que, a pesar de llamarles “inversiones”, tienen muchas características de tributo, así como a través de canalizaciones interinstitucionales de fondos, que podrían colocar en situación precaria a otros entes autónomos y al mismo Gobierno, pretende resolver el estado precario de la vivienda popular en Costa Rica.

Creo que el problema debería enfocarse en un mecanismo alternativo para resolver la situación de la vivienda. No se trata de crear otro INVU que venga a originar mayor problema de burocratización, sino de cambiar el giro de operaciones de la institución en forma radical: el INVU debería desaparecer para que dé lugar a un Banco Hipotecario.
Este Banco exigiría un personal mucho menor que el que allí labora actualmente. Efectivamente, el mismo Gerente del INVU comentó públicamente que estaban operando actualmente a una tercera parte de su capacidad, lo cual significa, ni más ni menos, que hay un exceso de fuerza de trabajo.

El Banco Hipotecario serviría para descontar y brindar garantías en el ramo de la construcción de vivienda popular. Esto lograría una meta muy deseable: utilizar la eficiencia y la capacidad empresarial privada en el ramo de la construcción para aumentar la oferta de vivienda, que es lo esencial. Perfectamente, el Banco Hipotecario podría balancear su cartera hipotecaria, con el fin de dispersar los riesgos de morosidad que se puedan presentar, de manera que la institución mantenga una estructura financiera sana. Es más, los casos extremos de tugurios ya no los atiende el INVU, sino el IMAS, pero es muy posible combinar ambas actividades.
Los renglones de Reglamentación Urbanística pueden ubicarse a nivel de la Oficina de Planificación, para aquellos que se refieran a un nivel nacional, y los aspectos específicos a nivel municipal podrían ser tratados por medio del IFAM.

De estas ideas tan generales podrá surgir un esquema por el cual la capacidad y eficiencia del sector privado estarán produciendo para el beneficio directo de los grupos de bajos ingresos que carecen de vivienda, sin implicar graves sacrificios al ya deprimido pueblo costarricense, abrumado por impuestos, y haciendo de lado a una burocracia innecesaria.